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domingo, 3 de noviembre de 2019

Vascos Parlamentarios

Traemos a ustedes una semblanza histórica que Gara ha confeccionado para dar cuenta de las participaciones de los representantes del pueblo vasco que han llevado sus reivindicaciones al propio corazón de la bestia.

Vean:


No están todos los que son, pero sí son todos los que están. Desde hace más de cuatro décadas, los parlamentarios y parlamentarias elegidos por las cuatro circunscripciones de Hego Euskal Herria han dejado momentos para el recuerdo desde la tribuna del Congreso de Madrid. Aquí recogemos unos ejemplos.

Imanol Intziarte

Son ya más de cuatro las décadas en las que parlamentarios y parlamentarias de Hego Euskal Herria han subido a la tribuna de oradores del Parlamento de Madrid. En estos tiempos de viralidad en la redes sociales, enseguida disponemos del vídeo de rigor con tal o cual gesto, tal o cual rifirrafe, tal o cual protesta. A veces se acumulan, se pisan, y no consiguen dejar poso en nuestra memoria. Pero no siempre fue así.

Allá por 1977, antes de las primeras elecciones a las Cortes españolas, las conversaciones entre la izquierda abertzale y el PNV para presentarse conjuntamente no llegaron a buen puerto. Los jeltzales prefirieron compartir lista al Senado con el PSOE en el llamado Frente Autonómico. La izquierda abertzale optó por la abstención.

Sí se presentó Euskadiko Ezkerra (EE), unas siglas que actualmente aparecen como coletilla en la marca PSE-EE. Pero entonces aún faltaban aún 16 años para la unión. EE obtuvo un diputado por Gipuzkoa, Francisco Letamendia, Ortzi.

Letamendia era un grano incómodo cada vez que subía al estrado. La formación en el Gobierno, la UCD de Adolfo Suárez, ideó una estrategia para silenciarle, pasando algunos de sus diputados al Grupo Mixto. El 8 de noviembre se celebraba un pleno sobre «orden público». Manuel Fraga, ex ministro franquista, era el portavoz de Alianza Popular, antecesor del PP. Acusó a Letamendia de haber acudido al primer congreso de «la asociación ilegal HASI», una de las organizaciones fundadoras de Herri Batasuna (HB).

Letamendia vio el resquicio para pedir la palabra «por alusiones» y, alzando el puño izquierdo, destacó que en dicho congreso un nutrido grupo de jóvenes gritó «Gora Euskadi Askatuta! Gora Euskadi Sozialista!». La imagen y la proclama tuvieron una amplia difusión. Acto seguido, presentó su dimisión reivindicando «una democracia de verdad».

Damos un salto de 18 años para plantarnos en 1995. Jon Idigoras vivía su tercera legislatura como diputado de HB. Seis años antes estaba entre el grupo de electos y perdiodistas que cenaba en un hotel madrileño cuando dos pistoleros terminaban con la vida de su compañero Josu Muguruza y herían de gravedad a Iñaki Esnaola.

En 1995, entre escándalos de guerra sucia y corrupción, Idigoras no dejó títere con cabeza. Comenzó afirmando que «desde la Corona hasta la Guardia Civil están implicados de una u otra manera en la corrupción» porque «son las estructuras del Estado las que están contaminadas. No es un sarampión juvenil, es una auténtica epidemia. El problema es este sistema heredero del franquismo». También denunció que «ustedes han dado vía libre al ejercicio de las torturas» y aseveró que «quienes se lucran con la violencia son quienes menos interesados están en que acabe».

Lo remachó con una frase que aún se recuerda, «sacad vuestras sucias manos de Euskal Herria, apestan. Déjennos vivir en paz, déjennos decidir», antes de abandonar el estrado al grito de «Gora Euskal Herria askatuta!».

Portazo al lehendakari Ibarretxe

Viajamos otra década y llegamos al año 2005. El 1 de febrero, el entonces lehendakari Juan José Ibarretxe, llegaba al edificio de la Carrera de San Jerónimo para reivindicar el derecho a decidir de la ciudadanía vasca. Lo hacía llevando bajo el brazo la propuesta de un nuevo Estatuto que contemplara esta premisa, el bautizado como «plan Ibarretxe».

Lo hacía con la reticencias de su buena parte de su partido, el PNV –e incluso el rechazo absoluto de ciertos líderes– y la desconfianza de la izquierda abertzale, que le había dado tres síes y tres noes en la Cámara de Gasteiz.

Ibarretxe subió a la tribuna y anunció que había llegado a las Cortes Generales «a defender el derecho del pueblo vasco a decidir su futuro. Euskadi no es una parte subordinada del Estado español». Ni PSOE ni PP quisieron saber nada del asunto. El entonces presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, sentenció que «si vivimos juntos, juntos debemos decidir», diluyendo la voluntad de la ciudadanía vasca en la mucho más numerosa población española. El lehendakari apuntó que antes de eso «debemos decidir vivir juntos», pero fue como toparse con la pared. «Usted no es competente para convocar un referéndum, como no lo es para operar de apendicitis», espetó al lehendakari el líder del PP, Mariano Rajoy.

La votación se saldó con un sonoro portazo, 313 noes y solo 29 síes. El derecho a decidir ni siquiera mereciera ser tratado en el Congreso español. ¿Cuál iba a ser el siguiente movimiento de Ibarretxe? «Cumpliré mi palabra, pase lo que pase este camino no tiene vuelta atrás», había anunciado antes de ir a Madrid. Pero la consulta a la ciudadanía se guardó en un cajón, en el que sigue cogiendo polvo. Ibarretxe no quiso, no pudo o no le dejaron sus propios compañeros jeltzales, y se limitó a convocar nuevas elecciones.

Más recientes en el tiempo son las perlas oratorias de Sabino Cuadra, diputado entre 2011 y 2015 por Amaiur, germen de EH Bildu. En octubre de 2013, el electo navarro utilizó un debate sobre la apología del franquismo para censurar la «injusta Justicia» española y el «guante de seda para el GAL», exhibiendo un tríptico con las fotos de Joxean Lasa, Joxi Zabala y Enrique Rodríguez Galindo.

Constitución rasgada

Casi dos años más tarde, en setiembre de 2015, Cuadra volvió a levantar una polvareda en un debate sobre el modelo territorial español, con la crisis catalana como fondo. En ese momento dado, con una camiseta con la estelada, comenzó a arrancar páginas de una Constitución que portaba en la mano, mientras apuntaba que «la solución tiene que ir por que estos artículos desaparezcan de aquí y haya un reconocimiento claro y directo de la voz y la palabra de Catalunya, Euskal Herria y Galicia». Y lo remachó con un «Visca Catalunya Lliure!».

Con un perfil muy diferente, el que en las últimas legislaturas se ha labrado fama de orador de lengua afilada ha sido el jeltzale Aitor Esteban. De hecho, en alguna ocasión ha llegado a ser premiado por los periodistas que cubren la información parlamentaria. Uno de sus «momenticos» fue el duelo de rimas con Rajoy en el pleno de investidura en octubre de 2016. Esteban reprochaba al candidato del PP su falta de «gestos» hacia el PNV y lo resumió con una adaptación libre del refranero: «Si bien me quieres, Mariano, da menos leña y más grano». El expresidente, político hábil con un micrófono delante, le replicó como si se tratara de una ‘batalla de gallos’ entre raperos: «Si quieres grano, Aitor, te dejaré mi tractor». El episodio escenificó el compadreo entre ambas fuerzas, roto luego abruptamente con el apoyo del PNV a la moción de censura.






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