Un blog desde la diáspora y para la diáspora

viernes, 11 de julio de 2025

Sin Enigma Aragonés

Desde su perfil de Facebook, Lander Ibarguren le corrige la plana a los "historiadores" de National Geographic tras publicar que el origen del toponímico Aragón es, según ellos, enigmático.

Adelante con la lectura:


El borrado sistemático del pasado vasco de Aragón

Lander Ibarguren

El topónino Aragón no es celta, ni romano ni castellano, tiene un origen vasco. Es la adaptación fonética castellana de la forma vasca Aragoa, derivada de la forma vasca antigua Aragona, con el significado de "valle".

Aragona procede de la raíz vasca Ara, en euskera actual (h)aran -valle-, donde la -n final es un sufijo locativo para enfatizar que es un lugar, más la consonante epentética /g/ para facilitar la pronunciación, más el sufijo locativo de origen latino -ona (derivado de la declinación latina -one [m]) , muy común en la toponimia vasca, sobre todo en la actual forma -oa (Gipuzkoa, Nafarroa... antiguos Ipuzkona, Nabarrona...). Ara + (g) + ona.

Existe también en Aragón un río Ara (valle) y en documentos del Reino de Pamplona y Nájera del siglo XI, durante el reinado de Sancho el Mayor de Navarra, se la nombra con la forma vasca medieval Aragona, de la que deriva la actual forma vasca Aragoa (por pérdida de la n intervocálica), que sería la forma correcta para llamar a Aragón en euskera, si no fuera porque la Real Academia de la Lengua Vasca, Euskaltzaindia, hubiera priorizado incomprensiblemente la forma Aragoi, que es la adaptación fonética al euskera de la forma castellana Aragón, que es, a su vez, la adaptación fonética castellana del vasco Aragona.

El topónimo Aragona surgió en la parte noroeste de la actual Aragón, donde nunca se asentaron celtas y fue de habla vasca ininterrumpidamente desde épocas prerromanas hasta los siglos XVII-XVIII, en algunos pueblos aragoneses.

El Aragón inicial formó parte de la Vasconia de la época romana. En la época franco-visigótica formó parte del Ducado de Vasconia. Cuando los vascones supirenaicos de Navarra y Aragón se independizan del Ducado de Vasconia, que estaba sometido en esas época a los francos, dan lugar al Reino de Pamplona. Aragón forma parte también del posterior Reino de Pamplona y Nájera, hasta que, tras la muerte del rey Sancho el Mayor, el reino se disgrega y surge el Reino de Aragón en el siglo XI. Al avanzar Aragón hacia el sur en las conquistas, iría aglutinando población de habla romance (la actual lengua aragonesa, que era la lengua mayoritaria de la marca superior andalusí), que acabaría convirtiéndose en el principal grupo humano del reino.

Es indignante que una lengua y una cultura vascas, con raíces prerromanas en todo el norte de Aragón y hablada hasta épocas recientes en ese territorio, que padeció prohibición durante siglos en Aragón (por ejemplo, ordenanzas de la ciudad de Huesca desde 1349 hasta el siglo XVI, según el Archivo Histórico de Huesca) sean borradas sistemáticamente de la historia de Aragón en gran parte de las publicaciones de ámbito histórico.

 

 

 

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jueves, 10 de julio de 2025

Egaña | El Derecho y el Deber de Escapar

Y ya que hemos estado hablando de fugas al cumplirse la cuarta década de el escape protagonizado por Pikabea y Sarrionandia de Martutene, aquí les presentamos este texto de Iñaki Egaña que será la delicia de más de uno de nuestros lectores.

Directo a ustedes de Facebook:


El derecho y el deber de escapar de prisión

Iñaki Egaña

Una máxima universal señala que el deber de todo preso es escaparse, circunstancia que la mayoría de estados tipifica como delito. En los últimos 20 años, se han evadido de Francia más de 500 presos y de España la cifra es inferior, cercana a los 400. Aunque Hollywood y el cine han convertido las fugas en una aventura carcelaria, las evasiones se producen desde hospitales, juzgados y traslados. Los casos desde centros penitenciarios apenas llegan al 5%. Brasil parece ser el estado con el número mayor de evasiones del planeta, una al día. El país sudamericano tiene entre rejas a 900.000 internos, superado por EEUU con dos millones de presos, la primera población carcelaria de los cinco continentes en números absolutos. En relativos, por el contrario, El Salvador de Nayib Bukele ocupa el primer lugar, con 1.659 presos por cada 100.000 habitantes, seguido de EEUU con 639.

Las fugas más espectaculares se convirtieron en productos cinematográficos, en especial los promocionados por Hollywood. Dos remakes reales han devuelto actualidad a presidios míticos: Alcatraz y la Isla del Diablo (Guyana francesa). Donald Trump acaba de anunciar su intención de reabrir la prisión californiana, mientras que Emmanuel Macron ha informado de una inversión de 400 millones de euros para abrir un centro de detención en la Guyana. De la de Alcatraz se escaparon tres presos en 1962, un año antes de su cierre definitivo, fuga que dio lugar a una película protagonizada por Clin Eastwood. Para el FBI los fugados se ahogaron. En la ficción cinematográfica, los indicios apuntaron a su supervivencia. De la Isla del Diablo se fugó supuestamente Henri Charrière en 1941, que escribió su biografía en un libro que dio lugar a la película “Papillon” protagonizada por Steve McQueen y Dustin Hoffman. Con la condena cumplida e indultado por el éxito de la película, Charrière se estableció en España. A su muerte se supo que era un impostor y que el auténtico protagonista de la fuga había sido Charles Brunier. Entre decenas de novelas y filmes, destacar que recientemente acaba de ser traducida al castellano la fuga que León Trotsky contó ya en su libro “Tudá i obratno” (1907) en el que narraba la evasión cuando era trasladado al campo de internamiento de Beriózov (Siberia).

La modernidad ha desdibujado centenares de fugas espectaculares y técnicamente complicadas, trasladando su naturaleza a una especie de competición. ¿Cuál ha sido la más rocambolesca? ¿Cuál la más masiva, la que más distancia tuvieron que recorrer los fugados? Cada medio, cada reportaje, ofrece su versión, errando en muchos casos. En la Segunda Guerra mundial, el castillo nazi de Colditz, prisión para oficiales aliados, fue escenario de 300 intentos de fuga. En sentido contrario, de Papago (Arizona), uno de los 500 campos de prisioneros en EEUU que acogieron presos alemanes, 26 internos escaparon en la navidad de 1944, tras excavar un túnel de 54 metros. De las prisiones de Acre y Jerusalén, en Palestina, escaparon 40 militantes de Irgun -grupo paramilitar sionista-, en 1947 y 1948, durante el mandato británico.

La actualidad sigue ofreciendo ejemplos, como el reciente de mayo de 2024, cuando un convoy que trasladaba al preso Mohamed Amra en Normandía fue atacado. El detenido consiguió huir, mientras que dos funcionarios de prisiones perdieron la vida en el tiroteo. Amra fue detenido en Rumania en febrero de este año. Hace escasas semanas, la Guardia Civil descubrió un túnel que comunicaba el Tarajal de Ceuta con Marruecos, usado como vía de escape para huidos de la Justicia. El túnel, sin embargo, no tiene la sofisticación de aquel que facilitó la huida, en 2015, del penal de máxima seguridad del Altiplano de “El Chapo” Guzmán. Una obra de ingeniería de kilómetro y medio de longitud y diez de profundidad para la que sus constructores, removieron más de tres mil toneladas de tierra.

Entre las destacadas, hubo un viaje repetido aparentemente en dos ocasiones cuyo trayecto y condiciones superaron a la ficción. La primera ocasión, en 1917, la protagonizaron 17 presos “blancos” en la guerra civil rusa. Escaparon de su internamiento en Siberia, a pie y durante meses, tras recorrer miles de kilómetros, recalaron en China. Sólo tres sobrevivieron. Uno de ellos, David Regevsky se refugió en Donostia, donde esposó con Amparo Zoco. Su familia se asentó definitivamente en Donostia, madre, hijos y nietos. Regevsky, que vivió en la Villa Datcha Blanca de Igeldo, falleció en 1958. A pesar de su éxito cinematográfico a través de la película “The Way Back” (2010), la segunda de las evasiones desde Siberia, ocurrida durante la Segunda Guerra mundial, fue falsa, según investigaciones de la BBC. El protagonista era el soldado polaco Słavomir Rawicz, que escribió en 1956 “La larga caminata”, en la que relataba su supuesta fuga en 1941 desde el gulag hasta India, recorriendo 6.500 kilómetros y atravesando Siberia, el desierto de Gobi, Mongolia y Tíbet. Su falseada biografía se convirtió en un superventas y fue traducida a 25 idiomas. Resultó que Rawicz había quedado en libertad en 1942 y que la historia de la fuga era cierta pero que correspondía, probablemente, a otro soldado polaco, Witold Gliński.

En cuanto al número de fugados, las de Queyfiya (Libia) en 2013 -más de un millar de reclusos- Kandahar (Afganistán) en 2008 -540 presos a través de un túnel de 300 metros- y Tazoult (Argelia) -1200 presos (de ellos 280 en el corredor de la muerte)- han sido recientemente las más masivas hasta 2024. En 2024, en Makala, capital de la República Democrática de Congo, hubo una fuga masiva, hasta 3000 presos, con 129 muertos en enfrentamientos entre presos y policías y 163 mujeres reclusas violadas y quemadas vivas en el intento de fuga En marzo de 2024 se fugaron de la prisión de Puerto Príncipe en Haití, un total de 3696 reclusos, tras un ataque desde el exterior.

En el Estado español y durante el franquismo, fueron míticas las fugas de Eleuterio Sánchez, “el Lute”, un merchero salmantino, la última del presidio de Puerto de Santa María en 1970. En prisión aprendió a leer y escribir y concluyó la carrera de Derecho. Su biografía dio lugar al filme “Camina o revienta”. La relevancia mediática de “el Lute” fue sustituida más tarde por la de Juan José Garfia, un vallisoletano de familia comunista, que recaló en prisión ya con 18 años acusado de robar explosivos. En libertad fue detenido en un tiroteo, con el resultado de tres muertes cuando huía del atraco fallido a un banco. Condenado a 113 años de prisión, logró escapar de la cárcel en 1989 y 1991. Encarcelado de nuevo, se licenció en Bellas Artes y Filología Hispánica y escribió un libro animando a las evasiones: “Adiós Prisión. Relato de las Fugas más espectaculares”. Salió en libertad condicional en 2010.

