Un blog desde la diáspora y para la diáspora

viernes, 22 de septiembre de 2023

Resultado Insatisfactorio

Para no variar, Jordi Évole ha desperdiciado una oportunidad más para hacer periodismo de verdad, decantándose por el sensacionalismo vacío que le ha caracterizado.

No podremos olvidar nunca su cruel hostigamiento a padres y madres de presos políticos durante una manifestación en favor de su repatriación a Euskal Herria.

En esta ocasión, ha sido su manejo de la participación de Josu Urrutikoetxea en un documental lo que ha terminado por demostrar su incapacidad para llevar a cabo un manejo a la altura de las circunstancias.

Aquí lo que Deia nos relata con respecto a la opinión del propio Urrutikoetxea:


Josu Urrutikoetxea: “Asumí peligros al participar en la película, y no es el resultado que esperaba”

Protagoniza la película de Jordi Évole y Marius Sànchez No me llame Ternera que se estrena en el Zinemaldia

Jurdan Arretxe

El exmiembro de ETA Josu Urrutikoetxea, protagonista de la película de Jordi Évole y Marius Sànchez No me llame Ternera que se estrenará en el Zinemaldia este viernes, ha reconocido que asumió “riesgos” al aceptar participar y que el resultado no es el que él esperaba: “No me voy a meter en su trabajo. Han hecho lo que consideraban; yo tengo otra visión y otra idea sobre ese trabajo, pero lo digo con todo el respeto”.

En una entrevista concedida a Berria el mismo día que la prensa especializada podrá visionar la obra que medio millar de personas pidieron retirar, Urrutikoetxea explica que “en la base de este trabajo había un proyecto ambicioso. Por distintas razones, cayó, pero yo seguí dispuesto a hacer la entrevista. Las conversaciones tuvieron lugar en 2020 en París, después de que yo quedara libre”.

Cuestionado por su objetivo al intervenir, Urrutikoetxea explica que “la comunicación y los medios se han convertido en herramienta de guerra, tomando el término en el sentido más amplio. Vista la importancia que tiene comunicar, de la mano de quién se hace y en manos de quién están los medios en el Estado español, francés o en el mundo, y hasta dónde llega su comunicación, se suelen poner por delante de los propios acontecimientos. Es decir, antes de que un asunto explote, ya tienen el montaje preparado, como demuestran ejemplos como Irak, (el golpe de Estado de) Chile hace 50 años, y múltiples en Euskal Herria”.

“Siendo la comunicación una herramienta tan poderosa, yo creo, y sabiendo en manos de quiénes están, que en nuestro conflicto político debe ser una herramienta, y no una mera herramienta”, resume Urrutikoetxea, que lamenta que la cinta no aborde “que el conflicto ha sido político, con sus consecuencias crudas e irreversibles. Eso le quería mostrar a la sociedad española, que no piensen, de alguna manera, que alguien disfrutaba con todos estos acontecimientos. Eran acciones políticas, con objetivos políticos. Eso quería mostrar. Cuando entramos en esa dinámica de lucha dura, se pierde empatía por una parte y por otra”.

Ajeno a la polémica del Festival tras pedir que se retirara ("qué decir... es decisión del Zinemaldia"), Urrutikoetxea, contra quien la Fiscalía pide 2.300 años de cárcel como dirigente de ETA por el atentado de Zaragoza en el que murieron 11 personas, insiste en que él no era parte de la dirección de la organización armada: “Por lo tanto, yo no tuve nada que ver”.

La actualidad política tampoco escapa de las palabras de Urrutikoetxea, que considera la actual época “muy interesante, lo cual no quiere decir que sea dura, y cambiante también, y se han visto la celeridad y los pasos de la izquierda abertzale”.

“Eso no nos debe cegar”, advierte Urrutikoetxea, que considera que “aunque en Madrid se forme un nuevo gobierno progresista, la situación no será fácil; si hay otro tipo de gobierno, será aún más difícil”. Urrutikoetxea señala que “la ciudadanía debe ser parte de este largo proceso, porque será una de las claves para avanzar. Y hacer ese trabajo de transmisión dentro de la propia izquierda abertzale será muy importante”. 




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lunes, 11 de septiembre de 2023

Egaña | La Dictadura de Pinochet

Cada 11 de septiembre Euskal Herria recuerda a Salvador Allende y al martirizado pueblo chileno.

Este es el texto que Iñaki Egaña ha dedicado a esta fecha tan significativa:


La dictadura de Pinochet logró respaldo en Madrid y dejó huella en Euskal Herria

Iñaki Egaña

La muerte de Allende el 11 de setiembre de 1973, tras el golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet, abrió un periodo represivo sin parangón que marcó la vida política de Chile durante dos décadas. La cúpula militar se hizo con el poder, abriendo un ciclo de terror cuyas consecuencias aún retumban en la memoria colectiva. Los espacios de detención se multiplicaron, tanto los oficiales como los irregulares preparados para la ocasión (algunos de ellos reconvertidos hoy en lugares de memoria), se abrieron lugares específicos de tortura, así como campos de concentración.

Entre los cientos de centros de detención con mayor número de prisioneros caben destacar los de Chacobuco (1.800), Villa Grimaldi (4.500), y el Estadio Nacional (40.000). Por su relevancia, Isla Dawson, Colonia Dignidad (gestionada por emigrados alemanes, a 350 kilómetros de Santiago) y el Estadio Chile, donde el cantante Víctor Jara sufrió tortura durante cuatro días, antes de ser ejecutado. La letra de su último poema afloró clandestinamente del centro. Titulada “Somos cinco mil” una de sus estrofas decía: “¡Qué espanto causa el rostro del fascismo! La sangre para ellos son medallas”.

En octubre de 1973, el Estadio Nacional debía ser el recinto que enfrentara a las selecciones de Chile y la Unión Soviética, por un puesto en el Mundial de Fútbol. A instancias de Moscú, la FIFA, entonces dirigida por Joao Havelange, realizó una inspección superficial. Los militares habían desalojado a miles de detenidos del estadio en los días previos, encerrando al resto en los vestuarios. La farsa continuó, y la Unión Soviética se negó a jugar en un estadio que albergaba aún a centenares de detenidos, muchos de ellos luego desaparecidos. La URSS fue descalificada por la FIFA y Chile jugó el mundial en la entonces Alemania Federal, algunos de cuyos agentes de inteligencia, por cierto, cooperaban en el mantenimiento de la Colonia Dignidad.

Según Amnesty International, la dictadura detuvo en 17 años a 250.000 personas, el 2,7% de la población total de Chile. Por comparación, en Euskal Herria los detenidos por motivación política, una de las tasas más altas en Europa, fueron en 50 años el 1,5% de su población. El símil ofrece una idea de la magnitud represiva de la Junta y los gobiernos de Pinochet.

Entre los detenidos desaparecidos, y al contrario que en Argentina, no hubo vascos, censados al menos por las dos comisiones que investigaron a la dictadura. Sí, en cambio, cinco españoles, y 13 franceses. Durante la dictadura franquista, unos 500 vascos se refugiaron en Chile, la mayoría comunistas. Entre ellos, Txato Amilibia y Celestino Uriarte, que llegaron a Santiago gracias a los visados conseguidos por el poeta Pablo Neruda, que dirigía la delegación chilena en París. La única referencia sobre la dictadura de Pinochet relacionada con la diáspora vasca se refiere a la disolución de un grupo de jóvenes hijos de exiliados vascos que habían organizado un grupo cultural llamado Itxarkundia (en referencia a un batallón jeltzale durante la guerra civil) dentro de la euskal etxea de Santiago.

Julen Madariaga, uno de los fundadores de ETA, fue expulsado de Francia en febrero de 1972, eligiendo Chile, entonces con Gobierno de Salvador Allende, como lugar de refugio, donde se había exiliado su familia durante la guerra civil. Volvió oficialmente a Biarritz en 1977, pero en su autobiografía reveló que lo hizo clandestinamente en octubre de 1972, antes del golpe de Pinochet. En Santiago, Madariaga vivió con sus cinco hijos, en la vivienda de su primo, Eduardo Agirre (“de extrema derecha” según la autobiografía). El histórico militante reconocía que la mayoría de la diáspora vasca que se había asentado en Chile, simpatizaba con Pinochet. Para Madariaga, Allende era “un idealista integral, demasiado recto y leal y sobre todo demasiado legalista”.

