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martes, 9 de octubre de 2018

Entrevista a Marian Beitialarrangoitia

Tras el desembarco sociata comandado por Pedro Sánchez es bueno reflexionar acerca de la siutación política en el estado españo, es por ello que les compartimos esta entrevista a Marian Beitialarrangoitia que ha sido publicad por Deia:


Con “más gestos que hechos”. Así ve la diputada de EH Bildu Marian Beitialarrangoitia (Legazpi, 1968) a un Ejecutivo español sobre cuyo futuro no se atreve a apostar

Jurdan Arretxe

¿Cómo explica la situación de Madrid?

-En parte tiene que ver con la ruptura del bipartidismo que los dos grandes partidos no han sabido encajar. Venimos de más de un año de gobierno en minoría de Rajoy y una mayoría que apostaba por cambiar las políticas de recortes de la mayoría absoluta. Tendría que haber sido fácil incluso en ese periodo crear otras confianzas, pero ahora tampoco se está haciendo. Quizá el PSOE cree que queda muy feo que alguna otra formación forzara la caída del Gobierno, pero está en una situación de debilidad aritmética parlamentaria muy compleja. Está siendo incapaz de hacerlo porque está temeroso de tratar de implementar políticas diferentes al PP, sin aclarar si quiere cambios de matiz o marcar diferencias con el PP.

¿Ve a un PSOE de gobierno o más proclive a unas elecciones?

-En permanente campaña electoral desde el primer día, que se confirmó más con el cambio del CIS de trimestral a mensual. No se puede gobernar así. Le veo más intentando ganar enteros de cara a las elecciones, con más gestos que hechos.

¿Cómo interpreta los audios del excomisario Villarejo?

-La foto de esa cena que se grabó demuestra lo que algunos denunciamos durante muchos años: el funcionamiento de la Audiencia Nacional española, esas cloacas y esos personajes cuanto menos dudosos que buscan objetivos políticos, y la realidad de que en esas cloacas hay gente con pocos escrúpulos que hoy te tiene por amigo y mañana, por enemigo; hoy te ayuda a hacer las maniobras que quieres realizar y mañana te descubre. No sé si habrá delito en lo que se dice, incluso asumiendo que los audios pueden estar manipulados y recortados, pero no le dejan en buen lugar a la nueva ministra (Dolores Delgado) ni al Gobierno que se definía como feminista.

¿Se están recuperando el PP y C’s?

-C’s todavía está descolocado. La moción de censura le dejó en una posición incómoda, porque se veía como el acicate de PP y PSOE, ganando votos por ambos lados. Que el PP pase a la oposición y la elección de Pablo Casado le mueven la silla a Albert Rivera. Tenemos dos clones ante los que la ciudadanía conservadora española prefiere el original antes que la copia. Al PP se le ha dado por perdido demasiado rápido y lamentablemente, no lo digo porque lo desee, va a dar más de un susto.

¿Y Podemos?

-Es curioso porque en Vistalegre II dejó de lado el posicionamiento de Errejón, más pragmático y de acercarse al PSOE, y está haciendo eso en la práctica. Podemos está en una situación difícil, porque dejar que el Gobierno de Sánchez caiga le puede restar muchos apoyos y sabe que esta oportunidad le interpela continuamente. En cuanto a otras cuestiones que dijeron en campaña y que en el caso de Euskal Herria tienen que ver con el derecho a decidir, lo que les llevó a tener muchos votos, les veo retrocediendo por ese planteamiento excesivamente ambiguo en Catalunya.

¿Y qué hacen en este escenario dos diputados de EH Bildu?

-Primero, jugar la partida, porque todos los diputados cuentan con esta aritmética. Todas las posiciones se hacen valer, EH Bildu también las suyas. Este escenario es paralelo al debate de la Ponencia de Autogobierno en Gasteiz, donde ha habido un acuerdo de bases muy importante. De cara a hacer valer la posición de la ciudadanía vasca, de intentar sincronizar el deseo del derecho a decidir con el proceso catalán y dar cabida a lo que se debate en el Parlamento Vasco, EH Bildu tiene un papel importante que jugar.

¿Le preguntan compañeros de hemiciclo por ese Nuevo Estatuto?

-Algo por encima, pero no demasiado. Están más preocupados con el tema del Cupo, el Concierto y la financiación autonómica. Hay muchos representantes en Madrid cuya mayor preocupación es la escasa financiación de las CC.AA. Nuestra labor en los últimos tiempos ha estado más encaminada a explicar por qué tenemos un Concierto, por qué tenemos una situación diferenciada, cómo responde a un momento histórico como 1978 y a las necesidades del sistema para que una parte de la ciudadanía vasca aceptara lo que se estaba cocinando entonces sin que tenga relación con la falta de financiación que hoy tienen otras comunidades, que es real y que ni PP ni PSOE tienen intención de abordar a corto plazo.

Están quedando como los únicos que no han lanzado un ultimátum a Sánchez. ¿Qué tal con el PSOE?