En el Estado francés, las fugas más relevantes tuvieron como preludio las del dandi René Girier, al que atribuyeron hasta 17 fugas. Atracador de guante blanco, su fama le llevó a ser chófer y mayordomo de la familia real de Mónaco. Fue interpretado en la gran pantalla por Gérard Depardieu. En otro caso, Michel Vajour se escapó en seis ocasiones, una de ellas de la prisión de La Santé, en 1986, en un helicóptero pilotado por su esposa. Tres presos canadienses también escaparon en helicóptero de la prisión de Quebec, en 2014.

La más ingeniosa correspondió a tres corsos -Maurice Costa, Francis Mariani y Pierre-Marie Santucci- que se evadieron de una cárcel cercana a Bastia en 2001 tras que el director de la prisión recibiera un falsificado fax, con la firma de un juez, que decretaba su puesta inmediata en libertad. Otro preso, Antonio Ferrara protagonizó la más espectacular, al huir de Fresnes en 2003. Un comando de seis falsos gendarmes, atacó con armas largas a los vigilantes, hizo un boquete en una entrada metálica, llegaron hasta la celda de Ferrara y con dinamita volaron la puerta, entre el jolgorio del resto de internos. Ferrara fue detenido cuatro meses después y salió en libertad en 2022. Otra fuga espectacular fue la de Rédoine Faïd que se escapó de la prisión de Lille-Sequedin con explosivos, un arma y la toma de rehenes. Fue capturado mes y medio después. Concluirá su condena en 2060.

En Euskal Herria, la mayor fuga de su historia se produjo en mayo de 1938 en la prisión navarra de Ezkaba, cuando se escaparon 795 internos. Únicamente tres lograron llegar a Ipar Euskal Herria (Jovino Fernández, José Marinero y Valentín Lorenzo), 207 fueron ejecutados en los días siguientes a la huida y 585 detenidos. Fernández mantuvo su exilio francés hasta su fallecimiento en 1995. Marinero alcanzó México, al huir de la llegada nazi, donde murió en 1963. Lorenzo, se reintegró a la guerra por Barcelona. Huyó nuevamente en 1939, y falleció en Burdeos en 1986. El presidio, a iniciativa pactada con el Ejecutivo español por EHBildu, fue declarado lugar de memoria, transmitiéndose su titularidad al Gobierno de Nafarroa que lo ratificó en 2025.

Durante la Segunda Guerra mundial, muchos de los vascos que combatieron con la Resistencia francesa también se fugaron de prisión o campos de concentración. El mayor protagonista en fugas fue Kepa Ordoki. En 1939 consiguió escaparse de las cárceles franquistas, más tarde de Gurs y, finalmente, hasta tres veces, del cautiverio nazi.

La primera fuga masiva de presos de ETA tuvo lugar en diciembre de 1969. De la prisión de Basauri se escaparon 15 presos, cinco de ellos acusados de delito común y los diez restantes militantes de ETA. Se refugiaron en el estado francés y París les asignó a residencia. En septiembre de 1973 Agustín Asteasuinzarra consiguió evadirse, con ayuda exterior, del cuartel de Loiola, en el que estaba detenido. En 1974, Jon Urzelai logró fugarse mientras estaba detenido en el Hospital Provincial de Donostia. Y en 1975 el fugado, también de Loiola, sería Bernardo Bidaola. Los dos primeros serían muertos, años más tarde, por las fuerzas policiales y Asteasuinzarra por los GAL. En 1978, el autónomo Bernardo Aizpitarte, detenido, se escapó, como Urzelai, del hospital. Hubo intentos frustrados en numerosas cárceles: Burgos (durante el Proceso de 1970), Zamora, Carabanchel, Iruñea, A Coruña, Martutene, Basauri…

La siguiente fuga masiva tuvo dos versiones, ambas desde Segovia. La primera de ellas fracasó con motivo de la delación del infiltrado Mikel Lejarza. La segunda, exitosa, tuvo lugar en abril de 1976 con la fuga de 29 presos. Lo hicieron a través de un túnel excavado, que conectaba con las cloacas del centro para lo que hicieron desaparecer seis toneladas de tierra por los desagües. El éxito fue inicial, hasta que la mayoría de los evadidos fueran detenidos en las cercanías de Aurizberri. En esta escapada falleció el militante catalán Oriol Solé, alcanzado por una bala explosiva disparada por la Guardia Civil. Cuatro de los fugados, -Koldo Aizpurua, Josu Muñoa, Mikel Laskurain y Carlos García Solé-, junto a Miren Amilibia del comando de apoyo, lograron su objetivo. En enero de 1980, tres militantes de ETApm huyeron de la cárcel de Martutene: Izaskun Arrazola, Jesús María Salegi y Mikel Matxirena.

Al margen de la fuga de Iñaki Pikabea y Joseba Sarrionandia en julio de 1985, a finales del año siguiente, un comando de Iparretarrak liberó de la cárcel de Pau a sus militantes Maddi Hegi y Gabi Mouesca. El operativo, probablemente el más complejo en los 28 años de actividad de IK, se llevó a cabo con el secuestro del director del centro penitenciario por miembros de IK disfrazados de gendarmes. Maddi Hegi falleció en 1987 en accidente ferroviario tras ser detenida.

Ya en épocas más recientes, en noviembre de 2000, Félix Alberto López de la Calle, escapó de un hotel de Aubusson (Francia), donde estaba detenido a la espera de su extradición. En agosto de 2002, Ismael Berasategi se fugó de la prisión parisina de La Santé, al intercambiarse con su hermano. En diciembre de 2002, Ibon Fernández Iradi consiguió fugarse de la comisaría de Baiona, a través de un conducto del aire. En el siglo XXI, hubo intentos de militantes de ETA fracasados, desde las prisiones de Aranjuez, Valdemoro y La Santé. Otros abortados no tuvieron publicidad. En 1993, José Mari Sagardui fue descubierto cuando se fugaba de la prisión de Granada.

Entre los grupos insurgentes, el IRA realizó una de las fugas más espectaculares de la historia, al colocar, en julio de 1922, una bomba de gelignita en un lateral de la prisión de Dundalk. Por el boquete se escaparon 105 prisioneros políticos. Días después, los fugados al mando de Fran Aiken, uno de los huidos, asaltaron el cuartel de Dundalk, tomando 300 prisioneros. Fue uno de los episodios más dramáticos de la guerra civil entre dos facciones del IRA, los que aceptaron el Tratado de Independencia de la que sería Irlanda del Sur y los que no reconocieron la continuidad del norte de la isla en poder de Londres. Más recientemente, las fugas de miembros del IRA fueron numerosas: en 1972, nueve presos republicanos huyeron de un barco-prisión y un año después, tres internos del IRA escaparon en helicóptero de la prisión de Mountjoy. En 1974, 19 militantes lo hicieron de Portalouse y un año más tarde, otros nueve mientras estaban siendo juzgados en Newry. En 1981, ocho militantes de la prisión de Crumlin Road y en 1983, 38 presos republicanos huyeron de la cárcel de Long Kesh (Maze) en la más numerosa en la historia reciente de Gran Bretaña. Cuatro de los fugados de Meze fueron detenidos posteriormente en EEUU y Londres solicitó su extradición. El Acuerdo de Viernes Santo, en 1998, evitó la deportación de tres de ellos.

En Alemania, Andreas Baader logró escapar de prisión antes de alumbrar la Rote Armee Fraktion (RAF). En julio de 1976, cuatro militantes escaparon de la prisión de mujeres de Berlín, tres de ellas del Movimiento 2 de Junio y la cuarta de la RAF, a través de la ventana de la biblioteca. Gabriele Rollnik e Inge Viett serían detenidas dos años después en Bulgaria y extraditadas a Alemania Occidental. Monika Berberich fue detenida poco después de su fuga y salió de prisión en 1988, tras haber realizado nueve huelgas de hambre.

Assata Shakur, miembro del Black Liberation Army y de los Black Panthers, huyó de la prisión de Hunderton (New Jersey) y se refugió en Cuba desde 1984. En 2005, el FBI la incluyó entre las diez terroristas más buscadas y ofreció una recompensa por su captura. Desde La Habana escribió su autobiografía, con introducción de Angela Davis. De Velore Fort en India, escaparon en 1995, 43 reclusos tamiles de Sri Lanka. La fuga de cinco militantes palestinos de Gilboa (Palestina ocupada), en septiembre de 2021, fue una más entre las 30 sucedidas anteriormente, unas exitosas otras fracasadas. La primera tuvo lugar en 1958, con la huida de 77 palestinos del presidido de Shatta. En la Sudáfrica, la película sostenida en hechos reales que relata la fuga de tres presos políticos del penal de Pretoria en 1979, resume los intentos que protagonizaron otros internos durante el apartheid.

Entre los tupamaros uruguayos, la fuga del penal de Punta Arenas en 1971 dejó en libertad a 111 presos políticos, entre ellos el reciente fallecido Pepe Mujika. El FLN había intentado, un año, antes, a través del secuestro de Daniel Anthony Mitrione -un agente de la CIA destacado en Montevideo e instructor de torturadores-, su canje por 150 prisioneros. El Gobierno no accedió a las pretensiones uruguayas y Mitrione fue ejecutado. En una acción similar, en 1978, el Frente Sandinista asaltó el Palacio Nacional en Managua, exigiendo, entre otros objetivos, la liberación de 50 presos, entre ellos Tomás Borge. Tras dos días de negociación, el presidente Somoza accedió a la petición y los reclusos viajaron a Cuba. Tupac Amaru, en Perú, imitó la acción en 1996 y tomó con rehenes la embajada de Japón, solicitando la liberación de 465 de sus presos. El Gobierno peruano, tras cuatro meses de asedio, asaltó la embajada y mató a todos los guerrilleros.
En marzo de 1982, Sendero Luminoso atacó la cárcel de Ayacucho (Perú) liberando a 254 presos, de los que 70 eran miembros de la organización liderada por Abimael Guzmán. En 1990, 47 militantes del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) de Perú, entre ellos su dirigente Víctor Polay, se fugaron del presidio de Canto Grande tras cavar un túnel de 250 metros de largo y ocho de profundidad. De la prisión de máxima seguridad de Santiago (Chile) el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, con la ayuda de dos voluntarias del IRA, liberó en 1996 a cuatro de sus militantes condenados a cadena perpetua. La llamaron Operación Vuelo de Justicia -se produjo a través de un helicóptero- y de los cuatro fugados, únicamente Mauricio Hernández fue detenido en Brasil y extraditado a Chile. Frances Mary Shannon, la irlandesa de apoyo, fue detenida el pasado año en Croacia, pero quedó en libertad al llegar fuera de plazo la petición de extradición. En Venezuela se había escapado un grupo de guerrilleros de la Isla del Burro, en 1963, vestidos de mujer y con acreditaciones falsas.

