Un blog desde la diáspora y para la diáspora

viernes, 28 de octubre de 2022

Egaña | Migraciones

Mucha atención a lo que plantea nuestro amigo Iñaki Egaña con este su texto, mismo que nos ha compartido en su página de Facebook:


Migraciones

Iñaki Egaña

La humanidad se encuentra en un cambio de paradigma, en una nueva encrucijada universal de la que no tenemos ni idea cómo saldremos. Somos 8.000 millones de hombres y mujeres en el planeta, una especie invasiva, el cambio climático anuncia el caos, las guerras por las fuentes energéticas se apilan y el capitalismo traspasa las puertas de una nueva fase cada vez más destructiva. Las migraciones se han disparado exponencialmente. No hay vuelta atrás. En 2020, según Naciones Unidas, 281 millones de personas vivían en un país distinto al que nacieron, el doble que en 1990, más del triple que en 1970.

Euskal Herria, es también destino de migrantes. Durante siglos, fuimos un país migrante, en tiempos en los que la pobreza extendida y el índice elevado de natalidad ejercían de señuelo para la salida. Seguimos las rutas del resto de europeos, primero colonizando y descuartizando pueblos originarios, y luego formando parte de las sociedades criollas, en sus estadios tan bien descritos por Marx. Bajo la tutela de Francia y de España.

Hoy, nos encontramos en una situación histórica inédita. Los registros de natalidad en nuestro territorio están, por diversas razones entre ellas la del auge del feminismo (la visibilización del 50% de la sociedad que hasta ahora estaba oculto), en los más bajos del planeta y el índice de calidad de vida es uno de los más altos de Europa, el mayor del Estado español. Cada año, nuestro consumo es el equivalente al de tres planetas. Para que la tierra no se vaya al carajo y equilibrar ese consumo desmesurado, en otras partes no llegan siquiera a un tercio de lo que les corresponde.

Nuestra esperanza de vida al nacer es la más alta de Europa. Gracias, entre otras cuestiones, a ese expolio sostenido que durante siglos hemos hecho, junto al resto del continente, de los que hoy enlatamos en las expresiones Tercer y Cuarto Mundo, los lugares donde la suya se derrumba y donde la pobreza atrapa a la mayoría de la población. Tenemos con ellos una deuda histórica estratosférica.

De aquella primera oleada de migración hacia nuestro país, la que convirtió a decenas de miles de jóvenes españoles en mineros en los montes de Triano, surgió, de la mano de Sabino Arana, el PNV. Había que preservar la “raza” vasca, el ecotipo que diríamos hoy en día. La segunda oleada llegó también de España, con motivo de la industrialización que convirtió a Bizkaia y Gipuzkoa en los territorios con un PIB exagerado en comparación con las provincias de la piel de toro. Entonces, sin una relación causa-efecto, surgió ETA. Y dejó su impronta en una reflexión que se ha prolongado hasta nuestros días, rompiendo el dilema migrantes/autóctonos: son vascos los que venden su fuerza de trabajo en Euskal Herria.

En 1981, un tercio de la población vasca del sur había nacido fuera de Euskal Herria (en el norte la migración, en este caso “pudiente” tiene que ver con otras cuestiones de clase también, y estuvo en el origen del nacimiento de Iparretarrak). No fue óbice, sin embargo, para conformar un corpus revolucionario y una experiencia organizativa y rupturista inédita en Europa. Así como de los tiempos de Arana reivindicamos también a Perezagua, de la Guerra del 58, nos han quedado centenares de mimbres. Txiki Paredes hace la síntesis de todos ellos.

Hoy, espoleados por falsedades difundidas por la derecha más extrema, se han vuelto a expandir mantras falsos y fakes. Que si nos quitan los puestos de trabajo, que si los salarios se reducen porque aceptan cualquier sueldo, que si son la base de la delincuencia. Mentiras asociadas a un concepto de propiedad, el del territorio, ligado a su vez al de clase. Crónicas rellenadas de típicos tópicos que inciden en la paja del ojo ajeno, y evitan citar la viga en el propio.

Las migraciones del siglo XXI no tienen que ver con las anteriores que recibió Euskal Herria. Hoy son movimientos de un planeta que se agota. Aunque hay un rasgo definitivamente unitario. Entre los que cruzan el Bidasoa, Río Grande, o saltan las vallas en Melilla o el muro de acero en el rio Evros, entre Grecia y Turquía, hay una cuestión histórica: la supervivencia. No morir de hambre. Y en un medio planetario suficiente para alimentar y repartir la riqueza, la humanidad se balancea, desde siempre a la búsqueda del confort alimentario y social. Así de simple.
Por eso me ofenden esos llamados a cerrar nuestras puertas, esas invocaciones a la pureza aranista, esas convocatorias a la defensa numantina de nuestra tradición, argumentos que durante décadas sirvieron para mantener a la mujer, ama de casa, en la cocina. Me ofenden sobremanera esas críticas a la falta de debate, cuando en realidad se debería decir a la falta de debate en las coordenadas que interesan a aquellos que dan más valor a un pasado nostálgico que al presente que nos arrolla. ¿Para cuándo ese debate sobre los migrantes parásitos, esos empresarios y buitres que llegaron a Euskal Herria para hacerse con nuestro patrimonio, con nuestras empresas, con los sillones de nuestros bancos e incluso con nuestra tierra?

Hemos sobrevivido en medio de conquistas, guerras y derrotas, gracias a la capacidad de integrar en nuestra comunidad al diferente. Y el diferente también nos ha contaminado. El euskara se mantiene modernizado, tras incorporar hace dos mil años, la mitad de su vocabulario del latín. Hoy, nuestro proyecto debe de convencer al que llega huyendo del hambre o de la guerra, y hacerle partícipe del mismo.
Porque no hay que olvidar, la migración tiene un gran componente de clase. Y por eso me siento más cerca de Ibrahima Balde, que compartió letras con Amets Arzallus, que de Josu Jon Imaz, de los trabajadores de Huerta de Peralta que de Isabel Busto, la presidente de Confebask. Quienes cuidan a nuestros mayores son migrantes, al igual que los que recogen las viñas de la Rioja alavesa, los arrantzales que salen a por el bonito, los que limpian nuestras carreteras… No hay otra que, nuevamente, reconvertir Euskal Herria.

 

 

 

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sábado, 22 de octubre de 2022

Un Deporte Vasco sin Vascos

Ya lo hemos dicho antes y lo repetimos a consecuencia de este artículo publicado por El Correo.

