Un blog desde la diáspora y para la diáspora

lunes, 28 de noviembre de 2022

De Leyes a Leyes

Hablar de memoria histórica en el estado español es un verdadero reto.

Vean esto que se ha publicado en Naiz:


¿Ley de Memoria Democrática?

Por si no quedase clara esta connivencia golpista entre Iglesia y Dictadura, el 25 de febrero de 1954, monseñor Antoniutti, acompañado de varios cardenales y obispos, impuso a Francisco Franco la condecoración de la Orden Suprema de Cristo (la máxima del Vaticano), siendo papa Pío XII.

Pablo Ibáñez, Clemente Bernad, Carolina Martínez, José Ignacio Lacasta-Zabalza, Ángel Zoco, Víctor Moreno, Jesús Arbizu, José Ramón Urtasun, Carlos Martínez, Laura Pérez y Txema Aranaz | Del Ateneo Basilio Lacort

De entre las muchas medidas que la Ley de Memoria Democrática se ha «olvidado» de incluir en su articulado, nos han llamado la atención dos. La primera, la relativa al monumento «Navarra a sus muertos en la Cruzada», conocido por «los Caídos». La segunda, a la Iglesia católica.

En ninguna de sus 55 páginas, la ley los menciona. Ambos representan la quintaesencia del golpismo. El primero mantiene imperturbable su identidad golpista y la segunda sigue aprovechándose de unas leyes franquistas que los militares le otorgaron como botín de guerra.

Con relación al Monumento a los Caídos de Navarra no ha ha habido ninguna asociación memorialista que no lo haya repudiado, considerándolo el símbolo más abyecto de la represión que carlistas y falangistas perpetraron en Navarra, nada más iniciarse el golpe de Estado.

Ha sido objeto de debate acerca de su eliminación (como dictaba la Ley sobre símbolos golpistas) o de su conversión –«resignificación» la han llamado los más audaces. Así se pretendió en un concurso propulsado por el Ayuntamiento y que, luego, quedó en agua de borrajas y en un ridículo majestuoso por parte de sus promotores. Al final, el único que salió triunfante de aquella «movida» fue la carlista Hermandad, que viene usufructuando el edificio para seguir celebrando sus misas en memoria de los golpistas y de quienes los apoyaron y murieron en el frente.

Un grupo político que defendió la «demolición» del monumento fue HB, por juzgarlo como un símbolo que atentaba contra la memoria de las víctimas del 36. Lo hizo en un mitin en Sartaguda en 1986. En 2006, Joxé Abaurrea presentaría en el registro del Ayuntamiento una instancia exigiendo la desaparición del monumento por «ser un enorme símbolo propio del régimen franquista» (22.12.2006). Y como concejal de Bildu, recordó que «allí se representa la barbarie a través del ensalzamiento de unos hechos brutales» (“Diario de Noticias”, 29.3.2018). Más tarde, él y Asiron recularon en esa postura iconoclasta primera, proponiendo de forma ambigua otras perspectivas más estéticas y funcionales para el monumento. Así, obviaron lo solicitado por asociaciones memorialistas en reuniones celebradas al efecto con Abaurrea. Pero tales encuentros fueron una excusa para ganar tiempo e ir organizando una salida interesada mediante un concurso que les garantizaba la no eliminación del edificio, punto fundamental reclamado por la derecha.

En esas estábamos cuando llegó la tramitación de la Ley. Hay quienes culpan al PSOE y a Podemos como responsables únicos de que el Monumento a los Caídos no haya recibido ni una línea de reprobación en dicha ley. Pero el Gobierno se apoyó en varios partidos que lo sostienen para sacar adelante la ley y ya se sabe qué sucede en esos trámites: se negocia... de todo. En tiempo, solicitamos que Bildu expusiera por qué no exigió al PSOE incluir en dicha ley la referencia a los Caídos como símbolo del franquismo golpista. Escudarse en que lo plantearon pero sin éxito, en ningún caso puede justificar ese silencio, interpretado como apoyo dado a la Ley, sino todo lo contrario. Y mucho menos cuando lo pactado relativo al Fuerte de Ezkaba, carece de concreción y presupuesto. Y, por si no estaba claro, los militares ya se negaron a recuperar el «Cementerio de las botellas» porque, dicen, entorpecería las maniobras militares que llevan a cabo en ese conquistado lugar de memoria... Además, ahí está el camino recorrido en el Parlamento de Navarra con las Leyes de Memoria de 2013 y 2018, con la sorprendente ausencia de los Caídos. Ausencia que adelantaba los apaños y falsas justificaciones para seguir ausente en la presente Ley.

En cuanto a la ausencia de la Iglesia católica, refleja, no solo la bajada de pantalones a la que habitualmente se somete el PSOE cuando se enfrenta a la jerarquía eclesiástica, sino que representa un insulto a la inteligencia de la ciudadanía, en general, y a las víctimas del 36, en particular. Lo que resulta paradójico, pues buena parte de los asesinados en Navarra eran del PSOE y de la UGT.

¿Dónde queda condenada la responsabilidad de la Iglesia católica en dicha ley? ¿Acaso quieren hacernos olvidar que la Iglesia participó en el golpe de Estado, que lo aupó y justificó con una Carta Colectiva del Episcopado español a los obispos del mundo, publicado el 1 de julio de 1937? ¿No recuerdan que el obispo Olaechea lo denominó «santa Cruzada»?

La Iglesia se convirtió en parte sustancial del Estado franquista, declarado Estado confesional católico. En 1947, el sucesor de Olaechea, Enrique Delgado Gómez publicó el 2 de julio una pastoral asegurando que «los principios de la Cruzada quedaban a salvo, intocables e inatacables con la Ley de Sucesión», ley que el Dictador propuso en referéndum a la ciudadanía. Y añadía que «los motivos tradicionales católicos que siempre nos hicieron grandes en nuestra Historia y animó como espíritu nuestra Cruzada de Liberación [...]. Se trata de hacer firme aquella epopeya, de dar curso legal e histórico a su espíritu» (“Diario de Navarra”, 2.7.1947).

Por si no quedase clara esta connivencia golpista entre Iglesia y Dictadura, el 25 de febrero de 1954, monseñor Antoniutti, acompañado de varios cardenales y obispos, impuso a Francisco Franco la condecoración de la Orden Suprema de Cristo (la máxima del Vaticano), siendo papa Pío XII.

La ley de Memoria Democrática declara por ley la ilegalidad de todas las leyes, órdenes y decretos emanadas de aquel Estado franquista. Si es así, entonces, ¿a qué espera el Gobierno a declarar ilegales los Acuerdos que ese Estado franquista firmó con la Iglesia católica? Cuando lo haga, quizás empecemos a creer en esta Ley. Mientras tanto, déjennos dudar de su alcance teórico y práctico.

 

 

 

 

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La Molesta Mano de Irulegi

Damos seguimiento al hallazgo de 'la Mano de Irulegi' con este texto publicado por Naiz:


¿Por qué molesta a algunos la mano de Irulegi?

Juan del Barrio

Después del hallazgo por sorpresa de la mano de Irulegi, las reacciones al mismo en los medios han sido diversas y encontradas. De entusiasmo por parte de quienes intuían la importancia que dicho hallazgo representaba para la historia lingüística del pueblo vasco en Navarra, y de recelo por la otra parte de quienes han estado del lado de los vencedores en las diferentes conquistas que hemos sufrido.

Así también, Iñaki Iriarte López, parlamentario foral de Navarra Suma, publicaba recientemente esto en un periódico local: «Admitir la importancia del descubrimiento de Irulegi, no nos conduce a ser anexionados por nuestros vecinos del oeste». Aquí se ven sus reticencias políticas derivadas de la importancia del hallazgo, olvidando descaradamente de que la Constitución española ya establece, en la disposición transitoria cuarta, la posibilidad de que Navarra se integre en el régimen autónomo de la Comunidad Autónoma Vasca por medio de un referéndum.

También hacía una comparación de lo que significan los hallazgos arqueológicos descubiertos en Israel y ahora en Navarra. Afirmaba que «Durante estos días Navarra me ha recordado a Israel...» y aseverando que lo que está detrás de dichos hallazgos es la justificación política. Cierto es que en el caso del estado de Israel, desde siempre ha pretendido legitimar la colonización de Palestina por medio de los hallazgos arqueológicos. No es el caso de Navarra, donde ya estamos conquistados y colonizados desde que en l512 las tropas castellanas invadieron Navarra. En su relato, como no podía ser menos, trivializa la importancia de dicho hallazgo, relativizando su importancia con frases como esta... «Si el mismo nos va a solucionar nuestros problemas existenciales...».

No es el único medio español que se ha rebotado con la aparición de la mano de Irulegi. Así, unos ponen en duda la importancia arqueológica, antropológica o cultural del mismo, mientras otros lo ningunean. El "ABC" decía: «El hallazgo constata algo que ya sabíamos, que había individuos que hablaban vasco, pero, al tratarse de un documento aparentemente privado –y no público– eso no debe llevarnos a pensar que el vasco era la lengua mayoritaria, ni tampoco la de la elite, de las poblaciones del denominado solar vascón».

En elespañol.com de Pedro J. Ramírez se podía leer: «La ‘mano de Irulegui’ tiene cuatro líneas de símbolos de clara ascendencia ibérica, pero solo han conseguido descifrar la primera, con un parecido remoto al euskera».

No tiene desperdicio lo que contaba eldebate.com: «Aumentan las dudas sobre la autenticidad de la inscripción en «euskera» de la mano de Irulegui. Después de que la presidenta de Navarra, María Chivite, anunciara a bombo y platillo el descubrimiento, la relevancia del hallazgo ha dado paso a las sospechas sobre su verdadero origen bajo la alargada sombra de Iruña-Veleia».

Lo de navarra.com resulta delirante: «Salta la sorpresa en el Stadium Gal de Irún. Euskaltxandría, aprovechando el hallazgo de un flequillo aberchándal metálico de hace 2.000 años, pide la oficialidad del euskera en toda Navarra, es decir, condena a la inmensa mayoría de los navarros a no poder acceder a un puesto en la administración de su propia comunidad porque desconoce ese idioma. Habrá que seguir exportando boronos guipuchis para colocarlos en la administración de Navarra, que ya no sabían los aberchándales qué hacer con el excedente que tenían al otro lado de la muga».

