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martes, 2 de noviembre de 2021

«Euskal Herriak» y el Euskera

En vísperas del Día Internacional del Euskera traemos a ustedes este artículo de opinión que aborda el espinoso tema del euskera en Nafarroa, en donde se encuentra bajo constante asedio por parte del nacionalismo lingüístico españolista.

Fue publicado en Naiz y aquí lo tenemos para ustedes:


Una aproximación a la realidad lingüística de Nafarroa desde el contexto de «Euskal Herriak»

«La mejor estrategia colectiva para construir una sociedad euskaldun en toda Euskal Herria, pasa por aceptar la pluralidad lingüística del territorio, asumiendo la presencia del castellano y el francés y luchando al mismo tiempo, por un país donde cada una se pueda expresar en la lengua que quiera».

Pedro A. Moreno Ramiro

Nafarroa siempre ha sido un país rico en cuanto a variedad lingüística se refiere, ya en el antiguo Reino de Navarra se hablaba romance navarro y latín en el sur, y euskara y gascón en el norte del territorio. En ese contraste norte-sur del territorio, las zonas medias eran lugares de transición lingüística entre el euskara, el latín o el romance navarro –aunque es un hecho evidente que la toponimia vasca en nombres de lugares o apellidos de personas se da en toda Euskal Herriak–. Cuando hablo de la situación sociolingüística de Nafarroa, lo hago con el objetivo de indicar que antes de la conquista del Reino de Navarra por parte de los castellano-aragoneses esta tierra tenía una rica pluralidad idiomática.

Tras la ya citada invasión, se impuso progresivamente el castellano en la Alta Navarra gracias a la ayuda de la Iglesia católica y el francés en la Baja Navarra, francés que se consagró definitivamente como única lengua a partir de la Revolución francesa. En la actualidad y con el paso de cientos de años, el castellano ha pasado a ser una lengua más dentro del mapa sociolingüístico de Nafarroa. El euskara por su parte y tras soportar las diferentes embestidas represivas que ha sufrido a lo largo de los últimos siglos, se ha ido consolidando como una lengua rica y de amplio uso en Navarra. Desgraciadamente hemos perdido el romance navarro como patrimonio cultural de nuestra tierra, idioma que derivaba del latín.

En este siglo XXI ya no solo tenemos el euskara y el castellano como lenguas vivas, sino que también, los movimientos migratorios han traído a este Herrialde multitud de variedades lingüísticas que conviven con nosotras de manera diaria. Es nuestra obligación desde una perspectiva de izquierdas que todas las lenguas que se hablan sea respetadas y se ofrezca la posibilidad de que las descendientes de las personas migradas tengan el derecho de poder conocer la lengua de sus antepasados para prevenir el desarraigo y futuros problemas de índole cultural. Dicho esto y siendo conscientes de nuestra realidad actual, el castellano y el euskara han de servir como lenguas vehiculares teniendo en cuenta la realidad sociolingüística de cada comarca o municipio.

Un ejemplo de esto que digo, es como en el Valle del Baztan el euskara es una lengua predominante y por lo tanto todo tipo de eventos o gestiones públicas deberían de estar facilitadas e impartidas en euskara. Diferente es el caso de la Comarca de Iruñerria o la Zona Media, donde el castellano juega un papel predominante en casi todos los pueblos, barrios o ciudades. Aunque es importante decir también que el euskara se ha consolidado como una lengua en ambos territorios, lo cual me lleva a plantear la necesidad de que todo tipo de trámite institucional o actividad social, lúdica o cultural se pueda realizar en euskara y al mismo nivel que las que se realizan en castellano, siendo conscientes que las vascohablantes han ido creciendo exponencialmente a lo largo de estos últimos años.

Si nos vamos a la zona sur del país, es importante trabajar para potenciar el euskara como una lengua más, ofreciendo facilidades a todas las navarras de la Ribera para aprender la «lingua navarrorum». Ya que actualmente y partiendo desde la más pura objetividad, este territorio en un tanto por ciento altísimo es monolingüe (en lengua castellana).

En este sentido y extrapolado a todo el país, si realmente queremos desarrollar una política lingüística en favor del euskara, es fundamental que todas las empresas e instituciones públicas den la posibilidad a sus empleadas de llevar a cabo una reducción de la jornada laboral y una gratuidad en la enseñanza del euskara para que el aprendizaje de esta lengua no recaiga en el «voluntarismo» de las personas, sino más bien, sea una tarea colectiva que todas las navarras debemos realizar con el apoyo necesario para realmente potenciar la normalización lingüística que necesita este país.