A fuerza de negar al pueblo vasco tanto el franquismo de Madrid como el jacobinismo de París han llegado a excesos execrables, obstaculizando el desarrollo de toda expresión identitaria vasca, desde el arte hasta el deporte, pasando, claro está, por los derechos civiles y políticos.

Uno de esos excesos se nos es relatado aquí:


Un Mundial de pelota vasca sin representación propia vasca

¿El motivo? La Federación Vasca de Pelota, a pesar de su expresado y continuado en el tiempo deseo, no ha sido aceptada en el seno de la Internacional que tiene su sede en Pamplona

David Salinas-Armendariz

Desde este domingo al 29 de octubre se celebra en Biarritz el Campeonato del Mundo de Pelota Vasca, organizado por la Federación Internacional de Pelota Vasca (FIPV). El Mundial a desarrollarse en la localidad labortana es el número diecinueve de los disputados, siendo los anteriores dominados, en atención al medallero, casi en su totalidad por España y Francia.

Como incluso el menos avezado en este deporte puede deducir, la inmensa mayoría de jugadores y jugadoras que han integrado las dos selecciones estatales han sido procedentes de los territorios vascos que culturalmente conforman Euskal Herria. De forma abrumadora. Sin embargo, nunca se ha podido conformar una representación vasca propia en estos campeonatos oficiales. Y ello, simple y llanamente, porque la Federación Vasca de Pelota (FVP-EEPF), a pesar de su expresado y continuado en el tiempo deseo, no ha sido aceptada en el seno de la Internacional que tiene su sede en Pamplona.

El pasado día 12 de octubre tuvo lugar en Durango un acto en el que una amplia representación de los pelotaris vascos de ambos géneros reclamó la oficialidad internacional de la Euskal Selekzioa. Plantearon (no por primera vez) poder disputar este Mundial y otras competiciones por equipos con la camiseta verde y la ikurriña. La reivindicación fue apoyada por la Federación Vasca con la presencia de su actual y anteriores presidentes. Y hay que recordar que han sido numerosas las gestiones llevadas a cabo desde el Gobierno Vasco para hacer realidad esa voluntad. Acciones infructuosas hasta el momento. Puede en todo caso afirmarse que el mundo pelotazale en Euskadi aspira al reconocimiento de la oficialidad internacional precisamente en el deporte que lleva su nombre, y que nació y se ha desarrollado en su hábitat. ¿Algo tan aparentemente diáfano, lógico y coherente, resulta una quimera?

Los estatutos de la FIPV exigen a día de hoy que sus federaciones integrantes correspondan con estados independientes, por lo que para la admisión de la Federación Vasca habría de producirse un cambio estatutario. Lo sería en sentido contrario al que adoptó su asamblea en el pasado por iniciativa de la Federación Española de Pelota, que no lleva el apellido de vasca a diferencia de los organismos internacionales en los que se inserta, incluida la Unión de Federaciones Europeas de Pelota Vasca. Esta filial continental, que comparte presidente con la Española, sí abre estatutariamente la puerta a una posible admisión acordada de federaciones territoriales no estatales.

Hay, pues, caminos. Si hay voluntad, claro, de hacer realidad entre todas las partes concernidas algo que tanta gente, no sólo de por aquí, vería como normal. Y a lo que contribuiría decisivamente una previsión legal que contemple la excepcionalidad autonómica para casos de deportes con especial origen y arraigo social en una comunidad.

¿Es realmente necesario explicar por qué la representación vasca propia en este deporte descansa en una legitimidad histórica y cultural? ¿Cree alguien, con argumentos, que no está justificada en este singular supuesto esa presencia, en el deporte más genuino de los vascos, que siguen dominando competitiva y organizativamente, como se conoce y reconoce en uno y otro continente?

Existen a lo largo del mundo disciplinas deportivas en las que por su nacimiento, raigambre e identificación territorial, no coincidente con las fronteras de un estado independiente, se justifica históricamente la actuación internacional de las federaciones privativas de esos territorios. Podríamos citar, entre otras, la representación propia de Hawai, diferenciada de la de USA, en la misma internacional del Surf (ISA). O la de la Confederación Iroquesa con sus propias selecciones en el deporte del Lacrosse. O la misma presencia de Escocia, origen histórico del deporte del Golf, en la IGF. Por no hablar del cricket, el rugby o el fútbol.

El deporte de la euskal pilota, y la sociedad que lo sigue y apoya fielmente, no puede ni debe renunciar a que más pronto que tarde se alcance un acuerdo por el que la Euskadiko Euskal Pilota Federakuntza forme parte de la Internacional de la Pelota Vasca, para que, así, puedan participar los equipos de pelotaris vascos y vascas en sus competiciones. Si no es en este Mundial de Biarritz, que es de pelota vasca, en tierra vasca, pero aun sin representación propia vasca, que lo sea en el siguiente. 




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El Exilio Republicano Infantil

En todos los relatos acerca de los refugiados de la Guerra de España conocidos como 'Los Niños de Morelia' a menudo se obvia que además de los niños españoles también arribaron a México docenas de niños vascos.

Ahora bien, la razón por la que les compartimos este artículo de opinión de La Jornada se debe a que se menciona algo de lo que se habla poco; las niñas que fueron técnicamente secuestradas por familias ultraconservadoras siendo que ellas eran hijas de familias de izquierda, precisamente familias que pusieron a salvo a su descendencia de la locura genocida del nacionalcatolicismo. Solo así se puede enteder que años más tarde, algunas de ellas, hayan recibido a Juan Carlos Borbón, heredero directo de Francisco Franco.

Aquí la información:



Habiendo recordado en artículos recientes la gesta de dos ilustres cardenistas a favor de los republicanos españoles, además de la gira del Barça por México, que hasta se dice que, a la postre, le acabó salvando la vida a este equipo, viene a cuento recordar a los 456 infantes conocidos como "los niños de Morelia", quienes, por cierto, hicieron el viaje de venida en el mismo barco que el club blaugrana.

Se trató del Mexique, que zarpó de Burdeos el 25 de mayo e hizo su arribo al puerto de Veracruz el 7 de junio de 1937.

Claro que los jugadores vinieron en primera clase y casi todos los niños en tercera. Sólo a unos cuantos los mandaron para arriba porque ya no cabían abajo.

La intención era liberarlos del hambre que se padecía especialmente en las poblaciones grandes del levante peninsular. La premisa era que la República ganaría la guerra y los viajeros regresarían pronto a sus lares como si en México hubiesen pasado por una especie de "veraneo".