En mayo de 1975, 26 presas políticas, acusadas de actividades guerrilleras, se fugaron de la prisión del Buen Pastor en Argentina. Un camión con un cable de acero arrancó las verjas de la prisión, abriendo un camino por donde escaparon las reclusas. De las fugadas, seis fueron desaparecidas por la dictadura militar que se estableció un año más tarde. De la cárcel de Guadalajara en México, huyeron seis militantes de la Liga Comunista, tras recibir ayuda de un comando exterior, en 1976. En marzo de 1991, un comando del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional atacó el Centro Penal de Mariona y logró la libertad de 135 internos. En 1956, del presidio del Boniato (Cuba) se fugó un grupo de presos que sería el motor del foco guerrillero en Sierra Maestra. Raúl Castro participaría en otra acción para liberar a Frank País, uno de los dirigentes revolucionarios que fallecería poco después, a manos de la Policía del dictador Batista.

 

 

 

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Desarme Kurdo e Izquierda Abertzale

En una alocución reciente el catalán Gabriel Rufián le ha pedido a los del PP y a los de Vox que se abstengan de lanzar ataques en contra del PSOE, específicamente en contra de Francisco López.

Todo bien en lo que respecta a exigirle cosas a la extrema derecha española, lanzada a desestabilizar el gobierno de Pedro Sánchez recurriendo para ello a los eternos casos de corrupción, mismos que han caracterizado a los partidos estatales españoles. Vaya, que para corrupción la de su antecesor ideológico y sus allegados. Sí, nos referimos a Francisco Franco por si alguien tiene alguna duda.

Pero se nos hace necesario recordar a Rufián que quien realmente se arremangó las mangas y negocio... fue el pueblo vasco.

Sí, ese pueblo vasco que también ha tenido que cargar ataúdes. Y en más de una ocasión, ha cargado ataúdes teniendo que resistir las cargas policiales de las instituciones represivas del estado español, sin importar las siglas que ocupaban La Moncloa en cada dado momento.

Y que si en algún momento Francisco López logró sentarse en la poltrona de Lakua fue porque antes su partido y sus socios del PP habían impedido la participación de decenas de partidos y listas electorales de la izquierda. 

¿O ya ha olvidado Rufián la infame Ley de Partidos Políticos?

Y si Eguiguren se sentó a dialogar, fue porque del otro lado de la mesa le esperaba con la mano abierta y el corazón dispuesto la izquierda abertzale, con sus miles de torturados y sus cientos de presos políticos.

Así que a él, a Gabriel Rufián, le dedicamos esta publicación en Naiz, una que deja bien claro la disposición de EH Bildu a acompañar procesos de paz, de reconciliación, de desarme y de memoria.

Adelante con la lectura:


EH Bildu viaja al Kurdistán Sur para «acompañar al pueblo kurdo» en el desarme del PKK

Igor Zulaika, responsable de Política y Relaciones Internacionales y parlamentario de EH Bildu en Gasteiz, acue al Kurdistán Sur para mostrar el apoyo de la formación soberanista vasca a la ceremonia de desarme que el PKK realizará en la provincia de Suleimaniya este viernes.

En las próximas horas está prevista la celebración de una ceremonia de desarme del PKK en la provincia de Suleimaniya, en el Kurdistán Sur. Este acto se enmarca en el cumplimiento del anuncio de disolución y desarme hecho público el pasado 12 de mayo por parte del movimiento de liberación kurdo. En representación de la izquierda soberanista vasca, Igor Zulaika, parlamentario de EH Bildu, acudirá a la ceremonia que el propio Abdullah Öcalan subraya como histórica.

El pasado mayo, el secretario de Relaciones Políticas de EH Bildu, Gorka Elejabarrieta, ya aplaudió y dio la bienvenida a dicho anuncio de disolución y desarme, asegurando que supone una «contribución decisiva para construir un escenario de paz justa y duradera». Elejabarrieta, también senador, valoró además «los esfuerzos realizados por los diferentes actores para avanzar en la resolución del conflicto».

En este sentido, reiteró que EH Bildu «ha apoyado y seguirá apoyando la lucha del Kurdistán por su libertad».

Un ejemplo de ello es la presencia de Zulaika en la ceremonia. A través de este gesto, EH Bildu quiere mostrar de manera «directa» su «cercanía y apoyo al ‘Manifiesto por una sociedad democrática’ hecho público por Öcalan, así como reivindicar una vez más su libertad y el derecho del pueblo kurdo a construir su propio futuro por la vía de la paz, el diálogo y la negociación».

Abierto, transparente y «rápido», anticipa Öcalan

Otras formaciones como el partido progresista turco DEM, defensor de la minoría kurda, anuncian también su presencia en el evento. Ayşegül Doğan, portavoz del DEM, asegura que esa primera entrega supone un «momento y acontecimiento histórico que dará forma al segundo siglo de la historia de Turquía (moderna)».

Öcalan ha anticipado que el desarme se llevará a cabo de forma abierta, transparente y «rápida», con un mecanismo de verificación que por el momento no se precisa.

Desde DEM se insta a que este proceso «no se haga en términos de vencedores ni vencidos, ni como liquidación o concesión», sino como «un punto de inflexión histórica no solo para la cuestión kurda sino para la lucha y la solidaridad internacional».

El PKK comenzó su lucha armada contra el Estado turco en 1984, con el objetivo de intentar lograr la independencia del Kurdistán o al menos más derechos políticos y culturales para esta minoría. Se estima que unas 45.000 personas han muerto a consecuencia de este conflicto armado.




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lunes, 7 de julio de 2025

Cuatro Décadas de la Fuga

En las páginas de El Plural se ha publicado información acerca de la emblemática fuga de Pikabea y Sarrionandia hace cuatro décadas de la prisión de Martutene, fuga y contexto del cual ha hablado ampliamente el entonces director de ese centro penitenciario, Juan Carlos Mesas.

Lean ustedes:


Se cumplen 40 años de la fuga de prisión de los protagonistas de Sarri Sarri

Cuando una huida de prisión se transformó en himno de rebeldía y en símbolo de la memoria popular 

Amanda Ramos

Todos recordamos, aunque solo sea por el eco de la canción, aquel 7 de julio de 1985. Fue el día en que dos presos políticos, Joseba Sarrionandia y Iñaki Pikabea, lograron burlar a las autoridades y escapar de la cárcel de Martutene, en San Sebastián, de una manera tan ingeniosa como cinematográfica. Se ocultaron dentro de dos grandes altavoces tras un concierto organizado en el recinto penitenciario y, mientras las notas del último acorde aún flotaban en el aire, salieron de la prisión sin que nadie lo advirtiera. Fue el principio de una leyenda que hoy, cuatro décadas después, sigue viva en la memoria colectiva.

La fuga que encendió la chispa

La historia de aquella fuga traspasó las fronteras de lo anecdótico para convertirse en símbolo. No se trataba solo de un audaz plan de huida, sino de un acto que, en un contexto de represión y conflicto, muchos interpretaron como desafío al sistema. La imagen de los dos presos ocultos en altavoces cruzando el umbral de la prisión sin disparar un tiro ni alzar la voz se convirtió en metáfora de resistencia silenciosa. La astucia, la imaginación y la valentía se impusieron a los barrotes y a los muros.

Aquella misma hazaña inspiró, solo unas semanas después, a la banda más icónica del rock radical vasco: Kortatu. Nació entonces Sarri Sarri, un tema que convirtió la fuga en un relato cantado, con ritmo de ska vibrante y espíritu de celebración clandestina. Las notas rápidas, los vientos festivos y el estribillo pegadizo hicieron de la canción un himno que sonaba en fiestas, en manifestaciones y en las noches largas de las txosnas. Muchos la cantaban sin conocer el origen real de su historia; otros, con la convicción de que la música también podía ser trinchera.

Cuarenta años después: el eco de un grito

Hoy, cuatro décadas más tarde, aquella fuga sigue despertando pasiones y divisiones. Para algunos, fue un acto de libertad y de ingenio frente a la opresión. Para otros, un capítulo doloroso ligado al conflicto que durante tantos años ensangrentó Euskadi. Lo cierto es que el paso del tiempo no ha borrado el impacto de aquel 7 de julio: al contrario, lo ha alimentado.

Las canciones tienen ese poder misterioso de sobrevivir a los contextos. Sarri Sarri se canta hoy en romerías y fiestas sin que muchos de los jóvenes que la bailan sepan que nació de un episodio real. Pero basta rascar un poco la superficie para encontrar la carga simbólica: la huida de los dos hombres ocultos en altavoces, el ingenio frente a la fuerza, la memoria de una época en la que la música y la política se cruzaban constantemente en las calles, en los escenarios y en las prisiones.

El peso del mito

Joseba Sarrionandia, el poeta, el fugitivo convertido en escritor de culto, vivió durante años en el exilio, construyendo una obra literaria que exploraba los exilios interiores y exteriores, las ausencias, los silencios. Iñaki Pikabea, su compañero de fuga, regresó al escenario público años después, cerrando así un círculo que había empezado entre cables, bafles y la música de un concierto que hizo posible lo imposible.

La propia canción, nacida de ese episodio, trasciende su origen y se convierte en patrimonio cultural de varias generaciones. Su ritmo invita al baile, pero en el fondo es una crónica de época. Una melodía que, entre trompetas y guitarras, recuerda que hubo un día en que la libertad pasó por el ojo de una aguja y consiguió burlar a todo un sistema.

La cárcel de Martutene, escenario de aquella fuga, es hoy un lugar que encierra muchas memorias. A lo largo de los años, la historia de Sarri Sarri ha vuelto a resonar en sus muros porque toda memoria colectiva que surge de un conflicto se construye entre el homenaje y la crítica, entre el recuerdo y el reproche.

Cuarenta años después, Sarri Sarri sigue sonando, no solo como una canción, sino como una ventana a un tiempo en que la música, las ideas y las acciones caminaban de la mano. Un tiempo en que el ska podía ser también arma cargada de futuro, y un estribillo repetido en fiestas podía recordar, para quien quisiera escucharlo, que hubo un día en que la libertad se escondió en un altavoz y escapó bailando.

 

 

 

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Entrevista a Juan Carlos Mesas

En su recuento de los sanfermines de 1985, Pello Guerra nos hace mención de la fuga de los presos políticos vascos Iñaki Pikabea y Joseba Sarrionandia justo el día del txupinazo.

Pues bien, para tener una idea más completa del estado de las cosas en esa época, desde Naiz traemos a ustedes esta entrevista a quien era director de eso centro penitenciario en esa fecha tan presente en el identitario cultural vasco.