No acaban con estas aportaciones las insinuaciones de la derecha mediática española, con afirmaciones engañosas, minimizando la importancia del hallazgo arqueológico de Irulegi o poniendo en duda su veracidad. Nada nuevo... solo evidencian sus prejuicios políticos sobre la historia y cultura de Navarra. No aceptan la evidencia que como dice Javier Velaza: «El público tiene que tener clarísimo que esto es una pieza auténtica sacada en el más escrupuloso de los métodos científicos en una excavación».

Para la ciudadanía navarra el hallazgo arqueológico representa especialmente tres cosas. A) Que en nuestro territorio ya se hablaba y escribía en lengua vascónica antes de Cristo. B) Que Navarra es la cuna del actual Euskera, la Lingua Navarrorum. C) Que ha quedado al descubierto el fin del insistente y malévolo propósito, de citar a la CAV exclusivamente como País Vasco, omitiendo el que a este pertenecen también Iparralde y Navarra, como ha quedado demostrado.

 

 

 

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sábado, 26 de noviembre de 2022

'Gora Euskal Erriya'

De por sí lo de 'la Mano de Irulegi' les tiene echando espumarajos por la boca y ahora se vienen a enterar que allá en el archipiélago arrebatado a los guanche a sangre y fuego, en una basílica, se encuentra un vitral que contiene palabras en euskera.

Y no son cualquier palabra, vaya, ni siquiera son de corte religioso, no, son palabras que reivindicaron a Euskal Herria a principios del siglo pasado.

Lean lo que nos reporta Deia:


Hallan un ‘Gora Euskal Erriya’ en una vidriera de hace un siglo en Gran Canaria

Mikel Delika, artesano vidriero gasteiztarra, ha restaurado las 17 de la basílica de Nuestra Señora del Pino, en Teror, que datan de 1920 l En una de ellas, el pintor de las vidrieras decidió introducir la frase en euskera entre otras en latín

Maite Redondo

Cuando hace dos años Mikel Delika estaba restaurando las vidrieras de la catedral de Jaén le llamaron para ver si estaba interesado en trabajar con las vidrieras de la basílica de Nuestra Señora del Pino en la localidad de Teror de Gran Canaria. “En principio, iban a ser dos, pero al final se decidió que fueran las 17 que rodean el templo en sus ventanales laterales, fachada principal, crucero y altar mayor”, explica este artesano vidriero de Gasteiz, cuya labor es reconocida internacionalmente. Delika ha llevado a cabo trabajos en la Catedral de Santa María de Gasteiz, entre los que destaca su Estudio y Plan Director de las vidrieras de dicho templo; ha intervenido en la Casa de Juntas de Gernika y en numerosas iglesias. En la actualidad, está trabajando en la catedral del Buen Pastor de Donostia.

Las vidrieras de la basílica canaria de Nuestra Señora del Pino, declarada Bien de Interés Cultural, datan de 1920 y fueron realizadas por la casa Maumejean, la misma que hizo las de la catedral nueva de Gasteiz. Es una de las empresas más grandes que ha existido, llegando a tener unos 100 pintores del vidrio y sedes en Madrid y Donostia, entre otras ciudades. “Contrataban a los mejores de las Escuelas de Bellas Artes y tenían una técnica que rozaba casi la perfección”, describe Mikel Delika.

Este artesano gasteiztarra se trasladó en marzo a Gran Canaria, y junto a Manuel Bernabé, estuvieron trabajando en un taller habilitado provisionalmente en el Palacio Episcopal. “Fueron casi tres meses de trabajo de limpieza y restauración de estas obras, que para tener más de 100 años no estaban tan mal, pero había que reconstruir las partes dañadas y reforzar su estructura. Son de alto valor artístico y un importante patrimonio de la Basílica y de Canarias”, explica el artista gasteiztarra, que fue reconocido como referente internacional en el sector por la prestigiosa British Society of Master Glass Painter.

Pero la gran sorpresa de Mikel Delika llegó cuando en uno de los paneles se encontraron con una frase en euskera, nada normal en una basílica de Gran Canaria: Gora Euskal Erriya. “Nadie nos lo esperábamos, la gente no se había enterado porque las vidrieras están colocadas muy altas. No se perciben estos pequeños detalles. Habitualmente, lo primero que hacemos nosotros es la documentación fotográfica y, cuando pusimos el panel sobre una mesa de luz para fotografiarlo, nos dimos cuenta de que se había incluido una frase en euskera. A veces, los artistas en sus obras suelen añadir un guiño personal, un elemento que a simple vista no aparece en esa composición”.

Las 17 vidrieras están decoradas con elementos marianos y cristológicos de distintas épocas. En la dedicada al Quinto Misterio Gozoso, el de El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo, aparece un personaje leyendo un texto en latín, pero en el medio se intercala la frase en euskera. También se puede leer Donosti y otra frase en euskera incompleta. “El texto fue el sello personal del maestro pintor de las vidrieras de Gran Canaria, que era vasco y quiso así plasmar en ella su sentimiento nacionalista”, según Mikel Delika.

Las vidrieras fueron expuestas durante varias semanas en Gran Canaria para que el público pudiera contemplarlas antes de ser colgadas de nuevo en las paredes de la basílica. “Mucha gente que pasó por la exposición se quedaba sorprendida al ver el detalle de la frase en euskera, pero a todos les pareció un detalle sorprendente y simpático”.

Reivindicar

Mikel Delika cursó Maestría Industrial por la rama de electricidad; sin embargo, nunca ejercería esa profesión, ya que desde siempre se había sentido atraído por el mundo del dibujo y las vidrieras. Ha dedicado su vida a desentrañar sus secretos y aprovecha para reivindicar un oficio, que, según advierte, puede llegar a desaparecer. “En 2018 creamos la Asociación para la Restauración y conservación de vidrieras de España, ARCOVE, cuyo principal objetivo es que se establezcan estudios reglados como existen en la restauración de tapices, de pintura de caballete, de mural...al igual que en el resto de Europa. Además aquí hay un patrimonio inmenso, no hay vidrieras medievales, pero contamos con muchísimas de finales del siglo XIX y principios del XX. Todos los ensanches de las capitales vascas están llenos de vidrieras y hay que restaurarlas”. El vidrierista advierte que en la actualidad hay pocas personas que puedan ejercer este oficio. “Cuando no estemos nosotros tendrán que venir de otros países”.

A Mikel Delika le gustaría tener un aprendiz para transmitir todo lo que ha aprendido en su extensa trayectoria, “pero es muy difícil, te dan ayuda para cuatro o cinco meses, pero este arte no se aprende en ese tiempo”, reivindica este artista que tiene su taller, Vitrales Mikel Delika, en la calle Txikita en el Casco Viejo de Gasteiz. “Muchas veces ves una vidriera y te parece bonita, pero desconoces el trabajo que hay detrás, cómo se corta el vidrio... Por ello, yo tengo abierto mi taller al público, quiero que la gente valore lo que cuesta restaurarla. Es una forma de divulgar mi oficio; como no aparece mucho en internet, parece que no existe y lo que no se conoce, no se valora”.




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viernes, 25 de noviembre de 2022

Egaña | Entre Deneb y Kepler 11

Les presentamos el más que ingenioso comentario de Iñaki Egaña a lo que ha terminado por desenterrar el hallazgo antropológico de 'la Mano de Irulegi':


Entre Deneb y Kepler 11

Iñaki Egaña

Elevar la mirada hacia el universo produce una especie de vértigo existencial. No ya por la dimensión gigantesca de galaxias, agujeros negros y cúmulos, sino por esa relativización de nuestras historias particulares, perdidas en un entorno infinito, espacial y temporal. Nos hacemos trucos para fortalecer las certidumbres, también las comunidades, y dejar una huella en el océano galáctico, de los nuestros y de nuestras luchas por un mundo mejor. Con artimañas sobrevivimos y finalmente logramos vencer la quietud inexorable que marca el calendario astronómico. Somos de la misma composición de las estrellas con el añadido del carbono, oxigeno, calcio, fósforo, emociones y convicciones. Suficiente para justificar nuestro paso por el planeta y, en lo particular, por Euskal Herria.

Hace unas semanas me surgieron algunas de estas reflexiones acercando los prismáticos a una constelación que dicen es la más hermosa de la latitud norte, la del Cisne. No soy experto, como habrán observado en el párrafo anterior, en cuestiones filosóficas, como tampoco en estelares. Pero hoy en día, con las aplicaciones asociadas el teléfono móvil, podemos descubrir e identificar buena parte del universo visible. No, en cambio, las razones existenciales, asociadas ya al devenir de cada uno.

En la constelación del Cisne, la aplicación, los prismáticos, una zona de escasa contaminación lumínica y una extensa explicación de la app, me permitieron acercarme a una estrella que el manual decía se trataba de la 19 más brillante del firmamento. Su nombre científico Deneb, cola en árabe.

La particularidad de Deneb estribaba en que la luz que estamos viendo estos días procede de hace 2.100 años, según algunos catálogos astronómicos. La luz que pulsaba y emitía esta estrella hace 22 siglos es la que nos llega, con ese retraso de la distancia. Es decir, se trata de su pasado, en este caso cercano si comparamos este puñado de años con la edad del universo, al igual por cierto que otra menos visible, Kepler 11, a la misma distancia con el añadido que tiene seis planetas, dos menos que nuestro sistema solar.

Y en estos días, casualidades del devenir, un grupo de arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi ha dado “luz” a un descubrimiento espectacular, el que han denominado “mano de Irulegi”, con una inscripción descifrada únicamente en su inicio: “Sorioneku”. Dicen los expertos, que la mano tiene también 2.100 años. Lo que me ha llevado a una ecuación sencilla. Las luces de Deneb y Kepler 11 que observamos estas semanas partieron en la misma época que un hombre o una mujer colgó la inscripción de acogida o de rechazo de los malos espíritus en la puerta de su choza en Irulegi.