El error del vaticinio dio lugar a que prácticamente cada uno de ellos vivió su tragedia, aunque cabe tener presentes los daños que pudieron padecer de haberse quedado bajo los bombardeos fascistas y con tan pocos alimentos.

En Morelia fueron albergados en una escuela de nombre España-México, establecida en una vieja casona habilitada ex profeso, que duró entre cuatro o cinco años.

Cabe recriminar a los dirigentes de las organizaciones de republicanos españoles que, con la excusa de sus muchas necesidades, prácticamente no les hicieron caso alguno, ni siquiera cuando la dicha escuela se cerró y sus alumnos, a pesar de que todavía eran de corta edad, quedaron a "la buena de Dios" y ello dio lugar a todo tipo aventuras.

Asimismo, cuando sobrevino lo que le llaman "democracia", éste fue uno de los últimos grupos en ser tomado en cuenta para recibir alguna ayuda.

Unos cuantos, por razones muy diversas, pudieron regresar relativamente pronto a España, lo cual hizo de ellos la envidia de cuantos se quedaron. Pero muchos años después, en un encuentro que hubo en Lleida de los que se fueron con un nutrido grupo de los que habían permanecido en México, éstos se dieron cuenta de que la vuelta a la España franquista resultó ser muchísimo peor que permanecer en México.

Entre los que se quedaron, tal vez, en general, las niñas fueron motivo de mayor atención, pues fueron amparadas por familias muy conservadoras de Puebla y Guadalajara, temerosas de que se dieran a la mala vida y deseosas de inculcarles los "buenos preceptos católicos". De tal manera, fueron incorporadas a muchos hogares "decentes" en calidad de sirvientas de lujo o damas de compañía… Recuérdese que su formación ideológica había sido hasta entonces de una aguzada izquierda.

Muchos varones, por cierto, se quedaron en Morelia, aunque su alta sociedad no los vio nunca bien, otros más acabaron en la capital y se diluyeron en ella. Pocos fueron a dar a otro lado, pero en general puede decirse que, a pesar de que al principio algunos fueron un tanto conflictivos, a la postre, sin que la mayoría destacara de manera especial, ni social ni económicamente, pueden catalogarse como "hombres de bien".

Vale la pena leer un libro autobiográfico de Emeterio Payá Valera, editado en Morelia, en Jalisco y en Cataluña, a cuya memoria está dedicado este artículo.

 

 

 

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De Muela en Muela

Desde las páginas de Deia traemos a ustedes este magnífico reportaje acerca de una actividad humana que se desarrolló durante mucho tiempo pero que terminó cayendo en el desuso a medida que las nuevas tecnologías fueron sustituyendo a las antiguas; la elaboración de muelas para molinos, de la que ya les hemos compartido información con anterioridad.

Adelante con la lectura:


Canteras moleras en Euskal Herria

Aranzadi Zientzia Elkartea colabora en una investigación europea sobre los canteros moleros. En Euskal Herria se han localizado canteras a nivel del mar y en zonas de montaña, se estima que habría unas 380 y hay identificadas 2.000 piezas

Javier Castro

Desde hace algo más de una década, en el Departamento de Etnografía de Aranzadi Zientzia Elkartea se está colaborando en una iniciativa europea de la Universidad de Grenoble (Francia) –proyecto Atlas Meulières– para difundir el antiguo oficio de cantero molero y las canteras de piedras de molino. El proyecto aquí toma el nombre de Errotarri. Con la investigación de campo se ha tratado de recopilar los datos del origen de las piedras de molino que se usaron tanto para obtener diferentes tipos de harinas para alimentación humana y animal, como para molturar diversos materiales tales como piedra caliza, yeso, mineral de hierro, pólvora, vidrio, vegetales o incluso para obtener aceite en las almazaras o trujales.

La cantera es el lugar en el que se obtiene la materia prima, un taller en plena montaña, un lantegi, que compartía espacio con otros oficios más conocidos como el de fabricar carbón o el pastoreo. Las buenas piedras están en el monte, siendo la arenisca una de las mejores rocas para ello; también los conglomerados, que contienen gruesos nódulos de cuarzo. La roca caliza no sirve para moler por fricción. Actualmente ya están fichadas más de 1.100 canteras moleras en el citado proyecto europeo.

Descubrir las antiguas canteras moleras, ya en desuso, no es una tarea sencilla para los investigadores; tampoco para mí porque han dejado muy poca huella en el territorio. Previamente se debe plantear una hipótesis de trabajo, analizando la geología de las diversas zonas a recorrer, para saber a priori las áreas donde era posible extraer y trabajar las grandes rocas. También la toponimia es una gran aliada de esta investigación, porque en algunas ocasiones ha quedado fijada en el territorio con nombres como Errotarri, Errotarrieta, Errotarri bidea o la Muela, que muestran que esa actividad preindustrial marcó la zona.

Controlar cada molino fue una estrategia utilizada por las familias de los Parientes Mayores, igualmente de algunos concejos y también el clero, que mediante el dominio territorial obtenían beneficios y autoridad sobre la necesidad de alimentarse desde los diversos tipos de molinos. Controlar en origen la fabricación de las muelas, tan necesarias para los molinos, era controlar a los molinos y por eso era tan importante y estratégico, y sin embargo ha sido hasta la ejecución de este proyecto un asunto poco investigado, aunque existen algunas excepciones que han sabido valorar desde su origen aquel oficio, que fue tan necesario para la comunidad y del que existen algunos datos ya desde los yacimientos excavados de la Edad del Hierro.

Evolución

La primera investigación que tengo recogida la indicó J. M. de Barandiaran en Mutriku hace ya casi un siglo, allá por 1928: “Con piedra extraída de los estratos de aglomerados de Saturraran labraba en otro tiempo ruedas de molino un hombre de Erotaberri-bekua”. Los yacimientos de época antigua han aportado algunas evidencias con la presencia de molinos de mano, normalmente rotatorios, pequeñas muelas de un diámetro normalmente inferior a los 40 centímetros, los cuales no han dejado rastro visible en forma de canteras ni en la toponimia.

Así en Andelos, una de las muelas que se expone en el yacimiento es de arenisca triásica, de tono rojizo, roca muy diferente y lejana al propio yacimiento que bien pudo haber sido transportada desde las distantes montañas del norte de Nafarroa. Siglos después, en cuanto se generaliza el uso de la energía hidráulica para mover los molinos, se usan muelas de mayor diámetro con lo que se logra aumentar la producción de harina y cuya fabricación necesita de una mayor especialización del oficio molero, muy diferente del ya conocido oficio de molinero y aquel debe elegir lugares concretos donde pueda obtener rocas más grandes –superiores al metro de diámetro– con un espesor de un palmo en zonas que están alejadas de los cauces de los ríos.

