Imaginen cuan insultante ha sido la declaración de Alberto Alonso, titular de Gogora, en contra de la memoria de Jon Paredes 'Txiki' y de Ángel Otaegi que el mismísimo Iñigo Urkullu, otrora lehendakari de la CAV, ha salido a enmendarle la plana.
Lean ustedes lo publicado por Naiz:
Urkullu recuerda que Txiki y Otaegi son «víctimas reconocidas oficialmente» y pide respeto
El lehendakari Iñigo Urkullu ha subrayado que Txiki y Otaegi «son dos víctimas reconocidas oficialmente por el Gobierno Vasco» y que, en esa medida, «merecen respeto», lo cual «implica, entre otras cosas, omitir valoraciones que afecten a su condición de víctima, la cuestionen o pongan en duda».En una reflexión realizada a la agencia Europa Press, Iñigo Urkullu ha salido al paso de la polémica surgida en torno a la memoria de Jon Paredes Manot, Txiki, y Ángel Otaegi, últimos fusilados del franquismo junto a los miembros del FRAP José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz y Humberto Baena.
El Ayuntamiento de Zarautz, gobernado por PNV y PSE, retiró una lona de grandes dimensiones que se había desplegado en el muro de Santa Bárbara y, el pasado martes, cientos de vecinos volvieron a exhibirla en el barrio de Azken Portu.
Sortu, en un comunicado, censuró la postura del Ayuntamiento y su «falta de reconocimiento» a «dos luchadores vascos contra la dictadura franquista». «Sortu denuncia la actitud mostrada por PNV y PSE-EE con la memoria de Txiki Otaegi. Los dos fueron reconocidos como víctimas por el Gobierno del lehendakari Iñigo Urkullu en 2012. Era del PNV ese gobierno, como el de Zarautz», subrayaba el texto, para llamar también a participar en el acto nacional que la formación independentista celebrará el 27 de septiembre en el Anaitasuna de Iruñea.
La polémica creció posteriormente con las inaceptables declaraciones del director del Instituto Gogora, Alberto Alonso, que afirmó que Txiki y Otaegi «no son luchadores por la libertad» y que «luchaban contra la dictadura, pero utilizando las mismas herramientas que utilizó la dictadura, que era la violencia, el terror y el miedo».
En medio de esta polémica, Iñigo Urkullu ha reaparecido para destacar que se trata de un tema «muy sensible» que, desde el Gobierno del que fue lehendakari, intentaron «gestionar con la mayor delicadeza posible en el objetivo del respeto a los Derechos Humanos y a la Memoria como guía para los pasos en la normalización de la convivencia política y social en Euskadi».
«Es, además, una cuestión con aristas todavía hoy en día y que necesita el máximo rigor posible para las interpretaciones que desde prismas diferentes se hacen y se hagan», apunta.
En este sentido, recuerda que Txiki y Otaegi «son dos víctimas reconocidas oficialmente por el Gobierno Vasco, mediante la normativa que fue construyéndose entre 2011 y 2020 para la reparación y reconocimiento de las víctimas de violencia estatal ilícita».
«En la medida en que son víctimas de vulneraciones de derechos humanos, merecen respeto. Ese respeto implica, entre otras cosas, omitir valoraciones que afecten a su condición de víctima, la cuestionen o pongan en duda. De igual manera, el respeto que merece cada víctima, toda víctima, la apropiación partidaria de su memoria que se haga –sin entrar en consideraciones sobre la misma– no debería ser compatible con su instrumentalización política para el enfrentamiento», asegura.
Por ello, considera que «merece la pena una constante reflexión sobre cómo todas y todos consideramos a cada, a toda, víctima habida; al reconocimiento de las mismas desde la injusticia del daño causado; y al compromiso con la memoria basada en el respeto a los derechos humanos que a cada ser deberían haber asistido y asisten».
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