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martes, 28 de marzo de 2023

Amaiur en 3D

Naiz ha publicado este reportaje en el que se relata los esfuerzos por el rescate y registro de la memoria histórica de Euskal Herria, en específico del castillo de Amaiur. Esperemos que ya pronto se haga una película de esta gesta con el estilo narrativo de la reciente 'Irati' o de las mejores temporadas de 'Game of Thrones'.

Lean ustedes:


Una recreación en 3D y dos libros, nuevas aportaciones a la memoria visual de Amaiur

Una recreación en 3D que muestra cómo era la fortaleza en 1512 y 1522, y dos libros que recogen en imágenes la inauguración en 1922 del monolito y los últimos cien años de su historia son las tres últimas aportaciones para potenciar la memoria visual del castillo de Amaiur.

Pello Guerra

En la recta final de las conmemoraciones de los 500 años de la defensa y caída del emblemático lugar de resistencia, la memoria visual del castillo de Amaiur se ha visto incrementada con las aportaciones de una recreación en 3D de la fortaleza y dos libros con fotografías de los últimos cien años de su historia.

La recreación en 3D ha sido acometida por la empresa Virtualan y en la misma han trabajado conjuntamente 12 profesionales, según explica su responsable Iker Ibero. Cuando recibió el encargo hace dos años, el objetivo fijado pasaba por conseguir una «recreación fiable» de la fortaleza en los años 1512 y 1522 y para ello, «hemos trabajando conjuntamente 12 profesionales», entre los que figuraban los historiadores Aitor Pescador y Peio Monteano, y las personas que han hecho posible técnicamente la recreación en sí.

Para conseguir la mayor precisión posible, se realizó «un vuelo de dron fotogramétrico para conseguir un gemelo digital del estado actual del castillo de Amaiur. Con esta nueva herramienta, con un margen de error de cinco centímetros, teníamos la base perfecta para empezar a hacer la recreación».

A partir de ahí, «con toda la documentación histórica, hicimos una interpretación de varios elementos que conforman el castillo y su entorno, y realizamos una réplica exacta del terreno del entorno de la fortaleza mediante unos mapas».

Con el gemelo digital recreado y conociendo cómo era el terreno en el pasado, «empezamos a hacer la recreación digital del castillo». Una labor en la que ha trabajado codo con codo con el historiador Aitor Pescador, quien califica el proceso de «aprendizaje, porque con Iker ha habido una constante comunicación rectificando unas partes, revisando otras. Teníamos que recrear con un poco de imaginación, porque el castillo está en su base y debíamos ir añadiéndole elementos defensivos con lógica militar de la época medieval».

Pescador recuerda que la recreación ha sido posible «gracias a la documentación guardada en el Archivo General de Navarra» y destaca cómo en la misma se aprecian las fases constructivas por las que pasó la fortaleza. La primera fue la medieval, hasta 1512, con un castillo en Amaiur del tipo habitual en Nafarroa: «roquero y humilde».

Pero, a partir de 1513, «se cambia el destino de la fortaleza y pasa a ser un espacio defensivo y político. Fernando (en referencia a el Católico) tiene un claro proyecto político de generar una muga entre los espacios navarros del sur y los territorios del norte navarros y franceses. Necesita la creación de unas fortalezas especialmente competitivas frente a la nueva artillería y se decide construir una en Amaiur».

El historiador destaca que «en un momento determinado, será el segundo presupuesto de Navarra a nivel militar después de la plaza de Pamplona», lo que pone en evidencia «la importancia que se le dio a esa fortaleza al considerarla como un elemento de control de un reino que todavía luchaba por su libertad».

En la recreación se aprecia esa transformación, ya que se puede ver el castillo de Amaiur en 1512 y cómo era en 1522, una vez acometidas las obras de las fuerzas españolas para adaptarlo a la guerra del momento y librada con potente artillería. El trabajo se podrá ver en el Museo de Amaiur y será colgado en la página web dedicada al castillo.

Conseguir que esa recreación fuera lo más precisa y real posible «ha sido un reto, sobre todo para que la gente, cuando vea el video, tenga una experiencia totalmente inmersiva y sea capaz de trasladarse en el tiempo y ver y vivir cómo era el castillo en esa época», reconoce Ibero.

Al laborioso trabajo técnico, el experto en modelado 3D añade «la responsabilidad» de acometer este proyecto, al tratarse de «un castillo muy emblemático. Desde pequeño me habían enseñado lo que significaba Amaiur y el poder realizar la recreación es una satisfacción personal increíble».

Una joya fotográfica

A esta memoria visual más moderna de la fortaleza de Amaiur, se han sumado dos libros que recogen la historia de los últimos cien años del castillo a través de numerosas fotografías, porque, como señala Juantxo Agirre Mauleon, secretario general de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, «queremos un pueblo con memoria escrita».

Uno de ellos se trata de un facsímil del álbum fotográfico de la inauguración del monolito instalado en el lugar en 1922 y que el Ayuntamiento de la Villa de Baztan encargó a un fotógrafo de la época.

Según explica Agirre Mauleon, se conocía su existencia, pero no se conservaba ningún ejemplar de ese álbum en los archivos de Nafarroa, de tal manera que había sido dado por perdido. Sin embargo, no era así, ya que la amaiurtarra Maite Irigoien conservaba un ejemplar, gracias al cual «hemos tenido la memoria gráfica de lo que ocurrió en 1922».

A partir de ese ejemplar, que se expone en el Museo de Amaiur, la Sociedad Gaztelu ha editado una serie limitada de 300 ejemplares del álbum «tal y como es, con su encuadernación y grabado. Es una obra hecha a mano».

Algunas de esas imágenes aparecen en el segundo libro publicado recientemente y que se titula ‘Amaiur 1522-2022’. Consta de 320 páginas y, como explica el secretario general de Aranzadi, «recoge la memoria gráfica de Amaiur en cien años».

El ingente material fotográfico se distribuye en cinco capítulos, con el primero titulado ‘Memoria pétrea’ y que se centra en la inauguración del monolito de 1922. El segundo, denominado ‘La resistencia de la memoria’, abarca el periodo entre 1931 y 1937, con la voladura del obelisco y los tiempos convulsos de la Guerra del 36.

El tercero ha sido denominado ‘Damnatio Memoriae’ (1937-1978), cuando, como sucedía en tiempos de los romanos, se busca «hacer desaparecer el recuerdo de los testimonios del pasado que no gustan al poder establecido. Lo que no se escribe y no se conoce, no ha existido». El cuarto se centra en ‘La recuperación de la memoria’ y va de 1978 a 1992, cuando se vuelve a levantar el monolito de Amaiur.

Y el quinto es el más próximo en el tiempo, ya que abarca el periodo entre 2005 y 2022, y tiene como protagonistas a las excavaciones arqueológicas del castillo y los actos culturales e institucionales que se han realizado durante las conmemoraciones de los 500 años de la defensa y caída de Amaiur. El volumen, editado por Amaiurko Gaztelua Fundazioa, saldrá a la venta con un precio de 40 euros.