Adelante con la lectura:


«La idea fundamental es que los presos pasen por la prisión, pero que la prisión no pase por ellos y, sobre todo, que no salgan peor que cuando entraron»

Juan Carlos Mesas | Director de la prisión de Martutene el 7 de julio de 1985 | La fuga de Martutene ha solido ser relatada desde el punto de vista de quienes obraron aquel hecho histórico, pero la realidad es que aquel suceso puede tener, y tiene, una visión poliédrica. Cruzar al otro lado puede ser un ejercicio tan complicado como necesario y, Juan Carlos Mesas, director de la prisión el 7 de julio de 1985, ofrece a 7K su perspectiva de los hechos ocurridos ese día. Cuatro décadas más tarde, regresamos a Martutene.

Ariane Kamio

¿Cuántas veces se agita una bola de nieve? Exceptuando la primera vez, diríamos que casi ninguna. Pueden permanecer durante años olvidadas en una estantería, tantos como cuarenta. Para quienes no vivimos con consciencia los años 80, la épica de una fuga como la de Martutene alcanza unas latitudes aún mayores en el imaginario, y se fosiliza como un rastro imborrable para las personas que sí la palparon. Es, sin duda, un hecho que quedó sellado en la memoria colectiva de la sociedad vasca.

Intentar realizar un trabajo periodístico cuarenta años después de que hubieran sucedido los hechos es una tarea tan placentera como complicada, pues ofrece la posibilidad de ejercer de ratón de biblioteca y hurgar en los archivos, pero también eleva el muro traicionero de la memoria, y es que resulta muy difícil recordar hechos concretos. Entonces, ¿por qué no encontrar a alguien que cuente lo sucedido desde otra perspectiva?

La de Juan Carlos Mesas es una visión necesaria para contemplar aquellos convulsos años desde un punto de vista diferente (y sorprendente), y realizar un acercamiento personal a esos acontecimientos. Y decimos sorprendente porque el relato del que fuera director de la prisión el 7 de julio de 1985 podría realizarse sobre un manto de rencor. Pero, nada más lejos de la realidad, Mesas se expresa sobre la no venganza, la reinserción y la labor social dentro de las prisiones. Esta es una historia sobre las que pocas veces florecen oportunidades de acercarse y conocer. Una ocasión para agitar de nuevo la bola de nieve y ofrecer otra mirada.

Nos gustaría que nos hablara de su paso por Martutene y de los proyectos que tenía allí. 

Yo llegué allí el 31 de mayo de 1983 como director, pero había estado antes como jefe de servicio desde el 79 al 82. Ya había estado tres años anteriormente, conocía la casa y conocía el ambiente. Es una prisión de preventivos, en principio, y seguirá siéndolo, creo, y Nanclares era la de cumplimiento. Nada más llegar, tuvimos ya una buena entrada: inundaciones en el País Vasco.

Sí, esas fueron sonadas. 

Tuve que ir en barca al cuartel de Loiola para coger pan, al menos para que los “clientes” estuvieran bien atendidos porque, si no, se podía montar un motín.

El río transcurre junto a la prisión. 

El caserío que estaba justo al lado estaba todo inundado, también la prisión. Y nada, tuvimos que salir en barca a por la comida. Recuerdo que, cuando se quejaba, digamos, el “cliente autóctono”, se quejaba de la comida. En esto tengo que decir que la única comunidad religiosa que se mantiene en una prisión es en la de San Sebastián, que son las hermanas de la comunidad de Santa Ana. Una de ellas estaba en el departamento de mujeres, que hacía prácticamente la labor de funcionaria, pero estaba ella sola -eso era en los primeros años, pero luego ya cuando llegué de director ya había funcionarias-. Pero, vamos, a una hermana la teníamos en el departamento de mujeres, había otras dos hermanas -Balbina y de la otra no recuerdo su nombre- que se encargaban de la cocina, y luego estaba “La Maña”, que se encargaba de la enfermería y... ¡esa sí que tenía coraje! (se ríe). Si tenía que coser alguna herida, lo hacía a pelo: “¿Cómo que anestesia? ¡Venga, hombre! ¿No eres tan hombre para cortarte? ¡Pues ahora aguantas!”, decía. Luego estaba ya la madre superiora arriba, en el pabellón que tenían asignado las hermanas, y otra hermana más, lega, la cocinera.

Imagínate cómo era la comida, hecha por las monjas y con la filosofía de la cocina vasca. Lo aprovechaban todo y, si había pescado, que no les gustaba mucho (a los reclusos), por la noche solía haber unas croquetas deliciosas de pescado. Esto viene a colación de que muchos se quejaban de la comida que servíamos. Cada mañana se repartía una barra entera de pan para la comida...

¿Para cada preso? 

Sí, sí, para cada uno. Y estos igual dejaban hasta la carne, que era de buena calidad, que no eran tropiezos, y yo veía a los muchachos de África cómo abrían el pan entero y, con todo lo que les sobraba a los compañeros de al lado, se hacían unos bocadillos tremendos. ¡Cómo se lo comían esos muchachos! ¡Qué alegría tenían en esos ojos! Y esa era la situación que teníamos.

El funcionario de prisiones va con su voz, es lo único que tiene, y su autoridad, que se supone que van a respetarla. Pero en los momentos en los que ellos (los presos) van a por todo, de respeto nada. Solía haber muchas peleas entre chavales muy jóvenes, con la sangre muy caliente, y cada dos por tres teníamos un percance, alguna historia: cortes, intento de sublevación... En la cárcel, además de la hermana que ejercía de enfermera, teníamos un médico y un practicante. El practicante... me acordaré del nombre... era de Hernani. Si le llamabas por la noche, venía en pijama.

Otro de los mecanismos que utilizaban los reclusos era simular una lesión o una enfermedad para salir al hospital (en los hospitales tampoco había las medidas de seguridad y control que hay ahora), así la visita familiar se autorizaba y la familia le acercaba un poco el “producto”. Tampoco había mecanismos de control, ni rayos X, ni una brigada canina...

Había menos medios. 

Efectivamente. No había prácticamente ninguno. Había tres mandos en prisión: director, subdirector y administrador, había tres jefes de servicio y luego ya estaban los funcionarios del grupo de ayudantes. Por la situación crítica que se vivía en el exterior, los funcionarios pedían el traslado cada seis meses y se les otorgaba, con lo cual, el día de autos la plantilla era absolutamente bisoña. No llegaba a la semana desde que entraron dentro. Venían generalmente de la escuela, por lo que no sabían lo que era una prisión desde dentro. Esa fue una de las circunstancias que ocurrieron aquel día. Y otra fue que tuve que hacer un cambio de jefe de servicios y eso trastocó un poco la dinámica que tenía yo. Tuve que cambiar al jefe del centro, al jefe de la planta alta, que era donde estaba el salón de actos y donde tuvo lugar la actuación (de Imanol Larzabal)... Hubo una serie de circunstancias que propiciaron lo que después ocurrió.

La pregunta que se ha hecho mucha gente es cuántos había. Pues el día de autos yo ahora mismo no lo sé. El otro día quise recordarlo pero creo que entre el 5, 10 o 15 por ciento de la población eran chicos de ETA. ¿Y por qué estaban allí? Yo no preguntaba nunca a mi director general, ni mucho menos. A Martutene llegaban generalmente por razones humanitarias. Recuerdo a uno de Hernani que vino porque su padre estaba prácticamente moribundo y le dimos comunicación con el padre, incluso le tramitamos el traslado a través de la Guardia Civil a Hernani para que pudiera visitarlo. Había gente de Hernani que quería saludarle y también se autorizaba...

Todos eran trasladados por razones familiares, ¿no es así? 

Así es. Una vez la causa por la que habían llegado a Martutene se cumplía, pedíamos otra vez el traslado al centro que correspondiera. En el caso tanto de Joseba (Sarrionandia) como de (Iñaki) Pikabea, sus causas del traslado aún no se habían cumplido y fue otra de las circunstancias que se unió a todo el cúmulo de aquello.

Según se lee en los archivos de los diarios de aquel año, Sarrionandia fue trasladado por motivos de salud de la que entonces era su pareja, y Pikabea, por su padre. 

Eso es. Pikabea me parece que era de Rentería. Sí, que luego su hermano, tras la fuga, me dijo que lo sentía mucho, pero que era su hermano. Pues bueno, yo también lo siento, pero me parece que me van a dar boleto (dice con ironía).

Y, ya te digo, con esa bisoñez, y con todo esto, ocurrió lo que ocurrió. Nosotros habíamos fomentado lo que era la apertura de la prisión a la sociedad, que seguía formando parte de la misma. Organizábamos conciertos... Me acuerdo de una anécdota de la que todavía se reirá alguno: en el patio de menores soltamos una vaquilla, claro que a mí me soltaron el 7 de julio otro tipo de vaquillas (vuelve a reincidir con ironía), y luego había que meterla en el camión... Había actuaciones musicales... Ese día me acuerdo que uno de los que estaba de intermediario le llamaban “El pulpo”, pero era un exdelincuente...

...En aquella época se tomaba cerveza con alcohol dentro de las prisiones, y en la época anterior a la nuestra se tomaba la pinta de vino. Luego esto lo mezclaban con alguna que otra pastilla que el médico recetaba por razones médicas, y teníamos la tarde torera a veces. Y lo del médico era la visita del médico: venía a las 11 y se iba a las 12. El practicante se llamaba Primitivo.

¿El de Hernani? 

Sí, Primitivo, que, curiosamente, paradojas de la vida, era el suegro del director de “Egin”.

¿De cuál de ellos? 

Sí, de ese que ha estado en Burgos cumpliendo hasta hace poco (se refiere a Jabier Salutregi). Coincidí con él durante mi última etapa en Burgos. Me acuerdo que Primitivo nos invitó a tres o cuatro compañeros a su txoko y estuvimos comiendo con él y su familia. Paradojas de la vida.

Aquel 7 de julio había, además, bastante trajín en la prisión porque, aparte del concierto de Imanol, también estaban emitiendo un programa de radio en directo. 

Efectivamente, “Discos dedicados”. Fueron Emilio Laguna y Máximo Valverde. Eso se hizo en el comedor, hacia las 13:00, una vez terminado el concierto. Lo que pasa es que tuve también otra circunstancia, y es que el subdirector de régimen que tenía yo en prisión aprobó el (examen) de cuerpo técnico y tuvo que ser trasladado y ese era un poco....

¿El que más controlaba? 

Eso es. Yo me dedicaba un poco más al exterior y el controlaba un poco más el interior. Esa es otra de las circunstancias que afectó a todo lo que ocurrió.

La gente me preguntaba: “¿Por qué no has hecho un recuento después de la actuación?”. Y dije, “porque teníamos los ‘Discos dedicados’”, y tampoco piensas que vaya a ocurrir algo así. Quizá algunos de estos de la prensa, de los todólogos, los tertulianos, dirían que fue por el “buenismo”, y no era “buenismo”, la cuestión era cumplir con la ley y hacer las cosas conforme al reglamento.