En época medieval, transportar una muela con un peso superior a los 500 kilos por caminos del monte era una labor muy complicada y en algunas ocasiones se transportaban a 100 kilómetros de distancia. En el siglo XVII el precio normal de una muela era de 15 ducados, mucho dinero al cambio actual, equivalente entonces a 10 ovejas con sus crías o a unas 8.000 tejas.

Una fuente básica para obtener pistas sobre dónde existieron canteras moleras son los archivos –públicos o privados– que conservan legajos muy interesantes pero difíciles de leer. Hay que analizar muchos documentos, miles de páginas, para obtener unos leves indicios sobre el trabajo molero, que pasaba desapercibido en la mayor parte de los escritos, salvo excepciones como los datos de las canteras en el monte Andatza (Usurbil) señaladas como propiedad de Orreaga-Roncesvalles desde el año 1388, en conflicto continuo con el poderoso señor de Atxega.

Algunos testamentos también aportan datos sobre ello, como el del cantero Aldasoro de finales del siglo XVI, en Hondarribia; o el de otro cantero del siglo XVII, Guilisasti, de Usurbil, que indica que tenía bueyes para transportar las muelas. También existen contratos de aprendizaje del oficio como el de un cantero de Manurga del siglo XVII. El amplio diccionario que publicó el navarro Pascual Madoz, a mediados del siglo XIX, también es una fuente de datos, pero contiene reseñas tan genéricas que aportan muy poca concreción para la localización espacial y la ausencia de la cita no supone descartar la zona porque en la encuesta que respondieron los ayuntamientos no incluyeron datos por diversos motivos.

Exportaciones

Se puede afirmar que por toda la geografía euskaldun hubo canteras de piedras de molino, normalmente en las áreas montañosas. Incluso ahora, gracias a los documentos de los archivos, sabemos que se exportaron muelas por mar hacia Galicia, Sevilla, Canarias, Francia y Portugal, e incluso más lejos (todavía con datos en fase de investigación). Algunas canteras eran de mejor calidad que otras y así en las obras de reparación de algunos molinos se indicaba, en ocasiones, de dónde debían abastecerse de determinadas piedras, citando en unas pocas veces de qué cantera no debían ser fabricadas por su baja calidad, como la del monte Amezti en Elizondo, porque preferían usar muelas procedentes del cercano monte Alkurruntz también en Baztan, que para el entendido molinero era de mejor calidad. Los primeros indicios documentales se citan en el Cartulario de Valpuesta –año 804– con la referencia de un topónimo. Aún no se ha ubicado dónde existió la posible cantera, en los límites actuales de Valpuesta con Villanueva de Valdegobia. Otras canteras citadas desde finales del siglo XIV, como las de Andatza, ya han sido localizadas.

Han sido hallados lugares con canteras en las brechas calizas del Cretácico Superior del valle de la Burunda en Uharte Arakil, en el granito porfídico de la zona de Artikutza (Goizueta) y en Oiartzun, en los conglomerados del Cretácico Inferior de Mutriku y Usurbil, en areniscas del Cretácico Inferior en el monte Gorbeia, en Elgea-Urkilla y en Karrantza, en areniscas del Devónico Inferior en Aurizberri, siendo estas las rocas geológicas más antiguas que han sido usadas para fabricar muelas, con una edad geológica de unos 400 millones de años y sobre todo en las conocidas areniscas rojizas del Triásico Inferior y Medio, distribuidas por la amplia montaña navarra, en una gran franja que, de oeste a este, recorre desde Leitza y el valle de Malerreka hasta Abaurregaina, incluyendo extensas zonas de Baztan, Lantz, Anue, Esteribar, Erroibar, Artzibar y Aezkoa. La zona de la costa de Gipuzkoa y Bizkaia también está siendo investigada, desde Gaztelugatxe, en Bermeo, hasta Jaizkibel en Hondarribia, con un buen ejemplo que se puede visitar durante la bajamar en la zona de Artzabal en Mendexa, donde se estima que las muelas eran sacadas de la zona con pequeñas barcas por el mar para después transportarlas por la ría del Lea hacia los molinos de la cuenca norte del monte Oiz, donde también han sido localizadas muchas muelas, en un conjunto de canteras hasta ahora inéditas. Se han localizado canteras tanto a nivel del mar como en zonas montañosas, cercanas a los 1.500 metros de altitud, como las del monte Baigura en la zona norte del valle de Urraul Alto, limítrofe con municipios aezkoanos, a cotas de 1.300 metros en la parte alavesa del macizo Gorbeia y a cotas superiores a 1.200 metros en Orozko. Las zonas de los valles del Pirineo navarro muestran unas áreas de explotación espectaculares, por los paisajes de los hayedos y robledales que en ellos se pueden recorrer y por la cantidad de restos que aún perduran.

Se espera que todo el proceso de estudio histórico-etnográfico pueda darse por finalizado en el próximo año 2023 porque la labor de obtención de datos y el trabajo de campo ya están muy avanzados. Se estima que serán alrededor de 380 las canteras que lleguen a catalogarse en el ámbito de Euskal Herria, con más de 2.000 restos de piezas localizadas y el objetivo de que puedan llegar a ser conocidas, visitadas y conservadas.

Los municipios donde más zonas de canteras moleras han sido localizadas hasta ahora, por este orden, son: Zuia, Zigoitia, Orozko, Usurbil, Baztan y Berriz, aunque la investigación aún no ha finalizado y el objetivo no es quién tiene mayor número de canteras, sino cuántas existieron en cada zona. Cada área explorada aporta nuevos datos, incluso se llega a entender la existencia de caminos antiguos, del uso de elementos de transporte tan arcaicos como las leras o narrias, de la ruptura de las losas de dólmenes para fabricar muelas, algunas de las cuales han quedado quebradas y a medio fabricar in situ, como por ejemplo en los dólmenes de Etxoltxarraldea del concejo de Olaldea (Orotz-Betelu), o de la presencia de determinada casa-torre o monasterio que controlaba desde las cercanías su producción, como pueden ser los Gebara alaveses, Roncesvalles o Zenarruza.

Como responsable del proyecto Errotarri, una vez localizada la zona de cada cantera, se hace una ficha de catalogación con los datos obtenidos. Han sido algo más de un centenar las personas que de una u otra forma me han ayudado y en las fichas quedan citados. Los datos de la investigación los entrego de forma regular en un fondo que está localizado en Aranzadi Zientzia Elkartea para que pueda ser consultado por otros investigadores y un resumen de cada ficha se inserta en la web del proyecto Atlas Meulières.

