Desde las páginas de Deia traemos a ustedes este artículo acerca de una talla muy particular cuyo destino final es hasta el sol de hoy... un misterio.
Lean ustedes:
Andra Mari, la Señora del Árbol
¿Cuál fue el papel de la imagen de Andra Mari? Su talla románica primitiva es una parte muy importante de la historia de Bizkaia. Si el roble/robledal y el campo de reunión marcaban el lugar de las Juntas, era el carácter sagrado de la ermita, luego iglesia, con esta imagen entronizada, el que acogía las reuniones y les daba su amparo
Arturo Aldecoa Ruiz | Apoderado en las Juntas Generales de Bizkaia entre 1999 y 2019En 2025 se cumplirán dos siglos desde que la primitiva imagen románica de Andra Mari de La Antigua de Gernika fue retirada de la Casa de Juntas de Gernika y se extravió. Hasta hoy no ha vuelto a su emplazamiento pese a ser un elemento tan importante de nuestro pasado como el árbol y las Juntas. Esta es su historia.
La ermita románica de Andra Mari de Gernika se encontraba situada en el lugar del mismo nombre en la anteiglesia de Lumo. Sería adjetivada más adelante como "La Antigua", para diferenciarla de un nuevo templo de advocación mariana erigido en el siglo XV en un terreno cercano. La ermita se encontraba en el secular campo de reunión de Juntas, rodeado por un robledal. De esta arboleda medieval fue parte el más antiguo roble de Gernika del que se tiene memoria, el llamado "Árbol Padre", que vivió hasta 1811. La ermita debió ser de escaso aforo, sencilla y de madera. Frente a su puerta y "so el árbol", se desarrollaban las reuniones de Juntas en aquellos primeros siglos. El templo entronizaba una imagen románica de Andra Mari, que con los años fue adquiriendo fama de milagrosa.
A finales del siglo XIV, la primitiva ermita de madera ya se consideraba indecorosa para su función debido a su mal estado y su escasa capacidad. Por ello, los Meceta, propietarios de los terrenos, cedieron el edificio al segundo Corregidor de Bizkaia, Gonzalo Moro, quién en 1410 reconstruyó el templo por completo a sus expensas. El nuevo edificio, de piedra y seguramente con influencias góticas, era de mayor tamaño. Parece que es el representado en el "Besamanos de Fernando el Católico", pintado en 1609 por Francisco de Mendieta.
El Corregidor dotó a la nueva iglesia de adornos, ornamentos y rentas. La misma siguió amparada por la talla románica de Andra Mari proveniente de la antigua ermita. A ella sumó, al menos desde 1609, una segunda imagen de la virgen, según cuenta el padre Henao. El interior de este templo fue a partir del siglo XV en lugar principal en las reuniones de las Juntas vizcaínas y el archivo donde se guardaban sus acuerdos, actas y documentos.
Gonzalo Moro ordenó ser enterrado allí, así como los descendientes "de su rodilla y linaje". De ello queda memoria en el actual salón de plenos, pues un cenotafio rectangular orientado hacia el este, marcado en las losas del suelo, recuerda la presencia de su tumba.
Con el paso del tiempo, el edificio sufrió diversos deterioros y arreglos, pero a finales del XVIII debió considerarse inadecuado para las necesidades modernas de las Juntas. Por ello, en 1826 se acordó la construcción de un nuevo recinto con un proyecto de estilo neoclásico. La edificación se inició primero por una nave lateral para los archivos. Completada esta, en la Junta General de 20 de julio de 1827 se acordó construir de nueva planta una iglesia parlamento encima del templo anterior. La edificación de Gonzalo Moro fue derribada.
La construcción del templo parlamento se desarrolló y completó entre 1827 y 1833. Pero el resto del proyecto –otra nave lateral- quedó inacabado por la crisis económica causada por la primera guerra carlista. Estos edificios son los que, con algunas modificaciones, han llegado hasta nosotros.
El carácter político del conjunto era evidente, aunque también conservaba un carácter sacro, que no perdió hasta tiempos recientes. Hasta 1931 la Casa de Juntas fue lugar de culto. Tras la proclamación de la II República este se restringió y sólo se celebraba misa en ciertas solemnidades. En 1961 se restableció el culto dominical y en festividades, y se mantuvo hasta que la Casa se destinó exclusivamente en 1979 a los usos parlamentarios.
¿Cuál fue el papel de la imagen de Andra Mari? Su talla románica primitiva es una parte muy importante de la historia de Bizkaia. Si el roble/robledal y el campo de reunión marcaban el lugar de las Juntas, era el carácter sagrado de la ermita, luego iglesia, con esta imagen entronizada, el que acogía las reuniones y les daba su amparo. A sus pies se producían los debates y se adoptaban los acuerdos de nuestras Juntas, reunidas "ante las puertas de ella, so el dicho árbol".
La reunión de las Juntas Generales comenzaba con una "Misa del Espíritu Santo" ante el altar de Andra Mari de Gernika. Reforzando aún más su prestigio, en 1736 las Juntas aclamaron por vez primera en Bizkaia la advocación de Inmaculada Concepción precisamente ante dicha imagen que presidía secularmente sus sesiones.