Es fundamental también que desde los ámbitos más euskaldunes, se entiendan las diferentes realidades que se dan en los distintos Herrialdes de Euskal Herriak, intentando de este modo reforzar la identidad navarra diferenciada no únicamente desde un ámbito lingüístico, sino también desde un punto de vista histórico. Es decir, el Reino de Navarra era un territorio de pleno derecho a nivel político que fue conquistado por otras dos naciones. De hecho y aunque me desvíe un poco del tema en cuestión, desde una lógica sustentada en el derecho internacional, tiene más sentido reclamar un referéndum de autodeterminación desde un punto de vista histórico (la conquista de Navarra) que desde un relato de comunidad lingüística monolítica (la euskaldun) en un territorio determinado, en este caso, Euskal Herriak.

Hoy en día y desgraciadamente, el euskara se entiende como «politizado» por unas (las personas que se consideran identitariamente españolas) y cómodamente acunado por otras que aunque hacen esfuerzos por sacar al euskara del gueto, siguen pecando de ciertas dinámicas que excluyen a una buena parte de la sociedad navarro-vasca. Lo cierto es, que parte de estos dos grupos bien definidos sociológicamente, se encuentran el resto de personas que viven en esta tierra y que independientemente del idioma que utilicen a diario no ven en el mismo un escollo y asumen de buen gusto la pluralidad lingüística de navarra. Un claro caso de esto que digo, es como cientos de familias navarras que no saben euskara llevan a sus hijas al modelo D. Demostrando ser conscientes de la mano de esta decisión de la importancia que tiene la preservación del euskara. De igual modo, reconocen la presencia del castellano en esta tierra y consideran a la misma como lengua propia pese a querer para sus hijos e hijas que ambas lenguas las consideren como suyas. Dicho esto, la identidad navarra no se menoscaba en absoluto de la mano de esta realidad, ya que ningún irlandés se siente menos irlandés o más parte del Reino Unido por reconocer el inglés como lengua del país, al igual que lo era y lo es el gaélico.

La polaridad que existe en esta tierra es preocupante, mientras que ciertos partidos o colectivos vinculados a la «izquierda estatista» –en toda su amplitud– utilizan el castellano como lengua de comunicación pública y privada sin apenas prestar atención al euskara, nos encontramos en contraposición y como la cara opuesta de la moneda, como otros grupos políticos o agrupaciones de personas utilizan en su comunicación, actos o asambleas el euskara como método de comunicación público, que no en muchas ocasiones, como código de comunicación privado. Esto que hablo es una problemática que hemos visto de manera más intensa a la hora de organizar jornadas, eventos, plataformas, etc.

En mi opinión, cualquier persona debería poder expresarse en la lengua que le plazca en cualquier acto de carácter público, intentando el resto recurrir a las diferentes herramientas de traducción que nos ofrece la tecnología. Obviamente lo ideal sería –como he comentado con anterioridad– que se pusieran los medios futuros correspondientes para que las personas que viven en este país pudieran entender al menos dos de las tres lenguas vehiculares existentes. Ahora bien, es importante que la comunicación y la difusión de ideas que cubren a toda la sociedad navarro-vasca se produjesen en los tres idiomas con el objetivo de buscar la mayor difusión posible. Sea como fuere, cada una decidirá a que tanto por ciento de la población pretende llegar y cuan amplia desea hacer su propuesta social, política, económica, etc. Eso sí, para mí y es una opinión personal, navarras son todas aquellas que viven y trabajan en esta tierra con independencia de la lengua que emplean en su vida diaria.

Es tiempo de tender puentes para la sociedad navarro-vasca, es hora de una convivencia lingüística real dónde se reconozca el trilingüismo de esta tierra tanto por unas como por otras. Es fundamental en este contexto asentar la lengua más débil en esta tierra –por número de hablantes activos–, el euskara, facilitando su enseñanza en todos los estratos de la sociedad de la mano de la gratuidad y la implicación de la patronal y la administración en este futuro proceso de inmersión lingüística, para que todas las personas navarro-vascas tengan la posibilidad e incluso la obligación de poder manejarse en dos de las tres lenguas de Euskal Herriak (en castellano y euskara en Hegoalde y en francés y euskara en Iparralde). El futuro dirá, en nuestras manos esta construirlo desde la empatía, la paciencia y estrategia colectiva.

«La mejor estrategia colectiva para construir una sociedad euskaldun en toda Euskal Herria, pasa por aceptar la pluralidad lingüística del territorio, asumiendo la presencia del castellano y el francés y luchando al mismo tiempo, por un país donde cada una se pueda expresar en la lengua que quiera desde Tutera hasta Mauléon-Licharre sin que esto suponga conflicto alguno, ya que se entendería que tanto el euskara, como el castellano o el francés son tres lenguas vivas que han de convivir en este territorio desde la equidad y la fraternidad como patrimonio común del pueblo vasco contemporáneo que son».




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