Desde las páginas de Deia traemos a ustedes este reportaje que nos habla de un tema que jamás hemos abordado en este blog; el desarrollo de la masonería en Euskal Herria.
Adelante con la lectura:
La herencia simbólica
Rememorando a la Masonería Vasca. Aunque en el siglo XVIII ya había masones vascos, no fue hasta mediados del XIX que se crearon numerosas logias. Bilbao, Bermeo, Portugalete o Erandio acogieron algunas de ellas.
Urko Cuesta GutiérrezLa pertenencia a la masonería de ilustres bilbainos y vascos parece que ha caído en el olvido o que por algún azar se ignora, como si esa parte de sus vidas no mereciera ser recordada. Antes del Bilbao que conocemos, antes de este Bilbao que crece y progresa abierto al turismo del siglo XXI con museos, puentes y hoteles de diseñadores internacionales, hubo un Bilbao de sociedades, de asociaciones, grupos y clubs donde se reunían intelectuales e ilustrados, industriales, artistas y empresarios de corte progresista. La creciente afición por los ateneos a mediados de siglo XIX dio lugar a un sinfín de sociedades tales como: Los Caballeros de la Tabla Redonda o Teosofía, Rama Bilbao. Se convirtieron en punto de encuentro de escritores, poetas, periodistas y políticos donde animados por un ambiente liberal, debatían esto y aquello. La masonería bilbaina también tenía su cabida en este escenario, donde las Logias tenían un papel natural e integrado en aquella sociedad.
En el siglo XVIII tal vez quepa hablar de masones en lugar de masonería. Para ello cabe presentar dos exponentes propios de la época, donde la pertenencia a la Masonería aún era algo exclusivo para clases privilegiadas.
José de Mazarredo y Salazar, aquel marino y militar nacido en 1745, teniente general de la Real Armada, fue masón. Nacido en Bilbao, desarrolló la medición astronómica con aplicaciones a la navegación marítima. En 1793 fundaría un observatorio astronómico y además ostentó el cargo de embajador plenipotenciario de la Armada ante Napoleón, cargo este último a petición de su amigo y hermano Mariano Luis de Urquijo y Muga, otro bilbaino miembro de la Orden Masónica. Fue un político y secretario de Estado del despacho de Carlos IV y posteriormente de José I Bonaparte. Como intelectual estuvo especialmente interesado en el progreso. Desde su posición encabezó una reforma del sistema universitario y otra de la Marina de Guerra junto con Mazarredo. Luchó por abolir la esclavitud, instauró la liberación de presos políticos y endureció la postura gubernamental con respecto a los privilegios de la iglesia realizando varios conatos de desamortización. El Santo Oficio lo acusó de masón y fue encarcelado en Pamplona. Ambos, Urquijo y Mazarredo, se vieron envueltos en la Zamakolada de 1804 donde un grupo de aldeanos armados irrumpieron en la Diputación de Bilbao y apresaron al corregidor y a un buen número de diputados. Su papel, dado el prestigio con el que contaba, fue el de mediadores, consiguiendo la liberación de los rehenes. Es posible que los dos nombres nos suenen por ser dos conocidas vías de importante tránsito en Bilbao y que curiosamente sobre el mapa ambas parecen darse la mano, el recuerdo de dos amigos y hermanos por la fraternidad que les unía, convertidos ahora en alamedas.
Enclaves geo-estratégicos
Si bien es cierto que por aquella época no se tiene conocimiento de que hubiera una actividad especialmente fértil de la masonería en Bilbao (no hay constancia documental de que hubiera logias masónicas en Bilbao antes de 1838 con la Logia Vigilancia). Desde el siglo XIX para la masonería en España será un constate debate entre claroscuros donde se irán intercalando periodos de moderado crecimiento con persecuciones, censura y varios edictos eclesiásticos condenatorios.