Agirre Mauleon destaca que todas esa imágenes «nos ayudan a saber mejor cómo hemos sentido esto en Navarra. Amaiur es símbolo de Navarra y a través de las fotos, vemos a todo el colectivo de gente y cómo se han ido desarrollando los actos institucionales. Vemos nuestra propia historia».

A estas obras sobre la memoria de Amaiur, se sumarán las publicaciones arqueológicas sobre los trabajos en el castillo que está preparando Aranzadi para difundir todos los conocimientos sobre un lugar que en los últimos dos años y medio ha recibido la visita de 98.000 personas.

Un espacio que, como señala Ixabel Aleman, alcaldesa de Amaiur, «ha sido construido como un lugar de memoria por la ciudadanía, desde abajo hacia arriba» y que «debe convertirse en referente de la identidad histórica de Navarra, de valores democráticos y de defensa de los derechos humanos que como sociedad hemos de impulsar en un mundo tan globalizado».

 

 

 

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Metalurgia del Valle de Leitzaran

Interesante el hallazgo antropológico acerca de la metalurgia en Euskal Herria, mismo del que nos da cuenta este reportaje de Naiz:


Encuentran restos de la actividad metalúrgica del Leitzaran previa a la llegada de los romanos

La asociación Burdina Taldea de Andoain, en colaboración con Aranzadi, ha encontrado los restos más antiguos de la actividad metalúrgica del valle del Leitzaran, que según las dataciones de Carbono 14, se remontan a los siglos IV y III a.C., en la Edad del Hierro.

Joseba Salbador Goikoetxea

El valle del Leitzaran, que une Gipuzkoa con Nafarroa, es conocido por la actividad metalúrgica que se ha desarrollado tradicionalmente en sus minas y ferrerías, y que llevaron a la construcción del ferrocarril del Plazaola a comienzos del siglo XX. Hasta la fecha, solo había constancia de que dicha actividad se llevó a cabo a partir de la llegada de los romanos y, sobre todo, desde la Edad Media, con la construcción de las conocidas ferrerías hidráulicas.

Sin embargo, los trabajos de investigación llevados a cabo por Burdina Taldea de Andoain, asociación por la recuperación del patrimonio histórico del valle, en colaboración con el arqueólogo de Aranzadi Alfredo Moraza, han permitido desvelar que dicha actividad se remonta al periodo entre los siglos IV y III a.C., es decir, a la Segunda Edad de Hierro y, por tanto, anterior a la llegada de los romanos.

La datación mediante Carbono 14 ha sido realizada por la Universidad de Uppsala (Suecia) y el resultado ha sido dado a conocer hoy por el arqueólogo Alfredo Moraza y por los miembros de Burdina Taldea Xabier Arruti, Joxe Ramón Berrondo y Xabier Cabezón, autor este último del sitio web www.leitzaran.net.

Tal y como ha explicado Alfredo Moraza, se trata de escorias pertenecientes a una de las «haizeola» o «ferrería de monte» que se utilizaban en la antigüedad para obtener el hierro y que eran las precursoras de las ferrerías hidráulicas, más conocidas en la actualidad. La datación se ha podido realizar gracias a los fragmentos de carbón vegetal aparecidos entre las escorias.

Los restos hallados son escorias de sangrado, procedentes de la reducción de mineral de hierro en las haizeolak, y presentan una alta concentración de mineral, lo que demuestra una técnica de elaboración muy primitiva.

Estas escorias se han encontrado en el paraje conocido como Urlio, ubicado en los montes que rodean la ferrería de Olloki y perteneciente al municipio de Elduain. En palabras de Joxe Ramón Berrondo, «habitualmente se ha pensado que los conocimientos para la obtención del hierro los trajeron los romanos, pero lo cierto es que esa actividad ya existía aquí antes y los romanos lo que hicieron fue instalarse allí donde sabían que podían obtener recursos. En este caso, en esta extensa 'zona industrial' que ha sido el valle del Leitzaran».

En el caso de Urlio, de momento solo ha aparecido el escorial o «zepadi», por lo que Burdina Taldea seguirá estudiando la zona hasta dar con la estructura de las haizeolas en las que se formaron esas escorias, así como con los posibles restos de los asentamientos humanos utilizados por las comunidades que trabajaban en dichos hornos.

La importancia de este hallazgo radica en que se trata de los restos más antiguos encontrados en el valle del Leitzaran, y que vendrían a ser de la misma época que los hornos hallados junto al poblado de Basagain, en Anoeta, en Aizegain (Oiartzun) o en Larla (Iparralde).

Alfredo Moraza ha destacado que «la presente datación supone un paso muy destacado en el proceso de conocimiento de la arqueometalurgia en nuestro territorio, a pesar de que los datos aún no son sino el comienzo del proceso de estudio. En próximas campañas –ha añadido– se proseguirán los trabajos con nuevas actuaciones a fin de obtener un dibujo más completo, para lo cual esperamos contar con la ayuda tanto del Ayuntamiento de Elduain como de la Diputación de Gipuzkoa».

Funcionamiento de las «haizeolak»

Xabier Cabezón ha explicado que las «haizeolak» o «ferrerías de monte» eran ferrerías primitivas, formadas por uno o varios hornos de reducción muy sencillos. Se situaban en la proximidad de los yacimientos mineros y de alguna pequeña corriente de agua. Como combustible para los hornos se usaba carbón vegetal producido en los bosques de la zona.

En los hornos se colocaban capas de carbón y de mineral, y para alcanzar la temperatura necesaria para reducir el mineral (por encima de 1.100-1.200º) se insuflaba aire a presión mediante fuelles movidos por el hombre. Posteriormente, era necesario trabajar la masa de hierro obtenida mediante martillos manuales, para quitarle escorias e impurezas, antes de elaborar con ese hierro utensilios de uso habitual como herramientas, clavos o armas.

Históricamente, el periodo principal de funcionamiento de las haizeolak se sitúa en plena Edad Media (siglos X-XIV), un periodo al que se asocian la mayor parte de los restos localizados y estudiados hasta la fecha, como los de Legazpi, Zerain, Mutiloa, Zegama... A partir del siglo XIV, las haizeolak cedieron el paso a las ferrerías hidráulicas, en las que tanto fuelles como martillos se movían mediante la fuerza del agua.




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domingo, 26 de marzo de 2023

Tras 35 Años de Dispersión

Han sido 35 años que prueban, de manera contundente, que los presos políticos vascos son tal, por más que Madrid y París insistan en querer catalogarlos de otra manera.

35 años en los que los estados español y francés extendieron las condenas hasta abarcar a los familiares y amigos de quienes ponían tras las rejas por su militancia en la defensa de los derechos civiles y políticos de su pueblo, el pueblo vasco.

35 años de muertes en las carreteras y de vejaciones en los centros penitenciarios.

35 años de niños de la mochila.

Y ya como corolario, 12 años desde el inicio del proceso de DDR de ETA.