El autor: Javier Castro

Donostia-San Sebastián (1953). Vecino de Deba desde 1983. Licenciado químico. Miembro del Departamento de Etnografía de Aranzadi Zientzia Elkartea. Autor de numerosos artículos de investigación histórico-etnográfica y difusión cultural.





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viernes, 21 de octubre de 2022

Tortura y Reparación

La tortura, ese crimen impune cometido miles de veces por el españolismo en contra de ciudadanos vascos.

De ellos nos habla este artículo de Gara compartido por Resumen Latinoamericano:


Estrategias «autogestionadas» para la reparación de la tortura

Personas que sufrieron torturas en Nafarroa por parte de la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad participaron en un taller de cuidados y compartieron reflexiones sobre los malos tratos y los pasos a dar en términos de reparación. El estudio oficial, similiar al de la CAV, avanza en el herrialde, donde la tortura tiene más de mil caras.

Ibai Azparren

Desde la Red de Torturados de Nafarroa se subrayó la importancia de ofrecer espacios «seguros» para que las personas que han sufrido tormento físico o psicológico a manos de las FSE puedan ubicar lo vivido, dimensionarlo adecuadamente y encargarse del cuidado mutuo. Por ello, el pasado sábado organizaron un pionero taller con la colaboración de varios expertos dirigido a las personas supervivientes de esta práctica organizada y sistematizada.

Personas detenidas y torturadas en las décadas de los 80 y 90 compartieron diálogo con generaciones más jóvenes en este taller paritario que Roxika Iriarte, miembro de la Red, califica como «un primer paso». «Desde que pusimos en marcha la Red, un auzolan en definitiva, para identificar el número de casos de tortura que ha habido en Nafarroa, encontramos enormes resistencias por parte de mucha gente a la hora de ponernos frente al espejo y reconocer lo vivido; se identifican bloqueos emocionales», asegura.

Fue entonces cuando crearon un grupo de «cuidados» que cuenta con la ayuda de psicólogos especializados en este tipo de terapias. Maitane Arnoso, doctora en Ciencia Política y profesora e investigadora del Departamento de Psicología Social de la UPV/EHU, fue, junto a las psicólogas Olatz Barrenetxea y Jeannette Ruiz, una de las expertas que coordinó el taller, ideado para estimular la reflexión sobre las posibilidades de reparación, explica. Y añade que, por otro lado, «hemos querido estimular la reflexión sobre cómo puede exigirse una reparación oficial, pero también sobre cómo puede ser deseable pensar en estrategias autogestionadas de reparación».

Arnoso cree, asimismo, que es «fundamental» compartir con los y las demás la experiencia de la tortura, sobre todo debido a que una buena parte de la estrategia de esta práctica, del mecanismo empleado, estaba dirigido a «generar culpas individuales que machacan al individuo y en parte son responsables del silencio posterior». Cuando se comparte lo ocurrido, y se va comprendiendo colectivamente la estrategia de la tortura, «pueden desencadenarse procesos muy liberadores», afirma, a pesar de que «es obvio que existe el derecho al silencio, a no contar».

Primera fase

Existe una condena del Tribunal Europeo de derechos Humanos (TEDH) por «trato inhumano» y cuatro más por no investigar. Entre los años 1961 y 2012 ha habido personas torturadas de unas 80 localidades de Nafarroa. Ante esta situación, la puesta en marcha de una investigación fue una de las demandas crecientes por parte de la la Red de Personas Torturadas desde su fundación, y fue en junio cuando el Gobierno de Nafarroa activó un estudio oficial sobre la tortura para suplir un vacío evidente desde que en 2017 el Instituto Vasco de Criminología (ICAV) diagnosticara lo ocurrido en la CAV, recogiendo más de 4.000 casos. La Red estima que en Nafarroa fueron más de mil a lo largo de estas seis últimas décadas en las que la tortura ha estado presente en todos los territorios de Hego Euskal Herria sin distinción alguna.

En noviembre, la ICAV culminará la primera fase de la investigación que lidera, en la que se ha iniciado el peritaje y han sido entrevistadas varias personas que no se sometieron al Protocolo de Estambul. «Son entrevistas personalizadas en las que conectas emocionalmente y puedes hacer crack; muchos dicen que nunca han contado lo que vivieron de esta manera y eso supone abrir un melón, por lo que los cuidados son muy importantes», sugiere Iriarte para explicar la puesta en marcha del taller.

La ruptura que provoca la tortura se suele vivir como algo muy íntimo, y puede costar compartirlo, de ahí que, en un principio, pueda existir cierta dificultad para lograr que muchas víctimas concurran al proceso de ser reconocidas. «Cuando una milita en oposición al Estado, y aunque sepa que la tortura no es legal, sabe que el Estado no va a ser benevolente si le cogen y eso ha llevado a mucha gente a normalizarlo y no denunciarlo», señala Arnoso. Pero, además, «acudir a dejar tu testimonio a un espacio más o menos institucional que sabes que, en el fondo, te sigue señalando, cuando menos, como opositor político, tampoco debe ser sencillo», detalla.

El IVAC es «otra cosa», sostiene, pero matiza que «el deje institucional debe operar como resistencia». Con todo, destaca que el equipo es «meticuloso y fino», y espera que «pueda trabajar sin que se le pongan límites en lo que puede y no puede decirse». «El reconocimiento -y documentar que eso que ha sido sistemáticamente negado ocurrió- es indispensable», agrega, aunque cree importante que este tipo de trabajos vayan acompañados de una «identificación concreta de los responsables, de los mecanismos que se utilizaron y que hicieron posible que ocurriese, así como de recomendaciones de reparación que interpelen al Estado» español.

Además, la profesora e investigadora de la UPV cree que el Estado debería tener un compromiso con la difusión social. «No se trata sólo de hacer un informe del que se enteren las víctimas: luego hay que socializarlo, difundirlo, trabajar con él en las escuelas, en los barrios» en aras de convertirlo en una herramienta de trabajo comunitario para que realmente «se pueda reflexionar sobre la tortura como estrategia de control social y sensibilizar a la población de que no es una herramienta tolerable en una sociedad democrática».

