Noticias de Gipuzkoa nos trae este reportaje en el que se detalla el estado de salud del ciclismo vasco profesional.
No es nada agradable.
Aquí la información:
A poco más de un mes para el inicio de la competición, los dorsales vascos pierden una notable presencia en el profesionalismo respecto a este cursoCésar OrtuzarCuando una historia dispone de números que la apuntalen, la certifiquen y le otorguen solidez, no suele ser el relato más bonito ni emotivo. Si un Excel, con ese aspecto frío, metódico y tan pulcro de columnas y celdas, todo tan ordenado, puede resumir lo que se percibe en un ejercicio de imaginación o en un somero repaso de memoria, la historia deja de ser una tendencia o una sensación para convertirse en un asunto serio, subrayado por las inflexibles aristas que traza la realidad. El ciclismo vasco vive un proceso de encogimiento, arrugado y achatado desde que Euskaltel-Euskadi fuera un recuerdo estupendo, parte del feliz suvenir de la memoria colectiva. De aquel vergel, un paraíso naranja, queda en el WorldTour, de pie y ondeando, una gran generación de corredores. Son la punta de lanza de un pelotón que está perdiendo peso de forma sensible en el conglomerado internacional del ciclismo, que hace tiempo que eliminó fronteras y enfatizó su carácter global.El vuelo y el brillo de Markel Irizar (Trek), Mikel Landa e Imanol Erviti (Movistar), Pello Bilbao, Omar Fraile, Ion y Gorka Izagirre (Astana), Mikel Nieve (Mitchelton), Jonathan Castroviejo (Sky) y Víctor de la Parte (CCC) no puede obviar un escenario opaco a sus espaldas. Los citados pertenecen a una generación a la que el relevo parece cada vez más complejo. Con las despedidas del icónico Igor Antón (Dimension Data) y del reciente adiós del laborioso David López (Sky), los ciclistas vascos tienen menos huella en el WorldTour, del que también se ha desprendido Beñat Intxausti. El vizcaino enlazará con el Euskadi-Murias, que junto a la Fundación Euskadi son las puertas de acceso al profesionalismo, un tránsito cada vez más dificultoso, donde asomar se asemeja a un aventura y asentarse invita a enfrentarse a un desafío colosal.Los números, puñeteros, son despiadados y revelan que el pelotón vasco ha perdido 13 efectivos para encarar la próxima campaña en las tres categorías del ciclismo en las que tiene presencia. No es una cifra menor y contribuye al pensamiento general del debilitamiento de la cantera vasca después de varios años de rosas y champán a rebufo del Euskaltel-Euskadi, nodriza del ciclismo de Euskal Herria durante dos décadas. El pelotón vasco se adentra por una carretera repleta de espinas. A las mencionadas despedidas de Igor Antón y David López después de longevas carreras, se les han de añadir las retiradas obligatorias en las otras categorías del ciclismo que no cuentan con el glamour del WorldTour y donde el desplome ha sido muy pronunciado.apenas tres altasEs en este escenario, con menor repercusión, donde se acumulan las despedidas ante la imposibilidad de progresar o simplemente enraizar en las distintos escalones del ciclismo, se impone el peso de la realidad, tan terca ella. Ricardo García, Egoitz Fernández y Jon Ander Insausti cuelgan la bicicleta después de una campaña en la Fundación Euskadi. No seguirán en el Euskadi-Murias ni Aitor González ni Beñat Txoperena. El resto es un goteo con Mikel Elorza (Inteja), Oskar Malasaetxebarria (Massi), Josu Zabala (Caja Rural) y Jokin Etxabe (Interpro). En el recuento de bajas, se significan por su lado oscuro, las de Igor Merino e Ibai Salas, ambos ciclistas del Burgos-BH. Los vizcainos abandonan el ciclismo sin honores, por la puerta de atrás, señalados por la mancha del dopaje y con sendos castigos de cuatro años sin poder competir. Salas recurrirá la sanción.El problema se intensifica en la medida en el que el reemplazo de las piezas perdidas se queda muy corto respecto a las apariciones para 2019. Salen del escaparate trece ciclistas y entran solo tres. El balance es de menos diez. Desolador. Si bien en estructuras como el Euskadi-Murias y la Fundación Euskadi prevalece por mayoría la presencia de ciclistas vascos, son apenas tres los nombres que accederán al profesionalismo. Con las plantillas prácticamente cerradas y cubiertas en todos los frentes, puesto que el arranque de la próxima campaña está a poco más de un mes vista, solo han encontrado acomodo Jokin Aranburu y Unai Cuadrado, procedente ambos del AMPO, en la Fundación Euskadi y Urko Berrade, que llega del Lizarte, en el Euskadi-Murias. El pelotón menguante.
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