La superposición pudiera parecer forzada, pero a fin de cuentas estamos viviendo del pasado y gracias a él sobrevivimos. No sólo por el firmamento que nos rodea y que llega en diferido, sino también por todas esas señales que hemos ido descubriendo y que nos han hecho ubicarnos en la comunidad y en la vida de una forma determinada. En este caso, con una lengua que dicen vascónica por eso de abrir una puerta de consenso en época tumultuosa, en euskara arcaico que hubiera señalado Luis Núñez o en proto-euskara o paleo-euskara los lingüistas de hace bien poco. El nombre no tiene mayor importancia. Parte de nuestras raíces.

Bajo la luz de Deneb y Kepler 11, la mano de Irulegi interpreta numerosas cuestiones y aporta claridad sobre otras. La primera de la que teníamos varias impresiones previas, la de que no fuimos un país ágrafo, que rechazaba la escritura. Una especie de leyenda negra, ligada a una supuesta identidad bárbara de los vascos, ampliada por una cristianización tardía y unos relatos tenebrosos de los peregrinos a Compostela. La inscripción de Irulegi demuestra que un sector de la comunidad sabía escribir y no era analfabeto. En euskara, además.

Y la escritura, precisamente, es la que hemos marcado en nuestro recorrido vital señalado que son específicas del sapiens, para diferenciarnos del resto de los homininos y luego de los homínidos, y en general de todo el entorno animal. Ninguna especie es capaz de plasmar lo que ve, sus reflexiones, simbolismos, incluso de imaginar un mundo diferente (literatura) o de adornarlo para lograr emociones del mismo (poesía) como lo hacemos los humanos.

La escritura exacerbó lo que es una traza común a otras especies, la memoria. Permitió a generaciones que no tuvieron relación entre ellas su mutuo reconocimiento, al igual que a comunidades distantes saber de ellas. Aunque revolucionó el saber, las relaciones humanas y la propia vida, no fue capaz de sustituir durante miles de años a los relatos orales, la fuente de transmisión de la mayoría de las culturas mundiales hasta hace bien poco, también la nuestra. La oralidad, se asentó con su traslación al papel, anotando el conocimiento.

Y esa es la lección de Irulegi. Dejar testimonio, escribir, trazar los caminos para que generaciones posteriores sepan que adonde llegaron lo fue porque otras y otros desbrozaron las sendas previas. No sabemos en el momento que actuamos que estamos haciendo historia. Pero, aunque inconscientemente, la hacemos.

Deneb y Kepler 11 nos han acercado el brillo de la comunidad del valle de Aranguren. Otras, si nos detenemos cualquier noche estrellada, nos recuerdan otros acontecimientos. El resplandor actual que observamos de AH Scorpii, la décima estrella más brillante en el firmamento, en la constelación de Escorpión, corresponde al momento que nuestros antepasados pintaban en Santimamiñe y Ekain. La luz que hoy nos llega de Betelgeuse salió de la estrella cuando se producía la defensa de Amaiur. La Estrella Polar que vemos ahora es la de la época de Bernard Etxepare, Joan Pérez Lazarraga y Joanes Leizarraga. Y para el año que viene, veremos la emisión brillante que dieron en 1973 nada menos que 133 estrellas. Esperemos que el brillo de ellas corresponda a un nuevo descubrimiento o a un emotivo recuerdo.

 

 

 

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lunes, 21 de noviembre de 2022

Entrevista a Santiago Bereciartua

El vasco-argentino Santiago Bereciartua, quien recién ha participado en una mesa de diálogo acerca de la lacra de la tortura, esa modalidad de terrorismo de estado utilizada sistemáticamente por parte del régimen español en contra de la ciudadanía vasca, ha concedido esta entrevista a Noticias de Navarra:


“¿Cómo puede uno perdonar a alguien que aún no le da los huesos de sus familiares?"

Jesús Barcos

Santiago Bereciartua (Rosario, 1979) representa al Estado argentino en querellas de lesa humanidad. También a Abuelas de Plaza de Mayo en juicios contra los apropiadores de los hijos de los desaparecidos.

¿Qué le llevó a este camino?

–La cultura familiar. Mi padre expolítico, no fue víctima de la dictadura, pero sí tuvo que escaparse un tiempo. Él me contó lo ocurrido en clave de reivindicación de la militancia social y de justicia. Desde 2013 soy parte de este gran movimiento y engranaje de memoria, verdad, justicia, donde para mí la pata justicia y la de castigo a los culpables es importantísima. Nuestras viejas, nuestras madres y abuelas, pelearon siempre por ello. También otros familiares, pero sobre todo nuestras viejas queridas. Fue un orgullo que me abrieran la posibilidad de representarlas.

Está en cartelera la película Argentina, 1985.

–La vi y quedé muy emocionado. En este momento, el negacionismo en Argentina, de la mano de un sector de ultraderecha, ha tenido nuevamente cabida en los medios de comunicación y en la opinión y discusión públicas. Ahora estamos en un momento de muchos juicios y condenados.

Lograron un juicio así tres años después del final de la dictadura.

–Fue y sigue siendo un ejemplo a nivel mundial.

Aquí hemos vivido bajo un relato que ensalzaba la Transición como ejemplo, con la Ley de Amnistía.

–Si fuera por los responsables de los crímenes, estaríamos en la misma, porque ellos también dictaron una ley de autoamnistía. El camino iba a ser igual si se dejaba los represores que dirigiesen el proceso transicional. Por suerte hubo fue una respuesta social contestataria muy fuerte. Y en las campañas electorales ganó quien dijo que iba a llevar a los responsables al banquillo. Después de la dictadura y con el enjuiciamiento incluido de los responsables, tenemos la democracia más larga desde el comienzo del siglo XX. Creo que fácticamente le puedo contestar a quien dice que mejor la reconciliación para que estemos todos bien y vivamos en armonía.

También aquí hay democracia.

–Sí, sí, pero en Argentina con la impunidad a los represores teníamos irrupciones golpistas. Yo cuento el caso argentino. Un proceso de justicia como el que tuvimos consolidó las bases democráticas del pueblo argentino, porque gran parte de ese pueblo vio en la respuesta del Estado a través de la justicia una acción que necesitaban las víctimas, porque era el propio Estado el que había sido responsable de los crímenes cometidos. Que el Estado se haga cargo, reconozca lo sucedido, y culpe penalmente a los responsables es una demostración de que quiere la democracia y el reconocimiento a las víctimas.

La verdad, justicia y reparación. 

–La mayor reparación de las víctimas y de sus familiares fue ese reconocimiento judicial de las responsabilidades penales. Yo, a día de hoy, estoy en un juicio con 62 víctimas y más de 20 imputados. Las víctimas me expresan lo mismo. ¿Qué reconciliación puede haber en el caso argentino, se robaron 500 bebés y todavía faltan por devolver más de 300. Han desaparecido 30.000 personas, todavía hay miles y miles de familiares que buscan los restos. ¿Cómo puede uno reconciliarse, perdonar a alguien, si ese alguien todavía no le da lo más preciado, que son lo huesos de sus familiares? Sin eso no puede haber, por lo que vivo en los juicios, reconciliación posible, porque no puede haber perdón posible ante una asimetría tan grande, en la que algunos todavía deciden callar y no dar respuesta a situaciones tan sensibles.

Aquí hubo torturas en dictadura y en democracia. ¿Viene con un mensaje sobre cómo avanzar?

–Yo cuento lo que hicimos, y el momento en que estamos. España en su día abrió una causa contra militares argentinos por el principio de jurisdicción universal. Eso incluso suscitó una respuesta de la Justicia argentina en términos de juzguemos, porque si no, por principios universales tendremos que extraditarlos. Eso hizo que se moviesen las aguas en Argentina, que también está haciendo lo propio con algunos casos de jurisdicción universal.

¿Sobre Martín Villa?

Por ejemplo, exacto. Aquí cada uno tiene que llevar su proceso adelante, de la forma y con los tiempos que se puede. 




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domingo, 20 de noviembre de 2022

75 Aniversario de Aranzadi

La Sociedad de Ciencias Aranzadi está de plácemes pues cumple 75 años de haber iniciado actividades.

Noticias de Navarra nos trae esta semblanza:



No hay futuro sin ciencia, ni pasado sin memoria. Con este lema celebra la Sociedad de ciencias Aranzadi sus tres cuartos de siglo. Y es que la entidad lleva 75 años alumbrando el pasado, como el significado de pinturas rupestres y exhumaciones, al mismo tiempo que allana el futuro, investigando día a día fenómenos como el cambio climático.

Aranzadi, Sociedad de Ciencias en la élite de la investigación científica europea, gestiona anualmente el anillamiento de 200.000 aves. Excava decenas de fosas en todo el Estado para la exhumación de miles de cuerpos, y recupera vestigios de la historia con más de 150.000 años de antigüedad, como las cuevas de Altxerri y Ekain.

Así, la Aranzadi cumple 75 años dedicados al conocimiento y su divulgación; con la memoria histórica como estandarte en un momento en el que las exhumaciones que están realizando en fosas ha acaparado todos los focos en los últimos años.

La Sociedad cuenta en la actualidad con 2000 personas asociadas de las cuales cerca de 150 corresponden a investigadores e investigadoras de diferentes disciplinas científicas, que desarrollan sus tareas de investigación en el ámbito de esta entidad.
Objetivos

Como detalla la misma Asociación, nacida en 1947 en honor a Telésforo Aranzadi, se trata de una Sociedad que “facilita la conservación y puesta en valor del patrimonio científico, histórico y cultural como referencia para entender la evolución de la sociedad moderna en la que vivimos”. Asimismo, tiene como objetivo promover la investigación, tanto básica como aplicada, de las Ciencias naturales y humanas. “Conocer, valorar y proteger nuestro entorno y patrimonio”. Y por último, apunta como objetivo promover la participación y voluntariado a través de iniciativas de ciencia ciudadana.

Sin embargo, como señala el presidente Jokin Otamendi, aunque todas las labores de Aranzadi son imprescindibles para la sociedad, uno de los hitos más destacables de los últimos años por parte de Aranzadi ha sido las exhumaciones llevadas a cabo; y sobre todo la realizada en el cementerio de Begoña, en Bilbao.