Cuando llegó en 2014 Michelle Bachelet a la presidencia de Chile en 2014, la revisión del pasado se aceleró. Al año siguiente eran ya 1.073 los militares y policías procesados por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. De ellos, 75 habían ingresado en prisión. El más mediático de los presos fue el general Manuel Contreras (ex jefe de la DINA, la policía política de Pinochet, y agente de la CIA de 1974 a 1977) condenado a 549 años en 36 procesos judiciales. Falleció en 2015. En 1998, Augusto Pinochet fue detenido en Londres, tras una orden internacional de captura. París, Madrid y Berna pidieron su extradición. Dos años más tarde, con el aval de Gran Bretaña, EEUU y El Vaticano, Pinochet fue exonerado de sus cargos y regresó a Chile, donde apenas estuvo una semana en arresto domiciliario. Falleció en 2006.

El primer exilio chileno se ubicó, por razones de cercanía, en Argentina, Bolivia y Perú. Más tarde, en EEUU y sobre todo Canadá. En Europa y por este orden, fueron Suecia (15.000 exiliados) y los estados español y francés los que acogieron a miles de refugiados. Algunos de ellos llegaron e Euskal Herria. La colonia más numerosa se estableció en Bilbao en plena Transición. Durante las fiestas patronales de las capitales vascas, el exilio político del MIR llegó a compartir txozna con KAS.

Entre los exiliados chilenos repartidos por el planeta, uno especial, Orlando Letelier, que cuando el golpe fue nombrado por unas horas ministro de Defensa. Tras ser arrestado y torturado, se exilió en EEUU, donde había sido embajador con el Gobierno de Allende. Un comando de la DINA lo mató en Washington en 1976. Documentos desclasificados sugieren que Michael Townley, el ejecutor de Letelier, también trabajaba para la CIA. Contreras, acusado de ser el “autor intelectual” de la muerte de Letelier fue juzgado en esta causa.

Tanto el régimen franquista, incluso el posterior ya con Gobierno de Felipe González, mantuvieron una estrecha relación con los represores chilenos. El dictador Pinochet estuvo en Madrid en los funerales por Franco, en noviembre de 1975, siendo recibido y agasajado por el hoy rey emérito Juan Carlos Borbón. José Vega Rodríguez, que era director general de la Guardia Civil en esas fechas, realizó un viaje a Chile para compartir compromisos con sus homónimos, siendo recibido incluso por el propio Pinochet. En 1991, Jesús Vélez, también alto rango de la Guardia Civil, viajó a Chile para obtener información sobre el MIR y su presencia en Europa.

Fruto de aquel viaje llegaron diversas detenciones en Madrid. La más destacada por los medios fue la de René Valenzuela, residente en París y responsable logístico y de inteligencia del MIR. En 1976 había sobrevivido a un intento de atentado por sicarios de Pinochet en París. Valenzuela fue detenido en 1992, cuando tenía 56 años, precisamente en el aeropuerto de Barajas cuando se dirigía a la capital francesa. Hubo una redada policial entre la comunidad chilena refugiada en Madrid y cuatro de sus miembros, el propio Valenzuela, Gonzalo Boyé, Ramiro Silva y Alexis Corvalán fueron condenados a 14 años por colaboración con ETA. Según la versión policial, avalada luego en parte por la sentencia, habían tomado parte en el seguimiento y vigilancia de dos secuestrados por ETA, Diego Prado y Colón de Carvajal (1983) y Emiliano Revilla (1988). La justicia les condenó por el caso de Revilla. Para la Policía, ambos secuestrados estuvieron retenidos en una vivienda de la calle Belisana de Madrid que compartían los miembros del MIR. Ramiro Silva evitó prisión, porque se fugó cuando estaba en libertad condicional. Se presentó en Santiago ante la justicia en 2003 y España pidió su extradición que la Corte Suprema de Chile denegó un año más tarde.

El juez Carlos Bueren había pedido, relacionado con este caso, la búsqueda y captura de 17 personas, la mayoría chilenos que habían cooperado con ETA en la década anterior. Poco más tarde, la justicia española pidió la extradición de diez chilenos por su relación con la organización vasca, centrando sus pesquisas en Chile y en Argentina, donde las policías de esos países llegaron a registrar varias viviendas, sin resultados. Especialmente relevante fue el caso de Antonio Llorca, un miirista con doble nacionalidad, chilena y española, dentista de profesión, que había sido detenido y torturado en Chacabuco y que el hecho de su doble nacionalidad salvó de su desaparición. Fue expulsado a España en junio de 1975. En su expediente posterior, se afirma que fue el responsable del MIR en sellar los acuerdos con ETA a través de Txomin Iturbe, en 1978. En 2013, dos años después del cese de la organización vasca, la Audiencia Nacional, que tenía entonces 93 requisitorias internacionales de búsqueda y captura contra otros tantos militantes de ETA, aún mantenía a Llorca entre los “más buscados”. Llorca tenía entonces 67 años.

Los cuatro detenidos no habían sido los primeros a los que la Policía relacionó con ETA. En 1979, el refugiado Oscar Mateluna Peña, Mate, fue detenido en Iruñea. Había escapado de Chile, tras ser detenido y torturado (su caso fue recogido en el Informe Valech). Se estableció en Euskal Herria y en 2006 fue procesado en la causa contra Askapena, movimiento en el que había tomado parte desde su gestación. Falleció en 2019, con 75 años.

En febrero de 1981, cuando los agentes detuvieron y mataron por torturas a José Arregi, una de las acusadas de prestar infraestructura a ETA en Madrid, fue Lucía Vergara, militante del MIR. De aquella redada, Antonio Llorca consiguió escapar. Torturada, debido a su estado Lucía tuvo que usar silla de ruedas para desplazarse en el interior de la cárcel de Carabanchel. Lucía había entrado en Madrid desde su exilio en Suecia. Cuando abandonó la prisión, retornó clandestinamente a Chile, donde fue abatida por la Policía en setiembre de 1983, junto a dos compañeros de militancia. En marzo de 2022, su hija Alexandra Benado fue nombrada ministra de Deporte de Chile con el Gobierno de Gabriel Boric.

A la revelación de la verdad sobre la represión en la dictadura de Pinochet contribuyó aportando su grano de arena el forense vasco Paco Etxeberria. Participó en tres comisiones interdisciplinares que indagaron en otros tantos casos. En el de Salvador Allende (2011) corroborando el suicidio. En el de Víctor Jara (2009), las torturas y su ejecución. Y en el de Pablo Neruda (2013) negado que su muerte tuviera causa criminal, señalando que el fallecimiento del poeta se debió, frente a otras tesis, a un cáncer en fase terminal.

 

 

 

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sábado, 2 de septiembre de 2023

Egaña | Grazi

Hace solo un par de días que Euskal Herria tuvo que despedir a Grazi Etxebehere, artesana de la paz que junto a un decidido grupo demolieran la muralla con la que Madrid intentó obstaculizar el proceso de Desarme, Desmovilización y Reinserción de la organización antifascista vasca ETA como parte del proceso de paz iniciado en Aiete.

Aquí las palabras que le dedica Iñaki Egaña a Grazi desde su trinchera en Facebook:


