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miércoles, 14 de noviembre de 2018

La Costosa Ocupación de Nafarroa

Ya otro día se hablará de los altos sueldos que se le paga a los que integran la casta política navarrica atrincherada en UPN, el PP y el PSOE, sueldos que se pagan con la única finalidad de tener a esta gentuza en las instituciones haciendo labor de zapa en favor de las políticas tardocolonialistas por parte de Madrid en Nafarroa, corazón mismo de una Euskal Herria, algo que ellos se empeñan en negar.

Por ahora y gracias a este artículo dado a conocer por Gara, nos concretamos a señalar el cuantioso costo que representa para los tributantes navarros el mantener una red de control -y represión- ya obsoleta ante los nuevos tiempos políticos que se viven.

Aquí la información:


La recuperación de las competencias de Seguridad Vial por parte de Nafarroa ya estaba prevista en el Plan Director de Policías. Un total de 103 policías forales son suficientes para cubrir la labor de los 220 guardias civiles adscritos a Tráfico. Este plan estima que harían falta 449 forales para sustituir al grueso de Policía española y Guardia Civil.

Aritz Intxusta

El Plan Director de Policía Foral ya previó el escenario de una recuperación plena de las competencias plenas de Tráfico y Seguridad Vial. Concretamente, fija en 103 los nuevos agentes de Policía Foral que serían necesarios para asumir la labor y calendariza ofertas públicas de empleo para sustituir a los guardias civiles destinados a esa labor. Dicho plan contempla también la posibilidad de que la Policía Foral se convierta en la única policía de Nafarroa, con las mismas competencias que Mossos o la Ertzainza, en el año 2021. De este modo, fija los plazos para ampliar la plantilla en consecuencia y cuantifica el coste de la misma. Y concluye que sacar a la Guardia Civil y a la Policía española de Nafarroa costaría 62.339.815 euros en cinco años (2017-2021). El dinero se recuperaría posteriormente con una reducción de lo que paga Nafarroa al Estado por el Convenio.

La conversión de la Policía Foral en la Policía que desarrolle su exclusividad en Nafarroa es una de las tres posibilidades que se contemplan y la más ambiciosa. Junto con ella, también se detalla una posibilidad «de supervivencia» en la que los forales se limitarían a seguir haciendo lo que han hecho hasta ahora. Para esta opción, con un coste de 18,7 millones de euros, bastaría con sacar 160 plazas (5o de ellas por el relevo generacional, 75 por el déficit estructural y 35 para poner en marcha una nueva comisaría en Erribera). Con todo, el anuncio de Uxue Barkos de que se asumirán las competencias plenas en Seguridad Vial y Tráfico hace que esta opción esté ya obsoleta.

El segundo de los escenarios planteados es el que Policía Foral asuma Tráfico y también las competencias de Medio Ambiente. En tal caso, a esa base de 160 agentes para que el cuerpo se mantenga tal cual habría que sumar los 103 puestos necesarios para controlar el Tráfico. El Plan Director habla de un «ahorro estratégico respecto a los efectivos de la Guardia Civil» del 46% (la Subsección de Tráfico cuenta con cerca de 220 agentes). La asunción de las competencias de Medio Ambiente resultaría mucho más sencilla, pues con solo 6 efectivos de Policía Foral podría sustituirse a todo el Seprona (un ahorro del 80% de los puestos). «El nivel de agentes de Tráfico y Medio Ambiente actual no será necesario equipararlo en número, sino en horas de actividad», explica el Plan Director. Por ello, expone que un despliegue centralizado evitará «duplicidades», lo que permite hacer lo mismo con menos agentes.

En suma, el coste de este escenario con Nafarroa asumiendo Tráfico y Medio Ambiente sería de 35,46 millones para dar entrada a un total 269 policías. La plantilla de Policía Foral, hoy situada en unos 1.050 agentes, pasaría a superar los 1.300.

La tercera opción sería que Policía Foral asumiera también las competencias en exclusiva en Seguridad Ciudadana. Para ello, harán falta sumar 180. Eso daría una cifra de 449 nuevos agentes, hasta completar un cuerpo de 1.500 efectivos. El Plan Director no llega a dar una cifra exacta sobre cuántos agentes de Guardia Civil y Policía española sobrarían, pero sí dice que «bajo el principio de efectividad, la asunción de competencias supone un ahorro estratégico también para la actividad de Seguridad Ciudadana, por absorción de funciones destinadas a las FCS del 64%». En otras palabras, si Policía Foral aumentara su plantilla en 180 efectivos para cubrir las competencias de Seguridad Ciudadana, se anularían 500 plazas de guardias civiles y policías españoles.

Esto no supondría la desaparición total de estos cuerpos, pues seguirían teniendo competencias en fronteras, antiterrorismo, DNI y poco más. Las mismas que hoy mantienen en Catalunya y la CAV.

