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domingo, 7 de noviembre de 2021

Lecciones del 'Hombre de Loizu'

El suelo y el subsuelo de Euskal Herria siguen aportando datos antropológicos importantes acerca de la evolución y las migraciones de los distintos grupos humanos que hicieron su camino por el territorio de Europa.

Así pues, desde Naiz, traemos a ustedes este reportaje acerca de lo encontrado en el yacimiento navarro de Erro:


La muerte del ‘Hombre de Loizu’ abre una línea sobre el uso de arcos hace 11.700 años

El Gobierno de Nafarroa ha presentado este sábado los primeros resultados de la investigación de los restos hallados en marzo. El cuerpo pertenece a un varón con una edad estimada entre 21 y 23 años, una estatura de entre 1,60 y 1,65 metros, y un peso estimado de 50 a 55 kilos.

La Dirección General de Cultura del Gobierno de Nafarroa ha presentado los primeros resultados de la investigación de los restos del conocido como ‘Hombre de Loizu’, cuyo hallazgo en la cueva de Errotalde se hizo público el pasado mes de marzo.

En el acto, que se ha llevado a cabo en el Planetario de Iruñea, se ha destacado el «excelente estado» del cuerpo depositado en la caverna hace 11.700 años, algo que permite «una amplia batería de estudios», algunos ya finalizados y otros todavía en proceso, según han destacado Pablo Arias Cabal, catedrático de la Universidad de Cantabria e investigador principal del proyecto, y Jesús García Gazólaz, arqueólogo de la Dirección General de Cultura.

Se trata de un varón con una edad estimada entre 21 y 23 años, una estatura de entre 1,60 y 1,65 metros, y un peso estimado de 50 a 55 kilos. Además se ha podido deducir que fue una persona con una intensa actividad física en vida, y hay altas probabilidades de que fuera diestro.

La muerte del individuo pudo haber sido violenta, a causa de un traumatismo perimortem producido en hueso fresco en el parietal izquierdo. La hipótesis más razonable es que se deba a una herida penetrante por impacto de un proyectil a alta velocidad, propulsada con un arco con el individuo dando la espalda y que debió haber traspasado el cráneo. «Esta circunstancia abre sugestivos debates para el conocimiento que tenemos en la Prehistoria tanto de hechos violentos como, sobre todo, del uso del arco en fechas tan antiguas».

Brazos cruzados sobre el pecho

Por lo que se refiere a los comportamientos funerarios, se ha comprobado que la descomposición del cadáver se produjo in situ en un espacio vacío, ya que con toda seguridad el cuerpo iba amortajado. Posiblemente llevaba los brazos cruzados sobre el pecho.

Por lo que respecta a su dieta, los análisis de micro desgaste dental, que acaban de comenzar, permiten detectar una dieta rica en carnes y la presencia de indicios relacionados con la higiene dental y el uso de la dentición como ‘tercera mano’, que es necesario todavía contrastar.

En cuanto a las exploraciones espeleológicas del sistema kárstico de la cueva, los análisis han permitido comprobar que debió existir otra entrada, hoy bloqueada y diferente de la actual, al interior de la cavidad, por donde probablemente se introdujo el cadáver del Hombre de Loizu.

Son más de veinticinco los y las especialistas implicadas en el proyecto, pertenecientes a diferentes disciplinas y que desarrollan su labor en diversos centros de investigación.

 

 

 

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