Y es que allí se ha hallado la mayor fosa común de la Guerra Civil exhumada en Euskadi hasta la fecha. Es el proyecto ‘Begoñako Argia’, que la Sociedad de Ciencias Aranzadi ha llevado a cabo con la subvención del Ayuntamiento de Bilbao. De ese modo, el equipo de Aranzadi y los y las jóvenes estudiantes que forman parte del campus de prácticas establecido en el Cementerio de Begoña han exhumado los restos de más de 2.200 personas.

Labores y futuro

Desde micología hasta astronomía, pasando por la antropología sin dejar atrás a la botánica, la Sociedad que nació en 1947 bajo el nombre de Grupo Aranzadi de ciencias naturales ha logrado erigirse como una entidad de referencia internacionalmente gracias a sus labores de investigación y divulgación en decenas de ámbitos.

Sin embargo, Aranzadi continúa mirando al futuro, como detalla Otamendi, y ya piensa en ampliar su “hogar”. Y es que ya hay planes para continuar su labor investigadora y renovar su sede, donde existe actualmente un proyecto en “embrión” para la creación de una Casa de las Ciencias abierta a la ciudadanía. 




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Entrevista a Javier Velaza

Damos seguimiento al hallazago de la inscripción en euskera antiguo en la pieza metálica bautizada como 'la Mano de Irulegi' con esta entrevista publicada por Naiz:


«Esperamos encontrar más textos vascónicos, porque un signario no se crea para escribir uno»

Javier Velaza | Catedrático de Filología Latina de la Universidad de Barcelona | Javier Velaza, epigrafista que ha estudiado la inscripción vascónica de la Mano de Irulegi, confía en que se lleguen a encontrar más textos escritos en esa lengua, porque «un signario no se crea para escribir uno solo».

Pello Guerra

El nombre de Javier Velaza (Castejon, 1963) fue uno de los primeros que salió a colación para analizar la inscripción que había sido descubierta en la Mano de Irulegi durante su restauración. El catedrático no duda en calificar la pieza de «extraordinariamente excepcional» y que viene a «ratificar que esa lengua se hablaba en este territorio», donde espera que se encuentren nuevos textos vascónicos, ya que «un signario no se crea para escribir uno solo».

¿Hasta qué punto es importante el hallazgo realizado por Aranzadi en Irulegi?

Es una pieza excepcional por muchos motivos. Por una parte, no conocemos ninguna inscripción antigua en toda la Península Ibérica, ni siquiera en el mundo clásico griego y romano, sobre un soporte con forma de mano. El texto también es excepcional por cómo se grabó, ya que las letras se hicieron con pequeños trazos, arañando la superficie del bronce, y después se grabaron los puntos. Y tiene un texto que es inequívocamente perteneciente a la lengua vascónica, lo que ratifica el uso de esa lengua en este territorio.

Un texto escrito en un signario ibérico adaptado por los vascones para poder plasmar su lengua.

Eso es. Le incorporaron un signo con forma de T que no existe en ninguno de los otros sistemas gráficos que se empleaban en la Península Ibérica en época prerromana. Y se incorporó para escribir la lengua vascónica, porque se trata de escribir un fonema que no existía en ibérico, pero en vascónico sí y tuvieron que inventarse un signo que, además, aparece en las monedas de territorio vascón.

Antes del hallazgo de la pieza de Irulegi, ¿qué testimonios del idioma de los vascones habían sido localizados y cómo son?

En el territorio que entendemos como vascón, teníamos hasta el momento muy pocas inscripciones y todas hasta cierto punto discutidas. Desde hacía bastantes años, conocíamos una serie de monedas encontradas en ese territorio y con signos extraños respecto al signario ibérico. Como tienen un texto muy breve, desde el punto de vista lingüístico no podíamos sacarles partido. Además, de la zona de Aranguren procede un bronce que apareció en una colección privada que se conserva en Zaragoza, que está escrito por las dos caras, pero mutilado por todas partes y no sabíamos si podía ser lengua vascónica o ibérica. Y otro testimonio importante es una inscripción en un mosaico de Andelo, en Mendigorria, que apareció en 1993. En principio se publicó como inscripción ibérica, pero varios autores, como yo mismo, hemos propuesto que podría ser también lengua vascónica, porque está en territorio vascón. Sin embargo, hasta ahora, todo esto era más o menos discutible o discutido.

Y ahora ya contamos con el texto de la Mano de Irulegi.

Esa inscripción nos viene a certificar varias cosas. Por un lado, que los vascones escribieron su lengua y lo hicieron empleando una adaptación del signario ibérico, que era muy potente y que llevaba en uso en la costa mediterránea desde finales del siglo V antes de Cristo y se prolongó hasta pasado el cambio de era. Los vascones, que eran sus vecinos, cogieron ese signario para escribir su lengua y lo adaptaron con el signo en forma de T. Por lo tanto, además de que los vascones escribían, se constata que en este mismo territorio se habló una lengua que podemos llamar vascónica o protovasco, y que es el antecedente de la lengua vasca que conocemos bien a partir de los textos del siglo XVI, sobre todo, porque es la época a partir de la cual tenemos una documentación más consistente. Esas dos evidencias hacen que la pieza sea extraordinariamente singular y un hallazgo de primer nivel.

¿Qué sintió cuando vio por primera vez la pieza y su inscripción?

En primer lugar recibí un dibujo y una fotografía de la inscripción, y cuando empecé a identificar los signos, vi que era un signario evidentemente relacionado con el ibérico, pero que tenía la peculiaridad del signo T. Y cuando leí la primera palabra, que era transparente, digámoslo así, pues la verdad es que la sensación fue de gran emoción. No siempre se encuentra uno con inscripciones tan importantes como esta.

¿Se puede llegar a decir que la Mano de Irulegi obliga a reescribir los libros de historia en relación a los vascones?

Hace veinte años se afirmaba con total certeza que los vascones jamás habían escrito su lengua, que había sido un pueblo ágrafo o analfabeto. Ahora eso ya no se puede decir. Y el uso de este signario vascónico nos hará volver sobre los signos de las monedas, que nos dirán ahora cosas diferentes de las que hemos podido entender hasta este momento. Además, nos hace albergar esperanzas de que podamos encontrar más textos, porque es evidente que un signario no se crea para escribir un solo texto. Se crea porque se hace un uso extenso de la escritura y eso me suscita bastantes esperanzas de que en el futuro tengamos sorpresas en este sentido.

¿Este hallazgo viene a evidenciar que en historia casi no se puede dar nada por sentado?

Las ciencias de la antigüedad, como la arqueología, la historia antigua, la epigrafía y la filología, funcionan elaborando modelos para explicar los textos y los documentos que se tiene. Cuando aparece una evidencia nueva y que a veces contradice en parte algunas de las cosas que se han podido pensar, obliga a releer, repensar y reflexionar sobre las ideas que se han establecido legítimamente sobre la base de lo que se tenía. Es algo absolutamente ilusionante que hace trabajar con mucho gozo. Quienes nos dedicamos a la epigrafía, tal vez tenemos la ventaja de que en nuestra disciplina suelen darse novedades y son las que nos hacen no parar nunca, siempre estar en continua revisión.




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Manazo a los Supremacistas Españoles

Desde el segundo uno la reacción por parte del nacionalismo español con respecto al hallazgo de 'la mano de Irulegi' fue virulenta.

No han tardado en salir a negar que lo grabado en la pieza metálica sea euskera antiguo yendo incluso más allá, dando a entender que de ser euskera nada asegura que la pieza no haya sido importada. Otros, simplemente, han optado por decir que es un embuste, recordándonos la polémica alrededor de los grafitos de Iruña-Veleia.

A ellos, a los españolistas y a sus colaboracionistas - como Alberto Santana -, les dedicamos este artículo publicado en Noticias de Navarra:


Irulegi y los negacionistas del euskera

El descubrimiento de la primera palabra escrita en lengua vascónica ha irritado a los adalides de la euskarafobia, que han intentado desprestigiar el hallazgo. El pasado ayuda a comprender el presente y eso a veces resulta incómodo

Ibai Fernandez

Resulta difícil abstraerse de la Mano de Irulegi y su misteriosa inscripción en el dorso en lengua vascónica. Un descubrimiento con innumerables implicaciones lingüísticas, históricas, arqueológicas e incluso antropológicas que abre un horizonte de investigación y estudio con muchas más preguntas que respuestas. Pero que tiene también una carga emotiva muy importante.

Aunque existen referencias anteriores, –algunas monedas o la piedra tallada de Olite– es la primera vez que se descubre una palabra íntegra en euskera arcaico con un significado aparentemente claro: Sorioneku. Los vascones que habitaban estas tierras hace más de 2.000 años no solo sabían escribir, sino que lo hacían en su propia lengua. Y que ha resultado ser, como intuían algunos estudios, muy parecida al euskera actual. Ahí es nada.

A falta de mayores evidencias, la posibilidad de que la lengua vasca, en su versión originaria o arcaica, se hablara en lo que hoy es la comarca de Pamplona ya en el siglo I a.C., no deja de ser una hipótesis. Académica, documentada y colegiada, pero hipótesis al fin y al cabo, por lo que puede haber descubrimientos que en el futuro confirmen o cuestionen estas primeras conclusiones.

Pero arroja algo de luz a uno de los misterios más intrigantes que todavía hoy existen en Europa: el origen del euskera, una de las pocas lenguas vivas que no está emparentada con ninguna otra. Que su primera referencia escrita esté en el corazón de Navarra tiene además un enorme valor simbólico y emocional. El euskera siempre estuvo aquí y ha encontrado sus raíces en una localidad –el Valle de Aranguren– que hasta hace apenas diez años era legalmente “zona no vascófona”.

Un nuevo símbolo

Así que es comprensible la euforia que se ha destacado estos últimos días. La mano se ha convertido en un icono para adornos y hasta se han elaborado camisetas. Se ha ironizado con los dos mil años de imposición o con la necesidad de traducir al castellano la inscripción para no herir sensibilidades. Incluso una cuenta anónima difundió el bulo de que el diputado Carlos García Adanero había dicho que con UPN el yacimiento de Irulegi “sería una rotonda y no una amenaza para España”. Hubo mucha gente que creyó que lo había dicho de verdad.