Aquí les traemos esta información desde el portal de Sare:


Tras 35 años, podemos hoy afirmar que ha finalizado el alejamiento

Por fin. Ha llegado el momento de ofreceros la rueda de prensa que deseábamos convocar desde hace mucho tiempo. Tras 35 años, podemos hoy afirmar que ha finalizado el alejamiento. Por fin lo hemos conseguido. El incansable trabajo realizado para traer a las y los presos vascos a Euskal Herria ha dado finalmente resultado. Tras mucho sufrimiento, hemos llegado al final de este cruel tiempo.

En todos estos años han tenido lugar innumerables movilizaciones, conciertos, reuniones, diversas iniciativas. En sintonía con este objetivo hemos llenado las calles. Hemos estado con personas muy diferentes, esforzándonos una y otra vez por lograr amplios acuerdos y, finalmente, se ha consolidado una mayoría social, política y sindical en favor del final del alejamiento. Queremos felicitar a quienes, de una manera u otra, han ofrecido desde la más pequeña a la mayor aportación, porque hemos conseguido acabar con el alejamiento que tanto ansiábamos.

Hemos recorrido miles y miles de kilómetros que han provocado decenas de accidentes, más de mil personas heridas, sin olvidar las 16 personas que han quedado en la carretera. Queremos enviar uestro más cálido abrazo especialmente hoy a sus familiares.

Queremos recordar hoy a las familias y personas allegadas de quienes han perdido la vida como consecuencia de la alejamiento, así como a todas aquellas personas y entidades que han contribuido a aligerar la pesada mochila que durante tanto tiempo han tenido que llevar; a los chóferes de autobuses, las y los voluntarios de Mirentxin, a quienes han ayudado en las visitas, tanto en Francia como en España.

Y ahora, ¿qué? Nosotras lo tenemos muy claro. Debemos incidir en el proceso de regreso a casa de las y los presos, refugiados y deportados, en consonancia con el recorrido que prevé la ley. Hay que seguir pidiendo que se les aplique la legislación ordinaria y sortear los obstáculos que ponen a los presos y presas.

Por lo tanto, sin perder un momento, toca trabajar en sintonía con el lema etxera. Debemos continuar en el camino que estamos recorriendo los últimos años,

Porque aún se mantiene vigente la ley 7/2003 que posibilita la perpetuidad

Porque sigue intacta la ley 14/2003 que impide no se compute el tiempo cumplido en Francia

Porque la Ley 5/2003, mantiene la competencia de las progresiones de grado y/o permisos penitenciarios en un órgano de excepción, como es la Audiencia Nacional, en detrimento de los Juzgados de proximidad.

Porque estando en 2º grado se niegan muchos permisos

Porque hay 33 presos en 3º grado, cuando deberían estar 110

Porque continúan produciéndose regresiones de grado

Porque continúan vigentes las leyes de excepción

Vamos a seguir promoviendo relaciones, buscando la activación, llenando las plazas y transmitiendo nuestras peticiones a los cuatro vientos. Porque solo así conseguiremos que se aplique a los presos vascos la legislación ordinaria, y que desaparezcan las leyes de excepción.

Y todo esto en aras de la convivencia debemos hacerlo compatible con el apoyo y exigencia de reparación para todas las víctimas de todas las violencias.

Felicidades y muchas gracias.




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sábado, 25 de marzo de 2023

Egaña | Informes Fantasmas

A Iñaki Egaña ningún papel mojada lo engatusa y así lo deja claro en este texto que traemos a ustedes desde su perfil de Facebook:


Informes fantasmas

Iñaki Egaña

Hace unas semanas conocimos nuevas revelaciones sobre los sucesos de Jurramendi de 1976 en los que se dieron cita, convocados por los titiriteros de las cloacas, varias decenas de los mercenarios que iban a tener protagonismo en la comisión del terrorismo de Estado y que entonces costaron la vida a Ricardo García Pellejero y Aniano Jiménez Santos. Un informe de esos que en las películas aparecen con el sello de “confidencial” reveló diversos nombres ya conocidos, entre ellos el del recién fallecido Pierluigi Concutelli, y que décadas más tarde ha sido filtrado para dar descanso a la conciencia de algún moribundo.

Sin relación con el anterior, esta semana hemos sabido de otro informe fantasma, esta vez retenido por razones que se me escapan, aunque la intuición me señala que tiene que ver con la gestión del tiempo político y su “inoportunidad”. Me refiero a ese trabajo que, durante 2019, hace cuatro años, desarrolló la Cátedra de Derechos Humanos de la UPV y entregó al Gobierno vasco que le dio validez con fecha de marzo de 2020. Un trabajo relativo a la emboscada de Pasaia de 1984, y son casi cuatro décadas, en la que las fuerzas de seguridad española mataron a cuatro militantes de los llamados Comandos Autónomos.

La emboscada de Pasaia fue un acto protocolario que debería servir de modelo para investigar el terrorismo de Estado, esta vez en su faceta gubernativa, es decir, actos ilegales cometidos por agentes públicos, el más evidente la vulneración del derecho a la vida, con los anexos de la tortura, la intoxicación, la construcción de un falso relato, la impunidad de los victimarios y en etcétera bien extenso. La Cátedra citada dio, en su trabajo, el titular bajo el que la normativa internacional conoce hechos similares: “ejecuciones extrajudiciales”.

Una rotulación adecuada ya que la pena de muerte fue abolida en España con su Constitución de 1978, excepto para juicios militares en tiempos de guerra, situación también abolida en 1995. Las cuatro ejecuciones de Pasaia tuvieron lugar en 1984 y a alguien le podría caber la duda de que, a pesar del no reconocimiento de una guerra abiertamente declarada, las mismas fueron legítimas pues hasta 1995 no llegaría la abolición total de la pena de muerte. A ello sumariamos que uno de los supuestos contendientes (los comandos autónomos) estaba identificado como “enemigo”, interno, pero enemigo. La Constitución avala esa circunstancia (el Ejército velando por la integridad de la “patria española”). Incluso hechos circunstanciales como el secuestro por París en 1988, alegando una ley -no se lo pierdan, de 1881, el año que París invadió Túnez-, del libro “Euskadi en Guerra”, levantado por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.

El Tribunal alegó un argumento muy interesante, y por ello lo recuperaré para la segunda parte del artículo: “La libertad de expresión no se aplica únicamente a información o ideas que se reciben favorablemente sino también a aquellas que ofenden, conmocionen o perturben. Tales son las exigencias del pluralismo, tolerancia y apertura de mente sin las cuales no existiría una sociedad democrática”. El caso, para concluir con este supuesto argumento, es que en Pasaia no hubo juez militar que decidiera pasar por las armas a los cuatro militantes autónomos, Por eso, la expresión de “ejecución extrajudicial”.

¿Por qué uno o varios funcionarios de alto rango del Gobierno vasco decidieron esconder el informe de la Cátedra? Vuelvo a la respuesta inicial. Desconozco la razón que entonces esgrimió el responsable (o esgrimieron en plural). Pero si puedo afirmar categóricamente que tenía (tiene, tenían o tienen) una visión restrictiva de lo que significa la libertad de expresión y en este caso la vulneración de derechos humanos, incluidos los de las familias de los ejecutados y su derecho a la verdad.