El Estado español, en pañales

Iriarte contempla la investigación como un objetivo pero no como la meta final. «El informe debe ser una palanca para que haya reconocimiento, reparación y garantías de que no se repita lo sucedido», precisa. Pero, también, señala que es esencial para «poner sobre la mesa otros relatos» ante la adulteración los parámetros históricos y políticos del conflicto vasco, y completar «otra foto en la historia de Eukal Herria; no solo de cara al pasado, sino al presente, porque muchas que sufrimos torturas seguimos vivas, otras no, y necesitamos reconocimiento para vivir, porque vivimos con el mantra de la falta de pruebas y de la falta de credibilidad, algo que afecta psicológicamente».

A falta de reconocimiento por parte de las instituciones, podría parecer prematuro hablar de reparación, pero Iriarte indica que el proceso «no será lineal», sino contradictorio y enredado, y activar mecanismos como el taller pueden ser herramientas útiles ante esos bloqueos ocasionados por parte de las instituciones.

La justicia transicional brinda un marco constructivo en todo este ámbito, tanto desde el punto de vista de los derechos humanos como desde la resolución del conflicto. Implica, entre otras muchas cosas, reconocer el daño causado y la responsabilidad política. Arnoso ha participado, en ese sentido, en el estudio de las violaciones de derechos humanos en países como Chile y Argentina. «En los países del Cono Sur se han implementado políticas estatales de derechos humanos desde una perspectiva integral: han instaurado comisiones de la verdad, han juzgado a responsables, han acompañado con programas psicosociales específicos a los testigos en los juicios, han proporcionado indemnizaciones económicas a las víctimas, han pedido disculpas en nombre del Estado, hay museos, lugares y fechas conmemorativas donde recordar y aprender de lo que pasó. Aquí estamos en pañales», asegura.

En el Estado español, pero también en Euskal Herria, remarca Arnoso, existen «serias dificultades» para asumir la responsabilidad del Estado en la violencia que ha ejercido. «Lo que se asume es, en parte, la violencia perpetrada durante el franquismo, pero se invisibiliza la perpetrada en los años de democracia, porque los responsables ya no son solo los franquistas, sino otros a quienes no se está dispuesto a señalar -por ejemplo, la Policía autonómica-», subraya. «Está bien tomar medidas de reparación para las víctimas de ETA, pero el Estado no se hace cargo de las víctimas que él ha generado, que sería lo suyo», expresa.

«Falta más verdad y reconocimiento sincero, falta identificación de responsabilidades, garantías de no repetición, indemnizaciones, disculpas sinceras y un plan de formación extenso en derechos humanos, que incluya también poner en valor la movilización social y la militancia política como herramientas para el cambio social, que valide militar en espacios que cuestionen al Estado (y obviamente no hablo de ETA)», argumenta Arnoso. Y sentencia que «la literatura científica lo que nos señala es que los Estados que toman medidas de justicia transicional presentan mejores índices de respeto a los derechos humanos en el futuro».

Foto: Roxika Iriarte, sufrió torturas en el año 2010 y forma parte de la Red de Personas Torturadas de Nafarroa | Créditos: Jagoba Manterola (Foku)




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Reizabal | Escándalo Atristain

Desde las páginas de Naiz traemos a ustedes una valoración del caso que involucra al represaliado político vasco Xabier Atristain:


Escándalo Atristain

Alvaro Reizabal | Abogado

En la historia de los juicios contra militantes vascos ha habido de todo: leyes especiales, penas muchísimo más graves por los mismos hechos, tribunales especiales y legislación penitenciaria también especial, perpetuando los aislamientos sin justificación solo por acusarles de ser miembros de ETA. Ya nada puede extrañar. Pero, analizando los pormenores del caso Atristain, hay cuestiones que exceden de lo conocido hasta ahora.

Lo más importante de su caso es que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dicto sentencia en la que declara que su condena fue impuesta en un juicio injusto en su conjunto, en que se vulneró la equidad global de todo el proceso, al haber sido sometido –como muchos otros ciudadanos vascos– a un régimen de incomunicación que vulneró desde el inicio del proceso su derecho de defensa. La sentencia del TEDH declaró que la forma de reparación de sus derechos era no sólo la constatación de la violación o la reapertura del procedimiento, sino que, de modo acumulativo, ordena indemnizarle con 12.000 euros, por la violación sufrida.

Solicitada al Tribunal Supremo autorización para interponer recurso de revisión, para una posterior declaración de nulidad de la sentencia condenatoria, el fiscal emitió informe favorable a su concesión, pero, sorprendentemente, días después, el mismo fiscal dijo lo contrario: no procedía la autorización y el Supremo, insumiso a lo establecido por Europa, dictó nueva sentencia diciendo lo contrario: no procede revisar la sentencia declarada injusta por Europa.

El Estado le pagó los 12.000 euros por el daño injustamente causado y, a continuación, los tribunales acordaron encarcelarle para seguir sufriendo el mismo daño moral y seguir cumpliendo una sentencia ilegal al haber sido obtenida vulnerando derechos fundamentales esenciales, lo que supone ahora la vulneración de su derecho a la libertad.

Pero es que, para colmo, habiéndole concedido el tercer grado, el Juzgado Central de Vigilancia se lo revoca con argumentos que el mismo juzgado había declarado con anterioridad que no le eran exigibles. Increíble, pero cierto.

 

 

 

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sábado, 15 de octubre de 2022

Decimos Adiós a Laura Martín

Ha fallecido Laura Martín, víctima del terrorismo de estado español.

Esto es lo que nos informa Naiz:


Muere Laura Martín, viuda de Juan Carlos García Goena, última víctima de los GAL

Laura Martín, viuda de Juan Carlos García Goena, cuyo coche hicieron estallar con una bomba en 1987, ha fallecido este sábado. Ambos residían en Hendaia para que García Goena evitase el servicio militar, y el atentando en el que murió fue el último reivindicado por los GAL.

Laura Martín, viuda de Juan Carlos García Goena, ha fallecido este sábado, según ha informado el Gobierno de Lakua. Ambos residían en Hendaia cuando, el 24 de julio de 1987, una bomba estalló en los bajos del vehículo García Goena en el momento en que se dirigía a trabajar. Fue el último atentado reivindicado por los GAL.

«Hoy nos ha dejado Laura Martín, viuda de Juan Carlos García Goena, asesinado por los GAL en 1987. Laura siempre será ejemplo de que la memoria, la justicia y la verdad son el camino. Descanse en paz. Un sincero y caluroso abrazo a la familia», ha señalado el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno de Lakua en su cuenta de Twitter.

«Hoy es un día triste, muy triste. Laura nos ha dejado sin oír hablar de justicia. Que sepas que tu lucha también es la nuestra y que estaremos junto a tus hijas», ha afirmado por su parte María Jauregi, hija del exgobernador civil de Gipuzkoa Juan Mari Jauregi, víctima mortal de ETA.