Porque la realidad es que durante años el Gobierno de Navarra se negó a reconocer el euskera como lengua propia obstaculizando su recuperación, cuando no fomentando su desaparición. Y que ha habido una reacción airada de los sectores más euskarafóbicos. Negacionistas del euskera que desde el principio han intentado desacreditar y caricaturizar el hallazgo, ya sea desde supuestas tesis académicas sin más rigor que conjeturas propias o directamente con el insulto.

Entre ellos ha destacado uno de los promotores de la manifestación contra el euskera en la legislatura pasada, que ha tratado de demostrar que todo es un montaje político y que, en realidad, Sorioneku es una palabra de origen latino. Otro de los agitadores habituales ha definido la mano como un “flequillo aberchandal metálico” e incluso el diario ABC ha querido matizar el hallazgo apelando al “carácter diverso de Navarra en la antigüedad”. Pidiendo incluso que la Mano de Irulegi “no lleve a pensar que el vasco era la lengua mayoritaria en el denominado solar vascón”.

Repercusión internacional

Críticas ridiculizadas por la repercusión internacional que ha tenido la noticia y que ha llevado a los periódicos de mayor prestigio en todo el mundo a hacerse eco del descubrimiento. “La escritura vasca puede ser 1.000 años más antigua de lo que se pensaba” (The Economist); “Palabras en mano de bronce que pueden reescribir la historia del euskera” (Los Angeles Times); “Un antiguo artefacto que podría ayudar a encontrar el origen del euskera” (The Guardian). Son solo algunos de los titulares que ha dejado la semana.

Es en definitiva un descubrimiento de un valor incalculable que seguramente, y más allá de los intentos por desprestigiarlo y silenciarlo, cobrará mayor importancia con la perspectiva del tiempo. Pese a lo manido del término, no estamos acostumbrados a vivir momentos realmente históricos como este, que pasa de la rueda de prensa del lunes directamente a los libros de Historia.

En ese contexto hay que entender la Mano de Irulegi. La Historia nos enseña y nos define. Nos muestra quiénes fuimos y de dónde venimos. Un legado que como sociedad tenemos la responsabilidad de cuidar y recordar, especialmente cuando ese pasado se ha tratado de ocultar. Pero no nos determina. A fin de cuentas, las nuevas generaciones son hijas de su propio tiempo y no deben verse atadas a lo que hubiera podido ocurrir hace más de 2.000 años. Suyo es el futuro y suyas deben ser las decisiones. Y ese un derecho al que no deben renunciar.



Por cierto, las redes no han tardado en dar respuesta puntual al españolismo retrógrada y genocida:

 







 

 

 

 

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sábado, 19 de noviembre de 2022

Entrevista a Velaza y Gorrochategui

Damos continuidad al tema de actualidad con esta entrevista realizada por Noticias de Navarra en la que han participado los lingüistas que han descifrado la primera palabra inscrita en 'la mano de Irulegi'.

Disfruten la lectura:


Descifrando la Mano de Irulegi

Javier Velaza: “Es evidente que hubo un uso de la escritura y con un poco de ‘zori on’ encontraremos más textos” - Joaquín Gorrochategui: “El día que fuimos a ver el texto y tuvimos la mano en las manos fue muy emocionante”

Jesús Barcos

Hablamos con los dos lingüistas que intervinieron en la presentación de la Mano de Irulegi. Lo hacemos buscando sosiego, intentando acceder a los sentimientos de dos especialistas que coinciden en destacar el carácter excepcional del hallazgo, de entre el año 80 y el 70 antes de Cristo. Lo primero que les preguntamos es por el momento en que conocieron el descubrimiento de la pieza.

–Javier Velaza: Recibí un mail de Mattin Aiestaran y de Juantxo Agirre, de Aranzadi, donde me decían que había aparecido una pieza de bronce en Irulegi y me anticipaban un dibujo, donde advertí que estaba escrita en signos que podemos llamar paleohispánicos, pero no era fidedigno. Les pedí una fotografía, y cuando en la transcripción del texto leí la primera palabra me di cuenta de que estábamos ante un texto extraordinariamente singular. No solo desde el punto de vista epigráfico y de cómo está escrito. La primera palabra es muy llamativa. Entonces vine para ratificar esa primera idea. Una vez que estuvimos viendo la inscripción, pensé que Joaquín Gorrochategui tenía, ineludiblemente, que formar parte del equipo de trabajo para hacer el estudio lingüístico de la pieza.

–Joaquín Gorrochategui: Javier me envió la foto, vi también la primera línea, que se lee bien, nos parece entenderlo, y me dio un gran vuelco el corazón al ver que estamos ante algo realmente llamativo, que esa primera línea abría muchísimas esperanzas, que quedaron un poquito chamuscadas en las siguientes, porque tampoco entendí nada. Después, en abril, vinimos Javier y yo a Cordovilla, donde está guardado el texto, y lo pudimos leer in situ. Con unos anteojos especiales, de aumento.

 –Javier Velaza: Con muchos textos de estas características estamos acostumbrados a que haya muchísimas dudas de lectura, que a veces, ni con muchas horas de autopsia de la pieza se logran disipar. Textos en los que seguimos dudando, porque se conservan muy mal o han padecido un mal trato por parte incluso de los arqueólogos. Pero este se lee completo. Teníamos unas pocas dudas de lectura, pero cuando ya estuvimos sobre la pieza con instrumentos ópticos que ayudan, se disiparon. La suerte en este texto es que fue escrito de dos maneras. Desgrafiando primero los signos y luego punteando por encima. Con lo cual, entre una y otra cosa, acabas resolviendo las posibles dudas. Si este texto no hubiera tenido el desgrafiado probablemente hubiéramos tenido más problemas para leerlo, pero como tiene ambas cosas, la lectura es absolutamente indiscutible. Se podrán discutir muchas cosas de este texto, pero la lectura no.

–Joaquín Gorrochategui: No hay ningún problema en las lecturas, el 90% son clarísimas. Solo hay un signo en la segunda línea que tiene demasiada concreción calcárea, y lo oscurece un poco, y quizás en un futuro se podría limpiar un poquito para que estemos más seguros. El último signo de la primera línea, la ‘ku’ de la transcripción sorioneku, en la primera fase del redactado se escribió ‘ke’, pero en la segunda fase, el que punteó, completó la letra. Nosotros pensamos que el que escribió en esa segunda fase tenía más conocimiento e idea de lo que quería decir que el que escribió antes.

Una mano en contexto de guerra

–Javier Velaza: Es la ley de Murphy de la epigrafía, si una inscripción tiene una duda de lectura o un golpe, estará siempre allí donde más moleste para la interpretación (se ríe). No sabemos si fueron dos personas las que lo escribieron. Lo estamos valorando. Yo creo que no. Que intervengan dos personas al escribir un texto es habitual allí donde la grabación requiere de una maestría técnica específica. Por ejemplo, una inscripción sobre mármol, que requiere que el incisor trabaje bien, y a lo mejor no era el que ideaba el texto. Pero aquí puntearlo no parece requerir una técnica especial, sino que probablemente fue la misma persona.

–Joaquín Gorrochategui: Es como escribir ahora en lápiz para después hacerlo en bolígrafo.

–Javier Velaza: Al final de la primera línea, de ese sorioneku, acaba como si fuera un título, una palabra especialmente marcada. Pero después aparece una ‘n’, que en realidad, pertenece a la segunda línea. El tío escribió esa segunda línea, se quedó sin espacio, y la puso arriba. Eso muestra que tampoco fue especialmente cuidada lo que nosotros llamamos la paginación del texto.

 –Joaquín Gorrochategui: El texto es coherente con el soporte. Esa referencia a la buena fortuna es coherente con una mano, que puede tener una función apotopraica, de alejamiento del mal, o también votiva...

–Javier Velaza: La arqueología no nos da muchas pistas, parece ser que se trata de una casa. Sobre la buena fortuna, no debemos olvidar el contexto en el que esto se produce. Esta gente está en guerra. Roma está en guerra civil. Algo a lo que no sabemos responder ahora es si estas manos se colocaban de una manera más o menos convencional sobre las puertas de las casas o esta situación bélica las provocó. Lo único que hemos encontrado como paralelo cerca está en Huesca, donde hay una mano que también se clavó de la misma manera, pero no tiene texto. Sabemos por la antropología que estas manos en otras culturas tenían que ver con la buena suerte o la protección.  

“La gente puede estar totalmente tranquila”

–Joaquín Gorrochategui: Las expectativas son grandes ahora. ¿El caso de Iruña-Veleia? Aquello se aclaró que era falso. Fue triste, porque duró muchísimo tiempo, se debería de haber acabado bien pronto, y por unas circunstancias u otras ha durado muchísimo. Pero esto es otra cosa.

–Javier Velaza: El público tiene que tener clarísimo que esto es una pieza auténtica sacada en el más escrupuloso de los métodos científicos en una excavación, y tratada durante todo el proceso hasta que se dio a conocer con el rigor y el secreto más absolutos para que no trascendiera sin poder dar todas las explicaciones que dimos. Las nuestras, epigráficas y lingüísticas, pero se han hecho análisis incluso del contenido de los puntos de la inscripción. La gente puede estar totalmente tranquila.

–Joaquín Gorrochategui: En Iruña-Veleia fue una ciencia a través de las ruedas de prensa, mientras que en este caso ya hemos enviado un texto a una revista científica, Antiquity, de la Universidad de Cambridge, y estamos absolutamente convencidos de que se publicará.

–Javier Velaza: Antiquity es una revista del máximo prestigio internacional, la top de la arqueología, pero solo te dejan meter 4.000 palabras en el artículo. Lo explicaremos con más detenimiento en otro artículo o incluso una monografía más adelante. Paralelamente Aranzadi ha hecho una publicación excelente que está a punto de salir, donde se habla con un poco más de detenimiento.

En el “corazón de Vasconia”

–Joaquín Gorrochategui: Tiempo habrá, depende de si dándole vueltas al magín podemos dar explicaciones a algunas de las palabras que aparecen ahí. Yo he dado algunas pequeñas sugerencias, pero de las que no estoy en absoluto seguro. Es todo muy hipotético, y para avanzar necesitamos más paralelos. ¿Va a ser posible? Pues no lo sé. Hasta ahora los vascones tenían muy pocos textos. El único entero, más perfectamente legible, es el mosaico de Muruzábal de Andión.