Y esta afirmación tiene un trasfondo muy grave porque proviene de una institución gubernativa. Es notorio que, en función de una lectura coyuntural, la normalidad democrática pasó a un segundo plano, en el mejor de los casos o dejó de existir, en el peor. Y esta última lectura, la que yo consideró más cercana a la realidad, describe esos escenarios opacos a los que nos han acostumbrado las instituciones tanto autonómicas como estatales. Ellas han hecho habitual y rutinario el hecho de decidir por nosotros qué verdad conocer, cuál despreciar y, como en este caso, cuál ocultar.

Y no creo que el apelativo de “rutina” sea exagerado cuando ocultaciones, como la citada del Informe de Pasaia, son numerosas. En general tienden a ocultar responsabilidades, tanto personales como políticas. Me viene a la mente aquella en el cajón del despacho del entonces lehendakari Ardanza de un informe sobre la explosión de la central nuclear de Chernóbil y la nube radioactiva que había alcanzado Euskal Herria. EL PNV lo escondió por razones ideológicas: a favor de la energía nuclear, trataba de minimizar sus efectos. O esos informes sobre la peligrosidad cancerígena del amianto, los efectos del embalse de Esa, el de Navajas, el del maletín de Amedo…

Con relación a las instituciones del Estado, la ocultación es también escandalosa. La falta de estos informes tiene su relevancia porque cuando el caso concluye en sede judicial (como ahora la emboscada de Pasaia), las diligencias no pueden contener conclusiones amparadas en la verdad. Siempre serán inconclusas. Lo hemos padecido en las últimas décadas de manera lacerante con la tortura, pero también en temas relacionados con el conocimiento de la verdad. A modo de ejemplo, sabemos a ciencia cierta, porque así queda reflejado en otros informes, que la infiltración de Mikel Lejarza que provocó la muerte de Josu Mujika tiene 553 páginas. Pero nadie conoce su paradero.

Y así nos engañan de doble manera. Porque esa ocultación es tratada como una “defensa necesaria” de un concepto tan manipulable como la Seguridad Nacional. Que no es sino la seguridad de los delincuentes del Estado.

 

 

 

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jueves, 23 de marzo de 2023

Rozalén y el Euskera

Desde las páginas de Noticias de Navarra traemos a ustedes esta nota en la que se retratan las declaraciones vertidas por la cantante Rozalén con respecto al euskera.

Disfruten la lectura:


Rozalén: “El euskera es como abrir un cajón y encontrarte un tesoro brutal”

"Me asombra que en algún momento alguien persiga algo tan valioso”, afirma la cantante

Jurdan Arretxe

“Sabía que estaba cantando una canción importante, pero no tantísimo”. La cantautora Rozalén (Albacete, 1986) sigue asombrada por el éxito que ha tenido la versión de Xalbadorren Heriotzean que incluyó en su último disco, Matriz, y que se ha convertido en uno de los temas más escuchados del último trabajo: “Lo más fuerte que ha pasado con este disco es lo que ha pasado con esta canción”.

“Estoy contenta porque creo que se ha entendido que lo hacía con mucho respeto y con mucho amor. He estudiado mucha fonética, no tengo el sobresaliente, pero me dieron un notable alto, con eso me conformo”, ha explicado en el programa Carne Cruda Radio: “Disfruto mucho cantando algo que no es mío pero es de gente que me importa”.

 “Soy de la LOGSE, soy del 86, no me contaron muchas cosas, pero ahora sé lo que significa que alguien del Estado español cante una canción en euskera tras lo que pasó con el euskera durante tantísimos años”, ha explicado, antes de recordar que en su andadura ha hecho “amigos y amigas vascas, que fueron perseguidas por hablar en euskera”.

En ese punto de la entrevista, Rozalén se ha deshecho en elogios al idioma: “Me parece una joya, abrir un cajón y decir, esto es un tesoro brutal. Hay conceptos que existen en esas lenguas que no existen en castellano. Me asombra que en algún momento alguien persiga algo tan valioso”. 

 

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domingo, 19 de marzo de 2023

El Hallazgo de John Cabot

Pues nada, la evidencia que muestra como flagrante mentira aquello de que Cristobal Colón - Columbus para la comunidad italoestadounidense - siempre ha estado ahí, solo que la ocultaban para poder sustentar el relato oficial español.

La realidad es que el continente ya era conocido en su parte más septentrional y que lo que comandó Colón fue una expedición punitiva, el preámbulo para la posterior invasión.

Algo que ni los escandinavos ni los vascos siquiera consideraron.

Esta información que les traemos desde Deia prueba nuestro argumento:


Los primeros vascos al oeste del Meridiano 50

Las primera referencias históricas de los vascos en Norteamérica son las de los balleneros y bacaladeros en Belle Isle, situado entre las actuales Terranova y Labrador

Xabier Irujo

El explorador John Cabot alcanzó Terranova el 24 de junio de 1497, y se encontró con un grupo de marinos: “Eran bizkainos que venían a pescar bacalao. Se sorprendieron al vernos… Pero al ver nuestras barcas nos vendieron pescado, que es muy fino y bueno, y nos dieron pescado seco, que nos fue de gran ayuda”. Aquellos primeros marinos vascos habían establecido una estación pesquera en el estrecho de Belle Isle, situado entre las actuales Terranova y Labrador.

El navegante portugués Gaspar Corte-Real también se topó con marinos vascos en su viaje de 1501. Escribió en su diario que provenían “del Reino de Bizkaia” y anotó que “van todos los años” y que eran muy hábiles pescadores. En su obra Roteiro da Viagem que em Descobrimento da Terra Nova, el autor menciona que “estos vascos, que vienen aquí a pescar, conocen bien estas tierras, y saben ir y venir”. De hecho, desde el puerto de Mutriku hasta el estrecho de Belle Isle hay exactamente 4.001 kilómetros. Corte-Real observó que los vascos habían construido “viviendas de paja y corteza de árbol” en la costa de Terranova, donde vivían durante la temporada de pesca y anotó en su manuscrito que “estos vascos tienen mucho trato con los naturales, quienes los visitan con frecuencia, llevándoles muchas pieles y otras cosas”.

Hacia 1501, el explorador portugués João Álvares Fagundes también encontró marinos vascos en Terranova. Los describió como “navegantes audaces e intrépidos” y afirmó que eran “los primeros en aventurarse en los mares profundos y desconocidos de esta parte del mundo”. Giovanni da Verrazzano, que exploró la costa este de América en 1524, vio a un grupo de marinos vascos en Terranova y anotó en su cuaderno de bitácora que “pescan gran cantidad bacalao en estas aguas, lo han hecho durante muchos años, y saben dónde están los mejores caladeros”. En 1534, el explorador francés Jacques Cartier, vio a un grupo de arrantzales cerca de la boca del golfo de San Lorenzo. Cartier los describió como “muy hábiles en su oficio” y elogió sus técnicas de pesca.

