Desde Noticias de Navarra traemos a ustedes la segunda parte del ensayo con el que Javier Elzo sitúa a Euskal Herria dentro del panorama internacional actual.
Disfruten la lectura:
Euskal Herria con identidad propia y plural. Futuro próximo (II)
Javier Elzo | Catedrático emérito de SociologíaEuskal Herria en el actual contexto planetario. Quiero señalar, de entrada, que en el artículo anterior cometí un error al escribir que los vascos conformamos algo más de 2,300 millones, cuando en realidad en la CAV, Navarra e Iparralde somos del orden de tres millones de personas, y asentados a lo largo y ancho del mundo del orden de 10 millones. Añado hoy que, además, nos cuesta ponernos de acuerdo a la hora de definirnos como pueblo: Euskadi y Navarra; Comunidad Autónoma Vasca, Comunidad Foral de Navarra e Iparralde; Baskonia; Euskal Herria denominación con la que me he quedado. En consecuencia, nos cuesta decir cuántos somos en los siete (o seis) territorios históricos vascos. De ahí la primera cuestión:
¿Quién es vasco?
La cuestión de quién es vasco puede tener muchas lecturas. Me detengo aquí, por razones de espacio, en una sola: la jurídico-legal. Vasco sería toda persona que simplemente reside habitualmente en el País Vasco. Es lo que le permite acudir a emitir su voto por poco que haya regularizado su situación administrativa. Es evidente que hay muchas personas que residen en el País Vasco, por diversas razones, incluso desde hace mucho tiempo y no se sienten vascos. Es su derecho más básico que hay que respetar. Así mismo hay personas que no residen físicamente en la Comunidad Autónoma Vasca pero que se sienten y se dicen vascos. También en este supuesto las razones por las que no residen en la CAV pueden ser muy distintas: por razones de trabajo, por haber emigrado a otros lares, sin olvidar a los que, por la acción de ETA, hubieron de salir de Euskadi.
Pero esta definición-delimitación de lo vasco a lo meramente administrativo, lo que es mucho limitar, es todavía subrayada en su limitación cuando se nos dice que, tampoco administrativamente, tenemos capacidad de decidir, de ejercer nuestra parcela de soberanía (más que en el marco del Estatuto de Gernika, que no es poco, pero que, más de cuarenta años de su aprobación, no se ha completado) pues, en última instancia, esta soberanía, dicen, y entre ellos el propio Rey, reside exclusivamente en las Cortes de Madrid. Arguyen, entre otras razones, que unos pocos, los vascos, no pueden decidir lo de todos los españoles. De acuerdo, pero 1º: ¿por qué no permitir preguntar, si así lo demandan, a los habitantes de la CAV, de Navarra y de Iparralde, ¿cuál sería su fórmula preferida de relación con los estados español y francés? y 2º: ¿por qué no hacer uso del principio de subsidiaridad en la aplicación de las competencias, siendo cada entidad soberana en ellas? Pues por una razón muy sencilla: no se acepta que la CAV, Navarra e Iparralde puedan ser un sujeto político con capacidad, no de decidir, sino ni siquiera de expresar qué relación desean mantener con, o en, los estados español y francés. Este empecinamiento hace que muchos vascos, muchos vascos que se sienten vascos, rechacen la idea de decirse y sentirse españoles o franceses.
Sobre el sentimiento de pertenencia
La no muy lejana votación por la independencia de Escocia se saldó con un reajuste a favor del ejercicio de la nacionalidad escocesa, aún bajo el estado británico. Esta solución no me desagrada, a condición de que Euskal Herria puedan expresarse, como lo hizo Escocia, y participar en algunas instancias europeas (no solamente deportivas) como tales. Pero si el Estado español se opone al deseo de los vascos de expresarse cómo quieren que sea su relación con España, con Francia y, de hecho, con la UE, están legitimando y afianzando la apuesta de quienes sostienen la necesidad de que el País Vasco se constituya en estado. Lo que ha llevado, por ejemplo, estos últimos años a muchos catalanes (una ligera la mayoría hoy) a decir que no les queda otra salida que la independencia y a luchar por el Estado catalán.
Lo que sucederá en Euskadi, en ese orden de cosas, está por ver. En la actualidad, la demanda de independencia es tan escasa como lo es el sentimiento de considerarse español. Las dos cosas. No se olvide ninguna de las dos. Además, bajo la reiterada afirmación de que la soberanía reside exclusivamente en el Parlamento español (lo que es falso pues ya el Parlamento español comparte esa soberanía con el europeo), muchos vascos decimos: "Ni euskalduna naiz", "yo soy vasco", "I am basque"..... Es lo que, en última instancia, explica la resiliencia de algunas naciones sin estado a no diluirse en el magma del demos universal, en este caso, español, francés y europeo.
El futuro de Euskadi como nación depende de muchos factores que desarrollaré en el quinto artículo. Hoy quiero, aquí, resaltar uno. No el más importante, quizás, pero de su resolución depende su futuro. Dada la baja tasa de natalidad en Euskadi, aunque ha subido al 1,8 por mujer, es necesario que necesitamos la aportación de inmigrantes. El País Vasco es una sociedad pluralista y plural. Pluralista entre nosotros, los autóctonos, pues no todos pensamos lo mismo, plural con los que vienen a vivir con nosotros. Pero, además, es preciso que las personas que acojamos amen también nuestro país, lo que exige que los veamos como personas que nos enriquezcan en la diversidad, lograremos crecer juntos y que ellos también digan "ni euskalduna naiz". Nos va en ello el futuro de la nación vasca.
Algunos valores a potenciar para la formación de una Comunidad Vasca Global
Trabajamos en el i-Talde de Valores de Innobasque durante dos años en una primera propuesta de valores que se publicó con el título de Hacia una sociedad vasca 2030 basada en valores innovadores (edita Innobasque, 2010 en Zamudio). Trabajamos a partir de dos premisas básicas: que sean pocos valores, para que la sociedad pueda fácilmente conocerlos e interiorizarlos, y que sean lo suficientemente genéricos para que en su desarrollo puedan adaptarse las diferentes realidades de Euskadi. Los valores propuestos para el impulso de una sociedad vasca innovadora que fomente el espíritu emprendedor y la creatividad son los siguientes:
~ El conocimiento como el recurso clave, la principal materia prima.
~ La cooperación, filosofía sobre la que se asienta el trabajo y las relaciones entre los agentes sociales.
~ Apertura al cambio, como la actitud necesaria para aplicar el conocimiento adquirido y desarrollar nuevo conocimiento.
~ La globalización, es decir, mentalidad y visión para actuar en un entorno global.
Además de definir y profundizar en la propuesta de estos valores, en el documento explicitamos los comportamientos que deben de ir asociados para que se incorporen a la gestión de nuestras actividades de cada día. Igualmente, definimos cuáles son los motores y los frenos que deberemos gestionar en este proceso de cambio, y desarrollamos propuestas de acción para fomentar estos valores en Euskadi, a la vez que definimos el camino a recorrer.
Creo que aquel trabajo tiene vigencia en nuestros días. Aunque evidentemente no todos los vascos, como sociedad plural que somos, apoyamos en nuestra vida los mismos valores. De ahí que posteriormente hemos trabajado en una tipología de vascos según sus valores, atendiendo a una larga lista de valores que les propusimos. Los dos próximos artículos versarán sobre esta tipología de valores, el primero de forma descriptiva y el segundo como análisis de la sociedad vasca a tenor de cinco grupos o tipos de vascos según sus valores dominantes.
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