Un blog desde la diáspora y para la diáspora

jueves, 31 de diciembre de 2015

Top Ten Diciembre 2015

Regresamos a la muy bloguera práctica de publicar las entradas más populares del mes.

Aquí van las ganadoras según los internautas que nos visitan:

X) Lacayos del Imperio - En octubre de 2013 denunciábamos las actividades del CNI en contra de los propios ciudadanos del estado español y en favor de Washington.

IX) Overtrails: Turismo para la Diáspora Vasca - La gran sorpresa, también de octubre de 2013, esta publicación de Euskal Kultura acerca de una agencia de viajes en Argentina especializada en llevar a integrantes de la diáspora vasca a conocer Euskal Herria.

VIII) Todo sobre el EHNA - Allá en el 2006 promocionábamos el carnet de identificación vasco tramitado ante Udalbiltza entre los miembros de la diáspora vasca en América Latina.

VII) Descarrilan Intento de Sabotaje al EPPK - Con esta publicación iniciábamos la cobertura del cruce de declaraciones entre dos colectivos de distintas sensibilidades con respecto al asunto de la amnistía para lxs represaliadxs políticxs vascxs.

VI) La Entrevista a David Pla - Llamó mucho la atención esta entrevista en la cual uno de los comisionados por parte de ETA para el proceso denominado DDR denunciaba la actitud confrontativa por parte de Madrid.

V) 3 577 Decisivas Voces Catalanas - La lupa ha estado sobre el proces, sobre todo a raíz del impasse entre la CUP y Junts pel Sí tras las votaciones del 27S con respecto a la investidura de Artur Mas.

IV) El Que ha Hierro Mata - Una publicación donde se denuncia la hipocresía de Hollywood con respecto al cartel chino de la más reciente película de Star Wars, tomando en cuenta el clima de violencia en contra de la población afroestadounidense en Estados Unidos y la decisión por parte de Disney de prescindir de los actores maoris que ya se habían hecho característicos de estas películas.

III) Entrevista a César Strawberry sobre la "Operación Araña" - El asunto de la represión policíaca de las fuerzas represivas del estado español en contra de los usuarios de redes sociales a través de las declaraciones de una víctima visible, el vocalista de Def Con Dos.

II) Multitudinario No en Bilbo a la Constitución Españolaza - Como cada año a principios de diciembre, los habitantes de Hego Euskal Herria le recuerdan a Madrid que ellos no sienten ese legajo de papeles grises como suyo.

I) Euzko Deya - La gran ganadora nos remite al 2008 cuando en la página de Vascos México se publicaron tres digitalizaciones de la mítica revista de la diáspora vasca.


¿De dónde provienen nuestros visitantes?

Descontando a la omnipresente Google, la página de donde más nos visitan es el portal de Nodo 50, mismo que promueve una serie de blogs y páginas de información alternativa y a quienes agradecemos su apoyo.

Para cerrar, les compartimos cual es hasta el día de hoy la publicación más visitada en nuestro blog:


Traductor Euskera-Castellano: Con esta entrada dábamos a conocer el que sería el primer y duramente criticado traductor entre el euskera y el castellano, con todos sus problemas y errores, que era el primero joder. Hoy en día hasta Google ofrece este servicio y suponemos, mucho más acertado que aquel del 2012. Que esta entrada sea tan visitada (casi 15 mil registros) nos dice que la gente sigue necesitando y buscando esta herramienta, así que habrá que seguir trabajando en ello, tarea nada fácil dada la distancia entre la estructura gramatical de ambos idiomas con el añadido que estos traductores por lo general lo hacen al y desde el Euskera Batua.





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Perversión Mediática contra Cuba

Cerramos el año y, a horas de celebrar un aniversario más del triunfo de la Revolución Cubana, les compartimos este artículo publicado en Cubainformación:


Pocos periodistas en la gran prensa escrita española superan la arrogancia, ignorancia y odio contra la Revolución cubana de la redactora del diario ABC Carmen Muñoz. En un reciente texto, titulado “El embargo y los derechos humanos, los grandes obstáculos de las relaciones Cuba-EEUU”, analizaba dicho proceso de diálogo, que acaba de cumplir un año. Con una conclusión explícita: “Los pasos de Obama para relajar restricciones no han tenido la respuesta correspondiente de Castro”.

El ABC hacía así una defensa de la llamada diplomacia “quid pro quo” –es decir, ceder para obtener cesiones- que Cuba debería practicar, como lo está haciendo –nos dice- EEUU. Pero este esquema negociador se aplica solo en relaciones internacionales equilibradas, simétricas. ¿Qué sanciones –qué bloqueo- impone Cuba a empresas o ciudadanos estadounidenses? ¿Qué territorio ocupado –qué “Guantánamo”- tiene Cuba en EEUU? ¿Con cuántos millones financia Cuba a medios de comunicación, partidos o candidatos “disidentes” en EEUU para imponer un orden constitucional socialista?

La tesis del ABC es la de la ultraderecha más rancia: EEUU solo debería aflojar el cerco económico a la población de la Isla, si el Gobierno cubano cambia su ordenamiento político interno. “El mayor obstáculo –nos dice la periodista Carmen Muñoz- es la insistencia de Castro en que su país `no renunciará a (sus) principios e ideales (…)´, mientras Obama reitera: `siempre defenderemos los derechos humanos y los valores universales que apoyamos en todo el mundo´”. Es obvio: el régimen que ha invadido o atacado 149 países, que tiene hoy la mayor población carcelaria del mundo, que ha practicado de manera legal la tortura en los últimos años, cuya policía da muerte a dos personas al día, y donde 125 personas fallecen –también cada día- por no existir un sistema gratuito de salud pública… no solo tiene la monumental caradura de presentarse como el valedor de los derechos humanos en Cuba. Además, cuenta con un ejército de periodistas mercenarios en todo el mundo –como Carmen Muñoz- que repiten sus mentiras y defienden sus barbaridades.

Para ello, esta redactora cita a “observadores” o “analistas”, una suerte de jueces imparciales anónimos. Nos dice, por ejemplo, que en el diálogo hay “mejor voluntad por parte estadounidense que cubana, (según) coinciden distintos observadores”. O que “distintos analistas consideran al régimen (cubano) como único responsable de la situación económica del país y el embargo una excusa para su inmovilismo”.

Y cuando conocemos el nombre de estos “analistas”, todos –sin excepción- son representantes del establismenth bipartidista estadounidense. Aunque siempre con una clara preferencia: la ultraderecha militarista de Miami. Es el caso de Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami, sufragado –igual que la “disidencia” cubana- con millones de dólares de los fondos federales, y que defiende a ultranza el poderío militar de EEUU en el mundo.

Mientras los medios españoles sigan siendo propiedad de los grandes capitales –bancarios, inmobiliarios y de otros sectores- periodistas como Carmen Muñoz seguirán llevando a la opinión pública –sin oposición alguna- un mensaje perverso: que EEUU tiene derecho a intervenir en la política de Cuba y de otros países del mundo. Todo seguirá igual mientras no existan leyes que amparen el derecho a la comunicación de quienes –precisamente por denunciarlo- siguen sufriendo la censura de sus opiniones.

¿Habrá alguna fuerza política española con la suficiente valentía para encarar, de una vez por todas, este debate?


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Embargo por derechos humanos: la perversión mediática del quid pro quo en el diálogo Cuba-EEUU

Pocos periodistas en la gran prensa escrita española superan la arrogancia, ignorancia y odio contra la Revolución cubana de la redactora del diario ABC Carmen Muñoz. En un reciente texto, titulado “El embargo y los derechos humanos, los grandes obstáculos de las relaciones Cuba-EEUU”, analizaba dicho proceso de diálogo, que acaba de cumplir un año. Con una conclusión explícita: “Los pasos de Obama para relajar restricciones no han tenido la respuesta correspondiente de Castro”. Edición: Esther Jávega.



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miércoles, 30 de diciembre de 2015

Euskel Antiqua

Les presentamos esta entrevista que nos comparten en el Diario Vasco:

«Nuestra música es muy parecida a la que nos rodea, por ello no podemos decir que sea única»

El disco 'Euskel Antiqua' se sumerge en la música vasca antigua y nos muestra el legado musical del País Vasco de los siglos XV y XVI

Elene Arandia
Partiendo de la idea de que antiguamente en todas las culturas europeas, y especialmente en la vasca, la música culta y la popular convivieron estrechamente, los músicos Enrike Solinís (Bilbao, 1975) vecino de Tolosa desde hace varios años, junto a su mujer, la violinista tolosarra Miren Zeberio, y su grupo Euskal Barrokensemble que dirige el propio Solinís, han publicado 'Euskel Antiqua', un disco basado en uno de los tesoros más importantes de la cultura vasca, la música popular, que desvela el legado musical del País Vasco de los siglos XV y XVI. El guitarrista afirma que esta música está llena de diversidad y de colores, fruto de la fusión de diversas corrientes culturales, y que el vasco ha sido un ciudadano del mundo a lo largo de la historia. Tal y como refleja el manuscrito del siglo XVI de Juan Pérez de Lazarraga, el disco reivindica la tradición de una Euskal Herria cosmopolita y abierta al mundo, con influencias mozárabe, judía, andaluza y hasta persa, y la mezcla de la música antigua con el txistu, la alboka o la txalaparta data de contemporaneidad al sonido de siglos pasados, consiguiendo engañar nuestro oído.

¿Cómo se adapta la música antigua a los nuevos tiempos?