Grazi

Iñaki Egaña

Este nuestro país tiene un acervo colectivo indudable. Pero ese caudal acumulado por los senderos de la épica, se compone de pequeños trazos humanos, esa especie de nuestro entorno que, con impulsos, alcanzó la madurez evolutiva, en medio de una naturaleza, dicen que agreste. Para nuestros antecesores no lo fue tanto, sin embargo. Quizás, en cambio, para esos viajeros, algunos incluso enemigos, que la dibujaron con una fisonomía imaginaria.
Pintamos nuestras cuevas, arreglamos veredas para comunicar los valles, desarrollamos una lengua con escasos adjetivos y el verbo al final de la frase, otorgamos nombres admirables a las mariposas, acogimos amigablemente entre fuegos a los forasteros, surcamos los mares persiguiendo ballenas, compusimos poemas repentinos lanzados al viento, fabulamos los personajes de los bosques con nombres fantásticos y, ya en época reciente, encogimos el espacio con minas, cemento, chimeneas y asfalto. Todo ello con una pócima indescriptible que nos trajo hasta el presente sin apenas percibirlo. Lo arcaico y lo moderno se mezclan en un magma que aún sorprende. El irrintzi y el reggeaton, el aurresku y el hip hop, la mano de Irulegi y el bosón de Higgs.
Hemos interpretado la cultura con mixturas, con una tendencia, quizás innata desde aquella txirula paleolítica de Isturitz, cargando de musicalidad cualquier actividad cotidiana y, sobre todo, el recuerdo de nuestro pasado, atrapado entre bertsos y colmando de ritmos que definían selvas, ríos y cañadas. No conozco otra comunidad que haya entonado tanto a su territorio, a la nostalgia de la lejanía. Porque, como escribió Voltaire hace 250 años, somos un pueblo que canta y baila a ambos lados del Pirineo.
La nobleza de este país (o quizás debería decir la grandeza, por eso de las dobles interpretaciones del vocablo), reside en la fidelidad y la modestia de sus protagonistas. Es cierto que la actualidad y las redes sociales, nos han sustraído del carril anónimo. Los minutos de gloria, la visualización instantánea, adquieren dimensión, aunque sea efímera. Porque complace a los más pasivos. No parece, a pesar, que nos haya desdibujado nuestra trayectoria.
Esos hombres y mujeres de los que, en el mejor de los casos, hemos conocido por una referencia vidriosa, han pasado a completar la mochila de nuestro patrimonio, y siguen siendo un tesoro apenas valorado. Dicen que es parte del ADN vasco. Hacer país desde el silencio.
Hace unas semanas, por ejemplo, se nos fue una pareja de estas sigilosas. Sobre todo, ella. De Salu sabíamos su prisión hasta 2015 y la canallada de su juicio y encarcelamiento. De ella, Maite, como tantas otras, su lealtad para visitarle. Con su permiso, ahora que vuelan por lugares insospechados, me permitiré añadir que Salu y Maite fueron encarcelados en Alcalá y Yeserías en 1973, acusados de tener relaciones con el comando de mató al Ogro, Carrero Blanco, por aquellas fechas.
De la trayectoria de Grazi Etxebehere se podrían extraer crónicas abundantes. Pero su discreción y lealtad fueron, como en tantos otros casos, seña de identidad. Su pareja había muerto en una emboscada policial en 1986, y ahora, al biografiar su trayectoria, el hecho ha pasado desapercibido. Por desconocido. Una muesca más en eso que nos ha salvado como comunidad tantas veces. Creo que fue frase del greco-turco Diógenes hace nada menos que 2.500 años: “el movimiento se demuestra andando”. Félix Likiniano lo renovó en tiempos de aquella generación de oro.
Grazi se nos ha ido. Cuando concluye la vida de los amigos, nos invade la tristeza. El cancionero vasco está completado con canciones de duelo. Somos ese pueblo acunado entre nieblas, también cercado por las olas y el mar expandido. Aún así, cuando las semillas para el relevo han sido sembradas, dibujamos una pequeña sonrisa en nuestros labios. Como si fuera una radiante salida de nuestra estrella, el Sol. Grazi ha sido una plantadora de semillas.
Por eso, su huida, relativa si seguimos las fórmulas de Einstein, ha sido provisional. Su sombra nos cubrirá para el mañana y su brillo se reflejará en cualquier de esos mundos, reales o ficticios, que nos presenta el multiverso. Etxamendi eta Larralde recitaban con sentimiento: “Nun dira ene lagunak, enekin ziradianak. Norat iruanak? Geure lanaren onetan, ginduelakotz gogotan, ari ginela holetan Iraultza egiten Eskual-Herrietan”. Beltort Brecht nos dejó un poema precioso, para el futuro precisamente: “Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”.
En estas ocasiones, la letra de Jon Maia de “Non geratzen denbora”, nos atrapa explícitamente: “Gure baitango lurraldetan, non geratzen denbora. Non ez dago arnas biderik”. A Grazi se le encalló el tiempo entre las faldas del Baigura y las orillas del Errobi. Las raíces de la montaña y el fluir del río, sin embargo, nos mantienen el eco de su presencia. Nunca nos vamos para siempre.
¿Qué decir a quienes no conocieron a Grazi? ¿Qué contarles? Un camino próspero no se puede resumir, de ninguna de las maneras. Pero al estilo de nuestros días, le podríamos poner algunos títulos. Herriko alaba, Ortzaize, y Herriarena, Euskal Herria. Es decir, euskalduna y, en consecuencia, euskaltzale. Se puede decir también, que fue parte de una gran y extensa familia. Un tronco impetuoso en la selva de nuestros antepasados. Y ello le llevó a ser esku zabala.
Participe y protagonista en muchas luchas. Así fue y así es Grazi. Hasta su último aliento. Grazi nos desbrozó y nos enseñó el camino, desde abajo, con humildad. Un camino lleno de rosas y espinas. Por el mismo camino que transitaron anteriormente nuestros antepasados. El mismo que pisarán nuestros sucesores. Gracias a ello, un día indefinido, nos encontraremos. En el territorio apacible de nuestros sueños. Y cuando los sueños se completen, ahí le distinguiremos a Grazi, con su sonrisa de siempre. Porque en el silencio, también sabemos reconocer a los nuestros.




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jueves, 31 de agosto de 2023

Urkullu Revive a Ibarretxe

Hace unos cuantos ayeres se presentó dentro del PNV una trifulca canibalesca que posicionó en una trinchera a Juan José Ibarretxe y en la otra, a Josu Jon Imaz y a su fiel escudero; Iñigo Urkullu.

Josu Jon pasó a ser premiado con una poltrona en Repsol e incontables acoladas por parte del españolismo más rancio mientras que, Urkullu, pasó a apoderarse de Lakua tras el interludio protagonizado por el sociata Francisco López.

Pues bien, ahora resulta que Urkullu, sabedor del terreno que ha perdido frente a EH Bildu ha decidido huir hacia adelante reviviendo el entonces llamado 'Plan Ibarretxe'.

Lean esto que nos reporta La Jornada:


Presidente vasco propone modelo “plurinacional” para España

Armando G. Tejeda

El presidente del gobierno vasco, el nacionalista moderado Iñigo Úrkullu, propuso un nuevo modelo de Estado en España, que tenga carácter “plurinacional”, que ponga fin a la estructura autonomista y fiscal que se heredó de la transición a democracia y de la Constitución de 1978.

La iniciativa del lehendakari Úrkullu es a raíz de los resultados de las elecciones generales del pasado 23 de julio, en el que a juicio del dirigente del Partido Nacionalista Vasco (PNV) se “ratificaron la diversidad y la pluralidad en el Estado”. El gobierno, a través del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, rechazó la propuesta.

En un artículo publicado en el diario español El País, Úrkullu decidió dar su opinión sobre el debate que está en el aire en las instituciones españoles desde los comicios pasados, en los que se puso en evidencia el auge de las formaciones periféricas de carácter independentista, que son las que finalmente determinarán el color y el modelo del gobierno para los próximos cuatro años.

En este magma de formaciones políticos, entre ellas las catalanas, vascas y gallegas, se proponen diversos modelos que van desde la construcción de modelo federativa que otorgue más autonomía a las regiones hasta la secesión total del Estado español para la construcción de un nuevo país, que en el caso de Cataluña sería en forma de República.

La importancia del artículo de Úrkulla es máxima, no sólo por su influencia en el PNV, que cuenta con cinco diputados en el Congreso de los Diputados que podrían ser determinantes, sino también porque marca su propia hoja de ruta frente a otros partidos similares, como EH-Bildu, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) o Junts per Catalunya (JxCat).

En el artículo, el mandatario vasco explica: “En el inicio de la legislatura, es oportuno volver a formular dos preguntas básicas que siguen vigentes: ¿por qué en un Estado sólo puede haber una nación? y ¿por qué el Estado español no puede ser plurinacional, como lo fue en la práctica hasta el siglo XVIII?”

Así que, advierte, “ahora se abre una nueva oportunidad y puede ser el momento de dar nuevos pasos”, al tiempo que recuerda que la voluntad del PNV “sigue siendo el acuerdo y el pacto”, para la que propone “la figura de la convención constitucional” para “tomar la iniciativa con un planteamiento novedoso y viable desde el punto de vista de su constitucionalidad, planteando un doble pacto.

Primero, firmar un acuerdo preliminar de bases para la convocatoria y desarrollo de una convención constitucional sobre el autogobierno, incluyendo principios como el cumplimiento íntegro de los marcos estatutarios, el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado, la bilateralidad, el sistema de garantías o la capacidad de decidir pactada.

Segundo, celebrar una convención constitucional en el plazo de un año para analizar el alcance actual y futuro de la disposición adicional primera de la Constitución, el autogobierno de las comunidades de raíz foral o, incluso, el autogobierno de las nacionalidades históricas”.

La propuesta de Úrkullu fue rechazada casi de forma inmediata por el ministro Bolaños, quien dijo que es “muy legítima” pero que “no siendo nuestra propuesta, todo lo que suponga aportaciones al debate creo que siempre es positivo: hacer un debate que sea constructivo, donde todo el mundo es consciente de que nos tenemos que entender entre diferentes”.

Desde ERC, la secretaria general, Marta Rovira, aseguró que “desde el concierto económico vasco, con unos trenes que deben funcionar y la protección de los fueros, se deben poder hacer propuestas de reflexión constitucional. Pero en Cataluña hay una mayoría social y política para ir más allá: amnistía, autodeterminación y progreso social”.

 

 

 

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martes, 29 de agosto de 2023

Egaña | Jesús Galíndez

El lado más oscuro del PNV sale a relucir cuando del caso Galíndez se trata.