–Javier Velaza: Los arqueólogos lo datan ente el 150 y el 125 antes de Cristo. Lo que pasa es que no está seguro que sea vascónico.

–Joaquín Gorrochategui: Ese mosaico tiene unas relaciones directas y clarísimas con otros del valle del Ebro medio, lo que nos lleva a una cultura claramente más ibérica, relacionada con el celtibérico, mientras que aquí estamos geográficamente en un territorio mucho más septentrional, al lado de Pamplona, más corazón de Vasconia. El problema es que el texto no tiene paralelos, no tenemos otro igual.

–Javier Velaza: Los textos de las monedas son muy breves, de una palabra. Y no nos dan gramática. Aquí sí hay sintaxis, habrá verbos...

–Joaquín Gorrochategui: El problema es identificar el verbo, el sujeto y el objeto. Me gustaría que tras sorioneku lo demás fuera más claro, y por lo tanto, estoy sorprendido también.

–Javier Velaza: Ahora los lingüistas tienen que trabajar duro, e intentar ver las posibilidades del texto.

–Joaquín Gorrochategui: La terminación ‘eku’ de sorion es un poco chocante y plantea problemas con el euskera. Primero porque es ‘ku’ y no ‘ko’. Alguien puede decir que no hay ninguna importancia. Buen, pues sí la hay, y ese ‘ku’ no sé yo explicarlo. Etimológicamente pensábamos que zori, fortuna en vasco, está relacionado con txori, pájaro. Esto es una idea con sentido de Mitxelena, ¿Qué es antes, txori o zori? Tal vez, txori, o tal vez en este momento todavía la diferencia no era tan fuerte como ahora, que nos parecen dos palabras distintas. La terminación ‘eku’ es muy chocante, suena como demasiado moderno. A mí me resulta sorprendente. Imposible no, pero es muy sorprendente.  

Un hallazgo “muy emocionante”

–Javier Velaza: El día de la presentación fue muy especial. Veníamos preparados para esta repercusión, y además después del tema de Iruña-Veleia. Así que tienes que contar con la seguridad absoluta de que todo el trabajo de todo el mundo se ha hecho muy bien. Y eso es así. A partir de ahora, yo creo que la pelota está sobre todo en los lingüistas, en los estudiosos del protovasco, que reconstruyen la lengua. Para entender cómo podía ser la lengua vasca en la antigüedad tienen los documentos que tienen, mayoritariamente del siglo XVI, y alguna cosita un poquito anterior. Y luego están los testimonios dialectales. Encontrar ahora este texto les servirá, creo yo, de piedra de toque para ver también cómo se estaba haciendo la reconstrucción, y hasta qué punto hay que corregir cosas. Porque este texto no lo entendemos, y eso es muy testarudo, pero hay que darle explicación cuando se pueda. Tengo la esperanza de que aparezcan otros textos, porque conocemos lenguas en las que no escribieron muchísimo y durante mucho tiempo. Pero aun las que menos tiempo se escribieron, itálicas, por ejemplo, tienes de 30 a 40 textos. Si a nosotros nos dieran esa cantidad de textos así, nuestro conocimiento daría un salto cualitativo extraordinario. ¿Por qué estoy esperanzado? Mire, porque (la mano) es un uso privado de la escritura. La puso alguien para proteger su casa. Y esto nos hace releer las monedas que tienen ese mismo signo, indudablemente acuñadas por una autoridad. Tenemos ya un uso digamos oficial y un uso privado. Es evidente que hubo un uso de la escritura y que depende un poco de la zori on que encontremos más textos. ¿Y por qué no tenemos más? Pues porque hay culturas antiguas que escribieron mucho sobre soporte blando, y esos soportes han desaparecido, papiro, pergamino u hojas secas de árboles. Fíjese, de una cultura tan potente como los fenicios, enorme, conservamos muy pocas inscripciones y casi todas del cementerio de Cartago, donde ahí sí que escribieron sobre piedra. Pero sabemos que escribían muchísimo sobre soportes blandos. Y eso se ha perdido todo. Salvo Egipto, con su microclima, donde se han mantenido los papiros, en todo el resto del mundo mediterráneo ha desaparecido. Si aquí se escribía sobre soporte blando tenemos menos esperanzas, pero siempre debieron dejar cosas también sobre soporte duro.

–Joaquín Gorrochategui: El lunes fue un día especial, lo mismo que el día que leí por primera vez el texto, y el día que fuimos a verlo in situ y tuvimos la mano en las manos, que también fue muy emocionante. El lunes vi por delante una responsabilidad bastante grande, muchos ojos y expectativas, todos mirando qué dices y qué no dices, y qué puedes decir o no decir, y eso es un poco agobiante. Mi impresión es que algo podremos decir quizá con un poquito más de fundamento más adelante, pero me temo que muchas más cosas aclaratorias sobre el texto no van a ser posibles.

–Javier Velaza: Una pieza con más de 2.000 años está mostrando la vida de entonces, unas gentes atemorizadas que no sabemos de qué bando estuvieron, pero esto fue una guerra civil entre romanos que involucró a la Península Ibérica. Unos se ponían del lado de uno y otros del lado de otro. En Roma hubo un golpe de Estado, que lo dio Sila. Aquí había un gobernador oficial de Roma, Sertorio, nombrado por el Senado romano. Tras el golpe, Sertorio no se rindió y plantó cara, y hubo una guerra civil donde todos estos pueblos se ubicaron por simpatías o antipatías con unos y con otros. Imagínese que la mano fuera colocada casi a última hora, cuando se vieron asediados. Los arqueólogos tienen puntas de flecha con un arpón para enrollar la cuerda y encender la tea. A esa casa, seguramente le tiraron fuego encima y cayó. Esto lo arrasaron e inmediatamente se fundó Pompaelo.


Javier Velaza

Navarro en Barcelona. Nació en 1963 en Castejón. Es catedrático de Filología Latina en la Universidad de Barcelona. Se dedica, “entre otras cosas” a la epigrafía romana y a las epigrafías paleohispánicas.

Emoción. “Reconozco que cuando vi el texto y empecé a leerlo, me temblaron un poquito las piernas, fue muy emocionante”. Velaza expresa su emoción por una pieza que nos acerca en “vivo” al contexto en el que se colgó la ya célebre Mano de Irulegi.

Joaquín Gorrochategui

A punto de jubilarse. Eibarrés de nacimiento (1953). Estudió en Salamanca Filología Clásica. Hizo la tesis con Koldo Mitxelena sobre la onomástica indígena de Aquitania. Este año se jubilará como catedrático de Lingüística Indoeuropea en la Universidad del País Vasco.

Responsabilidad. Gorrochategui confiesa la presión que supone la expectación mediática en torno al hallazgo, y cómo se escrutan sus palabras en un momento como este. Teme que no se aclare gran parte del texto ahora indescifrable.




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Quinto Centenario Luctuoso de Pedro de Navarra

Ahora que el hallazgo de las inscripciones en euskera antiguo en el adorno ya conocido como 'la mano de Irulegi' ha despertado el interés de los españolistos en la historia de los vascos, desde Naiz traemos a ustedes este texto que ahonda en uno de sus hitos más cruciales, la muerte del Mariscal Pedro de Navarra.

Lean ustedes:



El 24 de noviembre se cumplirán quinientos años de la muerte del mariscal de Nafarroa, el líder agramontés que combatió por la independencia del reino ante la conquista de 1512. Seis años después de ser hecho prisionero, apareció muerto en su celda. ¿Se había suicidado o le habían ejecutado?

Quinientos años después, todavía sigue abierto el debate de cómo fue la muerte del mariscal de Nafarroa: ¿se suicidó, como sostiene la versión oficial, o fue ejecutado por muerte oculta ante la imposibilidad de conseguir que jurara fidelidad a los reyes españoles y como había ocurrido con otros casos parecidos?

Con una muerte rodeada de esas brumas finalizaba la vida de un caballero que era descendiente de Leonel, hijo bastardo del rey Carlos III el Noble, y a cuya familia se le adjudicó el nuevo título de mariscal del Reino de Nafarroa en el año 1428. En 1471 y en medio de las disputas banderizas, el mariscal también llamado Pedro de Navarra terminó muriendo en un frustrado intento agramontés de acceder a Iruñea, dominada por los beaumonteses, a través de una puerta que pasó a denominarse desde entonces de la Traición.

Ese primer Pedro se había casado con Inés de Lacarra, con la que tuvo dos hijos: Felipe y Pedro. Si lo ocurrido con su progenitor había supuesto un mazazo para la familia, no lo fue menos la muerte de Felipe tan solo nueve años más tarde, en 1480, cuando le mató el conde de Lerín por no casarse con una hija suya. A causa de esta cadena de defunciones, Pedro de Navarra terminó convirtiéndose en mariscal.

No conocemos la fecha de su nacimiento, aunque debía de ser muy joven cuando irrumpió en la vida pública del reino. Su nombre aparece en la documentación relacionada con la coronación del rey Francisco Febo, celebrada el 21 de noviembre de 1481. El día anterior a ese acto, Pedro de Navarra había sido armado caballero en presencia del nuevo soberano.

Tras el efímero reinado de Febo, Pedro de Navarra se puso al servicio de su hermana y sucesora, la reina Catalina de Foix, y su marido Juan de Albret, para los que, además de mariscal, fue embajador durante dos décadas, en especial ante los Reyes Católicos.

Sus ingentes esfuerzos diplomáticos no consiguieron impedir que Fernando de Aragón terminara invadiendo Nafarroa en julio de 1512. Una vez iniciada la conquista, Pedro de Navarra estaba dispuesto a acompañar a sus soberanos al norte de los Pirineos, pero el rey Juan le conminó a regresar a su casa, ya que estaba decidido a regresar lo antes posible con un ejército para liberar el reino de los invasores españoles.

Ese retorno se produjo en octubre y el mariscal se escapó de la Corte de Logroño, donde le retenía Fernando el Católico, para incorporarse a la ofensiva, que terminó fracasando tras haber puesto cerco a Iruñea a lo largo del mes de noviembre.

Durante los siguientes años, Pedro de Navarra retomó sus tareas diplomáticas para pedir la devolución del reino a sus legítimos soberanos.