El 7 de julio vino el inspector inmediatamente. El director general de entonces, Juan José Martínez Zato, estaba en un congreso en Viena. El inspector general se llamaba Ángel Lara Ronda, era un psicólogo de Burgos. Tampoco había el organigrama que existe ahora en la institución penitenciaria.

¿Era más simple? 

Sí, había un director general, un inspector general y los subinspectores. Pues el inspector vino, hizo el informe, pero el día 7 no me cesan, el 8 tampoco, el 9 tampoco, el 10 tampoco... Me cesan el 11 de julio. Bien. Para los vis a vis, la comunicación íntima, adecuamos dos cuartitos, porque aquella prisión obsoleta de los años 50 la tienes que adaptar a un reglamento penitenciario absolutamente progresista. Entonces, el vis a vis era de una a tres horas. Había muchas solicitudes y solo dos cuartitos, por lo que interpreté que se podrían dar para cada preso al mes tres vis a vis de una hora, para que todos pudieran acceder y que no solo una persona ocupase las tres horas. Además, el vis a vis tenía que ser por la tarde en un horario acotado. Luego también se ampliaron a las relaciones familiares, que podían ser de seis horas, y con ello quiero decir que nos adelantamos un poco a lo que luego fue la reforma del reglamento. Entonces yo tenía un cuadernillo donde anotaba quiénes iban comunicando, así evitaba que se saltara el orden. Yo tenía ese librillo en mi despacho de dirección y un funcionario, como diría El Quijote, de cuyo nombre no quiero acordarme, cuando yo estaba fuera con el inspector, entró acompañado por una psicóloga que era representante de UGT -¡qué paradoja!-, y estos dos, y otros que se unieron a la causa, dijeron que yo era un “filoetarra” tras abrir el cajón y coger ese cuaderno. Dijeron que les estaba dando comunicaciones a los etarras, que estaba favoreciéndolos... cuando en realidad era para toda la población interna.

Era un régimen general. 

Eso es, era para los Sodupes, los Erasun, los Do Campo, era Asensio, era el Noya... Todos tenían su comunicación... Pero bueno, eso es lo que hay. Al final me llamaron de la institución general y me preguntaron si era cierto que existían esas comunicaciones con esa frecuencia. Podría haberlo negado por agarrarme al sillón, como hace todo el mundo, pero dije que sí, que era cierto. Y así, el día 11 por la tarde se me comunicó la decisión. Y ahí se me vino el mundo abajo. Pero hay que superarlo, hay que ser como Alcaraz, ¡hasta el quinto set! De todas formas, tras finalizar el expediente, ningún funcionario fue sancionado.

Y el 3 de enero del 86 me incorporé a Basauri como jurista -entonces era obligatorio tener la licenciatura de Derecho y los estudios de Criminología-. Cuando fui a tomar posesión del cargo, me acuerdo pasando por los Altos Hornos de aquella época, iba con la radio puesta y escucho “Sarri, Sarri, Sarri...”, y digo, “joder, ¿de qué me suena esto a mí? ¿Esto qué es?”. Pero bueno. Y eso ha sido todo.

¿Considera que su labor como director de prisión era más humanista que vigilante? 

Es lo que dicen la ley y el reglamento. El 25/2 lo dice bien claro: la reinserción y la resocialización del interno. Hay varios lemas en prisión y yo heredé uno que era “al caco, cazo y tortazo”. Eso había que eliminarlo por razones claras; no puede haber tratos inhumanos y degradantes. Y luego había otro que decía que “el delito queda en la puerta, y entra el hombre”, y nosotros tenemos que tratar con el hombre, no con el delito. Muchas veces se revictimiza otra vez al delincuente diciendo, “¡coño, es que has cometido este delito!”. Vale, ya está, cometido: le han juzgado, le han condenado y ahora tenemos que hacer nuestra labor, que no es más que tratar que no vuelva a cometer este delito e intentar integrarle en la sociedad de la mejor manera posible. No puedes estar todo el rato intimidando a los presos, tienes que empatizar. Lo fundamental es conocer al interno, saber cuáles son sus carencias, sus necesidades y, en la medida de lo posible, humanamente, tratar de favorecer en lo que sea posible.

Y luego hay que tener en cuenta que nosotros antes, sobre todo en la etapa del 79 al 82, estábamos 24 horas dentro de la prisión, entonces, tenías que estar con ellos mañana, tarde y noche. Es una convivencia muy fuerte. Se trata de conocerles, orientarles y, en la medida de lo posible, que no vuelvan por esos sitios, que no son muy agradables.

De todas formas, usted sí que aplicaba la ley de una forma más progresista. Organizaba partidos de fútbol, acercaba la cultura a los presos... 

En la medida que era posible, sí, y eso entraba, efectivamente, dentro de ese aperturismo. Si ellos forman parte de una sociedad, tienen derecho a que todo lo que ocurra en la sociedad pueda ser trasladado al interior.

En el 83 estuve en menores, y ahí estuvo Leño, el cantante este... el famoso Rosendo (Mercado). Ahí se lo pasaron de miedo. Había un salón de actos enorme, era Carabanchel, era distinto. Pero el espíritu es un poco, no digo lo mejor, pero que (la estancia) sea lo menos mala posible. No estamos para torturar, no estamos para castigar más. El castigo ya lo tienen con estar privados de libertad, que es lo más maravilloso que hay en esta vida. El que quisiera, podía apreciar esa política penitenciaria.

Otro dicho de la época anterior era, “ojo de buey, diente de lobo y, si te preguntan, hazte el bobo”. Esa también fue otra de las circunstancias que ocurrió en el día de autos, porque luego un compañero bisoño me comunicó a posteriori que no oía nada de los bafles. Y le dije a ver por qué no dijo nada al jefe de servicios. Pero bueno, lo pasado pasado está y ahí se quedó el tema.

¿La falta de experiencia de los funcionarios fue clave en su opinión? 

Sí, claro. Cuando un funcionario ve que eso no suena y tiene experiencia, diría, “¿esto qué pinta aquí? y, además, ¡con el tamaño que tiene! ¡Qué coño hace esto aquí si no suena!”. Como te he dicho, cuando estuve en Carabanchel, aprendí lo que no estaba escrito.

En España, digamos que existe una diagonal formada por las cuatro prisiones más importantes de la época franquista, El Dueso, Burgos, Ocaña y el antiguo Puerto de Santa María, de primer grado. Yo vengo de una época en la que todo era disciplina y una especie de “bukelismo” e intenté abrir un poco y cumplir lo que dicen la ley y el reglamento. Un poco siguiendo el espíritu que nos insufló Carlos García Valdés, el autor de la Ley General Penitenciaria. Es el derecho penal mínimo, no podemos seguir siendo una sociedad punitivista que castigue todo.

Creo que hoy en día, y te lo digo de memoria, la población reclusa en España es de 50.000 personas y, si te fijas en primeros, segundos y terceros grados, la mayoría está en segundo grado, que es el grado ordinario; el tercer grado está aumentando muchísimo y luego en primer grado están los borrocas, que están todo el día con la movida, pero quedan muy pocos. ¿Eso qué quiere decir? Pues que el clima social en las prisiones españolas es más o menos el idóneo para poder trabajar y que solo quedan cuatro resistentes o recalcitrantes. Y, dentro de los que están en primer grado, no sé si quedará alguno de la banda, porque por la razón de tipo de delito y el comportamiento que tengan en el centro penitenciario, la situación cambia. Pero, vamos, un compañero me dijo el otro día que prácticamente todos están ya en el País Vasco.

Sí, se acabó con la dispersión. 

Eso es.

¿Ha tenido noticias durante estos años de las personas que se fugaron? 

He seguido algo a través de la prensa, aparte de que un amigo mío me manda cada 7 de julio la canción “Sarri, Sarri” por Whatsapp (se ríe)...

¿Tiene un amigo que le envía todos los años la canción? 

Sí, cada 7 de julio. Bueno, sabes cómo me llamaban a mí al final, ¿no?

Pues no, no tengo ni idea. 

Me llamaban “El bafles”. Pasé por tres fases. Con mi primer jefe de servicios me llamaban “El legal”. Luego, cuando estuve en menores, me llamaban “El charlas”, porque pasaba por todas las celdas para que no se sublevaran; prefería dar charlas antes de que hicieran algo peor. Y luego ya, cuando estuve en San Sebastián, “El bafles”. Luego en Burgos, en mi última etapa, hacía muchas salidas programadas, y me llamaban “Don Mesas, el de los paseos”.

Las últimas semanas hemos tenido la ocasión de hablar con algunas personas que estuvieron recluidas en Martutene bajo su dirección, y todos coinciden en que el ambiente que se vivía en el centro era bastante tranquilo. 

Claro, porque ellos venían de un “bukelismo”. Algunos me decían que tenían más libertad en Martutene que de dónde venían en la calle. Pero la labor no fue solo mía, sino de toda la plantilla. Sí que hubo alguno que me puso palos en las ruedas, además uno en los que más confiaba, y luego lo de aquella psicóloga, que a través de UGT me pusieron como un “filoetarra”. Si le contara todos los comandos que pillaron con información mía, con mi domicilio y toda la historia... Pero bueno, yo tenía las cosas muy claras y tenía también la voluntad de integrarme. Es verdad que podía haber sido un objetivo fácil. En San Sebastián mataron a Ramón Domínguez Murillo, luego a (Francisco Javier) Gómez Elosegi, cayó también Máximo (Casado), que estaba en Nanclares y vivía en Vitoria, también integrado... Yo hacía una vida normal, iba a los txokos, a mi Parte Vieja maravillosa... Lo que nos hemos llevado mi mujer y yo es que nos hemos comido y nos hemos bebido todo San Sebastián: desde la Cofradía de Pescadores de Hondarribia, pasando por Oyarzun y un montón de sitios más.

Cualquiera en su situación contaría aquellos hechos con bastante más rencor. 

No... Hay que tomar las cosas como vienen. Yo tenía la ilusión de abrir más si cabe el centro penitenciario, aunque era una prisión de preventivos, pero podíamos dejar cumplir allí a la gente de jardineros, de ordenanza de exterior... porque en frente también estaba la de menores, donde había puestos de trabajo. Acogían a menores directamente bajo el tercer grado. Muchas veces decíamos que en Martutene estaba el triángulo de las Bermudas, donde se perdían muchas vidas humanas: teníamos los menores, nosotros en el centro y en el otro lado estaba el cementerio o una especie de sanatorio (Psiquiátrico Provincial de Gipuzkoa, en Zorroaga).