En euskara

Por tanto, no extraña que Lope Martínez de Isasti mencionase en 1625 que, cuando los balleneros llegaban a las costas de Ternua y preguntaban a los nativos “nola zaude?”, éstos respondieran “apaizak hobeto”. Los Innu y los Mi’kmaq llevaban aprendiendo euskara más de cien años, y los vascos estaban familiarizados con las varias lenguas algonquinas.

Muchos autores contemporáneos escribieron sobre la pericia de los vascos en la caza de la ballena. Cuando Henry Hudson, el explorador inglés que navegó hasta el Ártico en 1610 en busca de un paso entre océanos por el noroeste, se encontró con un grupo de balleneros vascos, escribió en su diario: “Aquí vimos ballenas jugando a nuestro alrededor en gran abundancia, pero nuestros hombres no tenían habilidad para atraparlas, y por lo tanto decidí hablar con los pescadores, porque podía ser provechoso para nosotros. Y poco después enviamos a alguien a hablar con ellos que, siendo vascos, no hablaban inglés, pero viendo que éramos ingleses, amablemente nos dieron la bienvenida y nos dijeron que conocían ciertos lugares donde solían pescar muchos de estos grandes peces, y ofrecieron ayudarnos a cazar algunas. Nuestros hombres pronto accedieron y desembarcaron con ellos; allí los vascos les enseñaron el arte de cazar estos grandes peces, y nos dieron tantos como quisimos.” Otros exploradores como Jonas Poole, Jean Nicot, John Lawson y Charles Johnson subrayaron que los primeros arpones de aquel siglo fueron vascos.

En 1578, Sir Humphrey Gilbert escribió a Sir George Peckham que los bacaladeros y balleneros vascos utilizaban el área como zona de pesca estacional y que nunca pretendieron ocupar Terranova. Los arrantzales llegaban en primavera, trabajaban durante el verano y el otoño, y regresaban a sus casas antes de que las tormentas invernales impidieran la navegación. Nunca establecieron asentamientos permanentes, tan sólo se han hallado cementerios donde enterraban a los que morían en las estaciones de pesca.

Desarrollo económico

La aventura comercial vasca tuvo un gran impacto en el desarrollo económico de la zona. Fueron los primeros europeos en establecer una industria en América. Desarrollaron un método único para conservar el bacalao, que consistía en salar y secar el pescado en bastidores de madera. Este método de conservación permitió transportar el pescado a Europa. La caza de la ballena fue una actividad económica importante tanto para los vascos como para los nativos: Los primeros intercambiaban la carne de ballena y otros productos manufacturados como hachas y calderos de cobre por pieles de castor y otros productos de valor.

Pero los marinos vascos también tuvieron un impacto cultural significativo. Establecieron relaciones intensas con los indígenas y su presencia ayudó a configurar el paisaje social y cultural de la zona. Abundan los topónimos vascos como Baia Ederra, Port au Choix (Portutxoa), Barachois (Barratxoa), Port-à-port (Opor-portu), Etxalde portu, Ingornachoix Bay (Aingura Txar), Uli-Zulo y Burua-Aundi, entre muchos otros.

La industria vasca en Terranova comenzó a declinar a fines del siglo XVI y, a mediados del siglo XVII colapsó debido a una combinación de factores como la sobrepesca, la competencia y los conflictos armados con ingleses y holandeses. Según consta en los registros históricos, una de las últimas campañas de balleneros vascos en Terranova fue la de 1637, año en el que el misionero Paul Le Jeune describió la actividad de marinos vascos en aquellas costas. En su obra de 1614, Jean Nicot ya menciona las campañas balleneras vascas en Islandia. De hecho, la expedición de 1604 marcó el comienzo de la caza vasca de ballenas en la isla. En 1615, una expedición compuesta por tres barcos llegó a Islandia y logró cazar once ballenas. Pero una tormenta los sorprendió pocos días antes de salir y, los 86 marinos vascos se quedaron en tierra, habiendo perdido sus naves y la carga en aquel terrible naufragio. Alentados por el gobernador de la zona, los islandeses atacaron y mataron a unos 40 de los supervivientes. Esta masacre, conocida como Baskavigin, tuvo un impacto significativo, pero no supuso una disminución en la actividad ballenera vasca en la zona. Fue un trágico interludio en un siglo marcado por un rico intercambio cultural entre vascos e islandeses. La industria prosperó hasta finales de siglo, cuando comenzó a declinar.

Los navegantes vascos continuaron surcando el Atlántico Norte, pero en barcos franceses, británicos u holandeses. Una de las últimas menciones de marinos vascos en esas aguas es la del reverendo Philip Tocque, un misionero anglicano en Terranova. En la entrada de su diario del 15 de junio de 1855, describe: “A eso de las 7 de la tarde un hombre llamó a la puerta; dijo que venía de Labrador, y hablaba unas pocas palabras de inglés. Resultó ser un marino vasco que había estado al servicio de alguna compañía pesquera en Blanc Sablon o Red Bay. Lo habían desembarcado con otros dos, pero se había perdido. Había dormido entre las rocas y estaba exhausto cuando llegó a Pinware [Pied Noir]. Le dimos una buena cena y una buena cama, y lo agradeció”. Como tantos antes que él, había aprendido en el mar qué poco necesita una persona. 




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sábado, 18 de marzo de 2023

Egaña | Terrorismo

Les recomendamos la lectura y análisis de este texto de Iñaki Egaña:

 

Terrorismo

Iñaki Egaña

No voy a entrar en una valoración del término, cuando ni siquiera la comunidad internacional tiene una definición unificada para el mismo. La voladura del Nord Stream ha sido un acto legítimo, para Biden y sus aliados, mientras que, según las crónicas, la del oleoducto de la hoy Repsol en Tarragona por ETA en 1987 fue un acto terrorista. Hay numerosos puntos de vista y centenares de flecos. Pero sí, en cambio, quiero poner el acento en esas “celebraciones” que hace la Comunidad Autónoma Vasca a cuenta del concepto “víctimas del terrorismo”, al que dedica tres días al año: 11 de marzo, 27 de junio y 10 de noviembre.
Los dos partidos de Gobierno de la CAV en la actualidad, PNV y PSOE, sacaron adelante en cada ocasión la elección de las tres fechas. La de marzo por ser el aniversario de la matanza yihadista en Madrid, la de junio por ser supuestamente el día en que ETA se cobró su primera víctima mortal (una mentira trasmitida precisamente por los dos socios de Gobierno en Gasteiz) y la de noviembre “elegido por ser el único del calendario en el que tras décadas de terrorismo no se produjo ninguna víctima”.

La del 11 de marzo lo ha sido en memoria de las que ocasionaron diez bombas yihadistas en Madrid, en 2004. El Gobierno del Partido Popular achacó la autoría a ETA, negando otra posibilidad y calificando de "intoxicadores" y "miserables" a quienes la sugirieran. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en su Resolución 1530, reprobó unánimemente a ETA por el atentado, tras propuesta conjunta de España y Francia. Dicen que las resoluciones del Consejo de Seguridad son eternas y que no se pueden borrar, aunque sean mentira. De esos recuentos, faltan Ángel Berroeta y Kontxi Sanchiz, que pagaron con su vida la búsqueda de la verdad.