Lo que realmente queremos es recuperar el presente con las piezas del pasado. Y es que las partituras antiguas del Renacimiento y el Barroco no son como las partituras que conocemos en la música clásica. En ellas hay unos datos, pero para reconstruirlas y darles vida es necesario llenar los huecos y espacios que existen con tu propia creatividad, y en ese proceso es donde se les da ese aire y sentido actual que posteriormente se ha denominado como música actual. Es por ello que para la mayoría de la gente esta música resulta amena y cercana, por el lenguaje utilizado en su adaptación.

Afirma, incluso, que la gente se sorprende al escuchar que la música antigua es tan moderna.

El ritmo tiene mucho que ver en este proceso, y es importante hablar de ello. En la época del clasicismo, periodo que se enmarca entre el Barroco y el Romanticismo, la música se aburguesó y se componía solo para unos pocos, por lo que ese tipo de música resultaba rara para gran parte de la sociedad. El ritmo fue considerado ordinario y vulgar, y se escondía en las partituras; no hubo espacio para la música del baile. Gracias a este elemento, la música antigua no resulta extraña.

Dice que tanto en el Barroco como en el Renacimiento predominó la música popular en Euskal Herria. ¿Cómo era esa música?

Pues más rica y variada de lo que pensamos. Necesitábamos un instrumento potente con el que acudir a las plazas y la trikitixa, que vino desde fuera, se convirtió en el sonido caracterizador de nuestro pueblo. En un principio, los instrumentos más comunes fueron el violín, la guitarra y la flauta, pero éstos eran los mismos aquí y en Francia, Alemania y en muchos otros lugares del mundo. En todos los territorios, la música más importante era la popular. Aunque a lo largo de la historia las minorías cultas hayan sido quienes han escrito los libros de historia y demás, la verdadera música es otra. Musicalmente, Euskal Herria ha contado con una fuerte y consolidada tradición para el canto, por ejemplo.

¿Cuáles son sus cualidades?

'Maitia nun zira', importante en el cancionero vasco, se basa en una melodía judía muy popular y típica en su música que la encontramos en la sinagoga de Baiona y que se puede escuchar en el disco como 'Acuerdo de Judimendi'. Este tipo de melodías resultan un tanto extrañas en nuestra cultura porque melódicamente son bastantes modernas. Sin embargo, no deja de ser fruto de la mezcla y fusión de las culturas y religiones a lo largo de la historia, lo que llega a demostrar que la mayoría de la música popular tiene sus raíces en otras culturas y religiones; muchas canciones religiosas pasaron a ser canciones populares, y que además, los judíos, gitanos... también fueron vascos, pese a su origen.

Entonces, no podemos hablar de autenticidad.

Nuestra música es muy parecida a la música que nos rodea, por ello, no podemos decir que sea única e incomparable, como algunas veces se nos ha hecho entender, es especial en tanto cuanto es nuestra, y así la debemos reivindicar. Pero sí, está plagada de infinitas influencias que a muchos les podría sorprender. La relación entre la ezpatadantza y la bulería es inevitable, la base rítmica es la misma. Pero este aspecto no se trabaja en las escuelas y conservatorios de música actuales, donde existe una gran contradicción, ya que se centran a trabajar la música de vanguardia a partir del clasicismo, que está muy bien, pero se impulsa la música clásica con un repertorio de Centroeuropa, cuando la más importante aquí ha sido y es la popular. Es cuestión de educación, pienso que el sistema educativo debe ría cambiar. La música es una cosa, y la música clásica otra.

¿Y qué es lo que lo diferencia del resto?

Sin duda, la palabra. El tener un idioma tan singular la hace tan especial en muchos aspectos y es su seña de identidad. Si a la música vasca le quitáramos la palabra, podría ser perfectamente de otro lugar. Lo mismo ocurre con los instrumentos que conocemos. Lo que aquí denominamos 'txirula', en Baigorri se llama 'flauta de Benavarra' o 'flauta de Baigorri', el nombre de 'alboka' es musulmán... Y es importante subrayarlo. A través de ella tienes el contacto directo con el mundo; la música es un lenguaje con el que puedes llegar a entenderte con el resto. No entiendo por qué se ha vendido ese punto de vista tan endogámico, cuando la realidad es totalmente distinta y diversa.

Cada canción tiene su historia e influencias. El disco es un extenso trabajo de investigación.

Así es. Hemos hecho lo que hemos podido con nuestros medios. Aquí no hay tradición de trabajar estos aspectos, tampoco percibimos apoyo institucional, pero fuera de aquí la realidad es completamente distinta. Aún así, hemos tenido la suerte de que Jordi Savall, prestigioso director de orquesta y musicólogo especializado en música antigua, nos haya publicado el disco. Y estamos encantados con el resultado.

'Euskel Antiqua'. Antigua, y a su vez moderna...

El nombre hace referencia al periodo histórico al que pertenece, pero no quiere decir que la música 'antigua' sea antigua. Al igual que el pan, la música no entra en el concepto de paso de moda. El pan es también un alimento antiguo y lo seguimos comiendo todos los días. Lo mismo ocurre con la antigua.


Para muestra, un botón. Con ustedes Urruska Porrue:


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Estupefacto Narcisismo

Continúan el rosario de explicaciones con respecto a lo sucedido el pasado 20D en el estado español en general y en Euskal Herria en particular, sin olvidarse de Catalunya.

Este texto ha sido publicado en Naiz:

Sobre la estupefacción en las izquierdas patricias

Tras los deplorables resultados electorales obtenidos por hasta ahora importantes fuerzas de izquierda se están realizando sesudos análisis todos los días. Lo más común es atribuir a Podemos sus excelentes resultados por la acción informativo–propagandística de algunas cadenas televisivas estatales.

Joseba Izaga Urrutia | Militante de LAB
Si bien es cierto que parcialmente es así, ese análisis no entra al meollo de la cuestión, lo toca de pasada pero elude incidir en él. Lo cierto es que alrededor del éxito de Podemos  está  un 15 – M al que despreciamos desde algunas izquierdas periféricas. Se despachó aquel movimiento con el argumento de que carecía de base popular en Euskal Herria (en el caso vasco) o se le atribuyó un marcado carácter reformista, desde otras izquierdas autodenominadas revolucionarias.

No se entendió que la masiva participación en las movilizaciones de cientos de miles de personas de extracción social popular tenía que ver con la urgencia de amplios sectores trabajadores, juveniles, autónomos o de pequeños empresarios por quitarse de encima al gobierno de los lobbys de la oligarquía española, cuya política los estaba estrangulando literalmente día a día.

Una parte de la izquierda independentista creyó que aquel movimiento no echaría raíces aquí y los resultados de los comicios del 20 – D dejan claro que en absoluto es así. Constatamos con sorpresa que los ecos del 15 – M han llegado para quedarse.

Las organizaciones de la izquierda abertzale no solo no invirtieron un solo cuadro en desarrollar la Unidad Popular por la base sino que pronosticaron una vida efímera a quienes se movilizaron al margen de los acuerdos estructurales de las organizaciones históricas vascas de izquierda, tanto políticas como sindicales. Y la realidad no es esta. La realidad muestra que las nuevas generaciones se rigen por la exigencia de respuesta inmediata a sus necesidades inmediatas; ahora y aquí. Las referencias históricas han dejado de ser un argumento para ellas.

Quienes estuvimos en las mesas como apoderados e interventores vimos una enorme masa popular en las urnas. Personas que habitualmente no están movilizadas pero existen, están en nuestros barrios y pueblos. Y el porcentaje de participación ha dejado en evidencia a los profetas del boicot o la abstención por enésima vez.

El recuento  demostró que han dado su apoyo a una tercera vía frente al empate infinito en que los dos bloques políticos nos debatimos en Hego Euskal Herria, constitucionalistas y abertzales. Lo han hecho en clave democrática y este es un elemento clave de futuro para la izquierda vasca. A condición de que esta corrija su auto – aislamiento respecto al pueblo que realmente existe en este país, no aquel que idealizamos.

Ver a podemos como la primera fuerza electoral vasca no es solo un dato anecdótico. Y ver en esta mayoría una amenaza para el futuro de la izquierda independentista sería el más trágico de los errores.

Cada año miles de jóvenes se suman a la arena política y no quieren siquiera oír hablar de aquellas formaciones cuyo ejercicio del poder y de la administración en cualquiera de sus formas institucionales no ha resuelto sus problemas cotidianos.

Se agruparon y se vieron con fuerza cuando la calle llamó a las puertas de los partidos históricos reclamando respuestas, muchas de aquellas puertas permanecieron cerradas y la marea las han ahogado aupando a otros representantes surgidos de su propio movimiento a muy altas cotas de representación popular. De la experiencia de su movilización y la de los suyos. Ha sucedido en Euskal Herria y Galiza y sucederá sin tardar en Catalunya.

Quienes sigan apostando por dar la espalda a la realidad de las nuevas representaciones auto – organizativas construidas en su propia experiencia  tendrán la oportunidad de comprobar que la brecha se ensancha sin tardar mucho tiempo y lo hará en favor de la tercera vía que la representación realmente otorgada está apoyando.

En Catalunya el sector de la CUP que ha cerrado la puerta a la Ruptura Democrática mediante un discurso neo–anticapitalista de carácter claramente autonomista y anti–independentista acaba de regalar una mayoría más que apreciable en los próximos comicios que habrán de adelantarse a marzo a Podem. Nada nuevo bajo el sol, antes, la lectura patricia del 15–M desde la izquierda rupturista vasca ya dejó el terreno abonado a esta formación representada por  su marca Podemos–Ahal Dugu, que indudablemente y con toda legitimidad la aprovechará.