El 23 de enero de 1516 fallecía Fernando de Aragón, una muerte que fue el detonante de un estallido de inestabilidad en el reino que había creado a base de política y guerra. El momento resultaba especialmente propicio para intentar recuperar Nafarroa de nuevo.

El mariscal se puso al frente de una operación militar que fue abortada prácticamente nada más iniciarse por el coronel Villalba, quien consiguió hacer prisionero al mariscal y sus capitanes en una emboscada cerca de Izaba. Pedro de Navarra y sus lugartenientes fueron trasladados de inmediato a Castilla, siendo encerrados en el castillo de Atienza, rodeados de las máximas medidas de seguridad.

Unos meses más tarde, los prisioneros capturados en Izaba fueron puestos en libertad, salvo el mariscal, a pesar de que su suegro, el duque de Alburquerque, se ofreció como valedor. Los reyes de Nafarroa y los de Francia también pidieron su liberación en repetidas ocasiones al sucesor de Fernando el Católico, Carlos I, que se negaba una y otra vez, porque así «las cosas de Navarra están en gran paz y quietud» y porque no convenía «usar de piedad donde no se debe, ni con quien no se lo merece».

Fiel a sus reyes y a su patria

En 1517, Pedro de Navarra fue trasladado de Atienza a Barcelona, desde donde había requerido su presencia Carlos I. El rey español le pidió que le jurase como soberano de Nafarroa y a cambio le pondría en libertad y le restituiría su estado, honras, oficios y otros favores y mercedes. Pero el mariscal le respondió que no podía jurarle conforme a su honra, porque ya lo había hecho con los reyes Catalina y Juan, y tenía «determinado morir como siempre había vivido».

Tras fracasar en su intento, el rey español ordenó encerrar a Pedro de Navarra en el castillo de Simancas. En Valladolid volvería a probar suerte con el mariscal en marzo de 1520 ofreciéndole las mismas prebendas. Y el navarro le respondió que «por no haber nacido en España ni ser de la casa real de Castilla», como buen hidalgo, permanecería «fiel al juramento que había prestado a Juan de Albret y Catalina, los verdaderos reyes de Navarra, y jamás renegaría de su patria».

El mariscal fue devuelto a su celda, de donde los dirigentes agramonteses y el rey de Francia planearon su fuga, según ha recogido en sus trabajos el historiador Pello Monteano. El plan se habría pergeñado en el monasterio de La Oliva y en el mismo participaba el afamado Pedro Navarro, que fue enviado a Simancas para evaluar la posibilidad de minar los muros del castillo, tarea en la que era todo un experto, como había demostrado en las guerras de Italia.

Finalmente, el plan no se llevó a cabo porque la situación política vivía unos momentos convulsos. En Castilla estalló la revuelta de los comuneros, que quería ser aprovechada por Enrique II, rey de Nafarroa desde la muerte de su madre Catalina en 1517, y Francisco I de Francia para lanzar un tercer intento de recuperación del reino en mayo de 1521.

En su celda, Pedro de Navarra recibió noticias del fracaso de ese intento tras perder la batalla de Noain el ejército legitimista. También fue informado de la nueva incursión franco-navarra de setiembre de ese mismo año y de la resistencia en el castillo de Amaiur, que terminó con la rendición de los navarros que lo defendían en julio de 1522. A finales de ese año, tan solo Hondarribia se mantenía firme ante los españoles. En este contexto tuvo lugar la polémica muerte del mariscal.

El 24 de noviembre de 1522, Pedro de Navarra fallecía en su celda del castillo de Simancas. En los días previos, su criado de confianza, Felipe de Bergara, fue enviado a Valladolid y se le puso como sustituto a Pedro de Frías. Este aseguró, en el posterior proceso judicial, que ese día, el mariscal le envió a buscar a otro criado y a su vuelta, encontró a Pedro de Navarra herido de muerte con un cuchillo que le había pedido anteriormente. Poco después, el mariscal moría. En base a ese testimonio, se certificó su muerte como suicidio. Pero, ¿Pedro de Navarra realmente se quitó la vida?

Pello Monteano da por buena la versión del suicidio, que sería consecuencia de la cadena de malas noticias recibidas desde Nafarroa, que le habrían sumido en «una profunda desesperación». Además, considera que como, desde un punto de vista religioso, resultaba difícil de asumir que se hubiera quitado la vida, «muchos prefirieron creer que había sido víctima de un asesinato muy bien preparado».

En cambio, Pedro Esarte pone el acento en que la muerte del mariscal «estuvo rodeada de flagrantes contradicciones, como la desaparición del testamento y su correspondencia, la inexistencia de noticias sobre la entrega del cadáver y objetos personales, así como la falta de oficios religiosos de rigor».

Además, previamente, el mariscal había expresado varias veces sus temores a que le quitaran la vida. Un miedo comprensible si se tiene en cuenta que no sería la primera vez que prisioneros incómodos de Carlos I aparecían muertos en sus celdas, como había ocurrido con el alcaide de Amaiur, Jaime Vélaz de Medrano, y su hijo Luis, o el conde de Salvatierra.

De hecho, los monjes del monasterio de Leire, cuyo abad era un destacado agramontés, señalaron en su calendario la fecha de la muerte de Pedro de Navarra como la del estrangulamiento del mariscal.

Los restos del fallecido líder legitimista fueron enterrados en el convento franciscano de Abrojo, en Valladolid, para en 1523 ser inhumados en la iglesia de San Pedro de la Rúa de Lizarra, en la Cripta de los Mariscales. Aunque en el desaparecido convento de La Merced de Iruñea existía la lápida de una tumba que recordaba al mariscal y a su esposa, Mayor de la Cueva, hija del duque de Alburquerque.

Esa lápida desapareció al ser derribado el convento en 1945 y en las excavaciones en la Cripta de los Mariscales de Lizarra no se ha localizado el emplazamiento exacto de la tumba de Pedro de Navarra, pero el recuerdo de su figura sigue muy presente, ya que incluso se van a colocar dos monumentos en su memoria con motivo de los quinientos años de su muerte.

Dos monumentos para recordar su figura

Uno de ellos será inaugurado en Uharte este sábado 19 de noviembre en un acto institucional que comienza a las 11.00 horas. Quedará instalado en un espacio ajardinado situado junto a la iglesia de la localidad, en un lateral de la plaza San Juan, y que pasará a ser conocido como el Txoko del Mariscal.

Su autor es Pello Iraizoz, que lo realizó hace diez años, «con ocasión del 500 aniversario de la conquista de Navarra. Me lo encargaron varios colectivos culturales de Estella, pero a la hora de conceder el correspondiente permiso para instalarlo, el Ayuntamiento de UPN, al que no le interesaba el personaje, pasó el tema a la Institución Principe de Viana, que se sacó la excusa de que se iba a colocar en el casco histórico, debajo de la Iglesia de San Pedro de la Rúa, para decir que no tenía cabida y al final se denegó la colocación».

Tras conservar Iraizoz la obra en su casa durante una década, «el Ayuntamiento de Uharte ha querido instalarla» en un espacio dedicado al mariscal, tal y como había pedido el escultor para contextualizarla.

Se trata de un monolito creado a partir «de una piedra de cuatro metros de altura que se cortó por la mitad. Una parte se convirtió en el monolito instalado en el camino de acceso al castillo de Amaiur y la otra es la del monumento al mariscal. Los dos son almas gemelas y tienen un contexto histórico de independencia y resistencia».

En el monolito ubicado en Uharte aparece el escudo del mariscal junto al texto «Al mariscal Pedro de Navarra. Nafarroako Pedro mariskalaren omenez». A continuación se puede ver un caballero medieval a caballo con la espada en ristre y portando el escudo de Nafarroa bajo el que figura la inscripción: «Muerto por la defensa de Navarra. 24-11-1522. Nafartar zintzo eta leiala».

Una semana después de la inauguración del monolito de Uharte, el 26 de noviembre tendrá lugar la puesta de largo del monumento en memoria de Pedro de Navarra en Tafalla, que será instalado ante la Casa de los Mariscales, la actual sede de la Biblioteca de la localidad.

Realizado a iniciativa del Grupo Cultural Altaffaylla y financiado a través de una colecta popular que sigue abierta a recaudar fondos, se trata de una gran estatua de hierro de más de cuatro metros de altura y en la que la figura del mariscal «se apoya en tres puntos: el suelo que defendió, el escudo de Navarra y la punta de su espada», según explican sus promotores.

De esta manera, el monumento será «un lugar lleno de alegorías para los amantes de la libertad de nuestra tierra y un homenaje a cuantos han dado su vida por ella».

Pello Iraizoz destaca que después de 500 años y de que tengan un monumento «enemigos de Navarra como Ignacio de Loyola o Roldán, por fin se le van a hacer dos homenajes al mariscal Pedro de Navarra».

 

 

 

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Michel Labèguerie

Desde las páginas de Deia traemos a ustedes esta muy interesante semblanza biográfica:


Michel Labèguerie elegido primer diputado abertzale en la Asamblea Nacional francesa, hace 60 años

Las dimensiones humanas, culturales y políticas confluyeron en Michel Labèguerie, quien fue la voz del abertzalismo de los jóvenes del País Vasco continental y cuyas canciones encontraron un eco inmediato en el País Vasco península

Jean-Claude Larronde

Michel Labèguerie nació el 4 de marzo de 1921 en Uztaritze (Lapurdi). Era hijo y nieto de herreros y su madre, Marie-Jeanne Haira, era profesora de piano. Completó su educación secundaria en el Seminario Menor San Francisco Javier de Uztaritze, donde tuvo como profesor al padre Pierre Lafitte, quien dejó una profunda huella en él. Una vez terminado el bachillerato, comenzó sus estudios de Medicina en Burdeos y los finalizó en París. Se especializó en Neumología, concretamente en el tratamiento de la tuberculosis. Hablaba perfectamente euskera y muy pronto aprendió a tocar el txistu, instrumento desconocido en aquel entonces en el País Vasco continental, de la mano del padre Hilario de Olazaran, natural de Lizarra-Estella; frecuentó a los refugiados nacionalistas vascos de la Guerra Civil y colaboró en la revista Aintzina, 2.ª época, que se comenzó a publicar a partir de enero de 1942, escribiendo varios artículos sobre la danza vasca y el carnaval. Durante la Segunda Guerra Mundial fundó el grupo de danza vasca de Burdeos Irrintzi. En otoño de 1948 se instaló como médico en Kanbo, repartiendo su tiempo entre varios centros sanitarios y la medicina general, que nunca abandonó. En 1952 se casó con Augustine Peyrot, natural de Uztaritze, a la que llamaban familiarmente Tuti. La pareja tuvo cinco hijos: Beñat, Eneko, Peyo, Txomin y Xabi.

