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sábado, 25 de julio de 2009

Recrudecimiento de la Represión

Hay quienes usan el término "guerra sucia" para describir lo que está sucediendo en estos momentos en Nabarra con el incremento en las acciones represivas por parte de los gobiernos español y francés: secuestros, tortura, desapariciones, destrucción de viviendas, seguimientos, amenazas. Al no existir guerra alguna que pueda ser considerada limpia preferimos llamar a esto por su nombre: terrorismo de estado.

La más reciente víctima de la brutal violencia del fascista estado español denuncia lo sucedido en esta nota publicada en Gara:

Alain Berastegi: "Les respondo denunciando lo que me han hecho"

"Sé que era la Policía o la Guardia Civil. Todos sabemos quién hace este tipo de cosas". Así lo afirmó Alain Berastegi durante una rueda de prensa en la que relató el secuestro y torturas que sufrió el pasado día 17 en una zona próxima a Irunberri. Poco después, la Delegación del Gobierno español en Nafarroa dijo desconocer los hechos denunciados en el Juzgado de Agoitz por este joven de Arbizu, que fueron publicados ayer mismo por este diario.

IRUÑEA-. Visiblemente nervioso todavía al revivir su secuestro y tortura, Alain Berastegi relató en un céntrico hotel de la capital navarra las agresiones físicas y las amenazas que sufrió el día 17 en una zona montañosa próxima a Irunberri por parte de un grupo de hombres "armados hasta los dientes y encapuchados".

En su comparecencia ante un escaso número de medios de comunicación, este joven de Arbizu estuvo acompañado de la abogada Amaia Izko, que es quien ha interpuesto la denuncia judicial; Fran Balda, alcalde en funciones de Arbizu; Marisa López de Samaniego, cuñada de Jon Anza; Josu Jiménez, en representación del movimiento pro amnistía, y Xanti Kiroga, de la izquierda abertzale.

Primero en euskara y después en castellano, Berastegi aportó numerosos datos de su secuestro y torturas en la tarde-noche del viernes de la semana pasada, la mayoría de los cuales ya aparecían recogidos en la edición de GARA de ayer.

"En cuanto me bajé del coche en el que me llevaron por una pista, me dijeron que me tirase al suelo, me vinieron encima, me maniataron y me sacaron todo lo que tenía en los bolsillos: la cartera, el móvil, las gafas que tenía puestas, un metro y una carpeta para coger apuntes. Ahí empezó el infierno de siete horas que tuve que pasar".

Además de golpes, intentos de asfixia y amenazas para que colaborase con ellos, también sufrió humillaciones e insultos: "Me dijeron frases como que ellos eran dios para mí y que yo era una mierda y no iba a existir más. Visto el panorama que había allí, uno se puede imaginar cómo me podía sentir".

Recordó que, durante las siete horas aproximadamente en que estuvo secuestrado, en un momento dado le mostraron un maletín lleno de dinero. "Me dijeron que colaborase con ellos, que lo primero era mi seguridad, que me iban a dar todo lo que quería y que mi vida iba a ser muy diferente si les decía que no o si les denunciaba. Me repitieron que si les denunciaba iban a arruinarme la vida a mí y a mi familia, que me iban a meter a la cárcel de por vida y que tenía que colaborar sí o sí. Aunque se me hacía duro en el momento, yo les dije que no", explicó.

Otra cita en Valtierra

Si bien no pudo concretar la hora con exactitud, este joven calculó que le dejaron en libertad sobre las dos de la madrugada, casi siete horas después de que le hubieran trasladado al monte, "junto a unas bordas", con la excusa de que le iban a encargar la reparación de una de ellas.

Antes de que el grupo de hombres armados y encapuchados se fuesen, le hicieron otra cita para el día 22, el pasado miércoles, en Valtierra: "Me dijeron que era para hablar otra vez con ellos y colaborar. No sabían en qué ámbito, pero colaborar. Por supuesto, no aparecí a la cita".

Un día más tarde recibió en su teléfono móvil alguna llamada, a la que no respondió, y también le escribieron algún mensaje reiterando que colaborase con ellos. "Yo les respondo con la denuncia que he interpuesto y denunciando esto en público. Lo denuncio -explicó- por todo lo que me han hecho y para que no tenga que vivir esta situación ningún ciudadano vasco ni ningún ciudadano del mundo".

Preguntado sobre los motivos por los que cree que fue secuestrado y torturado, este ex preso político respondió: "Supongo que es porque yo me muevo en un entorno abertzale y tengo ideas de izquierdas".

A continuación, Josu Jiménez hizo una valoración política de estos hechos y los enmarcó dentro del "nuevo terrorismo de Estado" que el movimiento pro amnistía viene denunciando desde hace meses, y que se incluye, como resaltó, en la "estrategia represiva" de los gobiernos de Madrid y París contra el movimiento independentista vasco.

En esa estrategia incluyó la política penitenciaria y la dispersión de los presos políticos a cientos de kilómetros de sus casas; la aplicación de "la tortura y los malos tratos" a los detenidos; las leyes de excepción que ilegalizan formaciones políticas; el apartheid en las instituciones; la "persecución de la juventud y de todas aquellas personas que optan por el proyecto independentista"; la persecución "obsesiva" de las fotos de los represaliados, y la prohibición de actos en su memoria y en favor de sus derechos.

"Esto último lo hacen -aseguró- porque sus rostros dejan en evidencia la existencia de un conflicto político sin resolver en la Europa del siglo XXI".

El recuerdo de Jon Anza

Josu Jiménez recordó otros casos similares a los relatados por Alain Berastegi, como los de Juan Mari Mujika o Lander Fernández. "En estos casos hemos podido escuchar sus testimonios. Si conocemos lo que han hecho con ellos, no nos queremos ni imaginar lo que le haya podido ocurrir a Jon Anza", remarcó en nombre del movimiento pro amnistía.


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