La investigación que la propia Martín realizó durante 30 años fue clave para que la Audiencia Nacional española retomase la causa y tratase esclarecer el atentado mortal contra Juan Carlos García Goena, que residió en Hendaia durante siete años por haberse negado a hacer el servicio militar español. Sin embargo, la Justicia sigue mirando hacia otro lado, como en tantos otros casos de guerra sucia.

En el 35 aniversario de la muerte de García Goena, Maider García, hija de ambos, denunció la falta de verdad, justicia y reparación respecto al caso de su padre. «Hoy hace 35 años que los GAL asesinaron a mi padre, Juan Carlos García Goena. 35 años sin justicia, 35 años sin verdad, 35 años sin reconocimiento, sin memoria. Pero nuestra historia, pese a quien le pese, también es parte del relato y seguiremos recordándolo», remarcó.




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viernes, 14 de octubre de 2022

Egaña | El Lobby de la Venganza

Les dejamos con este excelente texto de la autoría de Iñaki Egaña, lectura recomendada:


El lobby de la venganza

Iñaki Egaña

Desde que ejecutaron en 1963 al comunista Julián Grimau por hechos sucedidos en la guerra civil, no he dejado de encontrar pasajes de lo que Foucault llamó justicia vengativa. Como recordarán, el trato a Grimau fue el mismo que se prolongó durante décadas. Torturado hasta la extenuación, fue juzgado por militares disfrazados de jueces, condenado a muerte y ejecutado.

Tengo la impresión que, en esta democracia monárquica, secuestrada por élites económicas y multinacionales bélicas y empresariales, la venganza continúa siendo uno de los pilares de la justicia. Porque la experiencia de estas seis últimas décadas, las que van desde la muerte de Grimau, o si quieren desde aquel mugarri que supuso la detención de los arrasatearras Juanjo Etxabe y Juan Manuel Ozaeta haciendo una pintada en 1960 en la que ponía “Euzkadi askatuta”, exhibe precisamente la venganza como plus punitivo al hecho de internamiento carcelario.

Para no aburrir al lector más joven con batallitas del pasado, voy a recurrir a un ejemplo muy reciente. Desde que se diera inicio a los intentos por devolver a los presos políticos vascos al marco de la legalidad penitenciaria, las actividades contrarias a esta aplicación se han reunido en un lobby en el que participan empresas de comunicación, agencias de seguridad, partidos políticos, asociaciones de víctimas y grupos policiales. Antes de cualquier aplicación, siempre en el marco legal, el lobby de la venganza saca a pasear sus armas para frenar cualquier avance en el tema penitenciario.

Comenzaron ya con los traslados a las cárceles próximas a Euskal Herria, continuaron con los retornos a los penales vascos cercanos a los domicilios de los encarcelados. Y siguieron, obstaculizando los permisos ordinarios de salida y el tercer grado. Se siguen acumulando los ataques al uso de su propia legislación, la que aplaudieron y Rubalcaba calificara como la más severa de Europa. Se siguen orquestando campañas y sincronizando iniciativas del lobby ultra-reaccionario, con el objetivo de que no se concedan a los vascos los permisos ordinarios de salida correspondientes y de que se les revoque el tercer grado cuando lo logran.

Hace unos días, una cabecera del grupo Vocento daba portada a una de estas campañas orquestadas por el lobby citado. Con el objetivo de influir en las decisiones de los jueces de vigilancia penitenciaria, ministros y consejeros del ramo. Ya hemos visto emerger en los medios, a la defensiva y tratando de justificar la aplicación de la ley y el derecho, a Fernando Grande-Marlaska y a Beatriz Artolazabal, por ejemplo.

El artículo del grupo Vocento tenía un único interés. Tratar de crear alarma social y cambiar el marco discursivo, que no se hable de excepcionalidad penitenciaria sino de privilegios cuando en la realidad se les aplica la legislación vigente. Alarma para seguir con la venganza. Su autor, por cierto, antiguo consultor de comunicación de una organización judicial, recupera la falacia de la autoría del 11M para argumentar por qué a un preso le debe ser revocado el tercer grado concedido. Luego, afirma que otro de los que obtuvieron el grado, Iñaki Bilbao, amenazó a un tribunal y aseguró que si saldría en libertad “retornaría a la lucha armada”, lo que para el escribidor es una amenaza “con volver a matar tan pronto como pudiera”. La afirmación es radicalmente falsa y la manipulación burda, la fotografía que acompaña al texto, como las declaraciones en sede judicial, corresponde a otro preso, también llamado Iñaki Bilbao.

La mentira, sin embargo, tiene y tuvo recorrido porque a Iñaki Bilbao Gaubeka, imputándole tales declaraciones, le fue inmediatamente revocado el tercer grado por el juez de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional, a instancias de otro de los sistemáticos recursos de grado de la fiscalía de la AN. Una fiscalía que, con su proceder, ha llevado a otros cuatro presos, a volver al régimen cerrado de prisión: Gorka Martínez Ahedo, Iñigo Gutiérrez, Unai Fano y Jon Crespo. Regresión al segundo grado tras la alarma social creada por el lobby vengativo.

En estas guerras de baja intensidad, el lobby ultra, conocido también como el “lobby de Madrid”, ¿por qué será?, mantiene la presión en los círculos de decisión. Como hace años, cualquier disposición contraria a sus objetivos era y es destilada como la del “amigo” de los masones, de los comunistas, de los etarras, de los separatistas, según épocas. Resultado: más de 130 permisos favorables de salida propuestos por cárceles vascas y periféricas denegados en el JCVP de la AN, docena y media de recursos en la AN a los terceros grados propuestos por las cárceles y concedidos por la SGIP o el departamento de justicia de Lakua.

La fiscalía y la AN no son sino el brazo ejecutor del lobby tras haber instalado un marco discursivo sobre “privilegios”, una confusión generalizada sobre “beneficios penitenciarios” (acortar condena) para obviar la existencia de la excepcionalidad penitenciaria (hurto del tercer grado), el menoscabo de derechos y la no aplicación de la legalidad.

Las maniobras del lobby madrileño., junto al objetivo del alargar el castigo, intenta asimismo levantar nuevas barreras que anteriormente, con el alejamiento, la dispersión y el castigo del aislamiento y primer grado eterno, no existían. También, como es obvio, influir en la política penitenciaria de los Gobiernos de Madrid (Unidas Podemos y PSOE) y el de la CAV (PNV y PSOE). Influir desde posiciones externas a los gobiernos, internas a los estados.