Hay izquierdas que llevan tanto tiempo en el bucle de sus disputas de familia que han olvidado que existe la realidad y sobre todo, se han olvidado del pueblo. Y no nos equivoquemos: el pueblo sí sabe en quien confía y por qué, también sabe prescindir de los empecinados.

Tal vez quien debe acercarse a la realidad es la izquierda cainita y narcisista. El tiempo… tic–tac tic–tac ¡apremia!





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80 Fosas Franquistas en la CAV

Ahondando un poco más en el tema del "suelo ético", les presentamos este artículo publicado en Naiz:

Lakua recoge en un Mapa de Fosas de la guerra 80 localizaciones de enterramientos

El Gobierno de Lakua ha elaborado un plan de investigación y localización de fosas de personas desaparecidas durante la guerra del 36 para el periodo 2015-2020, que detalla 80 localizaciones de enterramientos de los que se tienen noticia documental y recoge 28 fosas en fase de investigación con prioridades de actuación en función de la probabilidad de encontrar restos.
El plan ha sido presentado en Bilbo por la directora de Víctimas y Derechos Humanos del Ejecutivo de Lakua, Monika Hernando, y el presidente de la Sociedad Aranzadi, Francisco Etxeberria, responsable de los trabajos de investigación y exhumación.

La iniciativa tiene como objetivo la búsqueda e identificación de personas desaparecidas durante la guerra del 36 y se enmarca en el compromiso recogido en el Plan de Paz y Convivencia del Gobierno de Lakua, en concreto en el Programa-Base de Prioridades en Materia de Memoria Histórica que presentó a finales del pasado año.

Según ha explicado Hernando, con este plan, se pretende «visibilizar el trabajo realizado durante estos años» e integrar en un mismo documento «el conjunto de acciones que se han de impulsar en orden a responder a las necesidades de las víctimas de la desaparición forzada y la ejecución extrajudicial, de acuerdo a las recomendaciones hechas por los mecanismos de protección de los Derechos Humanos de Naciones Unidas».

El documento recoge dos compromisos, el primero de ellos, dentro del «cumplimiento del derecho a la verdad», responde a la necesidad de clarificar en la medida de lo posible todo lo relativo a las personas desaparecidas.

El plan pretende avanzar en el proceso de exhumaciones iniciado en 2002 y establece, para ello, un programa de trabajo hasta el año 2020 que contempla la investigación en distintos emplazamientos sobre los que se tiene noticia de la posible existencia de enterramientos.

Más de 500 testimonios

Desde que en 2003 el Gobierno de Lakua puso en marcha un plan de investigación sobre las personas represaliadas, fusiladas y desaparecidas en la guerra del 36, se han atendido más de 1.500 solicitudes de familiares, que han requerido consultas a más de 175 archivos, registros y otros centros de documentación repartidos en diferentes ministerios estatales.

Además, se han grabado en vídeo más de 500 testimonios de protagonistas y familiares, que constituyen «la base fundamental de memoria oral» sobre estos hechos. Tanto los testimonios como la documentación que se genera en cada expediente son remitidos a los afectados.

Fruto de este trabajo, se ha elaborado un Mapa de Fosas de Euskadi, que contiene 80 localizaciones de enterramientos de los que se tienen noticia documental, algunas de ellas con varias fosas. De ellas, 20 corresponden a Araba, 28 a Bizkaia y 32 a Gipuzkoa.

Además, detalla 22 exhumaciones de fosas en llevadas a cabo desde 2002, en las que se han recuperado restos humanos que han sido estudiados y en algunos casos entregados a sus familiares tras el proceso de identificación y de interpretación de la causa de su muerte.

Una exhumación este sábado en Larrabetzu

El documento señala el programa de trabajo hasta 2020 y explica 28 emplazamientos en fase de investigación con prioridades de actuación en función de la mayor o menor probabilidad de localizar restos. Este mismo sábado, según ha avanzado Etxebarria, está prevista una nueva exhumación en Larrabetzu.

Según ha indicado Etxeberria, el objetivo que en estos cinco años que abarca el plan sea posible «investigarlos todos» estos casos. No obstante, ha precisado que es probable que surjan nuevos ámbitos de prospección que no están recogidos en el Plan, como consecuencia de la aportación de nuevos testimonios, que también serán investigados.

Asimismo, ha apuntado que, si bien «se puede finalizar en lo que concierne en memoria histórica a exhumaciones, la memoria histórica es mucho más amplia».

«No vamos a encontrar todas las fosas»

Ha advertido, en cualquier caso, de que «no vamos a encontrar todas las fosas comunes ni tampoco vamos a poder exhumar todas porque algunas son inviables, porque están debajo de un pabellón industrial o se desbarataron como consecuencia del crecimiento de los cementerios o el desarrollo del urbanismo».

Además del Mapa de Fosas, también se ha realizado un censo de personas fallecidas «de ambos lados» en el frente de Euskal Herria durante la guerra, que incluye «por el lado de los republicanos 6.300 personas, y por el lado de los de los franquistas 5.700 personas».

También recoge las muertes de «fusilados por franquistas a 2.352 vascos y fusilados por el lado de los republicanos 764», ha indicado el responsable de Aranzadi. «Se trata de, a cada uno de los nombres, añadir un cuerpo de documentación», ha añadido.

El segundo de los compromisos que recoge este plan corresponde con el Proyecto 4 del Programa-Base de Prioridades en materia de Memoria Histórica y se centra en definir un procedimiento y un protocolo de actuación en materia de exhumaciones, que comprende la puesta en conocimiento de los órganos policiales y jurídicos de los hallazgos e investigaciones realizados.

Una Comisión de la Verdad

De este modo, se pretende dotar a los equipos que realizan las exhumaciones de «unos mínimos estándares que contribuyan, no solo la búsqueda de la verdad, sino también que garanticen la validez del procedimiento, de cara a la potencial búsqueda de justicia», ha señalado Monika Hernando.

Etxeberria se ha mostrado partidario de que, tal como ha propuesto Amnistía Internacional, se cree «una Comisión de la Verdad, de carácter no judicial, que tenga un límite temporal, sin que esto impida el derecho individual de cada uno de los afectados a recurrir a la justicia ordinaria».







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El Franquismo Tradicional se Enroca

Continúa la puesta en escena del 20D.

Ya tuvimos el primer capítulo denominado "fin del bipartidismo", de ahí pasamos al de "la intolerable ingobernabilidad", más tarde tuvimos el de "gobierno de coalición de izquierdas", ahora estamos en el que los partidos tradicionales del franquismo-borbónico se ponen en su papel de intransigentes.

Les presentamos este texto publicado en Naiz:

La democracia es el gran nudo inasumible para el establishment español. El papel puede aguantarlo todo y para mantener la «estabilidad», PP y PSOE, ahora con su nuevo amigo Albert Rivera, son capaces de decir una cosa y la contraria, prometer el oro y el moro sabiendo que jamás cumplirán o pronunciar sentidísimos mea culpa que serán olvidados como el apoyo a la autodeterminación de Felipe González. La democracia plasmada en el derecho a decidir de las naciones sin Estado es su verdadera «kriptonita», el punto inaceptable en cualquier negociación. Saben que dejar que la ciudadanía vasca o catalana se exprese implica poner fin al Estado tal y como lo hemos conocido. Una ventaja tanto para los habitantes de Euskal Herria y Catalunya como para los propios españoles, que podrían construir algo distinto sin el lastre del «España-una-y-no-cincuentayuna» que impide cualquier debate.

Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera o Susana Díaz pueden estar en desacuerdo en minucias, pero en las grandes cuestiones comparten barricada. Que Podemos haya puesto como línea roja el derecho a decidir es un soplo de aire fresco, aún siendo conscientes de que la hegemonía cultural sigue siendo del nacionalismo español. Es decir, frente al «quieren romper España» que enarbolan los que nada quieren cambiar, Iglesias y su equipo han contrapuesto el «democracia para garantizar la unidad». Algo que chirría a todo independentista pero que, visto con cabeza fría, es bastante más saludable que el garrotazo con la rojigualda. A nosotros nos tocará explicar el «gracias por la amabilidad, pero nos apañamos mejor solos».

Ayer en Ferraz un dirigente del PSOE reconocía que una de las cuestiones que mueven su estrategia es no perder lo que tienen. Básicamente, amarrar Andalucía y Extremadura, que siguen siendo los dos grandes feudos donde el partido de Sánchez sigue atrincherado. Es todo un vuelco pensar que en amplias capas de la sociedad española se está rompiendo un tabú hasta hace bien poco incuestionable. Desconozco si Podemos lo utiliza ahora como «línea roja» por principios o por interés en unas nuevas elecciones en las que, seguramente, lograría el sorpasso del PSOE. Lo que es claro es que sin afrontar esta cuestión no hay cambio posible.