Y lo que ocurrió ese día es algo que me ha tocado. Luego he intentado disfrutar lo máximo de mi trabajo. Me ha satisfecho mucho que la gente vea que la vida merece vivirla sin tener que delinquir. Y me acuerdo de Lole y Manuel, que eran dos andaluces cantantes, y una vez le preguntaron a Manuel si había trabajado mucho. Respondió: “¡Qué va! Yo no he trabajado nunca, yo he hecho lo que me gusta, la guitarra”. Pues yo pienso algo parecido, he hecho algo que me ha gustado, que era la función penitenciaria entendida como mecanismo de integración, si es posible, claro. Porque yo no quiero que lleguemos a ser como la sociedad americana, con ese espíritu de venganza. Y no digo que los reclusos sean hermanitas de la caridad, que no lo son, pero si las leyes están así...

¿Hay que aplicarlas? 

Claro, es fundamental. Si no, vamos hacia un deterioro. El otro día me enviaron un vídeo maravilloso donde levantan un monumento en recuerdo al genocidio de Gaza y nuestros futuros nietos nos preguntan, ¿y qué hiciste tú? Ahora mismo, la derecha civilizada, si es que la hay en este país, está creando un monstruo. Pero bueno, me estoy desviando...

Para nada, es muy interesante lo que cuenta. 

Lo que quiero decir es que la cárcel es un medio en el que la idea fundamental es que ellos pasen por la prisión, pero que la prisión no pase por ellos y, sobre todo, que no salgan peor que cuando entraron; el delito queda fuera y entra el hombre, que es con el que tenemos que trabajar y, en la medida de las oportunidades que tengamos, a través de la psicología, educadores, asistentes sociales... que el preso tenga una vía de salida para su vida y que tenga un cauce. Y no sé si hay alguna pregunta más...

No quiero robarle más tiempo. 

Ahí tenemos a Mandela, que es ejemplo de muchos políticos, y también puso alguna que otra bomba.

Sí, también luchó contra el apartheid. 

Hay que estudiar la otredad.

Muchas gracias por atendernos. Cuídese. 

Eso haré. Me espera una corvina al horno.

 

 

 

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Los Sanfermines del 85

Han dado inicio los sanfermines de Iruñea en su edición 2025, con un txupinazo en solidaridad con el pueblo palestino y la martirizada Gaza, algo que no ha gustado a lo más casposo entre la fachongada españolista.

Hoy, desde la sección 7K de Naiz, traemos a ustedes este recuento de los sanfermines de 1985:


Escapada a unos sanfermines de 1985 con mucha caspa y barracas políticas

El 7 de julio de 1985, la noticia de la fuga de Sarrionandia y Pikabea se abría paso entre la vorágine de unos sanfermines que tenían barracas políticas y mucha caspa. Este es un viaje en el tiempo de cuarenta años atrás a unas fiestas en las que la icónica canción sobre esa huida sigue siendo uno de sus himnos.

Pello Guerra

Hace cuarenta años, el 7 de julio de 1985, Iñaki Pikabea y Joseba Sarrionandia se fugaban de la cárcel de Martutene introduciéndose en unos bafles empleados en el concierto que había ofrecido en ese lugar el cantante Imanol. La noticia se abrió paso en Iruñea en plena vorágine de unas fiestas que en unos sentidos eran parecidas a las actuales, pero que, en otros, eran muy diferentes.

La prensa del momento permite hacer este particular ejercicio de arqueología sanferminera, que saca a la superficie unas fiestas con un tono especialmente casposo y unos encierros más salvajes, en las que se disfrutaba de las barracas políticas, se corrían los encierros txikis y en las que, lamentablemente, ya se registraban agresiones sexuales.

Txupinazo de HB

El encargado de prender la mecha del cohete aquel 6 de julio fue el concejal de Herri Batasuna Iñaki Beorlegi ante una plaza en la que se cantaba, como siempre, a San Fermín, pero también se anunciaba que “Vamos a quemar el Opus Dei” o se recordaba que Osasuna se había clasificado por primera vez para disputar la Copa de la UEFA.

Casi una hora antes de lanzarse el txupinazo, otro concejal de HB, Juantxo Zandueta, colocó una ikurriña en los balcones del segundo piso de la casa consistorial.

Y, cinco minutos antes de las 12, los ediles abertzales y mozos de las peñas extendieron desde uno de los balcones laterales de ese mismo piso una pancarta vertical firmada por las Gestoras con el lema “Amnistia osoa”. La pancarta fue agarrada por personas que se encontraban en el primer piso, provocando su rotura, lo que generó protestas por parte de un sector del público y gritos de “Presoak kalera, amnistia osoa”.

Junto a Beorlegi se encontraban en el momento del txupinazo Mari Abrego, Antton Zamarbide y Jose Mari Casimiro, miembros de la Expedición Navarra al Everest, que a punto habían estado de lanzar el cohete en persona. El concejal de HB se había comprometido a cederles el puesto si colocaban la ikurriña en la cima del Everest, pero finalmente los montañeros no lo lograron, por lo que renunciaron a ese honor y se conformaron con estar presentes en el Ayuntamiento en ese momento tan especial.

Barracas políticas pese a las trabas

De esta festiva manera arrancaban unos sanfermines cuyos prolegómenos habían estado marcados por la tensión. El Ayuntamiento, dirigido entonces por Julián Balduz (PSOE), había tenido la “brillante” idea de intentar trasladar las barracas políticas de las inmediaciones del parque de Antoniutti a la plaza de los Fueros con la excusa de que se iban a realizar unas obras en la zona.

Ante la resistencia de los colectivos afectados, se permitió su instalación cerca de Antoniutti, pero se valló un perímetro para delimitar su ubicación exacta y constriñendo notablemente su espacio. El 5 de julio esas vallas fueron derribadas sin miramientos en una muestra más del rechazo a las medidas del Consistorio. Finalmente, una reunión de última hora convocada con la mediación de las peñas hizo que se alcanzara un acuerdo in extremis por el que las barracas se mantenían en su ubicación y con el número previsto.

Ese año, y según recogía “Egin”, los organismos que montaron barracas fueron AEK, Gestoras pro-Amnistía, Radio Paraíso, Euskadiko Ezkerra, Herri Batasuna, PC, Ezkerra Marxista, Auzolan, Euskal Dantzarien Biltzarra, CNT, Jarrai, LAB, Radio CRDI, Federación de Ikastolas, EMK, Comités Internacionalistas, Zaldiko Maldiko, Comités Ecologistas, la Casa de Andalucía y, ojo al dato, la Federación Navarra de Patinaje.

Ese ataque de Balduz contra las barracas políticas fracasó pero, más adelante, UPN conseguiría hacerlas desaparecer, convirtiéndolas en historia. Pero esas recordadas barracas no son el único elemento entonces sanferminero que ya no existe en las fiestas actuales.

Con Ágata Lys llegó el escándalo

Aunque también se celebraban verbenas organizadas por el Ayuntamiento, en muchos clubes privados de la ciudad organizaban sus propios espectáculos, que se sumaban a otros que solían recalar en Iruñea al calor de las fiestas, como en el caso del Teatro Lido, y que, vistos con la perspectiva que da el paso del tiempo, resultan especialmente casposos.

En el caso de las verbenas privadas, se organizaban en lugares como el club Natación, a base de orquestas, o el club Larraina, donde actuó ese año Georgie Dann con su éxito del momento, “Mami qué será lo que quiere el negro”.

Pero el que se llevó la palma en 1985 fue el Club de Tenis, donde actuaron Tip y Coll, aunque sobre todo se destacó por el escándalo que se generó con Ágata Lys, uno de los mitos del “destape” estatal.

El caso es que su actuación no estaba gustando a una parte del público congregado en el Tenis, que mostró su malestar lanzando vasos de plástico con bebidas, con uno de ellos dándole a la artista, que siguió adelante contra viento y marea.

Cuando llevaba quince minutos en el escenario junto a sus bailarines, el presidente del Club de Tenis, Pedro del Nido, decidió suspender el espectáculo, porque aquello podía terminar «en una tragedia».

Del Nido calificó la actuación de Ágata Lys de «impresentable en todos los sentidos» y aseguraba que «no sabe hacer absolutamente nada». Curiosamente, le había sorprendido que una de las reinas del “destape” basara «toda su actuación en su cuerpo».

Incluso defendió a quienes habían increpado a Lys y sus acompañantes en el escenario asegurando que «no estuvieron groseros con ellos y, cuando se referían a sus bailarines llamándoles maricones, era porque al menos lo parecían». Un comentario que haría las delicias de Alfonso Guerra hoy en día.

Eso sí, seguro que las 360.000 pesetas que cobró por esos quince broncos minutos ayudaron a Ágata Lys a endulzar el mal trago.

Si esa actuación no había cumplido con las expectativas del público iruindarra del momento, siempre tenía otras alternativas, como el Teatro Lido, donde actuaban ese año Los Hermanos Calatrava y Las Hurtado dentro de una revista titulada “Aluzinados”. Otras “estrellas” eran Juanito Navarro y el recientemente fallecido Mariano Ozores.

Venta de ajos y de ganado

Este tipo de actuaciones hace tiempo que dejaron de recalar en los sanfermines, de la misma manera que desapareció el hábito de algunos extranjeros de lanzarse al vacío desde lo alto de la fuente de la Nabarreria, costumbre foránea que ya en 1985 generaba fuertes críticas.

También preocupaba la continuidad del “Riau riau”, que ese año paradójicamente fue ligero y sin problemas, y el descenso en el número de puestos de venta de ajos en la plaza de las Recoletas, a pesar de que en 1985 se vendieron 18.000 ristras a un precio que oscilaba entre las 300 y las 850 pesetas. La que vivía todavía un buen momento era la feria de ganado, en la que se vendieron 2.000 cabezas y circularon 160 millones de pesetas.

Las barracas, en este caso las de atracciones, también experimentaban una buena afluencia de público, aunque los barraqueros se quejaban de que había “mucho lirili y poco lerele”. Los precios podrían estar detrás de ese fenómeno, ya que una carrera de camellos, ciclistas o panteras rosas podía costar entre 50 y 100 pesetas por medio minuto de diversión. Las atracciones más clásicas estaban a 75 pesetas el viaje.

El plumilla de turno se escandalizaba porque el precio del medio pollo estaba en 400 pesetas, la docena de churros ¡a 125 pesetas! y un bocadillo rondaba las 250.

Unos encierros de infarto

Esas cornadas al bolsillo se sumaban a las que repartían los toros en los encierros del momento, que, en algunos casos, eran bastante más peligrosos que los actuales. Así, la carrera del día 11 duró más de siete minutos al quedarse rezagado el morlaco “Acordeón”, de la ganadería Domecq, que dejó a su paso cinco heridos.