Lo más paradójico es que esa turbia faceta al final de cuentas no sirvió de nada a la causa de la autodeterminación vasca pues fue más el odio de la casta política estadounidense hacia todo lo que tuviera que ver con el comunismo que su supuesta defensa de los derechos humanos en el escenario posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Aquí tenemos este magnífico texto de Iñaki Egaña que ahonda en el tema:


Jesús Galíndez: 60 años de una muerte sin resolver

Iñaki Egaña

Delegado del Gobierno vasco en Nueva York, la desaparición de su vivienda de la Quinta Avenida neoyorquina en Manhattan el 12 de marzo de 1956 causó una gran conmoción entre sus compañeros del PNV. Tras una infructuosa búsqueda y una deplorable investigación policial, el 30 de agosto de 1963, hace ahora 60 años, fue dado oficialmente por fallecido.

Jesús Galíndez nació en Madrid, de padre de Amurrio y madre, María Suárez Romarate, oriunda de la capital española. Su madre murió a los días del parto, por lo que Galíndez se crio en Amurrio, en el caserío Larrabeobe, propiedad de su abuelo, médico y alcalde. Finalizados sus estudios primarios, la familia lo envió interno a un colegio de Madrid. Estudió luego Derecho y la Guerra Civil le sorprendió en la capital del Estado. Organizó milicias y en 1938 ingresó en el PNV.

Lo trascendente de su trayectoria llegó cuando se ubicó en Nueva York, en 1946, desde donde trabajaría para el FBI bajo el seudónimo de Rojas, con el código de identificación 580-85 y más tarde, ya terminada su labor de aprendizaje, con el ND-507. Galíndez fue uno de los mejores agentes vascos que trabajaron para Washington en la Segunda Guerra Mundial y a comienzos de la Guerra Fría. Fue agente tras los acuerdos del lehendakari Agirre con el equipo de Franklin Roosevelt en 1942.

Buena parte de los archivos tanto del lehendakari Agirre como de Galíndez permanecen sin desclasificar. Entre los que son públicos, uno de los informes sobre su personalidad es extremadamente explícito: “La información suministrada por ND-507, unos 18 informes mensuales, es de un valor extraordinario, y la misma no es fácil de obtener. En repetidas ocasiones ha demostrado ser un informante certero y de entero crédito”.

Las investigaciones federales posteriores a su desaparición descubrieron que Galíndez trabajaba para el FBI desde su estancia en la República Dominicana y que, por su buen hacer, precisamente, fue llamado por Agirre a Nueva York. Que estuvo casi un año en Ipar Euskal Herria de agosto de 1948 a mayo de 1949 formando y tejiendo una red de nuevos agentes, y que también fue captado por la CIA, que lo expulsó de su seno en 1954, cuando Eisenhower dio un vuelco radical a su política con respecto a España, reconociendo al régimen de Franco.

En 1955 redactó su tesis en la Universidad de Columbia que trataba, en 700 páginas, sobre la dictadura de Leónidas Trujillo en la República Dominicana. En su trabajo denunciaba con detalle los asesinatos políticos del dictador, sus negocios y los de su familia, así como las complicidades de ciertos sectores de EEUU con Trujillo. Pero no pudo defender su tesis porque, como es sabido, fue secuestrado.

En 1953, cuando Eisenhower, el Vaticano y otras instancias del bando azul de la Guerra Fría reconocieron a Franco, las relaciones entre vascos y norteamericanos se enfriaron considerablemente hasta el punto de que José Antonio Agirre, Jesús Galíndez y sus correligionarios pasaron a ser, según el Departamento de Estado, «nacionalistas fanáticos», «refugiados ansiosos por dejar de serlo», etc. Y se regeneraron en molestos amigos, bajo sospecha de convertirse en enemigos. Desde 1954, Galíndez y su entorno eran investigados exhaustivamente por los servicios para los que trabajaba. Y solo una semana antes de su secuestro, había viajado a Washington a recibir instrucciones del Departamento de Estado. Galíndez y Agirre fueron la máxima personalización de esa incomodidad.

Por eso, no es de extrañar que la desaparición del primero se gestara en una empresa de ex agentes de la CIA (Robert A. Maheu). La misma empresa que luego fue contratada para asesinar a Fidel Castro o que se vio involucrada en el Watergate que provocó la caída del presidente Nixon. Tampoco de una cuestión capital como la de que Leónidas Trujillo, ordenante del secuestro de Galíndez como revancha a la denuncia de su dictadura, poseía una oficina en Nueva York para defender sus intereses, dirigida por Franklin Roosevelt junior, demócrata, hijo del presidente que había apoyado a los vascos. Roosevelt junior compartía otra empresa con Charles Patrick Clark, que representaba los intereses de la España franquista en EEUU.

Un cóctel de tendencias contrarias a Galíndez. Entre ellos presentaron la tesis, que circuló durante un tiempo, de que se había escapado a Moscú llevándose consigo medio millón de dólares pertenecientes al Gobierno vasco. El republicano Eisenhower no dejó que la investigación por la desaparición superase la esfera local. E hizo pública esa negativa ante la insistencia de The New York Times. ¿A cuento de qué tanta notoriedad? ¿A cuento de qué el presidente de la nación más poderosa del mundo dando instrucciones sobre el delegado de un país que ni existe en los mapas oficiales?

El exilio le había unido a un país que probablemente no hubiera conocido jamás, la República Dominicana y la Guerra Fría lo transformó en un incómodo y peligroso acompañante. Y su final fue como el de ese personaje, Samuel Ratchett, que, en la ficción Asesinato en el Orient Express, Agatha Christie hizo matar con una puñalada por cada uno de los doce viajeros de un tren que volaba por las campiñas europeas. Galíndez sigue siendo uno de los escenarios opacos relacionados con la Guerra Fría, en general, y la colaboración del PNV con la CIA y el FBI en particular.

El mito de Galíndez desaparecido fue creciendo desde 1956, hasta convertirse en uno de los más expandidos en la memoria colectiva vasca. Aunque sus restos ya fueron encontrados e identificados. Todas las hipótesis como la de que fue arrojado a los tiburones desde un avión, quemado en las calderas de un barco o enterrado en una playa dominicana fueron cortinas de humo.

El dictador Rafael Trujillo, ordenante de la detención y desaparición de Galíndez, murió en un atentado el 30 de mayo de 1961. Tras una interinidad compartida por Joaquín Balaguer (presidente constitucional) y Ramfis Trujillo (hijo del dictador y jefe de las Fuerzas Armadas), se promovieron elecciones generales, el 20 de diciembre de 1962, que llevaron al poder a Juan Bosch. Entre la muerte de Trujillo y la victoria de Bosch (19 meses) se produjeron numerosos crímenes políticos y una subcomisión de la OEA (presidida por el colombiano Augusto Araungo) visitó la República Dominicana para observar la situación de los derechos humanos. A comienzos de 1962, diversos grupos opositores a Trujillo, y al calor de los crímenes más recientes, denunciaron la desaparición durante la dictadura de unas 200 personas, entre ellas el propio Galíndez.

La mayoría de estos desaparecidos habrían sido enterrados irregularmente en las cercanías de San José de Ocoa, a cien kilómetros de la capital. Varios de los casos fueron denunciados a la prensa y, como es obvio, el de Galíndez saltó a los medios norteamericanos. The New York Post fue el que más información aportó al respecto. El 13 de enero de 1962 dos partidos políticos dominicanos (Partido Dominicano Revolucionario y Movimiento Revolucionario 14 de junio) crearon una comisión para identificar y recuperar los cadáveres de los muertos en la región de San José de Ocoa. Esta instauró una subcomisión destinada a identificar los restos de Galíndez y a recoger testimonios sobre su muerte.

Varios testigos declararon haber observado que, en la noche del 21 de septiembre de 1956, un cadáver fue arrojado desde un coche a un barranco, bajo el puente del lugar conocido como Arroyo Limón. También que ese mismo día estuvo en el pueblo Octavio de la Maza (presunto secuestrador de Galíndez). Dos días después, el cadáver fue enterrado en el mismo lugar por un grupo de cinco personas dirigidas por Ostaniel Pérez Díaz, alguacil de San José de Ocoa.

En los dos días que el cuerpo estuvo sin ser enterrado, al menos dos personas, Francisco Pérez Velázquez (antiguo alumno de Galíndez) y Abel Ballesteros (refugiado español y amigo de Galíndez), identificaron «sin ningún género de dudas» el cadáver como el de Galíndez. La comisión puso esos datos en poder del Gobierno dominicano y el caso pasó a manos del juez Raúl Fontana Olivier, quien abrió diligencias. Ordenó recuperar los restos, que fueron exhumados por el mismo alguacil que los había enterrado, Ostaniel Pérez Díaz. Los huesos fueron analizados por el médico Mota Medrano quien interpretó raza, estatura y edad. Coincidieron con las de Galíndez.