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La Lucha en las Condiciones Actuales de Euskal Herria

Les compartimos este texto de Iñaki Gil de San Vicente que ha sido publicado en la página de La Haine:

El movimiento popular en la Euskal Herria actual

La coordinación estratégica de los movimientos populares exige de manera incuestionable de una organización específica que la facilite

Iñaki Gil de San Vicente

Texto escrito tras el debate colectivo en Burlata, el 16 de diciembre de 2015
En la historia de la izquierda independentista vasca el concepto de movimiento popular -herri mugimendua- ha hecho referencia a diversas prácticas de luchas de masas contra opresiones específicas que tenían unas constantes básicas desde su inicio, pero que fueron cambiando en sus formas y expresiones externas debido a los orígenes, ascenso y avances, período de esplendor, nuevos ataques represivos y desorientaciones internas. La base histórica no era otra que la pervivencia más o menos fuerte de costumbres societarias que nos remiten a la larga pugna entre formas de propiedad colectiva, comunal y comunista, y formas de propiedad privada e individualizada. La historiografía oficial, dominante, ha negado o silenciado esta parte, la de las resistencias de las masas explotadas. Detengámonos un poco en la historia reciente porque es la base actual de nuestra tesis.

El problema de cómo agilizar, coordinar y dirigir políticamente las interacciones entre las diferentes resistencias contra las diferentes formas de opresión, explotación y dominación inherentes al capitalismo, surgió casi al instante en el que las clases trabajadoras aprendieron que, además de la explotación asalariada, sufrían otras formas de explotación, opresión y dominación. Tal cosa empezó a ocurrir durante el mismo tránsito de la explotación manufacturera domiciliaria a la del taller y de aquí a la fabril, al extenderse a la vez todos los sectores necesarios para la reproducción del sistema, cada vez más compleja, variada y difícil. Todas las izquierdas y todos los reformismos debatieron estas cuestiones cada vez más cruciales; también lo hizo la sociología como expresión más plena de la producción de ideología burguesa.

Según avanzaba la industrialización en Europa y con ella las oleadas pre revolucionarias y revolucionarias, y las respuestas reaccionarias y contra revolucionarias, daban vida a diversas corrientes teóricas. La burguesía aprendió a crear sus propios «movimientos sociales» cristianos, republicanos, militaristas y fascistas. La industrialización de otros continentes con economía campesina y extensas propiedades comunes o de uso rotatorio también generó los mismos problemas en esencia, aunque con formas diferentes. En Europa la liquidación brutal de los bienes comunes, de la pequeña propiedad campesina y artesanal, etc., dejaba un recuerdo de cierta socialidad colectiva opuesta al individualismo burgués: muchas prácticas de lucha obrera y popular se basaron en la adecuación de dicha socialidad horizontal a las condiciones de lucha bajo la explotación fabril, y muchos movimientos sociales también. Con sus expresiones diferentes, otro tanto ocurrió luego y está sucediendo ahora en América Latina, África y Asia.

El movimiento popular, tal cual se expresa en cada momento, es uno de los más eficaces para mantener viva, transmitir y adecuar a las nuevas realidades esta memoria porque su área de vida es precisamente luchar contra el conjunto de opresiones, explotaciones y dominaciones que se sufren «fuera» de la explotación directamente asalariada, laboral, fabril y reproductiva en el sentido decisivo de explotación patriarco-burguesa, pero que están directamente relacionadas con ella porque también afectan a la toda la vida cotidiana reproductora del pueblo trabajador en su conjunto. Es por esto que, como veremos, existen tantos lazos prácticos inmediatos entre los concretos movimientos populares y el movimiento antipatriarcal y el de la lucha de la clase trabajadora. Además, esos lazos tienden a multiplicarse en la medida en que el capitalismo multiplica y multidivide las formas de explotación dentro de las empresas y en la sociedad entera.

Según nuestro criterio, el movimiento popular y la clase trabajadora existían antes de la definitiva industrialización del capitalismo vasco desde finales del siglo XIX, industrialización que se basó en el poder político-militar conquistado por la burguesía de Hego Euskal Herria gracias a los ejércitos del Estado español en sus guerras de ocupación sostenidas durante el siglo XIX y asegurada en 1936-1939. Un movimiento popular y una clase trabajadora pre industrial, campesina, artesanal y urbana, de pequeñas ferrerías, astilleros y talleres, pero muy luchadora en defensa de los derechos comunales y de las leyes forales que, mal que bien, le garantizaban una seguridad vital mínima comparada con la total indefensión y precariedad inherente a la explotación capitalista, sobre todo tal cual se imponía brutalmente mediante el terrorismo burgués desde finales del siglo XVIII y buena parte del XIX.

No tenemos tiempo para ver la evolución del movimiento popular desde finales del siglo XIX con la rápida formación de la clase obrera industrial y con los subsiguientes cambios en el pueblo trabajador. Un momento crítico en esas transformaciones y en la rápida y caótica formación de la «nueva» clase obrera en aquella fase capitalista fue el abierto por la derrota militar de 1876 y la inmediata ocupación de Hego Euskal Herria por las tropas españolas, las resistencias populares masivas, no violentas y pacíficas en su mayoría, la incapacidad de la administración española para hacerse cargo de la complejidad del sistema foral vasco y, por ello, el acuerdo entre la burguesía española y la vascongada para obtener su integración total en el Estado español a cambio del Concierto Económico, que prestaba facultades financieras y administrativas a la burguesía vascongada a cambio de un tributo al ocupante y de mantener el orden capitalista español en tierras vascas, como sigue ocurriendo hasta ahora.

Con la industrialización militarmente asegurada, la Primera Guerra Mundial y la crisis de 1929 estallan las contradicciones que aparecen gubernamentalmente en 1931 y en la práctica en los cambios sociopolíticos dentro de los nacionalismos vasco y español en Hego Euskal Herria, que no podemos detallar ahora. Bajo la dictadura militar de 1923-1931 se generan teorías y prácticas revolucionarias que anuncian procesos de concordancia y acuerdo que darán sus frutos parciales cuando, tres décadas más tarde, en la mitad del siglo XX, maduren las condiciones. Mientras tanto, el movimiento popular debe adaptarse, resistir y responder a las duras condiciones de una dictadura -1923-1931-, una II República española surcada de rebeliones populares y de masacres represivas pero duramente españolista en su esencia -1931-1936-, y una guerra de invasión internacional nazi-franquista y a la vez de lucha de clases entre vascas y vascos que abarca a la toda Euskal Herria-1936-1945.

Sin esta prolongada experiencia práctica acumulada durante aproximadamente sesenta años, desde la década de 1880 a la de 1940, con sus derrotas y pequeños logros, hubiera resultado muy difícil al pueblo vasco explotado por el franquismo empezar a resistir de nuevo en la segunda mitad de la década de 1940. Existe una memoria de lucha que sobrevive en sectores sociales, familias con conciencia, grupitos clandestinizados y hasta personas que en su soledad individual no renuncian a sus valores de justicia, que los guardan y alimentan en silencio o que los transmiten de variadas formas.

Hay que preguntarse sobre si los débiles grupos de ayuda a las prisioneras y prisioneros bajo el franquismo de 1937 en adelante era un movimiento popular o no; o en qué medida eran indicios de movimiento popular entroncado en el movimiento obrero de las huelgas sociopolíticas de la segunda mitad de los años cuarenta e inicios de los cincuenta, así como las prácticas defensivas autoorganizadas de ayuda mutua popular y de atisbos de grupos vecinales en las insoportables barriadas obreras; sí podemos hablar de embriones de movimientos populares en los grupos que entre la década de los años cincuenta y los sesenta fueron organizándose para mantener y recuperar elementos claves de la cultura, lengua y folclore euskaldun, para mantener vivas y hasta recuperar del olvido fiestas populares en la que latían contenidos democráticos y horizontales inaceptables por el franquismo y el nacional-catolicismo: carnavales, inauteriak, gabonak, olentzero, mitología pagana editada en libros, grupos de apoyo a la lengua vasca, proliferación de sociedades gastronómicas y deportivo-culturales en barrios y pueblos, etc.

Es cierto que estos embriones eran impulsados también por la poca militancia de las muy perseguidas organizaciones, partidos y sindicatos que se arriesgaban a la doble militancia, es decir, a actuar en esos grupos, sociedades, colectivos, asociaciones y demás, en la que podían quedar al descubierto más o menos pronto debido a provocaciones policiales o por simples errores de seguridad, voluntarismo, etc. Pero lo hacían. Aquellos riesgos que a veces rozaban el heroísmo por la existencia de torturas, multas, años de cárcel y hasta ostracismo y destierro, además de la marcha al extranjero, fueron decisivos para asentar lo que luego sucedió. Por otra parte, era inevitable que existieran personas militantes clandestinas en los embriones de los movimientos, como existían en los sindicatos oficiales y en asociaciones legales incluso próximas al franquismo y a la Iglesia, lo era, como decimos porque esa es una de las tareas básicas de la militancia política: enriquecer la dialéctica entre la organización y la autoorganización. Hablamos del sempiterno debate sobre las relaciones entre «conciencia» y «esponentaneidad».

A mediados de los años sesenta se inicia la fase definitiva, simbolizada en la creación de una ikastola infantil en un piso de Iruñea. Rápidamente en comparación a la anterior fase se van tejiendo redes que van más allá de la complicidad para expresarse en una autoorganización popular relacionada de alguna manera con grupitos clandestinos conscientes de la necesidad de esos esfuerzos tan arriesgados. Se produce el salto porque se han agudizado sobre todo cuatro contradicciones: los efectos del desarrollismo franquista, la llegada de migrantes, la lucha nacional representada por ETA que remueve todas las conciencias y la revalorización de la identidad vasca en peligro. No es casualidad que sea en Iruñea en donde confluyan más radicalmente estas y otras contradicciones, aunque su velocidad de propagación al resto de Euskal Herría es casi instantánea para las condiciones de la época.