Pero para infartante el encierro del día 13, en el que el toro “Farrán”, de la ganadería de Fernández Barrena, dejó como un colador al médico madrileño Domingo Melón, al que propinó cinco cornadas, aunque sin tocar órganos vitales, ya que se hizo un ovillo, lo que le salvó la vida.

La anécdota de los encierros la puso el corredor californiano Jeffrey Rath. Llevaba siete años disfrutando del encierro, pero el día 13 recibió una cornada de diez centímetros con sección del glúteo mayor que le llevó al hospital. De ese lugar se escapó al día siguiente con la intención de ponerse ante las astas de los Miuras y completar el ciclo de carreras de ese año, hasta que sus colegas le descubrieron y consiguieron convencerle de que regresara al hospital.

Esa afición se cultivaba por aquel entonces entre la chavalería a través de los encierros txikis, pero no como los actuales con morlacos de cartón piedra, sino que se soltaban becerros reales. La carrera comenzaba a las 8.30 horas desde la zona de la curva de Estafeta para cubrir el tramo final hasta la misma plaza con el objetivo de ir curtiendo a las nuevas generaciones de corredores.

Entre todo este jolgorio, los sanfermines de 1985 no pudieron despedirse sin una nota negativa y que tristemente recuerda a acontecimientos recientes. Durante esas fiestas, una joven iruindarra de 21 años fue agredida sexualmente en la zona de las murallas junto a Santa María la Real.

Además, la Coordinadora Feminista de Nafarroa denunció que otra joven había sufrido un intento de violación en Antoniutti. Al hilo de lo ocurrido, el citado colectivo hacía un llamamiento para que todas las mujeres que sufrieran agresiones sexuales lo denunciaran y comunicaran al centro municipal de urgencias y albergue para mujeres agredidas. Un mensaje de hace cuatro décadas que sigue presente.

Con el “Pobre de mí”, se puso fin a unas fiestas que en las siguientes cuatro décadas iban a experimentar un notable cambio y en las que la huella de la fuga de Sarrionandia y Pikabea perdura hasta la actualidad, a través de una canción que forma parte de la banda sonora de los sanfermines.




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domingo, 6 de julio de 2025

Txupinazo por Palestina

El txupinazo ha dado el pistoletazo de salida a las festividades de los sanfermines en Iruñea.

Y al ser la capital de todos los vascos, el diferencial vasco se ha hecho palpable al dedicar el txupinazo a la solidaridad internacionalista con el pueblo palestino, especialmente con la martirizada Gaza.

Los encargados de llevarlo a cabo han sido los integrantes de la organización Yala Nafarroa.

De eso y más nos habla este reportaje publicado por Naiz:


El txupinazo por los derechos humanos de Yala Nafarroa hermana a Iruñea y Palestina

Lidón Soriano Segarra, Dyna Kharrat Juanbeltz y Eduardo Ibero Albo, en nombre de Yala Nafarroa, han protagonizado un txupinazo por los derechos humanos que ha hermanado a Iruñea y Palestina en una plaza Consistorial en la que una pancarta también ha pedido la independencia para Euskal Herria.

Pello Guerra - Natxo Matxin

Ha costado encender la mecha del cohete, pero finalmente, Yala Nafarroa con Palestina ha lanzado el txupinazo de los sanfermines de 2025. Se han encargado de hacerlo Soriano, Kharrat e Ibero, que se han asomado al balcón enarbolando pañuelos palestinos y el rojo sanferminero. Después, Soriano e Ibero, a voz en grito, han lanzado al aire las palabras que marca el protocolo «Iruindarrak! Pamplonesas, pamploneses, ¡Viva San Fermín! Gora San Fermín!». La primera ha añadido en inglés «Stop genozide. Free Palestine».

A continuación, los tres han fundido sus manos para prender la mecha del cohete, que se ha resistido. Pero, cuando ha salido de la plataforma, Soriano ha añadido a voz en grito: «¡Viva Palestina libre!». Y con la explosión de ese cohete solidario, se ha desatado la euforia en la ciudad. El respaldo a la causa palestina se ha hecho también presente en los laterales de la plaza Consistorial con banderas denunciando el genocidio que está cometiendo Israel.

Minutos antes de protagonizar tan especial evento, Kharrat no ha podido eludir la «sensación de mucha responsabilidad» que entraña lanzar el cohete sanferminero, mostrándose «nerviosa, pero también muy feliz», sabedora de que hasta Palestina había llegado el eco de la noticia. «Nos han llegado un millón de videos y mensajes de solidaridad y agradecimiento. Están muy pendientes allí de que nos acordemos de ellos», ha relatado.

«Este cohete significa que hay que romper ya las relaciones con Israel y acabar con este genocidio, luchando por los derechos humanos. Ese es el mensaje», ha reiterado. También ha admitido estar viviendo instantes de sensaciones contrapuestas, pero «la vida es agridulce, siempre hay felicidad y tristeza al mismo tiempo. No tenemos que olvidarnos de la gente que está sufriendo en el mundo y el privilegio de poder celebrar».

También ha pedido que durante estos nueve días festivos se siga expresando la solidaridad con Palestina. «Nuestro trabajo es antes, ahora y después. Hay que seguir luchando, esto no para y debemos continuar manifestando nuestra oposición al genocidio que está realizando Israel».

Soriano, por su parte, ha analizado sus sentimientos después de vivir un momento inolvidable. Apenas había acabado de prender la mecha, sin embargo «ahora mismo es que ni lo recuerdo». «Es como cuando tienes un accidente, ha sido impactante la marea roja al salir al balcón, los gritos de la gente...», ha explicado.

En todo caso, tenía muy claro y ensayado lo que tenía que decir, porque el protagonismo tenía que recaer «sobre las palestinas y palestinos, y la solidaridad con este pueblo. Son las dos caras de la misma moneda, la fiesta desbordada aquí y la tragedia que se está viviendo allí».

La representante de Yala Nafarroa ha reivindicado que un acto tan multitudinario «sirva para romper las complicidades de gobiernos, empresas y detener a Israel», destacando que Iruñea «es punta de lanza» en las reivindicaciones para que acabe el genocidio en Palestina.

«Este año las fiestas tienen ese matiz tan potente de solidaridad, de apoyo al derecho internacional, de apoyo al pueblo palestino, que es el pueblo ocupado, y de derecho a confrontar al Estado de Israel, que es la potencia ocupante colonialista», ha resaltado.

‘Independentzia’ y BSH

Entre el gentío de la misma plaza, la ikurriña también se ha podido ver en diferentes formatos, con una especialmente grande, que se encontraba muy cerca de otra banderola de Etxera de grandes dimensiones. Además, otra gran pancarta con el lema ‘Independentzia’ enmarcado por la ikurriña y la bandera de Nafarroa se ha hecho su hueco en la plaza Consistorial, que ha presentado el habitual lleno absoluto durante el txupinazo, que también se ha trasladado a la plaza del Castillo.

También la reivindicación en contra del cierre de la factoría de BSH en Eskirotz ha estado presente. Justo cuando se ha procedido al lanzamiento del cohete, varias personas han exhibido una pancarta con críticas dirigidas a BSH, Bosch y Balay, después de que este sábado la plantilla convocase una manifestación reclamando la viabilidad de la planta.

Del mismo modo, hay que reseñar que entre las 11.20 y 11.30, la policía española y municipal ha realizado una carga en la cuesta de Santo Domingo haciendo uso de sus porras e incluso se ha inmovilizado en el suelo a una persona, que finalmente ha resultado detenida y acusada de desórdenes públicos y atentado contra agentes de la autoridad. Según la información recogida por agencias, citando fuentes policiales, dicha carga se ha producido al intentar acceder a la plaza un numeroso grupo de jóvenes rompiendo el cordón policial cuando la plaza ya se encontraba cerrada por temas de aforo.

En sus sextos sanfermines como alcalde, Joseba Asiron, no ha dudado en aceptar que este txupinazo ha tenido «un sabor especial», además de resaltar que «me siento profundamente orgulloso de Iruñea, de una ciudadanía cuyo 10% ha participado en la votación, que es una barbaridad en términos de proceso participativo. Y más de la mitad votaron solidaridad y que acabe esa barbarie, un genocidio que nos espanta y está ocurriendo ahora mismo».

Entrando más en la fiesta propiamente dicha, el primer edil ha deseado que durante estos nueve días «todo el mundo se sienta libre, respetado y seguro. En general, en sanfermines las cosas salen bien, porque entre todos hacemos la fiesta y la prioridad es que pasárselo bien, se piense de una manera o de otra».

Y también se ha referido a sus propios sanfermines, lógicamente cargados de mucho trabajo y responsabilidad, pero en los que también buscará un hueco para su propio divertimento. «Sí, espero tener algún momentico, hoy por ejemplo como con los amigos y algún otro día intentaré escaparme, aunque lo cierto es que la agenda está muy llena».

La tradición del «almuerzico»

La jornada ha arrancado con una temperatura agradable de 21 grados y sin que la lluvia haya venido a perturbar la cita. En las horas previas al lanzamiento del cohete, largas mesas aparecían distribuidas por sus calles para albergar a unos comensales ansiosos por llenar la tripa antes de que arrancasen los sanfermines de 2025.

Las diferentes rúas de Alde Zaharra y alrededores eran un hervidero de gente vestida de blanco, pero sin el pañuelo al cuello, que se dirigían entre risas o con prisas, que se llegaba tarde, hacia el lugar donde iban a disfrutar del almuerzo.

Entre ellos, figuraba Eunate, que, de blanco impoluto, ha asegurado que afrontaba el txupinazo «como siempre, con muchas ganas y mucha ilusión. El cuerpo está perfecto y el tiempo aguanta, esperemos que no llueva». A su lado, Katxo también ha puesto de relieve sus «ganas de fiesta y de almorzar».

Unos metros más adelante, un grupo se ha concentrado ante un local de la calle Jarauta con ese mismo objetivo. Koldo llevaba una bolsa con la goshua que iba a degustar la cuadrilla. Le acompañaba Mikel, que también portaba otros elementos que se iban a encargar de aportar fuerzas a los cuerpos. Los dos han señalado convencidos de que estaban «deseando que empiece la fiesta y el desmadre».

Poco después se han sumado al grupo Andrés y Carlota, que compartían las mismas emociones, al tiempo que han reconocido que están «muy nerviosos y con mucha emoción».

Ha sido el sentimiento que se palpaba en cada rincón de la ciudad, por la que pululaban los primeros vendedores de los cachivaches que terminarán haciendo las delicias de los iruindarras y algún que otro repartidor que, a contrarreloj, corría para cumplir con un último pedido.