El juez Raúl Fontana guardó en su despacho los restos de Galíndez. A mediados de 1962, en pleno debate político sobre el futuro del país y bajo la presión de los crímenes políticos, el delegado de la República Dominicana en Naciones Unidas, anunciaba que su Gobierno no haría más averiguaciones sobre el caso y que la investigación, de haberla, correspondía a EEUU, puesto que el delegado vasco había desaparecido en territorio norteamericano. El juez Raúl Fontán archivó la causa. Y el 30 de agosto de 1963, Galíndez fue dado oficialmente por muerto.

 

 

 

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lunes, 28 de agosto de 2023

Las Herrialdes Republicanas

¿Recuerdan aquel gesto obsceno a lo Luis Rubiales que Juan Carlos Borbón dirigiese a un grupo de militantes de la izquierda abertzale en Gasteiz?

Pues el tema ha empeorado para esa monarquía aupada al poder por el criminal fascismo europeo del siglo pasado.

Lean esto que nos reporta Naiz:


La república gana a la monarquía en todo el Estado, y en Euskal Herria donde más

De las 10 provincias estatales donde más apoyo tiene el cambio de régimen, a la cabeza están los herrialdes vascos. Solo tres partidos registran casi 100% de esa preferencia y son PNV, Geroa Bai y EH Bildu. Pero entre los españoles monárquicos también crece el respaldo a un referéndum al respecto.

Daniel Galvalizi

Casi seis de cada diez ciudadanos del Estado español se manifiestan a favor de celebrar un referéndum para decidir entre monarquía y república y en él casi el 51% votaría por un cambio de régimen, siendo donde más respaldo convoca en la CAV y Nafarroa, según se desprende del último estudio demoscópico publicado a mitad de mes por la consultora Electomania.

Desde 2017, los directores de la encuestadora, Rodrigo Panero y Miguel Díaz, vienen llevando a cabo un estudio sobre el apoyo a una consulta popular sobre el modelo de jefatura de Estado. «Empezamos a hacerlo nosotros porque el CIS lo preguntaba y dejó de hacerlo, y nos parecía interesante al menos una vez al año ver por dónde iban los tiros. También ver comó reaccionaba la sociedad española con la ida de Juan Carlos o con la renuncia a la herencia de Felipe VI», explica Díaz en conversación con NAIZ.

Señala que los resultados suelen ser «bastante estables, como los mostraba el CIS, y tradicionalmente polarizados». Suelen oscilar entre el 40 y el 55%, con muy pocos indecisos, y con la peculiaridad que una «amplia mayoría» apoya una consulta sobre el tema. «El apoyo a la monarquía ha ido fluctuando, pero el apoyo al referéndum es mayor y ha sido históricamente más fuerte; en torno a los dos tercios de los encuestados», añade.

En lo que hace a la serie histórica, el pico de apoyo al modelo republicano fue cerca del momento en que la Casa Real comunicaba la salida de territorio español del rey emérito, mientras que el mayor respaldo pro-monárquico (que superó por poco al republicano) fue cuando el actual rey se desmarcó de su padre y sus negocios y también tras el 1 de octubre del «procés».

El podio vasco

De todas las circunscripciones, las tres en que mayor simpatía despierta el cambio a una república son Gipuzkoa (84%), Bizkaia (79%) y Girona (75%), seguidas por Lleida (73%), Nafarroa y Araba (72%). En el séptimo y octavo lugar están Barcelona (69%) y Tarragona (68%) y el top ten se completa con Sevilla (54%) y Pontevedra (52%). En el total del Estado, el apoyo es 50,7% mientras que preferirían que continuara la monarquía un 46,6%, con solamente 2,7% de indecisos.

La clave plurinacional, palabra muy mencionada por estos días con motivo de la conformación de la mayoría diversa de investidura, se palpa ostensiblemente en el mapa de resultados de Electomania. Es en las provincias de la meseta castellana, en Cantabria y en las gallegas Lugo y Ourense donde la Casa Real obtiene sus mayores respaldos (con Ávila y Salamanca a la cabeza, con 60% y 59%).

En las regiones donde la identidad española es compartida con otra o directamente rechazada es donde el apoyo republicano crece. Es el caso de Illes Balears y de Canarias (52%) y de Asturies y A Coruña (51%), mientras que hay un empate técnico en el País Valencià (en Castelló y Alacant gana por poco la monarquía mientras que es al revés en València). En Aragón y Extremadura la diferencia a favor de la monarquía es mínima, con la sociedad dividida casi en mitades.

En la región capital, Madrid, epicentro del poder económico y mediático del nacionalismo español, la monarquía no tiene su mejor resultado y alcanza un 53% de simpatía, con el 45% republicano y tan solo poco más del 1% de indefinidos. Sin embargo, la situación madrileña tiene una peculiaridad: cuando se pregunta por la consulta popular, gana el «a favor» con el 53,6% y tan solo cuatro de cada diez rechazan la convocatoria.

Sobre las preferencias por un referéndum, allí también Euskal Herria encabeza el mapa del Estado: Gipuzkoa lidera a todas las circunscripciones con 87%, seguida de Girona y Bizkaia, empatadas en 84%. En Araba lo respalda el 77% y en Nafarroa el 69%. El mayor rechazo a dar voz a los electores es en Murcia, con el 52%.

Es interesante el desglose del análisis según los partidos políticos. Siempre según la respuesta de los encuestados (que dicen a quién votan), de todas las formaciones del Estado hay tan solo tres que suman casi la totalidad de electores a favor de la república, y las tres son de Euskal Herria: EH Bildu (100%), Geroa Bai (100%) y PNV (99,7%). Están cerca JxCat y la CUP (97%), Podemos con 95% y el BNG con 90%. La sorpresa la dan quienes dicen dar el sufragio a Esquerra Republicana: 72%.

Los votantes de Compromís van en el mismo sentido con 69%, al igual que los de Coalición Canaria y Nueva Canarias (71%), mientras que quienes más desean seguir con el régimen borbónico son los de Vox y UPN (88%) y los del Partido Popular (82%). Del casi extinto Ciudadanos, dos de cada tres prefieren la monarquía.

Republicanos conservadores

«En Bizkaia y Gipuzkoa es donde mas apoyo a la república suele haber desde el inicio de la serie, siempre. En Catalunya hemos visto que desde el mensaje de Felipe VI aquel 3 de octubre las cifras empeoraron mucho en todo lo relacionado con la monarquía pero siempre ha sido más en el País Vasco históricamente», afirma Díaz.

En cuanto a Madrid, comenta que al procesar los datos en Electomania les ha sorprendido «el poco margen por el que gana la monarquía» y la diferencia entre las dos opciones en cuanto al referéndum, sin confluir las líneas. «Hemos visto que se está despegando el apoyo a la república en todo el Estado», subraya.

Una peculiaridad es que casi un 10% de los votantes de la ultraderecha de Vox dicen apoyar a la república, algo que Díaz encuentra llamativo: «Parte de ese electorado tiene desafección con Felipe VI, lo consideran un tibio, no comparten que sea un buen rey, lo sabemos por las respuestas que nos dan. Otros directamente se manifiestan republicanos. También en la izquierda, por ejemplo el 9% monárquico del BNG o los de ERC, se explican porque tienen diferencias con el modelo de república que creen que podría venir. Y la edad influye mucho. En los menores de 30 años el apoyo al modelo republicano sube a dos tercios del total».

Díaz expresa el deseo de Electomania de hacer un próximo estudio que focalice entre los simpatizantes de la república y analizar qué modelo de república tienen, un trabajo que haría más fácil interpretar a los votantes de PP y Vox que dicen estar en contra de la monarquía (considerando los votos que han obtenido ambas formaciones en las últimas elecciones generales, estaríamos hablando de más de un millón de votantes de derecha y extrema derecha que prefieren una república española).




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domingo, 27 de agosto de 2023

130 Aniversario del Motín Donostiarra

Aquí traemos a ustedes este artículo publicado por Noticias de Gipuzkoa con la intención de proveer a ustedes con mayor contexto al texto publicado ayer por Iñaki Egaña.

Adelante con la lectura:


El motín contra Sagasta, un canto a la libertad

Martín Anso | Gamazada Donostian Herri Ekimena

Hoy se cumple el 130 aniversario del motín que tuvo lugar en Donostia contra el entonces presidente del Gobierno español, Práxedes Mateo Sagasta, dentro del movimiento en defensa de los fueros que se desató entonces en Euskal Herria y que ha pasado a la historia con el nombre de Gamazada.

Con el fin de recordar y dar a conocer aquellos hechos, hemos organizado hoy domingo, a las 12.00 horas, un acto en el quiosco del Bulevard, pues fue precisamente ahí donde empezó y acabó todo.