La lucha de clases por mejores condiciones salariales y laborales, muchas veces defensiva ante la voracidad de la patronal, azuza el surgimiento de movimientos populares varios, desde las asociaciones vecinales hasta deportivo-culturales, etc., siempre con la presencia de las mujeres que se enfrentan también al patriarcalismo de la sociedad vasca. Es en esta fase decisiva cuando se hace irreversible, por ahora, una de las señas identitarias casi exclusiva del movimiento popular vasco: el arraigo de lo común, de lo colectivo, de la ayuda mutua y su forma horizontal de plasmación, una forma que se muestra en la misma arquitectura interna de los locales populares, en los que siempre hay un decisivo espacio material y simbólico de praxis común como es la cocina comunitaria, y si no ha podido montarse la cocina como tal, casi siempre se organiza una comida a escote, pero apenas falta, por ahora, la praxis colectiva alrededor de lo que más une.
La cocina colectiva -el «hogar» en antropología- como espacio material y simbólico de reforzamiento de la identidad grupal es una realidad precapitalista que la nobleza marginó y que la burguesía intentó destruir desde el siglo XVII con el individualismo mercantilizado, con la familia monogámica y su domicilio aislado, y con el arrasamiento de las tierras comunales y de las pequeñas propiedades del campesinado empobrecido. Romper los cordones umbilicales que unían al primer proletariado industrial con las redes comunitarias de convivencia social y resistencia que pervivían en su memoria y hasta en su presente al simultanear la explotación asalariada con el trabajo campesino, este corte de raíz fue una obsesión de todas las primeras burguesías occidentales, y sigue siéndolo ahora en los pueblos en los que todavía existen bienes comunales y campesinas y campesinos empobrecidos con relaciones cotidianas con las masas empobrecidas de las aglomeraciones urbanas del llamado Tercer Mundo. Veremos cómo el Estado español adaptó estas tácticas a las condiciones vascas.

La fase del esplendor anuncia su llegada con las masivas movilizaciones contra el proceso de Burgos de diciembre de 1970. Sin el movimiento popular la deslegitimación de tamaña barbaridad no hubiera sido tan decisiva. En 1973 llega a Euskal Herria la demoledora crisis socioeconómica mundial que es respondida por una feroz lucha de clases defensiva que pronto se hará ofensiva al emerger la esencia política revolucionaria que siempre late oculta en la menor lucha sindical defensiva, economicista y reformista. El movimiento obrero y el popular se fusionan en muchas luchas en las que crece el movimiento antipatriarcal, a la vez que el de pro-Amnistía irrumpe majestuosamente muy unido a otros que crecen en el interior del pueblo trabajador e incluso en sectores de la mediana burguesía como el de la reuskaldunización. La llamada «Semana Pro Amnistía» de mayo de 1977 sintetiza la fuerza acumulada hasta ese momento.

La nuclearización ideada por el Estado español y la burguesía vasca en el llamado «Pacto de Olabeaga» de 1956 encuentra nula oposición al principio pero crecerá hasta formar un potentísimo movimiento antinuclear que, en interrelación con otras formas tácticas de lucha, vencerá a comienzos de los años ochenta, justo cuando la alianza burguesa vasco-española inicia el gran ataque estratégico contra el pueblo trabajador y su corazón y cerebro la clase obrera industrial que lleva un siglo de vida y combate. Para entonces, se ha diversificado y enriquecido el movimiento popular enfrentándose a casi todas las formas de explotación, dominación y opresión que sufre nuestro pueblo. El rotundo NO a la OTAN dado por Euskal Herria en el referéndum de 1986 y la sólida raigambre del MLNV que también se plasma en la fuerza electoral de Herri Batasuna son solo dos muestras de la importancia del movimiento popular en aquellos años.

1986 puede considerarse como el comienzo de la ofensiva estatal contra el movimiento popular, extendiendo la ofensiva represiva iniciada por el PSOE con el Plan ZEN de 1982-1983. El capital, es decir, la relación social de poder y explotación en su esencia, decide que no se puede tolerar la existencia de una fuerza revolucionaria tan potente como la del MLNV en el corazón de Europa. Significativamente es en 1986 cuando son impulsados los «movimientos sociales» por la «paz» y otros, siendo el primero de ellos el llamado Gesto por la Paz. Se trata de aplicar en Euskal Herria la doctrina de guerra de baja intensidad ya enunciada en el Plan ZEN, uno de cuyos capítulos es el de la guerra psicológica para desilusionar y dividir al pueblo. Es un ataque general para destruir el sujeto revolucionario que va creándose desde la clase obrera industrial de finales del siglo XIX hasta el pueblo trabajador que a finales del siglo XX lucha por la independencia socialista en el seno de Europa. Además de desindustrializar el país para acabar con la «cultura del hierro» también hay que acabar con el movimiento popular inherente a ella.

Surge en este período un debate al que volveremos luego, sobre las relaciones entre los movimientos populares y los movimientos sociales. Herri mugimendua o movimiento popular tiene en la cultura vasca un contenido más profundo, referencial y emancipador más pleno y radical que el de gizarte mugimendua, o movimiento social en su traducción a la lengua española. Aquí es decisivo el significado que tiene el concepto de «pueblo» para una nación oprimida como la vasca, con un complejo lingüístico-cultural muy diferente a las lenguas de raíz latina, a diferencia del simple concepto de «sociedad». Por ejemplo, Euskal Herria o pueblo del euskara tiene más profundidad conceptual, social e histórica que euskal gizartea o sociedad vasca. No es casualidad que sean las personas y colectivos con identidad vasca los que empleen el primero, mientras que empleen el segundo quienes apenas tienen identidad vasca o la tienen totalmente española.

Sin retroceder mucho en el pasado, la aparición moderna de los movimientos sociales se produjo a partir de la década de 1960 en el capitalismo imperialista como efecto de las transformaciones introducidas por el keynesianismo, taylor-fordismo y similares políticas de integración y neutralización aplicadas por la socialdemocracia, etc. La acción sindical se integró en la burocracia de compra-venta de la fuerza de trabajo. Los partidos comunistas oficiales compartimentaron su vida política desde un verticalismo dirigista que impedía cualquier libertad de crítica y acción. La URSS perdía rápidamente el prestigio heroico ganado al vencer al fascismo en 1941-1945.Ya antes del neoliberalismo y del posmodernismo, surgieron intelectuales que hablaban de la extinción del proletariado y de la lucha de clases, de la sociedad post industrial y de servicios, etc., mientras que crecía la llamada «clase media» y en la universidad un aluvión de jóvenes generalmente de la pequeña burguesía y «clases medias», y de familias trabajadoras con salarios altos sentían cómo el sistema les obstruía un futuro diferente.

Varias cuestiones atrajeron la inquietud de estos sectores: la emancipación de la mujer, la ecología y la nuclearización, la sexualidad y otras formas de vida en común, la cultura, el antiimperialismo, otra forma de entender la política, etc.: en aquellas condiciones estos movimientos eran progresistas y hasta revolucionarios, sobre todo cuando conectaron con corrientes marxistas y anarquistas. La intensificación y la extensión de la lucha de clases desde 1968 en adelante demostró cuánto podían aportar los movimientos sociales de izquierdas. En esas mismas fechas, la opresión nacional vasca hacía que aquí crecieran los movimientos populares insertos en la raíces de la realidad.

La lucha de clases reactivada en lo político en 1968 fue más que simple «lucha de clases» en su sentido escuetamente salarial, gracias en gran medida a los movimientos sociales con contenido revolucionario. La represión desencadenada posteriormente y las medidas neoliberales aplicadas desde mediados de los años setenta golpearon al ala izquierda de los movimientos, debilitándolos. Según avanzaban los años ochenta fue apareciendo la «industria de las ONG», de movimientos sociales correas de transmisión de partidos, sindicatos, iglesias, empresas y fundaciones bajo la excusa de «gastos sociales» para ahorrar impuestos, etc., por no hablar de sus funciones en la contrainsurgencia y guerras de baja intensidad.

Se fue creando un «servicio asistencial» no estatalizado que iban cubriendo áreas sociales antes atendidas por los servicios públicos y estatales. Privatizados estos o cerrados, reaparecieron «movimientos sociales» que atendía parcial y limitadamente esas áreas. Recordemos que en el capitalismo de los siglos XVIII y XIX, antes de las «reformas sociales» introducidas a todo correr por las burguesías europeas para frenar la lucha de clases, ya existían «movimientos sociales» de esta índole, bastantes de ellos bajo el impulso de la «doctrina social» católica y de la «caridad cristiana» de las iglesias protestantes, pero también de instituciones privadas u oficiales, y hasta de empresas. Luego, bajo la presión obrera y popular, también de la URSS, el capital tuvo que estatalizar el grueso de esas tareas aunque casi al instante -definitivamente desde 1947 con la creación de la sociedad Mont-Pelerin por von Hayek- resurgieron propuestas para reinstaurar el mercantilismo liberal más maltusiano e individualista. Ahora, se han industrializado y politizado esas «ayudas sociales».

En Euskal Herria el contenido político de muchos de estos «nuevos» movimientos quedó claro desde su misma aparición, en especial los dedicados a «conseguir la paz». En 1983 el gobierno del PSOE había lanzado un pre aviso en su Plan ZEN de que desarrollaría esta estrategia, como sucedió abiertamente desde 1986 con la aparición de Gesto por la Paz. Ahora bien, no podemos meter en el mismo saco a todos estos grupos, colectivos y asociaciones porque la realidad es más compleja y, además, los partidos de la burguesía autonomista y regionalista también tenían sus asociaciones propias muchas veces volcadas en la defensa de lo que esa burguesía entendía como «cultura», «derecho», «historia», «ayuda social», etc. De igual modo existían movimientos sociales reformistas duros y blandos que no se plegaron a la estrategia represiva del Estado como la del lazo azul, el Foro de Ermua, etc.