En Euskadi por lo general habrá un auge de Logias en ciudades como Bermeo, Portugalete, Erandio o Bilbao, allá donde empezaba la industria de la minería y la metalurgia después. Enclaves geo-estratégicos por su disposición cerca de la ría y de las minas. Muchos masones llegados desde Inglaterra (industriales, ingenieros y empresarios) poblarán las Logias de estos valles impulsando un corpus masónico activo. Por ejemplo, en Portugalete encontramos correspondencia de cómo se crea la Logia Capitular Constancia y documentos masónicos de la actividad de la Logia Esperanza VII. En ambos casos destaca la presencia de nombres y apellidos anglosajones.
En Bermeo la Logia Euskaria compuesta mayoritariamente por nacionalistas vascos, impulsaron la creación del psiquiátrico de Bermeo y por medio de asociaciones y cofradías ayudaban a pescadores y a sus familias, además de levantar el ambulatorio Socorro Mutuo.
Por parte de Bilbao se tiene conocimiento, gracias a los documentos descatalogados, recuperados y restaurados del archivo de Salamanca, que hubo al menos siete logias perfectamente operativas durante principios del siglo XIX y hasta 1936.
El primer alcalde republicano (1873) de Bilbao fue un masón llamado Bernabé Larrinaga; años después durante la segunda república otro masón perteneciente a Acción Republicana llegaría también a alcalde de Bilbao, Ernesto Erkoreka. Sobre Bernabé Larrinaga sabemos que junto a Cosme Echevarrieta, amigo y socio, fue una pieza clave del capitalismo bilbaino de la época. En palabras de Ramón de la Sota Aburto:
"Un tipo Don Bernabé muy extraordinario que era relojero amateur, tocaba el cornetín, era republicano, pescaba a caña y era secretario de la logia masónica de Bilbao".
En cuanto tuvo la oportunidad, este grupo de hermanos junto con otros fundaron una sociedad para construir la plaza de toros de Vista Alegre, que posteriormente venderían para con los beneficios conseguir tracción suficiente como para acometer negocios de mayor envergadura en la creciente industria minera. A partir de ese momento gozarán de un periodo de bonanza económica progresivo.
Como gestor del consistorio rebajó el déficit, aprobó un reglamento de higiene por el cual se nombraría un médico higienista para la villa y, a propuesta de Cosme Echevarrieta, agilizó la construcción de un nuevo hospital para Bilbao.
Clubes de fútbol
Desde Deusto nos llega otro personaje. Se trata de Cándido Palomo, empresario y masón que fue uno de los fundadores del Club de Fútbol de Deusto y del Club Deportivo de la Alameda de San Mamés. Formó parte del Batallón de Auxiliares defensores de Bilbao durante el asedio carlista de 1874 y posteriormente participó en la fundación de la Sociedad El Sitio. Fue un entusiasta del ciclismo. De hecho, en Euskadi durante muchos años y hasta 1936 hubo una vuelta ciclista con su nombre. Tuvo una participación muy activa en la creación de logias en Bilbao tales como Logia Caridad, Luz del Norte o la Gran Logia Regional Cantábrica. Según los libros de presencia y actas se puede observar cómo ocupó varios cargos, entre ellos el de Venerable Maestro –presidente– y se dio a conocer simbólicamente entre sus hermanos como Riego. Indalecio Prieto le dedicó unas líneas:
"Los primeros masones los conocí en Bilbao a finales de siglo. (...) el masón bilbaíno más notorio se llamara Cándido Palomo. (...) Pero, además, Don Cándido y Don Segundo eran personas bellísimas, sencillas, buenas y afables. A Palomo solo se le veía orgulloso el 2 de mayo luciendo su gorra escocesa del Batallón de Auxiliares o paseando ufano con el tenor Florencio Constantino, también masón, a penas este volvía a Bilbao, su pueblo natal. (...)"
