La jornada de ayer marcó el primer aniversario del desarme de la organización antifascista vasca ETA. La escenificación de este componente en su proceso de Desarme, Desmovilización y Reinserción fue llevada a cabo en Baiona gracias a la gestión llevada a cabo por los cinco activistas de Luhuso conocidos como los Artesanos de la Paz ante las autoridades del estado francés.
Ese día, hace un año, fue notoria la ausencia del PNV y del gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca. Iñigo Urkullu permaneció en Bilbo inaugurando una línea de metro, emulando al propio Francisco López quien se encontraba de gira por Estados Unidos cuando le pilló desprevenido el anuncio del fin de la actividad armada de ETA hace ya más de seis años. Urkullu y López, dos caras de la misma moneda.
Pero hay un personaje todavía más vergonzozo en el panorama de la CAV y ese es Jonan Fernández, quien por el sueldo que le pagan es capaz de salir a decir memeces que hacen sonrojar hasta al pepero más recalcitrantemente retrógrada.
Para ejemplo sus cínicas declaraciones con respecto al aniversario, exigiendo unilateralidad y compromisos a quienes precisamente, han actuado desde la unilateralidad y en cumplimiento con sus compromisos con el pueblo vasco los últimos seis años.
Aquí el artículo de Deia con las declaraciones de Fernández -quien de paso carga en contra de los ongi etorris a los presos-, palafrenero de los gungadines jeltzales:
El Gobierno vasco insta a “todas” las partes a la crítica sobre el pasado
Jonan Fernández considera que será el elemento que va a marcar la calidad de la “convivencia” en Euskadi
Humberto Unzueta
El Gobierno vasco insta a todos los actores políticos a que realicen una reflexión crítica sobre la violencia, el terrorismo y la vulneración de derechos humanos que se ha producido en las últimas décadas vinculado a lo que se ha venido a llamar el contencioso vasco. Considera que este es el último escollo a superar en el camino de la convivencia en Euskadi, una vez que el desarme de ETA y su disolución -prevista para antes de verano- están a punto de ser una reliquia del pasado, y que la política penitenciaria y la situación de los presos de la banda, aunque sigue empantanada en el Estado español, ha registrado avances en Francia y quizá con el tiempo arrastre al Gobierno español.
Jonan Fernández afirmó ayer que el elemento tractor que va a marcar un antes y un después en la convivencia en Euskadi es que “en algún momento, todas las familias políticas puedan hacer una reflexión crítica sobre el pasado, sobre la violencia ocurrida, que incluya también a ETA”. En declaraciones a Radio Euskadi, el secretario general de Memoria, Convivencia y Cooperación del Gobierno vasco hizo esta llamada a las partes para poder “pasar una página muy importante de una historia triste en el pasado” reciente de Euskadi.
En los últimos meses se ha producido un encastillamiento en algunos sectores a la hora de avanzar hacia una reflexión crítica de la violencia. En el ámbito de la izquierda abertzale se han incrementado los recibimientos, en algunos casos con aurresku incluido, a los presos de ETA que una vez cumplida su condena han salido de la cárcel. A ojos de las víctimas de la banda, los actos que la izquierda abertzale denomina como ongietorris son vistos como homenajes que humillan a sus víctimas y ensalzan a ETA.
A todo ello hay que añadir a la decisión de EH Bildu de no participar en el acto anual por las víctimas del terrorismo que este año se celebró en Bilbao -EA, socio de la coalición abertzale, se desmarcó de la decisión y si acudió a la concentración en recuerdo a las víctimas-. Y, por último, EH Bildu se negó a suscribir en los ayuntamientos de Zarautz y Arrasate sendas declaraciones sobre los asesinatos a manos de ETA de José Ignacio Iruretagoyena y de Isaías Carrasco en las que se hacía alusión al “injusto asesinato” y “cruel” de los concejales del PP en Zarautz y del PSE en Arrasate, respectivamente.
Por su parte, el PP ha elevado el tono de sus críticas a quienes abogan por el reconocimiento de las torturas en los casos juzgados o denunciados. Al contrario que los socialistas vascos, que han terminado por aceptarlo, los populares siguen siendo muy beligerantes con el informe sobre las torturas policiales elaborado, a petición del Gobierno vasco, por el equipo liderado por el prestigioso médico forense Paco Etxeberria.
El trabajo documenta al menos 4.000 casos de torturas en Euskadi a manos de los distintos cuerpos policiales -336 de estas denuncias son imputadas a la Ertzaintza, si bien no son tan graves como las que se atribuyen a la Guardia Civil y la Policía española y además no hay ninguna resolución judicial condenatoria por malos tratos inflingidos por la Policía vasca-. Estas críticas del PP han coincidido con la reciente sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenando a España por maltrato a los etarras Portu y Sarasola. En respuesta, el Gobierno de Rajoy se jactó de que solo la corte de Estrasburgo solo le ha condenado en una decena de ocasiones por casos de tortura.
Presos y fin de ETA
Jonan Fernández también destacó la posición del Gobierno francés presidido por Emmanuel Macron en relación a los alrededor de sesenta presos de ETA que cumplen su condena en cárceles francesas. En concreto, valoró “positivamente” el acercamiento de reclusos de la banda a las prisiones más cercanas a Euskadi. Hasta la fecha han sido trasladados nueve internos y todos ellos han recalado en Mont-de Marsan (en las Landas) y Lannemezan, próximo a Zuberoa.
El secretario general de Memoria y Convivencia subrayó el “contraste” entre la posición del Gobierno francés y el español, al que acusó de “falta de receptividad en política penitenciaria”. Fernández destacó la “predisposición al diálogo del Ejecutivo de Macron con el Gobierno vasco y con representantes de Iparralde”, en referencia a los Artesanos de la Paz.
En relación a la disolución de ETA, anunciada desde la izquierda abertzale para antes de verano, Fernández señaló que para que la desaparición de la banda sea tenida en cuenta y tenga valor debe ser “unilateral, efectiva y clara”, es decir, sin contrapartidas, irreversible y expresada de una manera que no deje de dudas de su adiós definitivo.
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