La «nueva» ola represiva va desplegándose en múltiples frentes como el del «lazo azul» desde 1993, etc., que buscan movilizar las fuerzas conservadoras y reaccionarias para que, en la misma calle, en la cotidianeidad, se enfrenten «democráticamente» a los sectores menos concienciados de los movimientos populares, del sindicalismo abertzale, de los miles y miles de personas de los círculos más lejanos o medios de la izquierda independentista a la que terminan dando su voto, etc. En verano 1997 son asaltadas varias herrikos y sedes de la izquierda abertzale por bandas fascistas. En 1998 se cierra Egin, un ejemplo de autoorganización popular, y en 2003 se cierra Egunkaria otro ejemplo incluso más significativo por tratarse del único diario exclusivamente en lengua vasca, creado también por el movimiento popular. También en 1998 comienza la larga y dura persecución judicial de entidades muy representativas de los movimientos populares concretos. Y por no extendernos en 2003 se ilegaliza a Herri Batasuna tras un ascenso represivo iniciado en 1997.

Incluso con mucha antelación, los movimientos populares sufren además ataques contra uno de sus pilares más profundos, y no solo con el intento de cierre y expolio de más de un centenar de herrikos, otras formas de represión política, etc., sino también mediante la masiva presión diaria de la ideología mercantilista y del consumismo individualizado destinada a aniquilar toda posibilidad de repunte de memoria y praxis colectiva, comunal. Una de las expresiones más sólidas, hasta ahora, del movimiento popular y vecinal son las fiestas populares en las que se expresan las ansias y anhelos de libertad, de otra forma de vida: tanto la burguesía vasca como los Estados español y francés hacen lo imposible por desvirtuarlas, ahogarlas económica y legalmente, o prohibirlas. Los ayuntamientos controlados por el españolismo y la burguesía autonomista y regionalista potencian fiestas verticales, pasivas, consumistas y sin apenas referentes euskaldunes o abiertamente españoles, mientras que los ayuntamientos abertzale tienen dificultades económicas, políticas y legales para impulsar festejos populares enraizados en las tradiciones. En muchas ciudades, pueblos y barrios -Iruñea, Donostia, Bilbo, Gazteiz, etc.- el movimiento popular tuvo y tiene que superar enormes obstáculos para organizar las fiestas.

Estos y otros golpes impactan en las franjas menos concienciadas del movimiento popular y debilitan la capacidad de recuperación de sus núcleos más influyentes detenidos o procesados. A la vez, el clima ideológico creado tras la implosión de la URSS, la propaganda posmodernista y posmarxista, el individualismo neoliberal y la euforia falsa y engañosa de la burbuja económica del cemento y de los préstamos baratos que facilitan la alienación creciente por el consumismo teledirigido, este clima irreal pero muy efectivo se refuerza con las mentiras sobre las futuras ventajas de la Unión Europea y del euro primero como moneda financiera en 1999 y luego como oficial en 2002.

No debemos menospreciar los efectos integradores de las subvenciones de gobiernillos autonómicos, instituciones regionales y del Estado, de partidos políticos, corporaciones, empresas y fundaciones internacionales, a ONG y «movimientos sociales», e incluso a sectores que han dejado los movimientos populares y han creado su propio grupito. Es la táctica del palo y la zanahoria: intensa criminalización por un lado, pero por el otro dinero y tranquilidad si te «democratizas». Para el poder, es momento de euforia económica y esos dineros invertidos en la «paz y democracia» rinden muchos beneficios políticos. Bajo estas y otras presiones los movimientos se debilitan en sus simpatizantes menos sólidos, pero también en núcleos intelectualmente formados que, cansados, desean acceder a una vida económicamente mejor y más tranquila. Trágicos ejemplos del poder de absorción de las «ayudas» los tenemos en la ecología, feminismo, cultura en general y vasca en particular, etc.

La crisis iniciada en 2007 multiplica el empobrecimiento y el endeudamiento social que aumentaba en nuestro pueblo antes de 2007, como lo demostraban todos los datos. Muy significativamente, y confirmando nuestra tesis central, en esta crisis vuelve a suceder lo que en otras, que tiende a aumentar el llamado «voluntariado social» formado por personas de buena voluntad, de ideología abstractamente humanista y cristiana, mayoritariamente mujeres, que ayudan en colectivos y grupos asistenciales como bancos de alimentos, medicinas, cuidados infantiles y para la tercera edad, y un largo etcétera. Son prácticas voluntarias que muestran que perviven sentimientos comunitarios y de ayuda mutua en la personalidad colectiva. Pero también hay un «voluntariado» reaccionario cuando no fascista y racista.

Pero desde hace un tiempo, e incentivados por la crisis, también surgen grupos que podemos definir como de «economía colaborativa», «comercio justo», etc., dentro de una variada gama de corrientes que no podemos sintetizar ahora. Estudios muestran que solo una muy reducida parte de la «economía colaborativa» asume como objetivo suyo la transformación social más o menos radical. La mayoría de estas corrientes se limitan a buscar reducciones de precios, recuperando la estela del cooperativismo de consumo del siglo XIX. Son movimientos defensivos que no atacan los pilares del capitalismo, como los asistenciales arriba vistos. No negamos su valía relativa pero advertimos que sin una clara orientación social, económica y política algunos o muchos de ellos pueden terminar siendo laberintos sustitutivos de la praxis revolucionaria en que se pierdan y agoten personas de buena voluntad pero con poca formación teórica.

La crisis de 2007 enseña que estos grupos y movimientos no sólo sufren limitaciones cualitativas para resolver los problemas que combaten, ya que no se enfrentan a sus causas básicas, sino que además y por ello mismo también tienen problemas para avanzar hacia la independencia de Euskal Herria, si es que asumen ese objetivo. Al carecer de una visión crítica de las causas de la opresión nacional de clase muchos de ellos tienden a reducir el mal llamado «problema vasco» a una mera cuestión de derechos burgueses, resoluble por tanto dentro del sistema y preservando la propiedad capitalista.

Pero la crisis está demostrando la valía de viejas verdades que reactivan la necesidad de los movimientos populares en todas sus facetas de intervención. La fundamental de todas ellas es que el crecimiento exponencial de las fuerzas productivas bajo propiedad y dirección burguesa condena cada vez más a los seres humanos al desempleo estructural y al empobrecimiento, a la vez que les impone una asesina competencia mutua para acceder a los escasos puestos de trabajo, para ser explotados. Los movimientos populares se enfrentan así a una multiplicación de los frentes de lucha porque es la práctica totalidad de la vida la afectada por ese proceso, y en especial en las naciones oprimidas que malviven en la indefensión absoluta.

La multiplicación de las opresiones, explotación y dominaciones tiene entre otros el efecto de aparentar que no existe una vertebración interna que les cohesiona y une por debajo de sus diversas formas externas. El desarrollo capitalista tiende a reforzar la creencia de que existen tantas realidades diferentes como opciones subjetivas. Según esto, la explotación de clase, nacional y patriarcal no guardan relación entre sí, y por tanto no pueden ser aprehendidas teóricamente ni conectadas estratégicamente. Al contrario, cada lucha debe ir por su lado, relacionándose únicamente mediante las propuestas basadas en los significantes vacíos, en generalidades que cada cual rellena según le plazca: es una opción muy fácil y cómoda que no obliga a nada y que atrae por ello mismo a una parte de la población.

Frente a este panorama, el movimiento popular tiene, en primer lugar, la tarea básica de estrechar lazos prácticos con el movimiento obrero y feminista. El «movimiento» obrero, lo mismo que el feminista, los directamente golpeados por el desempleo creciente, no forman parte estricta del movimiento popular considerado como tal, porque la explotación asalariada y la patriarcal son estructurales y transversales al capitalismo en su totalidad, esenciales para su reproducción. Aunque los denominamos «movimientos» en realidad se mueven en un plano cualitativo superior a otros, los penetran a todos y cuando actúan a la ofensiva contra el capital y el sistema patriarco-burgués, influencian decisivamente sobre todos ellos.

La crisis endurece la explotación asalariada y patriarcal enfrentándolas a un futuro demoledor, lo que les plantea la necesidad de buscar «aliados» en todos aquellos sectores movimientos vecinales, culturales, ecologistas, juveniles, etc., que también son golpeados por la crisis y que pueden extender las reivindicaciones obreras y antipatriarcales a sus propios campos de acción, y viceversa. La privatización de lo público, en síntesis, puede facilitar la fuerza de los movimientos pero si estos no van al fondo del problema, la lógica capitalista, se quedan en simples protestas superficiales, válidas pero muy limitadas. Ahora bien, conforme un movimiento popular, el que fuere, empieza a combatir la lógica del capitalismo causante de su específica problemática, casi de inmediato empieza a acercarse el movimiento obrero y feminista, aunque sea sin saberlo del todo. Y viceversa, cualquier lucha seria de obreras y obreros, y de mujeres no asalariadas pero explotadas que profundice en la lógica del capital también se acerca a las luchas vecinales, populares, culturales, etc.