Su primera batalla fue cultural: participó en el 7.º (Miarritze, 1948) y 8º (Baiona, Uztaritze, 1954) Congreso de Estudios Vascos, fue elegido en 1959 miembro de la Junta Directiva de Ikas (cuyo objetivo era promover la enseñanza y el aprendizaje del euskera) y, sobre todo, fue elegido en enero de 1960 presidente de Eskualzaleen Biltzarra, la decana de las asociaciones culturales vascas del País Vasco continental.

En 1960, la lucha se trasladó al plano político con la fundación del periódico Embata (con m), del que fue uno de los siete fundadores. El lunes de Pentecostés de 1961, cantó por primera vez en el trinquete de Amotze (Senpere), acompañándose con la guitarra, la canción Gu gira Euzkadiko gazteri berria/ Euzkadi bakarra da gure aberria (Somos la nueva juventud de Euzkadi. Nuestra patria es solo Euzkadi). Fue un éxito inmediato y considerable. Fue la época de los estrechos contactos con los fundadores de ETA que estaban refugiados en el País Vasco continental y que se convirtieron en amigos íntimos (Julen Madariaga, Txillardegi, José María Benito del Valle y Eneko Irigaray).

En noviembre de 1962 tuvo lugar el acontecimiento más importante en la carrera política de Michel Labèguerie, su elección como diputado a la Asamblea Nacional, en la tercera circunscripción electoral del departamento de Bajos Pirineos, que incluía los cantones labortanos de Ezpeleta y Hazparne, Baja Navarra y Zuberoa. Fue elegido en la primera vuelta el 18 de noviembre con el 57,3 % de los votos, convirtiéndose en el diputado elegido con el mayor porcentaje de Francia. Hay que decir que no tenía ningún candidato gaullista en contra, ya que el diputado saliente, el doctor Alexandre Camino, también de Kanbo, se había pasado al campo de los partidarios de la Argelia francesa. El periódico Enbata no pidió explícitamente el voto para él, pero sus militantes desempeñaron un papel esencial en su campaña electoral. En la Asamblea Nacional, entró a formar parte del grupo parlamentario «Centro Democrático», cuyas convicciones humanistas y europeas compartía.

Participó en el l’Aberri Eguna del 15 de abril de 1963 en Itsasu, que supuso la fundación oficial del movimiento político Enbata. En los años 1963 y 1964 se produjo la ruptura de Michel Labèguerie con ETA y Enbata. ETA dio un giro ideológico y político hacia posiciones revolucionarias, marxistas y partidarias de la violencia que Michel Labèguerie, como demócrata cristiano y humanista, no podía aceptar ni avalar. Del mismo modo, Enbata hizo suya la causa de ETA y se radicalizó. La ruptura fue completa y definitiva. En una entrevista concedida en febrero de 1976 al periódico Enbata, tras afirmar: «Soy demócrata cristiano por inspiración y escuela desde los 14-15 años», concluyó: «Soy y sigo siendo un personalista vasco». Esta es probablemente la expresión que mejor le define. Sabemos que Emmanuel Mounier, el fundador de esta corriente, dio la siguiente definición en el número de octubre de 1936 de la revista Esprit: «Llamamos personalista a toda civilización que afirme la primacía de la persona humana sobre las necesidades materiales y sobre los aparatos colectivos que sostienen su desarrollo». Quiere decir con ello que las ideas de su adolescencia, las ideas aprendidas de su maestro, el padre Pierre Lafitte, son esenciales para él. En otra entrevista concedida a Deia el 6 de octubre de 1979, hablando de su alejamiento de Enbata, añadió: «Me distancié de ella, no porque estuviera en desacuerdo con los objetivos, sino por los métodos».

Continuó su implantación electoral siendo elegido consejero general del cantón de Ezpeleta en marzo de 1964 y alcalde de Kanbo en marzo de 1965. En octubre de 1964, sufrió la pérdida de su esposa Tuti, que murió repentinamente con solo 33 años.

Tras su ruptura con ETA y Enbata, pensó en reunir a los vascos democristianos, pero ni el efímero Movimiento Democrático Vasco (M.D.B.) ni el periódico Indar Berri (Fuerza Nueva) tuvieron el éxito esperado (solo se publicaron 5 números de septiembre de 1965 a marzo de 1966). Apoyó ardientemente a Jean Lecanuet (el «Kennedy francés»), que se presentó a las elecciones presidenciales de diciembre de 1965 y obtuvo el 15,8 % de los votos. En febrero de 1966, Jean Lecanuet creó el Centre Démocrate (Centro Demócrata), un nuevo partido que sucedía al partido democristiano Mouvement Républicain Populaire - M.R.P. (Movimiento Republicano Popular). Se unió a él inmediatamente.

El periodo comprendido entre marzo de 1967 y septiembre de 1974 fue para él una «travesía del desierto». Ya no tenía ningún mandato parlamentario. Fue derrotado tres veces por el candidato gaullista Michel Inchauspé, en las elecciones legislativas de marzo de 1967, junio de 1968 y marzo de 1973. En julio de 1969 sufrió una nueva tragedia personal, perdió a su hijo mayor Beñat, de 16 años, en un accidente de tráfico. Ya solo le quedaban sus mandatos locales como alcalde de Kanbo y como consejero general del cantón de Ezpeleta, en los que siguió siendo reelegido periódicamente hasta su muerte en 1980.

En septiembre de 1974 fue elegido senador. Defendió en el Senado una política natalista y de fomento de la familia. En 1975, se volvió a casar con Rita d’Oberndorff, una condesa de origen holandés, que tras su muerte le sucedió como alcaldesa de Kanbo, desde 1980 hasta 1989.

A partir de la muerte de Franco, cuando se produjo la transición a la democracia en la Península Ibérica, volvió a acercarse a sus amigos del Partido Nacionalista Vasco, a los que nunca había perdido de vista: asistió al primer Alderdi Eguna en Aralar en septiembre de 1977; también asistió en compañía de su amigo Eugène Goyheneche a la investidura de Carlos Garaikoetxea como lehendakari en Gernika, en abril de 1980.

Hospitalizado en el Hospital Purpan de Toulouse, falleció el 28 de julio de 1980, a la edad de 59 años, de una parada cardíaca.

Su gran amigo Laurent DarraÏdou, médico de Hazparne, habló refiriéndose a Michel Labèguerie de su encanto, elegancia y carisma antes de evocar su elocuencia y sus dotes de orador tanto en euskera como en francés, así como su generosidad y humanismo, que hicieron de él un médico de familia muy apreciado. Pero, además del encanto de su voz, de sus palabras y su presencia, no se olvidó de evocar el encanto de su poesía y su música.

Michel Labèguerie fue en efecto un músico consumado, que se sentía igual de cómodo con el piano como con el órgano o el armonio de la iglesia de Kanbo durante la misa dominical. Emulando a José María Iparraguirre, tuvo la idea de acompañarse con la guitarra acústica para cantar a la manera de Georges Brassens, a quien admiraba mucho.

Junto con su fiel amigo Mixel Itzaina, gran conocedor de esta especialidad, se apasionó por la técnica del bertsolarismo y llegó a proponer temas y participar en varios jurados de concursos. Podemos verle en muchas fotografías junto al bajonavarro Xalbador y el labortano Mattin, los mejores bertsolaris de la época, dando testimonio de la amistad que mantenían.

Entre los 24 poemas-canción, o también «poesías cantadas», según la afortunada terminología de Jean Haritschelhar, las melodías abertzales son las más numerosas: Bakearen urtxoa, Haurtxo haurtxoa, Oi kanta berri, Parisen eta Madrilen, Nafarra, oi Nafarra, Gudari euskaldunen kanta, Aberriaren profetak, Gazteri berria, Amen , pero también hay canciones que tratan de la vida cotidiana: Ibarloza, Elur egin du, Loa,loa, Gau iluna, Ezkilaren kantua, Maritxu, Primaderako liliak y las que podríamos llamar «fábulas»: Xorieri mintzo zen, Gatua pitxixi, Astoa balaan, Aitatxiren otoa. Hay además dos poemas-canción sobre los duros trances a los que tuvo que enfrentarse, como la pérdida de su esposa Tuti en 1964: Amaren berri. Amaren berri galdengin diot / Aratseko haizeari (Le pregunté por mi madre al viento de la tarde) y la pérdida de su hijo Beñat en 1969, el conmovedor Bortz iturri. Bortz iturri baziren neure mendietan…Bortz semen erdian nik banuen urgulu/ Zeruko Jainko Jauna, bortizki jo nauzu (Había cinco fuentes en nuestros montes... Me sentía lleno de orgullo en medio de mis cinco hijos/ Señor Dios del cielo me has golpeado duramente). Jean Haritschelhar escribió: «No busque Vd. ninguna rebelión contra Dios en el último verso. Únicamente el grito amargo de un corazón profundamente herido».

Michel Labèguerie dio, a través de sus poesías cantadas, una voz vibrante en euskera al naciente abertzalismo de los jóvenes del País Vasco continental. Sus canciones encontraron un eco profundo de inmediato en el País Vasco peninsular.

El autor: Jean-Claude Larronde

(Baiona, 1946) es abogado emérito del Colegio de Baiona. Es doctor en Derecho por la Universidad de Burdeos, diplomado por el Instituto de Estudios Políticos de Burdeos y licenciado en Historia por la Universidad de Pau. Desde la época de su tesis doctoral en Derecho defendida en 1972 sobre el nacimiento del nacionalismo vasco en la obra de Sabino Arana Goiri, se interesa profundamente por la historia contemporánea del País Vasco y, más en particular, por la historia del nacionalismo vasco, tanto al norte como al sur del Bidasoa.

 

 

 

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