Orain Bai y las «pasarelas»

El inicio de esta transformación por la asunción de las competencias de Tráfico implica plantearse de dónde saldrán esos nuevos policías. La apuesta del Plan Director es abastecerse vía ofertas de empleo. Sin embargo, UPN y PSN proponen reconvertir en forales a los guardias civiles sobrantes, activando una «pasarela» entre estos cuerpos. La abstención en comisión de dos parlamentarios de Orain Bai (Rubén Velasco y Carlos Couso) permitirá que, mañana jueves, se vote una enmienda al respecto durante la votación de la Ley de Policías.

Esta abstención sentó mal en el resto del cuatripartito, entre otras cosas, porque la Ley de Policías no trata este asunto concreto. Donde de verdad se entrará en esta cuestión es en la Junta de Transferencias entre los gobiernos navarro y español.

En respuesta a las críticas recibidas, Orain Bai difundió en los medios una versión anterior del Plan Director de Policías. En ese borrador, se cita la posibilidad de emplear pasarelas para integrar a guardias civiles y policías españoles hasta un 15% de las nuevas plazas de foral. Sin embargo, una redacción posterior cambió el borrador en este punto al que se agarra Orain Bai. La única pasarela que se fija para la Policía Foral es con Policía Municipal y, en caso de abrirse otras pasarelas, se ampliarían a todos los cuerpos policiales, no únicamente esos dos.

Ocho comisarías para sustituir a una red de 53 cuarteles obsoletos

La desmesurada presencia policial en Nafarroa, con tres cuerpos con similares competencias, se explica en un pacto incumplido por parte del Estado. Desde 1994 la Policía Foral ha ido creciendo en efectivos y ampliando su red de cuarteles: Tutera (2002), Zangoza (2005), Tafalla (2006), Lizarra (2006), Altsasu (2007) y Elizondo (2007). Solo falta por completar esta red un último cuartel para dar servicio a Erribera.

El acuerdo era que Policía española y Guardia Civil procedieran a un repliegue en consecuencia para evitar duplicidades. En 2009, se estableció un acuerdo entre Miguel Sanz y el Gobierno central para que la Policía Foral llegara a los 1.200 agentes y los otros cuerpos se replegaran. Pero el Gobierno español se negó a ponerlo en práctica agarrándose a la lucha contra ETA, pues «insistían en la necesidad de mantener efectivos de la Guardia Civil en las carreteras e investigación», según el propio Sanz.

Así, el proceso de ampliación paulatina del cuerpo no fue correspondido por la retirada de efectivos de las FCSE. En 2009 había 2.294 agentes de Policía y Guardia Civil y, este año, casi 2.600. En el caso de la Guardia Civil, su despliegue lo componen 1.820 guardias repartidos por 53 cuarteles (34 de ellos solo abren solo por la mañana). Si se traspasan las competencias, su red de 1.200 agentes rurales se sustituirá por los acuartelamientos modernos de Policía Foral, en virtud del repliegue retrasado hasta este momento.

La ineficiente gestión de recursos policiales: el caso de Sanduzeai

En Nafarroa las competencias funcionan como en las películas policíacas americanas con el FBI y la comisaría del distrito: se queda con el caso el que primero llega al lugar de los hechos. Y este método no cumple con ningún requisito de racionalidad en la utilización de los recursos.

Este año en Nafarroa ha sido particularmente negro. No había habido tantas víctimas en crímenes violentos desde el año 1996 (diez muertes) y la división en tres cuerpos de los efectivos quedó muy en evidencia. El cuestionamiento más fuerte surgió por la tardanza en salir de los agentes de la Guardia Civil de Kaseda, tras un tiroteo con tres muertos a apenas 150 metros del cuartel (ya que el acuartelamiento solo abre por la mañana y el suceso tuvo lugar por la tarde). Pese a todo, la gestión de otro crimen en el barrio de Sanduzelai refleja todavía mejor estas deficiencias.

El 5 de agosto a las 14.18 horas el teléfono de emergencias de SOS Navarra recibió un aviso por una fuerte discusión en un piso. La alerta se trasladó al Centro de Mando y Coordinación de Policía Foral y este avisó al resto de cuerpos (tal y como fija el protocolo). Los primeros en personarse fueron los municipales de Iruñea y, tras ellos, la Policía Nacional. Minutos después, aparecieron los forales. También llegaron ambulancias y bomberos.

La situación en el lugar era que un varón con antecedentes por violencia y drogas que había matado de un disparo a su suegro con el que había mantenido una fuerte discusión. Esta persona continuaba atrincherada en el piso con un arma de fuego. Se hizo preciso, por tanto, contactar con un negociador y un grupo de operaciones especiales.

La Policía Foral cuenta con especialistas en negociación y una unidad preparada para situaciones así. De este modo, el cuerpo navarro ofreció estos efectivos a la Policía española que había llegado antes, pero este último declinó la oferta. Prefirió esperar a que llegaran sus GEOS desde Madrid. Por este motivo, la operación para neutralizar al hombre y recuperar el cadáver del piso se dilató durante casi cuatro horas, esperando a la llegada de los policías madrileños.

Afortunadamente, el hombre esperó sin dañarse a sí mismo o a otras personas durante todo este tiempo. Fue detenido a las 20.40 horas. Seis horas y 20 minutos después del aviso.






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