-Tanto el Grupo Parlamentario como el Gobierno son conscientes de que están en franca minoría, y cuentan los votos semana a semana. Necesitan estar muy cerca de los 350 diputados para saber cómo van a ir las cosas. Hay un cambio de actitud de mayor diálogo, de mayor contraste de los temas, dar más explicaciones de lo que se propone y de querer saber la opinión de EH Bildu, aun sabiendo que en esa aritmética parlamentaria los votos de EH Bildu no son tan decisivos. El PSOE quiere cuantos más apoyos mejor y en el trato se nota la diferencia. Esperamos que más allá del trato se note en las políticas. Está muy lejos.

Por ejemplo, la política penitenciaria. ¿Le ha decepcionado el paso del verano sin apenas novedades?

-Evidentemente. Es un tema del que se habla con el PSOE desde hace mucho tiempo, ahora también con el Gobierno español. Si no secretismo, este tema sí pide discreción, porque sobre todo en Madrid es difícil superar un clima en el que durante años se ha utilizado la política penitenciaria como política antiterrorista. Percibo al Gobierno y al PSOE queriendo dar pasos muy poquito a poco, midiendo las reacciones. El ministro del Interior ha estado cuatro veces hablando de este tema en el Congreso sin decir nada, y creo que PP y Ciudadanos van a utilizar este tema para desgastar al Gobierno aunque no dé pasos. Si el Gobierno cree que hay que cambiar la política penitenciaria, debería dar pasos ya, porque la crítica desmedida la va a tener igual, y porque su partido en Euskal Herria hace tiempo que transita junto a otras fuerzas un camino para conseguir otra política penitenciaria.

¿Le ve futuro a Sánchez o huele a elecciones?

-Soy bastante mala haciendo apuestas, pero le veo intentando aguantar hasta 2020 o, al menos, hasta que pasen las elecciones de mayo, pero estamos en un ambiente enrarecido y convulso, en el que todo se sabe y todo se filtra sin saber qué más tienen Sánchez y su Gobierno bajo la cama. Creo que su intención es aguantar lo máximo posible. Con esa política de gestos intenta mejorar la percepción sobre el PSOE para tener más apoyos. Además, no hay que olvidar la trayectoria de Sánchez, que cuando todos le dan por muerto resucita. No le daría por finiquitado tan rápido, aunque en unos días podamos estar en un escenario de adelanto electoral.

El ultimátum de Torra ha provocado tensiones en el bloque soberanista catalán. ¿Cómo lo viven?

-Muy de cerca y con mucho respeto, sin interferir. Más allá de las desavenencias que pudieron producirse por las formas de Torra al expresar ese ultimátum, es de entender que se le solicite a Sánchez que aclare a qué juega. No puede ser por la mañana socio del 155 y por la tarde hablar del proceso quebecois. A las palabras le acompañan los hechos. También cuando se piden las transferencias, en las que llevamos 39 años de retraso, y otro tanto con el derecho a decidir. Entiendo que lo tiene difícil: quiere sacar políticas sociales con quienes apuestan por el derecho a decidir, distanciándose de PP y C’s, pero a la vez quiere poner delante de todo eso la unidad de España de la mano de PP y C’s. Sorber y soplar a la vez, difícil.

¿Cómo valora la situación catalana?

-Hay quien quiere vender la imagen de una sociedad enfrentada, ocultando una realidad de fondo que es el derecho a decidir su futuro que tiene la ciudadanía, y luego ya veríamos si opta por la independencia. Por otra parte, veo al movimiento independentista un año después del 1-O en un tránsito que intenta darle al vuelta a los perjuicios del 155, dar cauce a lo que la ciudadanía decidió y resituarse en este contexto para ensanchar la base independentista. Ahí veo divergencias y que las cosas no son fáciles. Además del convencimiento y el apoyo de la calle, la unión de los elementos independentistas ha sido clave y creo que son los primeros que están interesados en recuperarlo, aunque públicamente parezca lo contrario.

El próximo mayo hay previstas elecciones municipales, forales, autonómicas y europeas. ¿Los ritmos de Madrid y Barcelona se frenarán o se acelerarán?

-Los procesos electorales normalmente no ayudan a que las cosas se hagan con cabeza, pausa y clave constructiva. Afloran en exceso los intereses partidistas y este ambiente convulso, de acoso y derribo, y el ruido irán a más. Todavía subirán algunos enteros, lo que no es positivo.

¿Qué supondría añadir unas generales a ese domingo de mayo?

-Una mezcla absoluta de todo. A algunos partidos, más estatales, les interesaría eso;pero a los partidos en los que el ámbito municipal y el foral nos es de suma importancia traería que, de cara a grandes medios y grandes titulares, quedara diluida esa realidad. No creo que a partidos de territorios concretos como el nuestro nos interese, porque prevalecería lo estatal sobre el resto, en detrimento de otras tantas políticas que a nuestra ciudadanía le interesan.






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