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lunes, 16 de abril de 2018

Altavoces para el Odio

Les compartimos este interesante reportaje acerca de la naturalidad con la que los medios de comunicación al servicio del régimen borbónico franquista recurren al lenguaje de odio más cínico y soez para imponer su agenda a través de programas de radio y televisión, periódicos y sitios en la red, algo que no le estaría permitido a los medios de comunicación de otras latitudes.

Lean ustedes:


José Manzaneda | Ccoordinador de Cubainformación

Hace unos días, la justicia de Alemania ponía en libertad al expresident de Catalunya en el exilio, Carles Puigdemont. De inmediato se desataban reacciones ultranacionalistas, como la del locutor español Federico Jiménez Losantos: “lo único que se ha entendido en la política exterior frente a un acto de fuerza contra la ley, es otro acto de fuerza", decía en su programa de radio. "Si no hay seguridad jurídica para los españoles en Europa, no la puede haber para los alemanes en España". Y pedía “una acción, naturalmente (...) en Baleares hay 200.000 alemanes de rehenes. En Baviera pueden empezar a estallar cervecerías". Mientras tuiteros y músicos –de izquierda, por supuesto- han sido condenados a prisión por tribunales españoles debido al supuesto “contenido violento” de sus textos, la incitación al odio del utraderechista Jiménez Losantos ha quedado absolutamente impune.

El Comité de Derechos Humanos de la ONU investiga a España por excluir a los medios comunitarios alternativos en el reparto de las licencias televisivas. Una información que no leeremos en ningún medio corporativo. Los mismos que condenan a Cuba porque –dicen- no respeta la “libertad de prensa”. Y que presentan como un “atentado” a dicha libertad las leyes que, en países como Venezuela o Ecuador, reservan licencias –precisamente- a los medios comunitarios.

La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía ha exigido una investigación tras la muerte, en muy pocos días, de tres presos en la cárcel de Puerto de Santa María, dos de ellos por suicidio. Nada que leamos en la prensa oficial española, la misma que llena páginas si la muerte es en una cárcel de Cuba.

En Colombia siguen cayendo líderes sociales, campesinos y de derechos humanos: 45 en los últimos tres meses, 121 el pasado año. En Brasil, era abatido hace unos días el también líder comunitario Alexandre Pereira, testigo en el caso del asesinato de Marielle Franco, concejala de izquierdas en Río de Janeiro. Muertes que solo serían noticia en los medios internacionales si ocurrieran en países como Cuba o Venezuela.

A comienzos de abril, más de 30 palestinos que participaban, de manera pacífica, en actividades de la llamada Gran Marcha del Retorno, han sido asesinados por las fuerzas israelíes. Pero en la mayoría de medios leemos que murieron en “enfrentamientos”. Si solo el diez por ciento de las noticias, artículos de opinión y tertulias que estos medios dedican a la situación en Venezuela lo dedicaran a Palestina, hace tiempo que la opinión pública aceptaría de buen grado una intervención internacional contra un estado terrorista y genocida como Israel.

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