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martes, 17 de abril de 2018

Las Entrañas del Caso Altsasu

Ha iniciado la puesta en escena del juicio-farsa en contra de los ocho jóvenes de Altsasu y algunos datos acerca de lo sucedido aquella noche han comenzado a ver la luz, mostrando lo que todos ya sospechábamos; que todo el asunto se trata de una fabricación y que las instituciones involucradas están actuando por consigna.

Les invitamos a leer este reportaje dado a conocer por Gara:


Los ocho jóvenes de Altsasu negaron haber agredido a los guardias civiles y a las mujeres que les acompañaban el 15 de octubre de 2016 en la primera sesión del juicio por «terrorismo» en la Audiencia Nacional. También negaron vínculos con Ospa, base de la acusación. «Es la primera vez que se escucha nuestro relato», subrayaron los familiares.

Martxelo Díaz

Los ocho jóvenes de Altsasu que están siendo enjuiciados por «terrorismo» en la Audiencia Nacional española negaron que hubieran agredido a los guardias destinados en el cuartel de la localidad y a sus acompañantes en el bar Koxka de madrugada durante la celebración de las ferias en octubre de 2016. Negaron, además, ser miembros de Ospa, y algunos de ellos subrayaron que nunca han tenido militancia alguna.

La primera sesión del juicio consistió en la toma de declaración de los acusados, que optaron por responder únicamente a las cuestiones formuladas por su defensa.

El primero de ellos fue Jokin Unamuno, uno de los tres encarcelados, quien reconoció que se quejó a los guardias por las multas que le habían puesto. En cualquier caso, negó haber insultado a los agentes o a sus acompañantes. Relató que el teniente le llamó por su nombre y que discutieron, pero insistió en que no golpeó a nadie y añadió que tras el incidente la música y el ambiente festivo siguió igual en el bar. Agregó que cuando salió del establecimiento vio al teniente en el suelo, pero que no fue testigo del enfrentamiento. Relató que la Policía Foral le identificó y le detuvo, lo que provocó las protestas de la gente congregada en el exterior del bar, pero negó que se resistiera. Sí reconoció que salió del coche de los forales por la puerta de atrás tras ser detenido, pero lo atribuyó a que estaba borracho. «Si mi discusión con el teniente generó los hechos, lo lamento», añadió Unamuno, quien negó haber realizado llamadas para preparar una encerrona a los guardias.

Sobre Ospa Eguna, explicó que se organiza en asamblea abierta a la que puede acudir cualquier vecino, destacando que no es un grupo jerárquico. Negó tener cargo alguno en Ospa y explicó que pidió los permisos para la edición de 2016 en el Ayuntamiento porque previamente había realizado los trámites para instalar una txosna y conocía el procedimiento.

Adur Ramírez de Alda, otro de los que llevan más de 500 días encarcelados, negó haber acudido al Koxka esa noche. Explicó que estuvo en el frontón viendo un partido del Cuatro y Medio y que a las dos y media de la madrugada se fue a casa. Aseguró que se enteró de lo sucedido cuando a la mañana siguiente, y señaló que no entiende el motivo por el que los guardias y sus acompañantes le identificaron como autor de la agresión. Añadió que no ha tenido problemas con la Guardia Civil a pesar de haber sido identificado en alguna ocasión, «como muchos del pueblo», y recordó que jugó a pelota con el hijo de un guardia. Negó ser promotor de Ospa y explicó que no suele participar en Ospa Eguna porque suele estar de vacaciones con su familia. Sí asistió a la edición de 2015 y relató cómo la Guardia Civil quiso requisarles unos muñecos, pero negó que entonces hubiera agredido a los agentes ni que fuera sancionado.

Oihan Arnanz, el tercer encarcelado, declaró que sí estuvo en el bar Koxka la noche de los hechos, pero negó que hubiera insultado o agredido a nadie. Afirmó que cuando salió del bar ya se había registrado la trifulca y añadió que llevaba una ropa diferente a la que se menciona en las denuncias.

Subrayó, además, que nunca ha tenido problemas con la Guardia Civil, que no ha participado en Ospa y que no milita en nada. Explicó que los acusados son de tres o cuatro cuadrillas diferentes y que solo se conocen de vista del pueblo.

Extraño reconocimiento

Asimismo, explicó que en la rueda de reconocimiento en la Audiencia Nacional la mayoría de los integrantes eran de origen sudamericano, muy diferentes a su complexión, a pesar de que había vecinos dispuestos a participar en el trámite.

Jon Ander Cob y Julen Goikoetxea relataron una experiencia similar. Cob explicó que estuvo de juerga con sus amigos en el frontón y de bares, y que se acercó al Koxka hacia las cinco porque quiso, no porque hubiera concertado una cita. Al llegar a este establecimiento, vio una ambulancia y a los forales. Recordó que nadie le identificó en ese momento como participante en la trifulca.

