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miércoles, 6 de noviembre de 2019

Víctimas Otánicas de la OTAN

Desde la página de inSurGente traemos a ustedes este reporte acerca de los 'efectos colaterales' causados por la brutal agresión imperialista de finales del siglo pasado en contra de Serbia.

Lean ustedes:


La semana pasada un tribunal francés condenó al Estado a indemnizar a un gendarme, Henri Friconneau, que contrajo cáncer cuando en 1999 le enviaron a Kosovo con el pretexto de investigar los crímenes que estaban cometiendo los serbios.

Como consecuencia de los bombardeos de la OTAN con munición de uranio, el gendarme contrajo cáncer, lo que le llevó a la tumba. Le enviaron a investigar unos crímenes pero se encontró con otros: los que estaban cometiendo los imperialistas contra los serbios.

La historia convierte a los victimarios en su contrario, por más que el mundo se empeñe en mirar hacia otro lado. El propio gendarme, que formaba parte de la expedición de castigo imperialista contra Serbia, pasó a victimario a víctima.

Lo mató la OTAN y su viuda será indemnizada, pero ¿quién indemnizará a los serbios? Incluso, ¿quién indemnizará a los kosovares que fueron a salvar y también son víctimas de su propio rescate?

Dentro de poco, los medios callarán este mismo tipo de noticias referidas a Siria y nadie se acordará entonces, como tampoco nadie se acurda ahora de Kosovo, de los farsantes y los tramposos que calificaron a Bashar Al-Assad y su gobierno de “carniceros” y aplaudieron y justificaron los crímenes imperialistas en Oriente Medio.

Durante los 78 días que duró la Operación Ángel de la Caridad, la OTAN lanzó 15 toneladas de uranio empobrecido en siete lugares del sur de Serbia, principalmente en los alrededores de Vranje y Bujanovac, y casi 20 toneladas en 105 lugares de Kosovo, en particular en los alrededores de Prizren y Pec.

Recientemente los expertos han anunciado que para el año que viene hay que esperar una explosión de enfermedades malignas entre los ciudadanos de Serbia y Kosovo Metohija, como resultado del uso de municiones con uranio en 1999.

Las bombas de uranio también se han utilizado en Somalia y el Golfo Pérsico. Incluso en Bosnia-Herzegovina hay localidades, como Hadzic, que siete años después de los bombardeos de la OTAN ya habían perdido casi la totalidad de su población, a causa de la proliferación de enfermedades cancerosas.

En Serbia las estadísticas médicas van mostrando un aumento de la mortalidad por carcinomas y alteraciones congénitas, tanto en las personas como en los animales. En determinados países los crímenes de la OTAN no se han podido tapar porque “afortunadamente” la radiación también alcanzó a las tropas de países como Alemania o Italia.

Las bombas que llaman “de uranio empobrecido” proceden del reciclaje de los residuos radiactivos de las centrales nucleares, cuyo almacenamiento causa un problema de muy difícil resolución. Los países del mundo que acumulan mayor cantidad de residuos son los más nuclearizados, sobre todo Estados Unidos. Como el coste de mantenimiento de dichos residuos es gigantesco, lo que hace el Pentágono es deshacerse de una parte de ellos, lanzándolos a terceros países en forma de bombas.





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