Tal y como hemos asistido perplejos en estos últimos años, este lobby quiere cargarse, asimismo, el reconocimiento y resarcimiento de todas las víctimas, de las otras víctimas. La venganza como elemento estructural para la batalla del relato y seguir negando la mayor, la no existencia de conflicto político alguno. Cuando el recorrido se estreche, pedirán marcar a los prisioneros como hacían los nazis en los campos de concentración. Al tiempo. 




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viernes, 7 de octubre de 2022

Egaña | El Negocio de la Guerra

Desde su página de Facebook traemos a ustedes este texto de nuestro amigo Iñaki Egaña:


El negocio de la guerra

Iñaki Egaña

En el año 2009, Rodolfo Ares, entonces consejero de Interior del Gobierno de Gasteiz, señalaba que su Ejecutivo destinaba cada año 225 millones de euros en la lucha contra ETA. Ares añadió que con ese dinero bastaría para hacer cada 12 meses cuatro hospitales y que, ante las informaciones que circulaban de que ETA estaría preparando su final, como así sucedió, el consejero dudó de ellas y únicamente confirmó que lo que intentaba la izquierda abertzale era legalizarse para seguir defendiendo el terrorismo desde las instituciones. Que no se creía para nada que ETA iba a desaparecer.

ETA se disolvió y esos 225 millones de euros anuales se desvanecieron en la elongación del topo donostiarra unos metros para alcanzar a una cadena de tiendas pertenecientes al noveno hombre más rico del plantea y en un absurdo tren que eliminará unos minutos la distancia entre capitales vascas, con el añadido de que no puede transportar mercancías. Fue un trasvase de dinero, no una “recuperación” de una inversión. Los hospitales no se construyeron y la sanidad sigue privatizándose a pesar de pandemias y el clamor popular.

En la misma medida, cuando ETA, ya hace unos años concluyó su proceso de desarme y disolución, diversos estamentos policiales, políticos y judiciales hicieron un balance económico. Muy irregular e interesado, pero con una cifra del coste de 60 años de lucha contra la organización vasca: 25.000 millones de euros. Entre ellos entraba el gasto de policías, prisiones, escoltas, daños materiales, indemnizaciones a las víctimas e incluso el falso del parón de la central nuclear de Lemoiz (falso porque Iberduero lo imputó a través de un canon a sus clientes).

En estas cuentas, no demasiado científicas por lo que se ve, faltan partidas indirectas u otras como los fondos reservados (28 millones de euros anuales) que, por ser más modestas, no han sido incluidas. 25.000 millones sería el 2% del PIB español, el que pide la OTAN en su incremento militar.

Por el contrario, el informe señalaba que ETA había recaudado en esos años 161 millones de euros (traducidos al presente) a través de secuestros, impuesto revolucionario y atracos. Sumaba también dinero de txoznas festivas, rifas de Gestoras, etc. Lo que inflaba el presupuesto. Aún aceptando esta nueva falsedad se podría decir que por cada millón de euros que utilizaba ETA, el Estado le hacía frente con 156 millones. No es de extrañar, que, en esta crónica económica, algunos sectores se mostrasen radicalmente interesados en que la violencia de ETA no concluyera.

Hace unos días, en el quinto aniversario del referéndum por la independencia de Catalunya se han desvelado varios de los secretos mejor guardados de aquella iniciativa popular. En particular, los relativos a las compras de las urnas que finalmente se emplearon aquel primero de octubre de 2017. Como ya es conocido, las urnas utilizadas se fabricaron en China y llegaron en tres contenedores hasta Marsella, desde donde fueron trasladadas clandestinamente por voluntarios hasta ocho almacenes, ya en la Cataluña peninsular. Habían costado 100.000 euros.

Simultáneamente, y por si las fuerzas policiales descubrían la operación, dos empresas del Bajo Llobregat fabricaron por separado las piezas para otras 10.000 urnas. Después de ensamblarlas las escondieron en un almacén y nunca llegaron a ponerse en circulación. De nuevo trasladadas, hoy en día continúan en lugar aparentemente desconocido para la Policía. Costaron 66.000 euros.

Pues bien, entre las urnas chinas y las catalanas, más algunos gastos anexos, pongamos que toda la operación independentista costó 200.000 euros. El Estado español, según reconoció, gastó 87 millones de euros para no encontrarlas. Es decir, por cada euro invertido en las urnas para el referéndum, el Estado gastó 435 euros en su infructuosa búsqueda. Alguien o algunos se llevaron una sustanciosa parte de la misma.

Los conflictos, los enfrentamientos, las guerras suscitan negocios redondos. Las víctimas han pasado a ser daños colaterales de inversiones estratosféricas, mientras que las propuestas políticas, los escenarios de concordia, las apuestas por el dialogo o los llamados a la paz son sólo referencias secundarias en esos movimientos económicos. La reconstrucción de Irak después de la invasión liderada por Washington costará 88.000 millones de dólares. EEUU invirtió directamente dos billones de dólares en las guerras de Afganistán e Irak, cantidad financiada con deuda que para 2050 se convertirá en 6,5 billones. Los ganadores: empresas armamentísticas, de seguridad, energéticas, constructores, bancos… Y una oportunidad a la moda friki de las bombas ucranianas. Una frase, 700 dólares en un M982 Excalibur: “desde la OTAN con amor”. Páginas web ya se dedican a ello. Negocios de “jóvenes emprendedores” que han recaudado 200.000 dólares. Calderilla con relación a la primera división.

En la guerra de Ucrania, EEUU ha invertido ya más de 60.000 millones de dólares. El negocio que parece ruinoso tiene unos flecos estruendosos que probablemente lo harán rentable. Kiev y los países de la OTAN tendrán que rembolsar, con intereses, parte de la inversión. Las reconstrucciones se realizarán siguiendo las pautas de Washington. Y un dato que sobresale sobre el resto: la energía que Rusia exportaba a Europa ha sido sustituida por la ofertada, manu militari, por EEUU.

Los gastos militares han desbordado los presupuestos ya aprobados con anterioridad. Orden y mando de Washington. España los ha aumentado en un 124%, Francia invierte 1.700 millones más de lo presupuestado y Alemania se convierte, por primera vez desde la época nazi, en el estado de la Unión Europea con mayor presupuesto militar. Naciones Unidas señalaba que en la guerra en Ucrania habían fallecido 6.000 civiles. No recuerda por cierto los 14.000 de Donbás desde 2014 y esos 1,5 millones de desplazados. Nuevamente víctimas colaterales de negocios en marcha que no aparecerán siquiera en el balance anual.

 

 

 

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