Pero con el paso de los siglos las modas y los gustos artísticos fueron cambiando. Y en 1825 se colocó en el altar un nuevo retablo, encabezado esta vez no por una talla sino por un lienzo de la Inmaculada Concepción, obra del pintor Anselmo Joseph de Rada. Fue entonces cuando se retiró la imagen románica de Andra Mari, sustituida por un cuadro al gusto de la época. A partir de entonces comenzó a perderse la pista de la talla.
Treinta y un años más tarde debieron los junteros echar de menos la presencia de una escultura en la iglesia, porque en la Junta General de 15 de Julio de 1856 acordaron la adquisición y colocación "en el altar del Salón donde la Junta celebra sus sesiones" de una imagen de la Inmaculada Concepción. En 1858, cumpliéndose el acuerdo, se entronizó en el altar una bella imagen moderna de la Inmaculada. Además, se declaró esta advocación mariana de la Inmaculada Concepción de La Antigua de Gernika como "compatrona" de Bizkaia junto a San Ignacio de Loyola. Así que, en propiedad, Bizkaia tiene hoy tres compatrones, pues se les ha sumado Valentín de Berriochoa.
Pero ¿por qué no se intentó recuperar para entronizarla de nuevo la imagen primitiva, que ya tenía la advocación de Inmaculada Concepción desde 1736? Quizás se prefería disponer de una imagen más del gusto de la época. No lo sabemos. Estos cambios no disminuyeron la devoción popular hacia Andra Mari de La Antigua.
Era tradición hasta hace pocas décadas que las madres con sus hijos acudieran a la Casa de Juntas para rezarle a la Virgen nueve rosarios en nueve horas consecutivas. Los rezos se ofrecían para curar a los niños o preservarlos de enfermedades de la piel, sobre todo de la "erisipela". La imagen moderna de la Inmaculada fue retirada del altar en 1979, pero todavía durante los primeros años 80 se guardó en el Archivo de la Casa de Juntas. Más tarde fue llevada al vecino convento de Santa Clara.
¿Qué fue a partir de 1825 de la imagen que durante siglos había presidido las reuniones de las Juntas Generales? Tras ser retirada, de cierto nada más se sabe de ella hasta que, en 1860 un escrito de Castor María de Allende Salazar señala que algunos elementos del altar de Gernika se han repartido, y que "el busto de la verdadera imagen de Nuestra Señora La Antigua perteneciente al Señorío, que existió en el Salón de Juntas..." siendo archivero Loyzaga (década de 1820) se entregó al Convento de San Francisco de Forua y, tras la desaparición de este, se localizaba en la Iglesia parroquial de Forua.
Así que en 1860 la talla estaba en la Iglesia de Forua. Luego no vuelve a haber pistas hasta que en 1908 Laureano Jado pone a disposición de la "Comisión de Monumentos de Vizcaya" para el nuevo museo arqueológico que se pretende crear una imagen de la Virgen que, según piensa era de la misma época que la talla románica de la de Begoña, dada su "tosquedad", pero con la particularidad de ser, a su juicio, distinta a todas las imágenes similares, pues le parecía hecha en el país o con una modelo de "raza vasca", dados los trazos del rostro. ¿Una talla románica muy primitiva?
Jado creía que la imagen procedía del antiguo convento de los franciscanos en la isla de Izaro, abandonado en 1719 y cuyas imágenes y objetos fueron llevados al convento franciscano de Forua. Cuando este fue demolido, sus imágenes pasaron a la parroquia de esa anteiglesia. Posiblemente Jado desconocía el escrito de Allende Salazar y la presencia en Forua de la imagen románica de Gernika después de 1825. Por ello, la talla que ofrece a la Comisión y el cree proveniente de la isla de Izaro pudiera ser, en realidad, la talla románica primitiva de Andra Mari de La Antigua de Gernika.
La Comisión de Monumentos, según el acta existente de 6 de mayo de 1908, no rechazó su oferta, pero tampoco indicó lo que resolvía. No sabemos por tanto si Jado entregó la imagen a la Comisión, y o si la talla siguió en su poder. En tal caso podría haber sido una de las obras donadas en su testamento, pero no aparece citada en el mismo como tal.
En 1954 Darío de Areitio, bibliotecario de la Diputación y escritor erudito publicaba un artículo de fondo recogiendo una historia de la imagen y de sus vicisitudes hasta 1908. Areitio daba por seguro que la talla ofrecida por Laureano Jado a la Comisión de Monumentos, fue aceptada, y era en realidad de Andra Mari de Gernika. Pero entonces ¿dónde estaba ahora? ¿Existía aún, olvidada en algún almacén oficial o en algún trastero o desván? O peor, ¿se había deteriorado y perdido para siempre? Areitio pedía que fuera buscada. Evidentemente, no tuvo éxito.
Durante los veinte años que he sido Apoderado en las Juntas Generales de Bizkaia he recabado toda la información disponible y presentado escritos para intenta dar con la talla, hasta ahora sin éxito. Pero no pierdo la esperanza de que un día aparezca.
Estamos en 2022 y en tres años se cumplirán doscientos desde que la imagen fue retirada del altar. A mi juicio es tiempo de que nuestras instituciones forales la busquen. Si tenemos suerte, un día la talla de Andra Mari de La Antigua de Gernika, con su carácter local y primitivo que tanto agradó a Jado, pueda volver a la Casa de Juntas y desde ella, aunque sea en estos tiempos laicos, velar nuevamente junto al Árbol por el futuro de Bizkaia y de sus hijos. Como hizo durante tantos siglos.
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