Respecto al papel de la mujer en la masonería de entre finales del siglo diecinueve y mediados del veinte, la mayoría eran activistas en la lucha por la igualdad y el sufragio universal, y a pesar de que el sistema por el cual la mujer accedía a la masonería era el conocido como Logias de adopción donde estas logias estaban supervisadas siempre por un miembro varón de la orden, en la práctica operaban como logias independientes con total libertad. Cabe destacar a Concepción Arenal, defensora de la autonomía de las mujeres y autora, entre otros del ensayo La Mujer del Porvenir o Ana María Ronda Pérez y Matilde Muñoz como promotoras de la iniciativa Liga de la Educación y Enseñanza. En Bilbao solo tenemos registros de dos mujeres masonas; Concepción Cubas, de la cual sabemos que era una afamada cantante de Zarzuela y que realizó sus trabajos dentro de la masonería en la Logia Caridad 200 de Bilbao con el nombre simbólico de Juana de Arco. La segunda se trata de Nicolasa Casamayor, que figura como fundadora de la Logia Luz de Vizcaya en 1892. Ambas aparecen en documentación relativa a las Tenidas (una Tenida es una reunión o asamblea de Masones realizada dentro de un marco ritual) y los Cuadros Lógicos (documento masónico que registra los oficios o funciones de los miembros de una logia) con lo cual podemos pensar que al menos esas logias en Bilbao eran mixtas.
Tomás Meabe Bilbao
Este político, periodista y escritor nació en Durango allá por 1879 en el seno de una familia muy tradicional, de padre carlista y hermano colaborador directo de Sabino Arana. En su juventud estuvo vinculado con las juventudes nacionalistas donde se puso a estudiar el socialismo, que terminó por seducirlo hasta el punto de conseguir cambiar radicalmente su visión de la política y la sociedad. No solo se afilió al Partido Socialista y fundó las Juventudes Socialistas en Bizkaia sino que se inicia en la Logia Emulación de Bilbao con el nombre de Cosmopolita, según rezan los registros de la Logia. José Madinabeitia Ortiz de Zarate, médico nacido en Oñati, al igual que Meabe, pasó de un entorno nacionalista a abrazar el socialismo. Comparte trabajos en la misma Logia que Tomas Meabe como Spinoza. Fue uno de los fundadores de Eusko Ikaskuntza y colaborador en la creación de las Juventudes Socialistas. Como médico fue pionero en el tratamiento de la tuberculosis, creó un sanatorio en el Gorbea para tratar esta enfermedad aunque no llegó a prosperar.
Durante el gobierno en el exilio de Aguirre dentro de su gabinete podemos encontrar a un masón que había sido teniente de alcalde del Ayuntamiento de Bilbao con la formación del Partido Republicano Autónomo Vasco; Ambrosio Garbisu y Pérez. Consejero de comercio y co-fundador de la Caja de Ahorros Municipal, comisario de Finanzas en la Comisaría General de Defensa de Vizcaya y último presidente de la Sociedad El Sitio antes de la dictadura y que al salir al exilio cargó clandestinamente con las arcas de la Caja de Ahorros Municipal. Masónicamente perteneció a la Logia Puritanos entre otras, con el nombre simbólico de Galileo.
Tras el alzamiento, la masonería fue uno de los objetivos prioritarios para el dictador, que no solo pretendía apartar de la sociedad a los masones, sino que quería erradicar tanto su memoria como sus símbolos. En ese empeño creó una ley ad hoc: Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo, para ser usada como herramienta jurídica y que daría más tarde lugar a un tribunal especial. Valiéndose de los documentos incautados, realizó un exterminio de todo aquel que pudiera tener alguna vinculación con la orden masónica. Se cesó toda actividad masónica en Euskadi y muchos de sus miembros tuvieron que huir al extranjero ayudados y acogidos por hermanos en Iparralde. No será hasta julio de 1979 que la masonería vuelve a ser oficialmente legal. La Masonería –usando palabras de Rutyard Kipling–: "Ha contemplado destrozadas las cosas a las que había dedicado su vida y tenido que agacharse y reconstruirlas con las herramientas desgastadas para continuar con su trabajo por el progreso de la humanidad".
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