Un bar de reggaeton

Rechazó que el Koxka sea un bar cercano a la izquierda abertzale. «Ponen reggaeton», subrayó. Desmintió pertenecer a Ospa ni a ningún colectivo de la izquierda abertzale. «Políticamente soy ignorante, apolítico», señaló, antes de negar animadversión alguna hacia la Guardia Civil. Relató que ha tenido que dejar los estudios y que tiene que tomar pastillas para dormir. Además, como otros acusados, destacó que se presentó de forma voluntaria en los juzgados al enterarse de que estaba acusado y que facilitó a los investigadores los códigos de acceso a su teléfono.

Goikoetxea sí estuvo en el Koxka tras cenar en la sociedad y echar un trago con sus amigos en el bar Lezea. Pero no presenció ninguna agresión. Hacia las 04.30 vio que se había formado un tumulto a la entrada del bar y que unas diez personas salieron a la calle. Añadió que no tuvo consciencia de que se tratase de un incidente con la Guardia Civil y señaló que en ese bar suele ser habituales las trifulcas. Testificó que Cob no estuvo en el Koxka y negó cualquier vinculación con Ospa.

Aratz Urruzola explicó que estuvo de botellón con sus amigos y que luego fueron al Koxka. Añadió que no vio a los procesados en ese establecimiento y destacó que se presentó voluntariamente en los juzgados.

Iñaki Abad relató que acudió al Koxka con sus amigos tras acabar su trabajo en el bar Aritza hacia las cuatro de la madrugada. Vio que había un coche de la Policía Foral y se acercaron por curiosidad. Explicó que el ambiente no era excesivamente tenso, pero que el sargento de la Guardia Civil buscaba gente para identificar y que le tiró al suelo el móvil con el que grababa. Posteriormente, acudieron a la comisaría de la Policía Foral para interesarse por la situación de Unamuno, que había sido detenido. Negó cualquier vinculación con Ospa ni ninguna clase de militancia política.

Ainara Urkijo reconoció que recriminó a los agentes forales que solo detuvieran a Unamuno y no al sargento implicado, pero negó categóricamente que amenazase a una de las acompañantes de los guardias civiles.

Al término de la sesión, Isabel Pozueta, madre de Adur Ramírez de Alda, subrayó que «es la primera vez que se escucha nuestro relato en un año y cuatro meses; siempre se nos ha impedido poder mostrar qué es lo que había ocurrido ese día».

Declaraciones

«Si mi discusión con el teniente está en el origen de estos hechos, lo lamento. Yo no agredí a nadie» Jokin Unamuno

Más de 500 días preso

«Me enteré de lo sucedido al día siguiente, cuando me desperté; tenía muchísimos mensajes. No estuve en el Koxka» A. Ramírez de Alda

Demanda de justicia y proporcionalidad

Representantes de las fuerzas del Cambio en Nafarroa acudieron ayer hasta San Fernando de Henares para denunciar las irregularidades de este proceso. Así, Unai Hualde (Geroa Bai), vicepresidente primero de la Mesa del Parlamento navarro, recordó que 50.000 personas se manifestaron el sábado en Iruñea y destacó que «en un estado de la Unión Europea no puede suceder que hechos registrados en otros lugares y que han concluido con multas se conviertan en peticiones de 50 años de cárcel porque suceden en Alsasua. Pedimos justicia y proporcionalidad». Recordó que las instituciones europeas siguen de cerca este caso.

La parlamentaria de EH Bildu Bakartxo Ruiz destacó que «esto, evidentemente, no es terrorismo y a nadie le entra en la cabeza que tres jóvenes lleven más de 500 días en la cárcel por una pelea de bar. No es casualidad que esto ocurra en Euskal Herria y en Navarra. No se puede seguir aplicando una política judicial de venganza».

El diputado navarro de Unidos-Podemos Eduardo Santos criticó la banalización del concepto de «terrorismo», reclamó que se juzgue en Iruñea y mostró su esperanza de que «haya un juicio justo y no se apliquen estas peticiones desproporcionadas, pues situaría a la sociedad en un contexto muy complejo y en una gran inseguridad jurídica».

También estuvieron presentes en la Audiencia Nacional otros electos como la diputada de EH Bildu Marian Beitialarrangoitia, los diputados de Unidos Podemos Nagua Alba y Juantxo López de Uralde y el senador navarro de esta candidatura Iñaki Bernal.

También el lehendakari de Lakua, Iñigo Urkullu, hizo referencia a este juicio, a preguntas de los periodistas, para señalar que los hechos que se les imputan a los jóvenes de Altsasu «no se corresponden con la tipificación del delito de terrorismo». Junto a ello, añadió que espera «justicia basada en la proporcionalidad y la racionalidad».






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