Desde el portal de Resumen Latinoamericano traemos a ustedes el posicionamiento de la plataforma internacionalista vasca Askapena con respecto a la escalada en el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Adelante con la lectura:
Es un hecho común que en la lectura que se hace de los conflictos, para legitimar una u otra intervención, se presenten siempre los hechos como respuesta a un hecho concreto del contrario. Sin embargo se olvida que es el propio sistema capitalista, y la necesidad de la clase burguesa en periodo de crisis, la que hace la guerra una necesidad intrínseca al sistema de clases. Los efectos miserables y criminales de la extensión del sistema capitalista han estado ahí desde sus orígenes y en todos los momentos de su expansión.
Es cierto que en los últimos años, desde un país como Euskal Herria, estamos viendo y viviendo todavía más de cerca este sistema criminal, pero la retórica de que vivimos en paz nos ha sido introducida, con maestría, tanto por la Unión Europea como por el imperialismo estadounidense. Conformarnos con esta falsa sensación de paz significa aceptar sin plantear ninguna salida a esta violencia y estos conflictos. Se está transmitiendo que la guerra la empezó Rusia el 24 de febrero de 2022 y que se podrá acabar cuando se le presione, bien con sanciones (o incluso operaciones militares como piden algunos) o mediante un acuerdo de paz. Todo esto supone invisibilizar que vivimos en un mundo en guerra, aceptando y legitimando la guerra, siempre que los conflictos toquen lejos de casa. El mismo 24 de febrero Israel bombardeaba Siria y continuaba con su intento de aplastar al pueblo palestino, Arabia Saudí seguía con la masacre a Yemen, en Colombia seguían asesinando y amenazando a lideres políticos y sociales, y un largo etcétera… En este caso, el silencio, junto con el apoyo a Ucrania por parte de los países tanto de EEUU como de la UE en su guerra contra las repúblicas del Donbass, es otro ejemplo más de cómo se legitiman y aceptan determinados conflictos.
Debemos de tener claro que la guerra no acabará con un acuerdo, ni mucho menos con una intervención imperialista. La oposición a la guerra tiene que ir acompañada de un aumento de la lucha de clases y refuerzo del internacionalismo.
Con esto no minusvaloramos ni desconocemos los efectos que un conflicto armado a gran escala en beneficio de la burguesía pueda tener y nos oponemos a ello. Los muertos siempre los ponemos los pueblos, tanto el de Ucrania como el de las Repúblicas Populares del Donbass en este caso. Lo que queremos es evitar que la oposición a una guerra pueda servir para reforzar la legitimidad de un sistema internacional completamente injusto.
En este sentido, denunciamos el papel de la mayoría de medios de comunicación, instrumentalizando la miseria, el dolor y el miedo de la población ucraniana por una guerra que han ayudado a desencadenar, mientras siguen defendiendo, incluso de forma más clara que muchos líderes políticos, el aumento del militarismo y las agresiones militares, y demonizando al otro, en este caso a Rusia. ¿Acaso se han molestado en enseñar en estos 8 años de conflicto alguna imagen del Donbass? Sin embargo, esto no es solo responsabilidad de los medios de comunicación. Las condenas a la guerra vacías – cuando no alineadas totalmente al bloque atlantista o a la Unión Europea-, por parte de la socialdemocracia, tanto internacional como vasca, o el exaltamiento por parte de los gobiernos de la UE de unos supuestos valores compartidos de democracia y paz, cuando llevan a cabo una cruel guerra contra la clase trabajadora y apoyan, cuando no participan directamente, en conflictos militares, suponen asumir ese marco que se nos ofrece y, con ello, aceptar la violencia o la propia guerra.
Legitimar todo ello, o hacer condenas vacías sin presentar una vía de lucha concreta contra el sistema capitalista y su violencia, supone aceptar este marco. Frente a esto, queremos trasladar la urgencia de aumentar el compromiso y la lucha para poder hacer frente a este sistema capitalista criminal. Así lo han hecho las repúblicas del Donbass durante años, tras alzarse contra los poderes fácticos de Occidente; evidenciando la identidad fascista de los gobiernos de la Unión Europea.
No hay que olvidar, que en el año 2014 la UE y los EEUU apoyaron un golpe de estado en Ucrania para instaurar un gobierno títere que respondiera a sus intereses. Ni que para lograr controlar a la oposición que resistía al cambio de gobierno se entrenó y se dio poder a grupos neonazis que cometieron crímenes como la quema de la Casa de los Sindicatos de Odessa. Ni que ante las protestas en su contra en el Donbass el nuevo gobierno mandó fuerzas militares y paramilitares y desde entonces el ejército ucraniano sigue bombardeando la República Popular de Donesk. Ni que la UE, y los medios de comunicación afines, incluido EITB, se han encargado de blanquear a la extrema derecha ucraniana y las milicias neonazis y criminalizar a quienes están luchando en su contra. Tampoco como desde la UE, junto con Reino Unido y los EEUU, en el marco de la OTAN, se ha participado en el aumento de las tensiones y el apoyo militar a Ucrania mientras encrudecía los ataques al Donbass. De ninguna de estas instituciones va a venir el fin de la guerra y los conflictos para la clase trabajadora.
Ese es el sentido de que siempre repitamos que la mejor aportación que se puede hacer desde el internacionalismo es la lucha por la liberación del propio pueblo. Porque solo con un pueblo organizado y combativo podremos oponernos al imperialismo y a las guerras burguesas desde una posición de fuerza que nos permita ir más allá de escribir comunicados y salir de este laberinto sin salida. Esto y nada más. Y cada vez es más urgente.
Y es por ello que desde el internacionalismo vasco, que actúa en y desde una Euskal Herria bajo las instituciones burguesas e imperialistas de Unión Europea y de los estados español y francés, consideramos que nuestra mayor aportación es la lucha por construir un proceso de emancipación social y nacional en el que seamos capaces de destruir todas estas instituciones burguesas. Y eso, en el contexto actual, pasa por mostrar, al menos, una oposición firme en contra del imperialismo del estado español y del estado francés, de la Unión Europea y de la OTAN. Además de situarnos al lado de las repúblicas del Donbass.
Hasta que no acabemos con este sistema, no podremos deshacernos de la lacra de la guerra.
¡NO A LA OTAN!
¡Ni guerra entre pueblos, ni paz entre clases!
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