Lo hemos titulado Kantu bat askatasunari, porque entre los ingredientes fundamentales del acto hemos incluido el Gernikako arbola, cuya prohibición fue el detonante del motín. En realidad, el Gernikako arbola, que la prensa extranjera de la época no dudaba en calificar como himno nacional vasco, fue algo así como la banda sonora de la Gamazada.

¿Pero qué es eso de la Gamazada? En 1893, la profunda crisis económica hizo que se desataran las protestas en todo el Estado español. Pero en Euskal Herria, también en aquella ocasión, adquirieron un significado propio. Aquí sirvieron para reivindicar abiertamente los fueros, fundamentalmente, porque el entonces ministro de Hacienda del Gobierno de Sagasta, Germán Gamazo, promulgó un decreto que atacaba los conciertos económicos, los restos del régimen foral.

La Gamazada –o sea, las protestas contra el decreto– cobraron especial fuerza en Navarra, donde la propia Diputación se puso al frente del movimiento, pero hubo incidentes un poco por todas partes… en Bilbao, en Gernika, en Gasteiz, en Laguardia y en Donostia. Estos, sin duda, los más graves.

¿Qué pasó en Donostia? En Donostia, aquel 27 de agosto de 1893, también domingo, se respiraba un ambiente de verano y de veraneo. Corridas de toros, el casino hasta los topes… y la banda municipal tocando en el quiosco del Bulevard.

Cuando la banda terminó su concierto, parte del público pidió que interpretara el Gernikako arbola. El director dijo que no, que tenía órdenes expresas del alcalde de no tocar nada fuera del repertorio.

Entonces, algunos espontáneos subieron al quiosco y, a capella, cantaron el Gernikako ante, al parecer, la general aceptación de la concurrencia. No de los serenos, que intentaron practicar detenciones, cosa que la gente impidió.

Los ánimos se calentaron y se generó un primer tumulto, en el que empezaron a escucharse gritos como “¡Vivan los Fueros!” y “¡Vamos a casa de Sagasta!”.

La casa de Sagasta era el hotel Londres, donde el presidente del gobierno se hallaba alojado. No estaba en la ubicación del Londres actual, sino en la Avenida, en el solar delimitado por Hondarribia, San Marcial y Getaria.

Allá se fueron en manifestación, profiriendo gritos a favor de los fueros y cantando el Gernikako arbola.

Los manifestantes no se limitaron a gritar y cantar sino que también apedrearon el hotel, hasta que apareció la Guardia Civil y, sin previo aviso, abrió fuego. Hasta ahora sabíamos que tres personas fallecieron como consecuencia de aquellos disparos: Vicente Urzelai, Rufino Azpiazu y Justo Pérez. Ahora, tras la investigación realizada al calor de esta iniciativa popular, sabemos que también Bernardina García, Juan José Arza y Martín Osés corrieron la misma suerte. Es decir, los muertos no fueron tres, sino seis, y no se descarta que la lista pueda alargarse. Los heridos de bala y los detenidos se contaron por docenas.

El Ejército salió a la calle y la represión subsiguiente fue brutal. ¿Pero quién se acuerda de Sagasta? ¿Tiene sentido hoy conmemorar la Gamazada? Desde nuestro punto de vista, lo tiene, claro que lo tiene…

Se trata de unos hechos sin duda gravísimos, que debieron dejar una huella profunda en la sociedad de la época y que, sin embargo, son poco conocidos. En nuestra opinión, ello se debe a que la historia de Donostia se ha contado y se sigue contando muy a menudo de una manera edulcorada y, por supuesto, interesada.

Da la sensación de que, después de la quema de la ciudad en 1813, los y las donostiarras hicieron piña para construir lo que pronto fue la corte de verano, la ciudad aristocrática, afrancesada y liberal (en algunos aspectos, no en otros, claro), que alcanzó su edad de oro en la Belle Époque, cuya añoranza se cuela aún en no pocos discursos. Da la sensación de que en aquel proceso no hubo conflictos ni políticos ni sociales. Bueno, sí, las guerras carlistas. Pero los carlistas no eran donostiarras sino “de la provincia”, ¿no?

Pues no, Donostia –como cualquier otra ciudad, por otra parte– es un lugar donde han confluido y siguen confluyendo intereses muy diversos y con frecuencia contrapuestos, que, inevitablemente, han dado y siguen dando origen a conflictos sociales y políticos. Y el motín contra Sagasta es un buen ejemplo de ello. Aunque solo fuese por eso, por poner en evidencia que la historia de Donostia dista mucho de la postal de la Belle Époque, merece la pena recordar aquellos hechos y los nombres de las personas a las que arrebataron la vida en ellos. Más aún cuando algunos, tal y como hemos señalado, ni siquiera figuran en la historia oficial.

Además, la Gamazada, en cuyo contexto, por cierto, ondeó por primera vez el esbozo de lo que pronto sería la ikurriña, fue un puente entre el fuerismo tradicional y el nacionalismo vasco moderno. Tiempos diferentes, respuestas diferentes. Hoy no adoramos al roble de Gernika, pero seguimos teniéndolos a él y al Gernikako arbola entre los símbolos de la voluntad de este pueblo de ser dueño de sus propias decisiones. Tanto ayer como hoy; tanto hoy como ayer.

Estas son nuestras razones para organizar Kantu bat gara. Quizá os animen a cantar con nosotros este domingo.





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La Maqbara Iruindarra

 No hay fábula españolista más equívoca que aquella titulada 'La Reconquista'.

Leamos esto que nos informa Naiz:


Musulmanes de la Iruñea del siglo VIII: norteafricanos y locales

La Iruñea del siglo VIII era una ciudad dominada por los musulmanes, con una parte de la población llegada del norte de África que se mezcló con los locales y en la que algunas personas lucían estéticos limados dentales. Así lo indican los restos del cementerio de la Plaza del Castillo.

Pello Guerra

Población del norte de África que se mezcló con los habitantes originarios, que lucía estéticos limados en los dientes y donde la violencia estaba presente. Así eran los musulmanes de la Iruñea del siglo VIII, según ha desvelado el estudio de los restos encontrados en el cementerio musulmán de la Plaza del Castillo, tal y como recogen los trabajos realizados por Patxuka de Miguel y Lara Fontecha en base a la osteoarqueología y la genética.

El cementerio musulmán de Iruñea, o maqbara, fue localizado en 2002 durante la obras realizadas en la Plaza del Castillo para construir un aparcamiento, aunque no está excavado en su totalidad. Según señala De Miguel, por el momento es «el más antiguo identificado en la península Ibérica» y se utilizó durante el siglo VIII, sin que tuviera un uso posterior documentado. En la zona trabajada, fueron identificadas 172 sepulturas islámicas, en las que se recuperaron 177 esqueletos en diferentes estados de conservación. Se trataba de personas tanto adultas como niños de diferentes edades, por lo que se descarta que fuera un espacio funerario relacionado con un enfrentamiento bélico puntual, sino más bien del cementerio de una población musulmana asentada en el territorio.

Los enterramientos de la Plaza del Castillo conformaban una maqbara porque el ritual funerario identificado era «claramente islámico», según señala De Miguel en sus trabajos sobre el cementerio, ya que son inhumaciones «individuales, en decúbito lateral derecho y orientadas de forma que la mirada quedara orientada hacia el Este-Sureste», es decir, hacia La Meca. Además, carecían de ajuar, a pesar de que se encontraron un anillo, una placa de bronce y un fragmento de cuerno cortado con instrumento de filo.

Ese era el escenario, pero ¿qué nos dicen los restos de las personas que fueron enterradas en ese lugar? A pesar de la limitación que supone que correspondan a una parte del cementerio, la muestra nos deja una imagen de hombres que tenían una estatura media de 167 centímetros y que en el caso de las mujeres era de 156.

Entre las personas enterradas había un claro predominio de esqueletos de entre 1-4 años y un descenso en edades sucesivas, un dato esperable teniendo en cuenta la época. En cambio, sí que ha llamado la atención de los expertos que, entre los esqueletos juveniles, los hombres sean numéricamente superiores a las mujeres, ya que, en ese tramo de edad, era más habitual la muerte entre ellas a causa del inicio de la fase reproductiva y las complicaciones de los embarazos y partos. De hecho, en dos tumbas se identificaron restos de dos mujeres fallecidas durante la gestación y de sus fetos no nacidos. Pero esos restos cuentan más cosas sobre los musulmanes de Iruñea gracias al ADN, hasta establecer el lugar de origen de esas personas. Según un trabajo realizado por Lara Fontecha y del que se hace eco De Miguel, el estudio genético disponible muestra «una alta complejidad poblacional en la que dos tercios de los hombres estudiados tienen marcadores paternos africanos, siendo menor en el caso de las mujeres, si bien en ellas se conocen los marcadores genéticos maternos».