Los servicios de limpieza de la Mancomunidad de Iruñerria ya estaban también a la tarea, aunque el momento cumbre de esta primera jornada festiva ha llegado tras pasar el txupinazo.

En directo en seis pantallas gigantes

En esta ocasión, el cohete se ha podido ver en directo en seis pantallas gigantes que han sido instaladas en distintos puntos de la ciudad. Además de las habituales en la plaza del Castillo, en el parque de Antoniutti, en la plaza de los Fueros y en el paseo de Sarasate, este año se ha querido trasladar también el ambiente festivo a los barrios. Por ello, se han colocado pantallas en la plaza de Yamaguchi y en la plaza Federico Soto, del barrio de la Txantrea.

La retransmisión íntegra del txupinazo se ha podido seguirse también a través de las web municipales, que cuentan con accesos directos desde todas las redes municipales. Además, desde los perfiles en redes sociales de @SanferminesPamplona en Instagram, Facebook y X se ha realizado durante toda la mañana una cobertura especial para mostrar cómo empezaban los sanfermines de este año.

 

 

 

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Entrevista a Lidón Soriano

Con los sanfermines 2025 a punto de iniciar traemos a ustedes esta entrevista con Lidón Soriano, quien junto a sus compañeros de la organización solidaria internacionalista Yala Nafarroa, estarán lanzando el txupinazo para inaugurar las festividades con un guiño de hermanamiento hacia el pueblo palestino.

Aquí la traemos a ustedes desde Naiz:


«Que Iruñea apueste por la dignidad colectiva ante el genocidio israelí es algo grandioso»

Lidón Soriano | Yala Nafarroa | Nacida en Castellón en 1967 y vecina de Iruñea desde 1996, Soriano es doctora en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, fisioterapeuta y enfermera en emergencias sanitarias, con 20 años de implicación en Palestina. Integra ‘Yala, Nafarroa con Palestina’, que lanzará el txupinazo este domingo.

Ibai Azparren

Lidón Soriano, junto a Eduardo Ibero Albo y Dyna Kharrat Juanbeltz, ya se asomó el jueves a la barandilla más codiciada del año para preparar el acto más simbólico de los sanfermines: el lanzamiento del txupinazo. Yala Nafarroa, la candidatura que ganó con más del 52% de los votos —más de 10.500 personas respaldaron su apuesta solidaria con Palestina—, se dispone a prender la mecha que dará este domingo día 6 inicio a estas fiestas sin igual. Será un gesto que trasciende la tradición para convertirse en un grito internacionalista contra la injusticia y el genocidio. Entre los nervios del ensayo y el calor de la calle, donde algún que otro espontáneo no duda en felicitarla «por la causa», NAIZ charla con Soriano sobre lo que representa para Palestina esta cita única.

¿Qué importancia tiene que Yala Nafarroa lance el txupinazo, dada la situación de genocidio en Palestina?

Es un enorme orgullo. En un contexto marcado por la fascistización y la amenaza constante a los DDHH, que esta ciudad haya apostado de forma tan clara por una posición de resistencia, de dignidad colectiva, es algo grandioso. No sé si llamarlo contraofensiva, contrapoder o simplemente poder popular, pero lo cierto es que estamos defendiendo lo más elemental: el derecho a la vida, a una convivencia justa y en paz. Que esta ciudad se convierta en símbolo de todo ello es algo inmenso.

¿Se esperaban tanto apoyo?

En el fondo, todas albergábamos esa esperanza. Sobre todo porque esta ciudad y toda Nafarroa se han volcado de forma masiva en las actividades organizadas en apoyo al pueblo palestino, y somos muy conscientes del respaldo social tan amplio que existe. Pero también sabíamos que había muchas sensibilidades en juego. El resto de candidaturas eran también muy potentes. Justamente por eso, la alegría ha sido aún mayor.

¿Cuál ha sido la acogida de la ciudadanía de la que habla?

Lo estamos viviendo con una enorme alegría. Me ocurre a diario: personas que no conozco de nada me paran por la calle, me felicitan, me abrazan... Pero quiero dejar algo muy claro: esto no va de nosotras como personas, sino de lo que representamos. Somos solo un vehículo. Y ni siquiera representamos únicamente a Yala Nafarroa. Esta victoria es el resultado del trabajo colectivo de todos los grupos de solidaridad que llevamos años implicados, como Palestinarekin Elkartasuna y, muy especialmente, BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones). También es fruto del respaldo impresionante de la ciudadanía de Iruñea, que se ha volcado con la causa

Finalmente será usted, junto a Eduardo Ibero Albo y Dyna Kharrat Juanbeltz, quienes lanzarán el txupinazo...

Lo que ha primado en nuestra decisión es la perspectiva internacionalista. Entendemos el internacionalismo como la lucha compartida de los pueblos por un ideal común: la igualdad, la fraternidad, la paz basada en la justicia. Y en ese marco, sabemos que es especialmente relevante tanto para el pueblo palestino como para Israel que precisamente quienes estuviéramos en el balcón fuéramos occidentales blancas. Ese gesto lanza un mensaje potente: los pueblos del mundo estamos con Palestina y rechazamos la ocupación, el apartheid y el genocidio perpetrado por Israel.

Entonces, han decidido que no sea una persona palestina, pese a la evidente centralidad del pueblo palestino en esta acción.

Evidentemente. Y es algo que también nos han transmitido ellos mismos, con muchísima claridad. Al final, esto son diferentes trincheras contra un mismo enemigo. Por poner un ejemplo muy gráfico: yo soy valenciana, y si aquí en Euskal Herria se hiciera un acto de solidaridad con el pueblo valenciano por la DANA, entendería que fueran personas de aquí quienes lideraran ese gesto. Sería mucho más potente.

Para los palestinos es fundamental que nosotras estemos ahí, jugando ese papel. De hecho, muchas veces me lo dicen: cuando enviamos fotos de movilizaciones aquí, su respuesta es que eso les da fuerza para seguir resistiendo. Que en Ramallah hagan una manifestación contra lo que pasa en Gaza es importante, pero no tiene el mismo impacto que cuando ese rechazo viene de fuera, de pueblos ajenos geográficamente pero solidarios políticamente.
 
Lo que ocurre en Iruñea con Palestina es bastante inusual en el contexto europeo. ¿Son conscientes de esa excepción?

Lo que está pasando aquí no se parece en nada al resto de países de la Unión Europea. Hace poco estuve en Viena, en el Congreso Mundial de Judíos Antisionistas. Allí, un compañero alemán nos contó que el Ministerio de Educación había enviado una directiva a universidades, institutos, colegios e incluso guarderías, para que el profesorado denunciara a los críos si llevaban algo relacionado con Palestina. En Alemania tienen una culpa histórica impresionante, obviamente alimentada por Hollywood, controlado por el lobby sionista y, por tanto, el nivel de represión es brutal. En Francia intentan acabar con Urgence Palestine. Por todo ello, lo que se vive aquí es impresionante. Estamos siendo la punta de lanza de una humanidad más humana, la que se niega a normalizar el genocidio.

¿Qué mensaje quieren que se escuche en el mundo desde Iruñea, cuando se lance el txupinazo?

Esto va mucho más allá de nosotras o de Yala Nafarroa. Era una oportunidad enorme para dar visibilidad internacional a la causa palestina. Quienes estaremos en el balcón no seremos nosotras como individuos, sino que va a estar Palestina a través de los labios y la presencia de tres personas.

¿Qué tipo de reacciones han recibido desde Palestina?

Muchas. De hecho, el mismo día de la presentación, ya tenía un mensaje desde Gaza. Una amiga me mandó una imagen del anuncio por Instagram y escribió: «Wow. Incredible». Desde entonces han seguido llegando mensajes de agradecimiento, de emoción, de aliento. Y hay una frase que repiten mucho, que me encoge el alma pero que también me recuerda por qué hacemos todo esto: «Till the last breath», «Hasta el último aliento», dicen.

¿Y respecto a lo que ocurre allí? ¿Cómo describen la situación actual en Gaza y en el resto del territorio?

Lo que nos cuentan es durísimo. No solo en Gaza, donde la destrucción es absoluta, indefinible, sino en toda Palestina. En Cisjordania, por ejemplo, ya han expulsado a personas de más de 30 aldeas. Los colonos actúan cada vez con más impunidad: disparan, desalojan, queman cosechas… Lo que antes ocurría de forma esporádica ahora es parte del día a día. Me han contado que hay pueblos donde ya ni siquiera dejan que llegue el agua potable.

Se está ejecutando una limpieza étnica que en Gaza adopta formas brutales, pero que en el resto del territorio también avanza sin disimulo. Incluso dentro de Israel, los palestinos viven bajo una vigilancia extrema. Se les considera la quinta columna, el enemigo interno, y su libertad de movimiento está cada vez más restringida. Cuando intenté volver a Palestina en septiembre pasado, me lo dijeron claramente: «Ni se te ocurra venir, no puedes imaginar lo que estamos viviendo».

¿Han recibido las típicas críticas por «politizar» un momento como el txupinazo?

Parar un genocidio es el mensaje más básico, elemental y humano que todo ser vivo debería tener claro. Estamos hablando una emergencia absoluta. Se trata de bebés asesinados, de niños amputados, de personas muriendo de hambre y sed. El Tribunal Internacional de Justicia ya ha señalado la gravedad de lo que ocurre en Gaza, y hay una responsabilidad legal… pero más allá de eso, hay un imperativo moral. Si alguien antepone sus ideas políticas partidistas a este principio tan elemental, el problema no está en nuestra presencia en el balcón, sino en su falta de empatía, es una persona que no tiene alma.

Más allá de los sanfermines, ¿qué hoja de ruta se plantea la plataforma Yala Nafarroa?

La estrategia inicial se centró en un alto el fuego urgente, pero la brutalidad israelí llevó a la necesidad de ser más contundentes. Ahora, el objetivo principal es romper relaciones con Israel y aplicar sanciones. Por eso valoramos mucho que el Gobierno de Navarra haya impedido que Israel participe en el Europeo de sófbol en instalaciones públicas. En este momento estamos trabajando con la campaña contra Teva, la principal farmacéutica israelí, para que Osasunbidea deje de comprar sus medicamentos con dinero público. Además, seguimos impulsando mociones municipales que buscan materializar esa ruptura a nivel local. Y, por supuesto, no dejaremos de movilizarnos en la calle para mantener la presión.

Han realizado el primer ensayo para el 6 de julio. ¿Hay nervios?

Sin duda va a haber muchos nervios… pero en mi caso, al menos, me pesa más la responsabilidad que el miedo escénico. Creo que ninguna de nosotras es del todo consciente de lo que vamos a sentir. Será algo muy fuerte, seguro. Ya os lo contaremos después.




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