En una nación oprimida esta dinámica es aún más rápida e interrelacionada porque existen otros dos movimientos populares que adquieren contenidos estructurales y transversales en los pueblos oprimidos: la lucha por la lengua y la cultura, y la lucha antirepresiva, por los y las prisioneras, por las libertades democráticas, etc. Y en las naciones oprimidas los cuatro -feminista, antirepresivo, cultural y obrero- se fusionan en una totalidad que les marca a ellos internamente: la lucha por la permanente (re)construcción de la identidad nacional oprimida, por la memoria, por lo simbólico. Es cierto que el resto de los movimientos también son parte de la (re)construcción de la identidad, pero más en sus áreas específicas de acción.

El movimiento feminista abertzale es valioso en sí, pero más aún lo es si tenemos en cuenta que el sistema patriarco-burgués se ha lanzado a la privatización del «cuerpo colectivo» de la mujer para intensificar la producción/reproducción del sistema desde el más estricto individualismo mercantilizado acorde con los cambios impuestos por la crisis. La presencia de las mujeres en casi todo el voluntariado social y en los movimientos sociales y populares será sometida a una tensión durísima ya que, por una parte, la reacción patriarcal inherente a la crisis presionará para que la mujer se quede en casa obedientemente pero, por otro lado, esa misma crisis presionará a las mujeres para que se liberen de toda opresión. El desempleo, el subempleo y la precariedad crecientes exigen cambios feroces en la reproducción social a todos los niveles, y los movimientos populares han de hacer una piña con el feminista por su transcendental importancia en la producción/reproducción.

Contra el ataque a todo lo colectivo y público, y a las pequeñas propiedades, el movimiento popular debe reafirmar su apuesta por lo común, por los bienes colectivos materiales e «inmateriales», culturales, en todas las zonas en las que interviene. Más aún, dado que la privatización generalizada es una de las pocas formas que le quedan al capitalismo para mantener sus beneficios, los movimientos populares han de hacerse presentes en esas nuevas áreas sometidas al saqueo. También deben establecer lazos con aquellos movimientos sociales que intervengan en las mismas problemáticas para, en la medida de lo posible, irles concienciando, abriendo los ojos, debatiendo y organizando actos populares más amplios y abarcadores, incluyentes.

Un ejemplo de la necesidad de estrechar lazos entre los movimientos populares y las luchas obreras y feministas es la resistencia al cierre, deslocalización y huida de empresas porque en ellas se concentra buena parte del trabajo colectivo realizado bajo régimen de explotación del pueblo expropiado por el capital y que ahora este quiere expatriarlo y llevarlo a otros lugares, sobre todo al torbellino incontrolable de la especulación financiera.

Otra forma de privatización es la industria político-cultural, medio desnacionalizador por excelencia, directamente conectado con los Estados dominantes. La industria de la cultura del Estado dominante es un verdadero negocio en expansión que crece también destruyendo las culturas, lenguas e identidades de los pueblos que oprime. Los movimientos populares tienen una transcendental tarea en defender y (re)construir la cultura popular y la lengua nacional fuera de la mercantilización impuesta por la alianza entre la burguesía autóctona y el Estado. Dado que la lengua es el ser comunal que habla por sí mismo y que la cultura es la producción y distribución democrática de los valores de uso, por esto mismo, no existe ningún movimiento popular que no incida en la defensa y (re)construcción del complejo lingüístico-cultural.

Una de las mejores formas de conseguir que las naciones trabajadoras oprimidas acepten un desempleo y subempleo creciente es desarraigándolas de su memoria colectiva, aniquilándolas para imponerles la individualidad extrema. Arrancar las raíces implica destruir sus formas culturales, referenciales, materiales, comunales, etc., o sea, todas aquellas áreas defendidas o reivindicadas por los movimientos populares. Una faceta de esta extirpación que se ha generalizado en la última fase capitalista es la deuda económica internacional que el capital impone al pueblo. La deuda ata materialmente y puede destruir psicológica y moralmente al pueblo que ha sido endeudado por el capital si acepta pagarla, si no se niega, si asume como propia la sola y exclusiva deuda de los burgueses. Impuesto el pago de la deuda, los movimientos populares, los sindicatos, partidos y organizaciones que sobreviven de las voluntarias aportaciones populares verán cómo estas reducen así su capacidad de lucha.

Cada uno en su reivindicación concreta, los movimientos populares han de exigir que, además de no pagar la deuda burguesa, ese capital ahorrado debe invertirse en el pueblo, debe utilizarse para crear un Banco Nacional, debe fortalecer la lucha contra la lex mercatoria y contra la impunidad legal de las transnacionales y del capital financiero, etc. En el capitalismo siempre es el pueblo trabajador el que paga la deuda burguesa. Los movimientos populares son especialmente competentes para demostrar en sus prácticas las dañinas consecuencias concretas que el pago de la deuda acarrea al pueblo. Y siempre esa práctica, si es correcta, termina en el punto crítico: la defensa y recuperación de lo común, que es lo que les recorre y les une por encima de sus diversidades.

Lo común es la propiedad comunal de Euskal Herria por su pueblo trabajador. Los movimientos sociales progresistas a lo sumo que llegan es a rozar esta visión desde fuera, no a identificarse con y en ella desde dentro. Otros movimientos actúan abiertamente contra ella con escusas que no tenemos tiempo a exponer pero que refuerzan la opresión nacional. Desde esta perspectiva, la lucha política revolucionaria es la síntesis superior de las luchas parciales de los movimientos populares. Los movimientos sociales progresistas tampoco ven esta unidad en los objetivos y en la estrategia política: para ellos cada movimiento va por su cuenta, no está integrado en una dinámica común sino solo en la medida en que ahora coincide en una lucha táctica, pero luego deja de coincidir volviendo la absoluta separación.

La tesis de la «sociedad civil» enfrentada a la «sociedad política» es una de las responsables de semejante error pero no la única. Otra responsable mayor es la tesis de la «multiculturalidad», «pluri-identidad» «plurinacionalidad», etc., pero dentro siempre de la cultura, identidad y nación constitucional y cívicamente dominante, o sea la del Estado. Pero la tesis más cruda y explícita es la de la unicidad nacional española. Quiéranlo o no, los movimientos sociales progresistas se enfrentarán antes o después con la lucha entre el independentismo popular y el nacionalismo español y han de optar entre ambas en un momento u otro. Esta misma tensión interna, que puede llegar a ser insoportable, se da en muchas personas del voluntariado social. Los movimientos populares han de ayudar pedagógica y respetuosamente a que esa tensión se resuelva a favor de la libertad y de la justicia.

La capacidad de los movimientos populares para ofrecer soluciones concretas a los problemas concretos dentro de una perspectiva progresista a largo plazo, esta demostración sostenida en el tiempo es decisiva para atraer y convencer a los sectores de los movimientos sociales que van desalienándose de las cadenas de nacionalismo español en cualquiera de sus varias escusas ideológicas, para liberarse hacia una concepción radicalmente democrática. Pero adquirir esa capacidad de aportación requiere tiempo, preparación, medios e informaciones, acceso a fuentes serias, etc., y sobre todo una estrategia global, política, orientada a unos objetivos de liberación nacional. Y requiere también otras tres condiciones. Veámoslas.

Una es que los movimientos populares no tienen que estar a las órdenes de la acción institucional de la izquierda abertzale, sino que han de mantener su alta autonomía de aportación y acción, relacionándose según contextos y circunstancias con la política institucional. Los movimientos populares tienen el derecho y el deber de ser consultados en lo referente a la política institucional mediante los mecanismos adecuados. Consultas tanto más necesarias en aquellas decisiones parlamentarias y electorales que afecten a cuestiones importantes para los objetivos históricos del independentismo socialista. Solo así, respetando este método, los movimientos populares desarrollarán su interdependencia con la política institucional. Mientras tanto, esta ha de estar a disposición del movimiento popular, ha de servirle, y no a la inversa. El movimiento popular se debilita cuando se pone a disposición del electoralismo tacticista.

Otra es que, por ello mismo, el movimiento popular ha de vigilar crítica y constructivamente la política institucional para ver si realmente es altavoz institucional de la movilización popular, o si su política se hace desde y para otra perspectiva. La realidad es más compleja que la simplicidad que presentamos aquí, pero la experiencia acumulada es aplastante en líneas generales. El control vigilante ha de ser exterior a las instituciones porque esta es la única forma segura de evitar dos vicios recurrentes: que la mejor militancia de los movimientos sea absorbida por la política institucional y que poco a poco el institucionalismo se imponga de forma irremisible como la estrategia política en sí misma.

El control desde el exterior practicado en las esferas más inmediatas y próximas en la vida cotidiana como es en los ayuntamientos, educa progresivamente a la militancia a pensar estratégicamente en clave de la dinámica que va de los contrapoderes dentro del capitalismo al poder popular en la Euskal Herria independiente, poder popular situado fuera del Estado vasco, que lo vigila y controla para combatir en la calle, en las fábricas y escuelas, en la vida cotidiana, etc., todo inicio siquiera embrionario de burocratización y verticalidad. En esta dinámica el logro del doble poder no debe limitarse a la lucha dentro del capitalismo, sino que la militancia y el pueblo trabajador ha de sostener el doble poder fuera del Estado vasco. Ese doble poder basado en la redes de los movimientos populares y en la democracia horizontal y directa garantiza la existencia de la República Socialista Vasca. El control obrero y popular de las nuevas tecnologías de la comunicación, convertidas en propiedad colectiva, facilita sobremanera el control instantáneo y transparente del Estado vasco.

Y la última: la coordinación estratégica de los movimientos populares exige de manera incuestionable de una organización específica que la facilite. Esta necesidad es tan obvia que no necesita ser argumentada.