Por lo tanto, se trata de una población en la que hay hombres y mujeres con genética africana, local y mixta, lo que representa a la primera generación de habitantes que se asentaron en Iruñea procedentes del norte de África y las posteriores combinadas con gentes locales que se han convertido al Islam. Este dato vendría a confirmar lo recogido en las fuentes escritas que hablaban de Iruñea como «ciudad de moros» después de que la invasión islámica de la península llegara a la capital de los vascones hacia los años 714 o 715. Y también vendrían a corroborar lo señalado por Ibn Idari al-Marrakusi, quien recogió que fue costumbre del valí Uqba, mandatario de Al-Ándalus, de «combatir a los idólatras todos los años, y les tomaba sus ciudades», y que sometió «Bambeluna, que hizo poblar de muslimes».

Limado estético de los dientes

Otro aspecto relevante que ha deparado el estudio de los restos tiene que ver con las modificaciones dentales realizadas con una intencionalidad estética y que, a pesar de que está especialmente presente entre las mujeres, también aparece en algunos hombres.

Se trata de un limado en los incisivos superiores que es ajeno a las sociedades altomedievales peninsulares, por lo que tendría un componente cultural árabe. Sin embargo, esa costumbre fue adoptada por la población autóctona islamizada, ya que no está siempre presente en descendientes de personas procedentes del norte de África. Esa circunstancia supone que, en algunos casos, esas modificaciones se hicieron en la misma Iruñea.

Además de esa adaptación cultural, el análisis de las personas enterradas en la maqbara iruindarra muestra la violencia existente en esa época y que no tendría que ver con una batalla, ya que los fallecidos están diseminados por el cementerio, por lo que se trataría de víctimas de enfrentamientos interpersonales.

Las muertes violentas se aprecian en cinco casos, con dos tumbas en las que se encontraron restos de personas que habían recibido varios golpes de espada o hacha, en un caso seis y en otro nada menos que 18, lo que evidencia un «acorralamiento con ensañamiento durante el enfrentamiento», señala De Miguel. Uno de los casos tendría que ver con una ejecución por decapitación. También se ha encontrado una lesión craneal por arma blanca en la que se constata una larga supervivencia, y en diez enterramientos se han localizado fracturas de cúbito y radio claramente cicatrizadas. En todos los casos se trataba de hombres, con una edad que varía y que va desde jóvenes de entre 15 y 20 años a adultos maduros, y que vienen a evidenciar el manejo temprano de las armas, una actividad de la que se mantendría al margen a las mujeres.

El rastro de esos combates evidencian el clima de enfrentamientos existentes entre musulmanes y cristianos o incluso entre facciones diferentes de musulmanes por el poder de una ciudad que en la siguiente centuria terminaría convirtiéndose en la capital del reino de los vascones. Una entidad política que mantenía relaciones con los Banu Qasi de Erribera, pero en la que la población musulmana dejó de estar presente en vista de que la maqbara ya no volvió a ser utilizada.

 

 

 

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sábado, 26 de agosto de 2023

Las Inundaciones del '83

Esta fecha marca un aniversario que muchos quisieran olvidar... las graves inundaciones sufridas hace cuatro décadas.

Así lo reporta Cadena Ser:


40 años de las inundaciones que arrasaron Bilbao y gran parte de Euskadi

El 26 de agosto de 1983 se escribió una de las páginas mas duras de la historia de Bilbao y Bizkaia con una inundaciones que afectaron a todo Euskadi, con hasta 105 municipios vascos declarados 'zona catastrófica'

Aitor Pérez

Se cumplen ahora 40 años de las inundaciones del 83, que sumergieron bajo el agua a Euskadi, especialmente a Bizkaia y Bilbao. Hasta 105 municipios se vieron fuertemente afectados por las riadas, siendo declarados 'zona catastrófica'. En esta efeméride, recordamos cómo se vivió a lo largo de todo el País Vasco con protagonistas que aún mantienen fresco el recuerdo de esos días, de cómo tuvieron que trabajar para ayudar a los más afectados y de cómo se afrontó la recuperación.

Los primeros momentos

Ricardo Olabegoya, director en estos momentos de Protección Civil en Euskadi, lo que ahora sería director de Emergencias del Gobierno vasco, explica que la primera llamada, "fue de madrugada alrededor de las cinco de la mañana. Me comunicaron que había en Isasondo una familia en el tejado de un caserío aislado por el agua".

Cuenta que "poco a poco, según iba para el Gobierno vasco, me empezaron a llegar más llamadas de que empezaba a haber carreteras cortadas y se iba engordando la bola, pero lo importante iba llegando desde Gipuzkoa". "La primera mirada fue en Gipuzkoa, teníamos desbordados cuatro ríos y me dirigí allí. En la Diputación gipuzkoana estaban las autoridades y en un momento, al mediodía, nos dijeron que Bilbao estaba muy mal. Se quedó allí un técnico y nos dirigimos a Bilbao en coche".

Recuerda que "llegamos la madrugada del 27 a Bilbao, tardamos cuatro o cinco horas. Era de noche, caía agua torrencial, veíamos de vez en cuando que estábamos en zona urbana, pero sin identificar dónde estábamos, pero se veía que era algo gordo. Ya estaban reunidas las instituciones, las policías, las fuerzas armadas...".

Sobre cómo se llevó a cabo el trabajo, comenta que "las conversaciones entre Felipe González y Carlos Garaikoetxea llevaron a que el Presidente delegó en el Lehendakari la dirección de las operaciones, lo que aclaró la cadena de mando y se trabajó muy bien".

Vacunaciones y prevención de epidemias

Sanidad tuvo una actuación extraordinaria, además de los heridos tuvo que atender otros asuntos, por ejemplo los frigoríficos y temas alimentarios con lo que tuvieron muchos problemas.

También la potabilidad del agua para la que en unos días se llevaron a cabo más de mil controles de calidad, con el desescombro se llevó a cabo una campaña de vacunación con todos los que trabajaban en ello".
Bilbao

En Bilbao, la zona más afectada de todo Euskadi y símbolo de estas inundaciones del 83, aquel 26 de agosto iba a ser un día más en la Aste Nagusia, las previsiones del tiempo indicaban algo de inestabilidad y chubascos. Nadie podía prever lo que iba a pasar. Una tromba incesante de agua nos dejó mas de 600 litros por metro cuadrado, 34 fallecidos y cinco desaparecidos, las pérdidas también fueron enormes, más de 1.200 millones de euros. Y por delante, mucho tiempo para recuperar la normalidad, aunque entre todos, se pudo lograr.

Bizkaia

Bizkaia fue el territorio más afectado de Euskadi, uno de los ejemplos es Bermeo. La localidad costera permaneció dos días incomunicada por carretera. Sin luz, sin agua y sin teléfono. Este municipio bizkaino fue uno de los más afectados y así lo recuerda el que estaba al frente de la Cruz Roja en aquellos años, Jon Ojanguren, "cuando vimos que empezaron a reventar todas las arquetas, porque aquí el río pasa por debajo de la parte baja de Bermeo, vimos que algo gordo venía".

El agua subió rápidamente en Bermeo, muchas personas quedaron atrapadas, el ganado desapareció transportado por el agua y muchos caseríos también. El equipo de Ojanguren estuvo días recorriendo las zonas más afectadas de Bermeo, "con el agua que venía había caseríos que habían desaparecido, caseríos totalmente destrozados y veías a familias en la ladera del monte, otros con una tienda de campaña en un esqueleto de un edificio porque habían perdido su casa".

El agua contenía tantas materias que tuvieron que vacunar a todas las personas que trabajan en la zona. Ojanguren relata que pusieron más de 3.000 vacunas antitetánicas, "había cantidad de vacas, cantidad de ganado putrefacto, era todo un caos. Entonces empezamos a meter antitetánicas con el director del Instituto Foral de la Marina. A todos los que estaban trabajando en la calle empezamos a administrarles por el riesgo que había".

Galdakao, Etxebarri, Llodio... muchos fueron los municipios afectados en Bizkaia, con más 1.500 millones de toneladas de agua.

Álava

Llodio fue el lugar de Álava más afectado. Las inundaciones dejaron Llodio incomunicado y sin suministro de luz y agua. Seis personas fallecieron, cuatro de ellas eran Guardias Civiles que estaban intentando rescatar a una joven de 16 años y la corriente terminó arrastrando a los cinco. Ainize Gastaka, alcaldesa de Llodio asegura que es una fecha marcada en el pueblo, "mi familia tenía un bar y delante había un desguace, siempre recordamos en casa como la riada se llevaba los coches como barquitos e iban contando los coches que se iban".