Estas “celebraciones” son de parte. Sin ningún tipo de equidistancia y menos de asunción de responsabilidades. Siguen existiendo víctimas de diversa categoría y otras que ni concurren. Del 10 de noviembre, en el que el Instituto Gogora se encarga de lanzar a los cuatro vientos que ese día fue afortunado porque no hubo víctimas de ETA, al menos 94 hombres y mujeres vascas tendrán un recuerdo dramático, con secuelas de por vida. Porque ese mismo día, en diferentes años, estaban siendo torturados por agentes policiales, según informes de Euskal Memoria y del IVAC, estos últimos encargados por el Gobierno Autonómico de Gasteiz y el Foral de Nafarroa. Ayuntamientos de localidades como Barakaldo, Usurbil, Donostia, Zornotza, Urnieta, Bilbo, Iruñea, Getxo, Zumaia, Oñati, Lasarte, Lakuntza, Durango, Azpeitia, Arbizu, Ordizia, Hernani, Orereta… podrían salir a la calle y desplegar una pancarta con todos sus ediles detrás de ella, para denunciar que un 10 de noviembre, hijos e hijas de su pueblo estaban siendo salvajemente torturados. Golpes, bolsa, electrodos, intentos de violación…

Con motivo del 11M, la primera de las conmemoraciones anuales, el mensaje transmitido desde la lehendakaritza de la CAV ha seguido también las pautas de invisibilizar un terrorismo que tiene lazos tan poderosos como para apoderarse del relato institucional. El lehendakari, para empezar, ha utilizado el relato de una de las partes, el de Covite, la asociación que preside Consuelo Ordoñez, dando la espalda a los generados por su propio Ejecutivo. Dice Covite que “las consecuencias del terrorismo de ETA fueron 853 asesinados –la cifra que da por válida Urkullu, más abultada que la de su Gobierno-, 2.597 heridos, 10.000 extorsionados y 100.000 forzados al exilio”.

Así, cuando el lehendakari hace la referencia a las víctimas no mortales, se acuerda únicamente de la extorsión a los empresarios. Hubo otra extorsión multimillonaria e invisibilizada a través de los impagos a las asociaciones electorales legales, a través de los costes del alejamiento de los presos, a través de las multas sistemáticas desde llevar un kaiku en tiempos de Melitón Manzanas, hasta pedir a un agente ser dispensando en euskara, esta vez ya en 2018. El 10 de noviembre, por cierto, fue la fecha elegida por Patxi López cuando las expresiones de un sector del pueblo vasco relacionado con la izquierda abertzale habían sido ilegalizadas.

También quedan fuera de estos recuentos los miles de heridos en dependencias policiales, en manifestaciones, en atentados soportados por el Estado. El abogado Miguel Castells apuntaba que entre junio de 1977 y el mismo mes de 1981, las fuerzas policiales habían herido a 807 personas, y los grupos paramilitares a 166. Hagan una extrapolación. Asimismo, hubo decenas de secuestros de ciudadanos sin juzgar que fueron enviados a países de América y África, abandonados a su suerte. Sobre la política penitenciaria, la más dura de Europa a decir de sus impulsores, poco más se puede añadir que no sepa el lehendakari, cuyo partido fue uno de los más fervientes defensores.

Es evidente que, al margen de la utilización fraudulenta de las cifras, la actividad de ETA causó dolor y generó víctimas. Esperarán el “pero” que lo hay. Y ese “pero” se refiere al tratamiento de todas las víctimas. Hubo vulneraciones de derechos humanos y civiles. Hubo una utilización de fondos públicos para ayudar a delinquir en nombre de la “razón de Estado”. Y todo eso merece ser también reconocido. En la misma medida de resarcimiento que a las llamadas “víctimas del terrorismo”, las de parte.

Sin embargo, continúa la utilización torticera del relato. Con un discurso del lehendakari cuyo objetivo es sacar rédito electoral, para recolectar 85.000 votos de en los caladeros de los votantes de la derecha española en la CAV. No estoy sugiriendo, que podría, que Gasteiz dedique tres días al año al llamado Holocausto Victoriano (colonialismo) u otros tantos a las víctimas de los últimos conflictos a los que los jóvenes vascos fueron obligados a guerrear (servicio militar). Simplemente que, si queremos un futuro compartido, seamos capaces de que esa empatía que pedía Urkullu sea sincera y no una nueva trampa demagógica.

 

 

 

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La Vigencia de Benito Lertxundi

Desde Deia traemos a ustedes esta semblanza de un Benito Lertxundi actual y vibrante.

Disfruten:


Benito Lertxundi: “la libertad es sagrada, algo sin lo que ningún ser humano puede crecer interiormente”

El veterano cantautor presenta este sábado el concierto ‘Askatasunari’ en el Arriaga

Andrés Portero

Banda sonora de varias generaciones de vascos, Benito Lertxundi lleva más de medio siglo cantando a la libertad en los escenarios, desde los tiempos de la dictadura a este siglo XXI, ya octogenario pero con el mismo anhelo e igual fuerza. A instancias de Loraldia Festibala, el veterano cantautor, autor de himnos como Herribehera, Bizkaia maite o Baldorba, presentará este sábado en el Arriaga el concierto 'Askatasunari', dedicado a la libertad y en el que estrenará algunas canciones inéditas. “La libertad es sagrada, algo sin lo que ningún ser humano puede crecer interiormente”, explica el oriotarra en entrevista a DEIA.

A sus 81 años, Lertxundi se niega a bajar de los escenarios, donde le sigue cantando a la vida, y, por tanto, a esa libertad que él y sus compañeros de Ez Dok Amairu, ajenos a modas y ortodoxias de todo tipo, echaban en falta en la última década de la dictadura franquista. A ella volverá a cantarle este sábado en el Arriaga bilbaino, a partir de las 19.00 horas, en el marco de Loraldia, festival de la cultura euskaldun que, cada año, da cabida a personajes y nombres referentes de la cultura vasca.

En el caso de Lertxundi, “llevábamos varios años intentándolo”, reconocen desde Loraldia. “Hace varios años se le propuso celebrar su 80 aniversario, pero el contexto y los diferentes acontecimientos nos han obligado a retrasarlo hasta ahora. En 2023, por fin, hemos conseguido poder hacerlo”, se felicitan. Y la gestiones han cristalizado en Askatasunari, concierto cuyo título partió del festival. “Es responsabilidad del festival, y no soy consciente de si tenía una deuda con ellos o no; me lo propusieron y aquí estamos”, indica el músico.

Al ser cuestionado por sus más de seis décadas de vida artística y, por tanto, de música dedicada al ser humano, a cantarle a sus anhelos y ansias de libertad desde un contexto euskaldun, Lertxundi asegura que “con mis canciones he pretendido explicar mis inquietudes desde la óptica de mi cultura, que determina la percepción de lo que observo”, indica antes de reivindicar la necesidad de la libertad. “Es algo sagrado y sin ella ningún ser humano puede crecer interiormente. En la vida –prosigue– se encuentra uno con situaciones en las que es necesario liberarse de ciertas cadenas, pero cuando hablamos de libertad psicológica, ahí no hay aspectos específicos, sino que se trata de una libertad absoluta”.