Texto completo en: http://www.lahaine.org/el-movimiento-popular-en-la





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martes, 29 de diciembre de 2015

El Entuerto Semántico Catalán

Pues bien, el asunto en Catalunya después del 1515 de la CUP se está asemejando cada vez más al asunto aquel del nudo gordiano. Declaraciones van y declaraciones vienen, pero en nuestro globalizado mundo cada vez es más difícil entender realmente qué es lo que se está diciendo, es por eso que les compartimos este texto publicado en Naiz:

Diccionario urgente para (tratar de) entender el escenario catalán
No se augura tranquilidad en las sobremesas de fin de año en Catalunya, donde habrá que esperar hasta el 2 de enero para conocer la decisión final de la CUP, dividida en dos mitades exactamente iguales sobre el acuerdo con Junts pel Sí. CDC y ERC aseguraron ayer que no habrá nueva propuesta.

Raül Romeva advirtió ayer, en nombre de Junts pel Sí, que la propuesta que la CUP tiene encima de la mesa es la definitiva y que no serán ellos quienes solucionen el increíble empate con el que concluyó la asamblea del domingo. Así, la decisión sigue en manos del Consell Polític de la CUP, que decidirá el 2 de enero. Aquí un diccionario de urgencia para las sobremesas navideñas.

27S. Mítica fecha en la que el independentismo consiguió casi dos millones de votos. 1.628.714 fueron para Junts pel Sí y 337.794 para la CUP. Posible antónimo aún por confirmar: 6 de marzo, fecha en la que se celebrarán elecciones en caso de que la CUP rechace el acuerdo.

1.515. Número de votos a favor y en contra del acuerdo con JxSí en la asamblea de la CUP. Al margen de teorías conspirativas, conceptualmente el empate es evidente, sea con una diferencia de dos o veinte votos. Cualquier decisión se tomará en contra de la opinión de la mitad de la militancia y eso, en cualquier organización, es casi imposible de gestionar. Casi. Veremos.

ASAMBLEARISMO. Método horizontal de toma de decisiones, impecable a pequeña escala, pero al que se le ven las costuras a nivel ‘macro’. Las fotos del domingo fueron espectaculares, pero quien quiera ver en la asamblea de Sabadell un sano intercambio de opiniones en pos del consenso se acabará llevando un chasco. Con todos los respetos, el hecho de que la decisión final quede en manos del Consell Polític es la prueba.

CUERDA. Se ha mentado a Berlanga y Dalí, pero imposible no acordarse del ‘Amanece que no es poco’ de José Luis Cuerda. Surrealismo y humor negro aplicable al proceso y a la CUP: «¡Se te está muriendo divinamente, te lo juro! Tenía ganas de que vinieras para poder decírtelo. Puedes estar orgulloso, de verdad, de los años que llevo de médico nunca había visto a nadie morirse tan bien como se está muriendo tu padre. Qué irse, qué apagarse, con qué parsimonia. Estoy disfrutando que no te lo puedes ni imaginar», dice el médico del célebre pueblo manchego. «¿Y él sufre?», pregunta el pobre hijo. «Por fuerza, seguro que sí, ¿no ves que se le está yendo la vida?».

JUNTS PEL SÍ. Artefacto electoral que, pese al saco de votos conseguido el 27S, no consiguió la mayoría suficiente que se esperaba. La autocrítica brilla por su ausencia, pero no toda la culpa será de la CUP si esto embarra del todo. Faltaría más. ERC y los independientes podían haber intentado alguna maniobra, siempre con riesgos, para forzar a Mas a hacerse a un lado. El resultado sería incierto, pero lo único seguro es que no lo han intentado.

#PRESSINGCUP. Etiqueta impuesta a prácticamente cualquier opinión tendente a defender el apoyo de la CUP a la investidura de Mas. Por supuesto que ha existido presión desde entornos convergentes, que han actuado en muchas ocasiones de forma zafia y contraproducente. Pero no vale hacerse trampas al solitario. Como en el deporte, en la política las aficiones también cuentan. Y en cualquier caso, el #PressingCUP no es unidireccional. El domingo Podemos no tardó ni dos horas en emitir un comunicado pidiendo nuevas elecciones y en la entrada al pabellón en el que la CUP debía decidir, una pintada daba la bienvenida: «Hasta nunca, Mas». Es muy relativo eso de la presión.

PROCESO. Eje de la política catalana durante los últimos cuatro años. Ha generado una mayoría social independentista (no suficiente todavía) impensable hace cinco años y ha obligado a los partidos a bailar al son de las Diadas multitudinarias. En serio peligro de muerte o, por lo menos, de hibernación. Falso sinónimo: Procesismo, una cultura política en auge, tendente a perpetuar el proceso sin dar pasos efectivos para que avance.

TWITTER. La tumba del debate sereno y del sano intercambio de opiniones. Pasarela abierta de la vanidad, la estridencia y el ridículo. En 140 caracteres es imposible argumentar. Es más fácil insultar y así se acaba, exponiendo vergüenzas internas a la luz pública. Twitter puede ser útil y maravilloso, pero por favor, apágenlo cuando tienen decisiones cruciales entre manos.





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Promoviendo el Nudismo en México

Hace unos meses denunciábamos el retroceso que está expreminentando el enfoque legal con respecto a la práctica del nudismo y del naturismo en el estado español.

En cierta medida para darle seguimiento a aquello les hemos querido compartir esta nota publicada en Proceso:

Con el objetivo de difundir el nudismo social y familiar en México, del 28 al 30 de enero de 2016 se realizará en Zipolite, Oaxaca, el Sexto Encuentro Latinoamericano de Nudismo.

Al anunciar el evento, primero en su tipo en México, el presidente de la Federación Nacional de Nudismo, Juan Marcos Castañeda, recordó que el 6 de mayo de 2007 el fotógrafo estadunidense Spencer Tunick logró desnudar a casi 19 mil mexicanos en pleno Zócalo capitalino.

Años más tarde, el 30 de octubre de 2014, fotografió a 110 mujeres desnudas en las calles de San Miguel Allende, Guanajuato, con motivo del Día de Muertos. Sin embargo, agregó, “todavía impera mucho la mentalidad de que el nudismo es algo malo, algo prohibido”.

En opinión del escritor y productor de la obra teatral “Empelotados”, Antonio Díaz Altamirano, la gente le tiene miedo a su desnudez por educación y prejuicios, pero también porque le temen a su cuerpo.

–A ver, ¿por qué aquí no hay nadie desnudo? –preguntó Antonio.

–¡Porque hace frío! –exclamó una voz entre los representantes de la prensa.

–Pero si fuera verano estaríamos igual. Algunos incluso con chamarra –reviró.

“Se nos enseña que el cuerpo humano no es algo bueno y no es algo digno de mostrar, y eso perjudica en gran manera la auto-aceptación que tenemos de nosotros mismos. Hemos cargado todo el tiempo que hay algo malo en nuestro cuerpo que deberíamos de ocultar. Y precisamente porque así se nos educa, porque el cuerpo se relaciona directamente con el placer y la sexualidad, por eso hay que prohibirlo, ocultarlo”, apuntó.

Sin embargo, subrayó, eso no es privativo de México, la práctica es prohibida a nivel mundial. Y puso como ejemplo la Burka, ropa tradicional usada por mujeres musulmanas. “¿Por qué? Porque se sigue pensando que el cuerpo humano tiene algo que incita a los hombres a hacer cosas malas. Cuando uno se da el permiso de desnudarse frente a otras personas, junto con la familia, te das cuenta de que esto es una mentira y que podemos convivir perfectamente sin acabar todos en una orgía”.

Desde su perspectiva, el nudismo reconcilia a nivel interior a los hombres con las mujeres y “dejamos de tenernos miedo unos a otros”. Son muchas bondades las que tiene el nudismo y la auto-aceptación, apuntó.

En ese sentido, Juan Marcos Castañeda resaltó la importancia del evento y su sede. La intención es rescatar el turismo nudista, aseguró.

Además del nudismo y la aceptación corporal, los organizadores del encuentro en Zipolite también hablarán de la mercadotecnia, por lo que además de las conferencias, el programa incluirá caminatas en las mañanas, yoga, reuniones nudistas por la noche con karaoke y baile, así como el estreno de una obra de teatro nudista, una sesión de relajación y una magna fiesta de despedida.

El Encuentro Latinoamericano de Nudismo surgió en 2007 en Brasil y Argentina, con la idea de crear un espacio de convivencia entre los nudistas, y crear un organismo para agrupar a distintas asociaciones nudistas de América Latina.

Durante el encuentro en Zipolite se presentará la obra de teatro “Empelotados”, que trata sobre el nudismo, los miedos, inseguridades y malos entendidos que hay acerca de esa práctica.

“Son tres escenas cortas que reflejan con humor diferentes situaciones que enfrentan quienes se atreven a desnudarse por primera vez en público”, explicó.

Antes de finalizar el acto donde se anunció el encuentro nudista se preguntó a Antonio Díaz y Lina Ortiz –miembro fundador de la Federación Mexicana de Nudismo– si les costó trabajo quitarse la ropa, y aseguraron que no.

Lina, desenfadada, argumentó que desde su infancia le inculcaron el respeto al cuerpo humano, tanto femenino como masculino, y Antonio comentó que los hombres son más desinhibidos, pero a las mujeres les cuesta más trabajo desnudarse en público por temor a la crítica, pero de su propio género, apuntó.





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