Añade Ainize que allí se recuerdan mucho las inundaciones "como algo fulminante, pero también que el pueblo se unió y reaccionó, que hubo una sensación de vecindad y solidaridad que ha dejado mucho poso de comunidad".

Gipuzkoa

En el caso de Gipuzkoa, las cuencas del Oiartzun, Urumea, Oria, Urola y Deba fueron las más castigadas, también el tramo alto del Bidasoa. Esto ocasionó que muchos vecinos sufrieran en sus carnes las consecuencias de las inundaciones.

La primera de las tres trombas alcanzó de lleno el territorio, con más de 100 litros por metro cuadrado registrados en cosa de una hora, lo que provocó que el río Oria fuese el primero en desbordase. Esta llegó desde el sur de Francia, algo que también afectó aunque en menor medida a la comarca del Bidasoa.

A partir de ahí, las cuencas del Oiartzun, Urumea, Urola o Deba provocaron que en municipios como Tolosa, Azkoitia, Elgoibar o Lasarte-Oria, entre otros muchos, llegaran a registrar cifras excepciones, con muchos de ellos con mediciones por encima de los 200 litros por metro cuadrado. Por suerte, solo se registraron daños materiales y no hubo que lamentar fallecidos.

Trabajo en los hospitales

En todos estos lugares, el trabajo de los sanitarios tuvo el hándicap de trabajar sin luz en las plantas hospitalarias. María Luisa Zalduegi, era auxiliar de enfermería en el Hospital de Basurto aquellos días, "estuvieron repartiendo linternas y otros útiles para poder trabajar, porque había grupo electrógeno en reanimaciones y urgencias, pero en plantas no había y funcionábamos con linternas".

Nos cuenta un recuerdo que no puede olvidar, "ingresó una mujer que estaba con dos hijos y a uno le arrastró la riada y lo perdió. Estaba en shock, ni hablaba y estuvo mucho tiempo en tratamiento psicológico. Se agarró a un árbol con los hijos y no pudo sujetar a ambos, es la escena que más grabada se me ha quedado, la imagen de esa pobre mujer".

Recuerdos duros de María Luisa, pero también algunos positivos, como la solidaridad que se vivió aquellos días, "ni te lo planteabas, ibas a ayudar, una amiga me recuerda que ella estaba de vacaciones y volvió para ayudar quitando lodo".

Solidaridad que ayudó a que Euskadi fuese poco a poco recuperando la normalidad. Costó, pero se logró gracias a todos los que esos días, semanas y meses pusieron su granito de arena para superar las Inundaciones del 83.

 

 

 

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Egaña | Salir de Anonimato

Como es costumbre, les invitamos a leer este rescate de la memoria histórica que Iñaki Egaña nos ha compartido en su página de Facebook:


Salir del anonimato

Iñaki Egaña

En la época del algoritmo y de la mecánica cuántica, hablar del pasado es harto complicado. Pero el pretérito nos atrapa, sobre todo porque tenemos un debe impresionante con miles de hombres y mujeres cuyas trágicas vidas fueron engullidas por patrañas. Dicen que la historia la garabatean los vencedores, los tramposos de la vida. Y puesto que como escribió Antonio Machado “hoy es siempre todavía”, aún estamos a tiempo de voltear aquello que nos contaron al revés o nos ocultaron bajo la alfombra de la ignominia. Paradójicamente, tenemos una ingente tarea por delante, para recuperar las sombras del ayer.

La guerra que nuestros abuelos y abuelas perdieron hace ya 85 años en las trincheras, la equilibramos con decenas de iniciativas populares que, de aldeas a municipios, sacaron a la luz miles de personas hasta entonces ocultadas por los triunfantes, un fascismo que aún colea con su arrogancia habitual y el temor de los tibios a despertar aún más a la bestia.

Aquellos trabajos, a la vera del pionero “Navarra, de la esperanza al terror” han servido para que el relato tome colores huyendo del blanco y negro al que nos invitaban espuriamente los medios de la época. Y nos enseñaron que la ocultación de los crímenes tiene fisuras, en los testimonios, en los libros de los cementerios, en los archivos diocesanos, en la prensa clandestina, en los registros civiles, en decenas de índices particulares y militares.

Viene todo esto a cuento en el 130 aniversario de unos hechos muy matizables. A pesar de lo que ha llovido desde entonces, aún estamos destapando la parte inmersa del iceberg. La época, además, fue única. En 1893 se produjo en Euskal Herria un cambio de paradigma que modificó nuestra organización política y social de forma tan profunda que nos trasladó a la modernidad. Fue el año del llamado Discurso de Larrazabal, cuando Sabino Arana, ideólogo y activista, lanzó la proclama independentista, rompiendo con el carlismo que de una disputa dinástica elaboró toda una tendencia ideológica que había alcanzado, incluso en las capitales vascas con la excepción de Donostia, el 80% del voto (masculino, el femenino fue vetado hasta 1933) antes de la Segunda carlistada (1872-1876).

En aquel año, asimismo, hubo numerosas revueltas populares contra un decreto del ministro de Hacienda español, el liberal Germán Gamazo, por el que se cercenaba la autonomía política y económica de Hego Euskal Herria. El origen estuvo en la contestación, conocida nacionalmente como la Gamazada, el rechazo al artículo 17 de la Ley de Presupuestos del Estado. La protesta se centró en Nafarroa, pero hubo también matxinadas generalizadas en las otras tres provincias vascas.

La revuelta concluyó en febrero de 1894, con la retirada del proyecto de Gamazo y la presencia de miles de manifestantes en Castejón, entre ellos Sabino Arana que desplegó el primer proyecto de ikurriña, que celebraron la victoria popular. El republicano La Voz de Guipúzcoa señalaba que “desde la abolición de los fueros (1876), dimos a la patria nuestros hijos (servicio militar) y al tesoro nacional nuestro dinero, mientras en otras partes de España los caciques se llevan el 90% de lo producido”.

Las primeras manifestaciones multitudinarias habían tenido lugar en Gasteiz e Iruñea, a comienzos del verano de 1893, al son del Gernikako Arbola, que se convirtió en el himno de unión de todos los vascos. A mitad de agosto, los fueristas y pioneros jeltzales quemarían en Gernika la bandera española. Fue una matxinada local, la Sanrokada.

Simultáneamente a la Sanrokada se produjeron manifestaciones en Guardia, con cargas de la Guardia Civil que mataron a un vecino, Fernando Cano, e hirieron a otros 22. Hasta hoy, ni siquiera en la página web del Ayuntamiento de Guardia, se citaba a Cano. En este ambiente encendido, llegaba a Donostia el presidente del Gobierno español, Práxedes Mateo Sagasta. El viaje de Sagasta obedecía a sus cortas vacaciones en la capital turística de moda. El 27 de agosto, después de un concierto de la Banda Municipal de música de Donostia, se formó una manifestación espontánea que, a los sones del Gernikako Arbola, se dirigió gritando Gora Fueruak, behera Sagasta, hacia el hotel Londres, residencia del presidente.

La Guardia Civil salió a disolver a los manifestantes disparando contra ellos y causando al menos seis muertos: Vicente Urzelai, Rufino Azpiazu, Bernardina García, Juan José Arza, Martín Osés y Justo Pérez. El diario El Liberal señaló que fue “una carnicería” y “matanza”. Por eso de que la reina regente María Cristina se encontraba en Donostia, con “afamados” turistas, la información sobre las víctimas fue censurada y durante 130 años únicamente se conoció la muerte, primero de un único manifestante (según el Gobierno civil) y más tarde de tres (ofrecida por la prensa). Significativa fue la muerte de Vicente Urzelai que, herido, fue aupado por dos jóvenes para ser trasladado al cuarto socorro. Interceptados por la Guardia Civil, fueron los tres baleados, Urzelai de nuevo, lo que provocó su muerte.

Hasta el día de hoy, académicos y funambulistas habían ido reproduciendo la máxima de “cortar y pegar”. Han tenido que pasar 130 años para que ciudadanos marcados por el desprecio oficial, hayamos podido rescatar parte de la verdad. Un ejemplo de la desidia y el interés adulterado de no tocar determinadas instituciones que pongan en tela de juicio el relato único. No fue una algarada, sino un sentimiento lo que movió al pueblo a reivindicar su idiosincrasia. No fue un alboroto de “locos foráneos”, sino una respuesta a la brutalidad luego encubierta. No fueron uno, ni tres los muertos por la Guardia Civil, sino seis. Más 30 heridos graves y 60 detenidos, muchos de los cuales concluyeron en la cárcel de Ondarreta.

Es el sujeto el que da sentido al contexto. Porque ello nos asegura la pretensión de la verdad. Y a pesar de la tendencia algorítmica, ahí estamos, dándole presencia al pasado.

 

 

 

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