La lucha y defensa de Lertxundi por la libertad va más allá del ámbito individual y personal, y se amplía al social y compartido, como seres sociales que somos. “En cuanto a la lucha por la libertad, la actitud luchadora surge cuando nos enfrentamos a una injusticia organizada, y no solo el franquismo ha sido esa injusticia a la que había que rebelarse, sino el imperialismo en el que estamos envueltos actualmente y coloniza las mentes. Esto nos lleva a tener que observar lo que nos rodea”, prosigue antes de asegurar que “la libertad es descubrir desde dónde piensa y observa uno las cosas”.

 A la hora de plantearse su faceta artística reciente, el oriotarra ha optado por romper lazos con los sellos discográficos y trabaja desde la autogestión con la productora y sello Kantaita Enea. “El balance es muy positivo”, reconoce Lertxundi al referirse a su último disco, 'Ospakizun gauean'. “Uno descubre que es necesario ser libre para realmente tocar la realidad de las cosas, es decir: que en ello está precisamente la cualidad que se llama libertad”.

Repertorio

“No busco nada, de hecho tengo una nueva canción que dice eso mismo. Me dedico a observar o discernir la naturaleza de las cosas”, explica Lertxundi, que en las dos horas de duración de 'Askatasunari' alternará sus clásicos con canciones de nueva creación. “Cantaré el repertorio habitual que ofrezco en este último tiempo, con dos o tres canciones nuevas”, avanza. 




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lunes, 13 de marzo de 2023

Egaña | Del Consumismo a la Desconexión

Iñaki Egaña nos regala este texto que invita a su lectura, análisis y discusión. Lo traemos a ustedes desde su cuenta de Facebook:


Del consumismo a la desconexión

Iñaki Egaña

Los últimos golpes de estado en Perú y Brasil, el avance en las posiciones de los Tea Partys europeos y de Israel, el auge de los mensajes identitarios ultra religiosos y nacional-medievalistas en el Viejo Continente, incluida España, la pugna en el seno del Partido Republicano por liderar el Congreso de EEUU... son señales de un mañana complicado. El fascismo, con el apoyo de un relato excluyente, varado en las supremacías clásicas, acecha a la vuelta de la esquina con nuevas y modernas artes. Una gran paradoja, por cierto. Desde los bots, algoritmos y una realidad fake propia de ese futuro que ya nos ha atrapado, pretenden retroceder siglos en el conjunto de los avances sociales y políticos de la humanidad.

Estas ideas, con un falso discurso libertario individualista aparentemente “enfadado” con la corrupción, los intereses creados, el clientelismo y tantos otros defectos o desmesuras de lo público (sueldos, subvenciones a partidos, sindicatos, ongs...) están encontrando eco en algunos sectores de las clases populares. Un discurso perverso que también pone en cuestión la enseñanza y la sanidad pública, rentas básicas y salarios y pensiones mínimas, los derechos colectivos y universales, y la democracia misma.

Un discurso que cuestiona lo público, pero no lo privado, que ve enemigos en cada diferente porque “nos roban lo nuestro” con su sola presencia, que sitúa la identidad de género, la orientación sexual de las personas entre los grandes problemas a combatir. Un discurso que ve conflictos por doquier cuando se trata de resarcir a los débiles y desheredados pero que no ve ni en el capitalismo ni en sus consecuencias de desigualdad el mínimo de inquietudes y que no tarda en apelar al golpe militar o civil y a la eliminación de las libertades para mantener el “buen orden”.

En ese magma, el mayor peligro deriva del discurso reaccionario aparentemente amable que nos habla de liberalismo a ultranza, de globalismo económico, de crecimiento económico sin fin, de desarrollo sostenible. El modelo económico consumista y liberal que produce millones de muertos por inanición en la época de la abundancia o por enfermedades combatibles sin apenas costo, millones de desplazados por las guerras, el hundimiento de las economías locales, por la explotación de los recursos, por el clima. Millones de personas viviendo en sociedades desarrolladas en el umbral de la pobreza, sin trabajo estable, sin hogar, sin energía, sin agua. Un modelo económico que se está merendando el planeta como si fuera un trozo de tarta.

En este escenario, los impulsos se contraen en defensa de todo aquello que, con un ímprobo esfuerzo revolucionario, las generaciones anteriores nos dejaron en herencia. Esta contracción nos impulsa a la defensa, cuando para sobrevivir necesitamos justo lo contrario. En este mundo que se desmorona, abrir caminos para el cambio es tarea fundamental. “El viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer. En medio surgen los monstruos”, dejó escrito Gramsci. Frase manida, pero acertada. Porque probablemente nos encontremos en esa encrucijada. Mientras tanto, no podemos dejar la retaguardia sin proteger.

En 2023 no lograremos tomar el Palacio de Invierno. No demoleremos las tapias racistas a lo largo del planeta, ni acabaremos con las terribles desigualdades sociales del neoliberalismo. Tampoco derribaremos los muros de las prisiones y, como ya ha sucedido en dos primeros meses del año, los “fachos alfa” continuarán haciendo de las suyas. Tampoco seremos un estado independiente, como sorprendentemente coincidieron para esta época, hace ya unas décadas, una dirección de ETA y Xabier Arzalluz, el entonces gerente del PNV. ¿Pero? En ese intermedio, sin olvidar esos objetivos, hay muchas apuestas a realizar, junto al mantenimiento de las trincheras para evitar que nos engullan como Gargantua a los niños traviesos.

Las claves son sencillas. La desconexión. No hablo de abandonar la vida urbana y retornar a Walden, como narró Thoreau, o como afirman abstraerse de la civilización los de esa secta de no sé cuántas tribus que sigue a un tal Yahshua desde Donostia y Corella. Tampoco de meter nuestros aparatos electrónicos en una jaula Faraday, para que pasemos inadvertidos en el entorno autómata que nos aprisiona. Menos aún, hacernos con paraguas de acero para evitar esos “chemtrails” que dejan los aviones al cruzar por el firmamento.

Me refiero a la desconexión que debería acompañarnos en nuestra militancia cotidiana. Las posibilidades son inmensas, únicamente marcadas por el nivel de nuestro compromiso y coherencia. Y ni siquiera nos exigiríamos ser coherentes todos los días o a todas horas. Estas decisiones, desdeñadas por los del todo o nada, nos ayudan a desbrozar esa avenida hacia nuestros objetivos. No es de recibo, al menos desde mi humilde punto de vista, presentar la revolución comunista con un atril rojo y vistiendo una determinada y cara marca de ropa, denunciada reiteradamente por su esclavismo infantil y laboral. La credibilidad del mensaje agoniza con el nihilismo del mensajero.
Un único ejemplo. Hace unas cuantas semanas, las organizaciones de consumidores denunciaron que algunas grandes superficies comerciales habían aprovechado la inflación para subir el precio de sus productos más del doble del IPC. Para mejorar, en ese revuelo, sus beneficios y aumentar su patrimonio. También que, con la desaparición temporal del IVA a algunos alimentos básicos, ocho de esas grandes cadenas europeas, españolas o vasca ni siquiera lo aplicaron en sus precios. Prácticas inmorales, contrarias a mejorar la calidad de vida de la mayoría. En consecuencia ¿por qué sigo yendo a las grandes superficies? ¿por qué no acercarme a mi tienda de barrio, a la compra y el consumo local en vez de a esos almacenes que, a través de sus equipos de marketing, nos muestran un falso label de cercanía? ¿por qué no acercarme a los espacios cooperativos de consumo y economía social transformadora?

 

 

 

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sábado, 4 de marzo de 2023

Egaña | Hay Que Soñar

Hagamos caso a esta invitación que desde su perfil de Facebook, en recuerdo de Iharra y Xenki nos hace nuestro amigo Iñaki Egaña:


Hay que soñar

Iñaki Egaña

Para los que sobrevivimos fue una época lejana. Para los que la vivieron, descorazonadora. He tenido la oportunidad de leer informes de aquellos años y, la verdad, sus autores rozaban el desasosiego, olían a derrota. Martin Ugalde, que llegó desde Venezuela, fue uno de ellos. Cultivado a miles de kilómetros de su patria, imbuido en la nostalgia y azuzado por las letras de la épica del exilio, escribió, a las semanas de su primera estancia, que el futuro nos lo habían arrancado para siempre. Y, sin embargo, Ugalde, gracias a otras generaciones posteriores, llegó a presidir el consejo de administración de “Egunkaria”, el primer diario popular en euskara sostenido en el tiempo hasta que un juez con apellido arbóreo, del orden de las urticales, lo mandó cerrar.

Hace unos meses, releí “Herrialde berdea”, un breve cuento ilustrado, sin créditos, ni depósito legal. Quienes lo recuperaron, sabían de los jueces de apellido arbóreo y también de sus agentes, desperdigados durante décadas por las veredas más recónditas de nuestro país. Siempre vigilando. Y los editores, por si las moscas, se disolvieron en el anonimato, como hemos aprendido de nuestras abuelas y abuelos, bastante más montaraces que los contemporáneos. Lo editaron en Turín (Italia) en 1974.

Esa joya ilustrada fue escrita por Jonan Aranguren, al que llamaban Iharra. Era de Bilbo, donde estudiaba para abogado en Deustu, y dirigía, en la clandestinidad, el frente cultural de ETA en Gipuzkoa. En Urdazubi, un francotirador de la Guardia Civil le descerrajó un único tiro. Murió con 22 años. Los grabados de “Herrialde berdea” los realizó José Benito Mujika, conocido como Xenki, de Zarautz, un fontanero que dibujaba como si llevara toda la vida en un estudio pictórico. Pero únicamente tenía 21 años, cuando otro agente, también francotirador, le quitó la vida al asomarse en Lekeitio a un balcón de la calle Tenderia. Unos días antes que la muerte de Iharra.

El cuento clandestino (se puede bajar en formato pdf de la página web de Ataramiñe), describía la historia de Andoni, un niño que se hizo mayor y, con el tiempo, militante. Andoni consiguió escapar de las garras de sus perseguidores y gracias a la solidaridad, pudo esconderse en una vivienda. Encerrado en un cuarto, cabizbajo y lleno de nuevos temores, de pronto percibió un sonido desde el exterior. Abrió la ventana para descubrir que quien llamaba era alguien intangible, la esperanza. Del color verde de la naturaleza. Un relato de vida que para Xenki se convirtió en pesadilla. Pero su esperanza perduró.

Aquellos eran tiempos congelados, en blanco y negro, acogotados por una retahíla de sinvergüenzas de medio pelo que controlaban nuestras emociones y nos adoctrinaban en grandezas imperiales. Esa sociedad descolorida, con seguidores que engendraron algunas de las elites actuales, estaba embotellada, sus dirigentes convencidos de la inmortalidad. Hasta adiestraron con un relato amable al que, cuatro mocosos, no iban a revertir. Y, sin embargo, esos cuatro impertinentes, que llegaron, según los arrogantes del poder, a sumar un tambor, despejaron los puntos cardinales y marcaron claramente el norte.
Ha corrido el calendario y décadas después nos encontramos en la que, de nuevo, parece una época inamovible. La era del fatalismo y la depresión, como si efectivamente aquel futuro que relataba Martín Ugalde habría sido robado hasta la eternidad. “Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver” fue la máxima de algunos grupos punk anglosajones, precisamente en la década en la que Xenki e Iharra apostaron por la esperanza. El “No future” frente al “Déjanos soñar”. Dicen que la historia vuelve de forma pertinaz.

Hace bien poco, la filósofa y periodista francesa Evelyne Pieiller apuntaba a que el presente “se encarga con perseverancia de proporcionarnos una sucesión de crisis para derivar en un futuro apenas resplandeciente”. Como si tuviéramos que enfrentarnos a muros infranqueables para sumirnos en la resignación. Su reflexión, precedida hace unos años por otra que tituló “hay que reinventar la humanidad”, no se desliza hacia el pesimismo, sino todo lo contrario.

Porque, en este entorno complicado, el mensaje de la resignación va intrínsecamente unido al de ese capitalismo que únicamente ofrece como proyecto de vida los valores mercantiles. El conformismo, no tanto por alinearse con las redes del poder, sino como símbolo de la derrota, es uno de los mejores aliados del sistema. Hay que soñar.

Alguno me dirá que la construcción de castillos en el aire es un problema serio que afecta a quienes quieren combatir el orden de las cosas, revertir la injusticia. Y que no alcanzar los objetivos crea frustración y, a la larga, desmovilización. Incluso, sectores marxistas que, a través de una táctica determinada, su propósito es subir “piano, piano” de peldaño y afianzar posiciones. Es probable. Pero ¿que sería de nosotros sin los sueños de aquellos que nos precedieron?
 El anarquista Isaac Puente definió que pensar correctamente, soñar, nos hacía delincuentes. Bien que conocemos las mazmorras. Mendel o Lenin, no encuentro la ficha de referencia en mi archivo, decían que cuando existe algún contacto entre los sueños y la vida, la vía revolucionaria está engrasada. Ya en las revueltas parisinas del Sesentayocho alguien pintó en una pared con brocha gorda: “Olvidad todo lo que habéis aprendido, comenzad a soñar”. No se trata del borrón y cuenta nueva, pero es cierto que hoy, necesitamos narraciones inéditas.

Debemos crear nuevos relatos para hacer frente a una unidad española que se dice eterna, a ese chauvinismo francés tan arrogante que no entra por su arco del “triunfo”. Nuevas crónicas fiables que hagan atractivo el porvenir, que mejoren las perspectivas colectivas de nuestra existencia. Crónicas que superen radicalmente los valores del capitalismo voraz. Hay que soñar, crear antídotos antifatalistas porque, como decía Pieiller, “queda mucho por demoler y también mucho por inventar”.

 

 

 

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