Que mejor que el humor y el sarcasmo para poner en evidencia la sin razón y la chulería de quienes abiertamente apuestan por el supremacismo lingüístico en contra de los esfuerzos que se llevan a cabo en las naciones históricas por fortalecer y normalizar sus lenguas propias.
Lean ustedes este magnífico texto con el que se responde a la pueril polémica generada como respuesta al anuncio del acuerdo por el cual el canal ETB3 se podrá ver en la "zona vascófona" de Nafarroa.
Adelante:
Una niña de dos años quema un contenedor tras ver un capítulo de ‘Peppa Pig’ en euskara
Las críticas al acuerdo para que se pueda sintonizar en todo Nafarroa un canal donde se emiten dibujos animados doblados al euskara supone superar la barrera de lo razonable. Y es desde el otro lado de la línea desde donde se debe desacreditar esta crítica.
Aritz ItxustaPor cuestiones de la vida, veo mucho ETB3, la tele de los dibujos animados en euskara, y quiero sumar mi voz a los otros críticos con el acuerdo para que se vea en toda Navarra, incluida la zona vascófona. Se están quedando cortos quienes vocean la alarma. El carácter violento y antiespañolista de ese canal debe de hacer que nos pongamos todos en guardia.
El martes, mientras Rubén freía unos torreznos, su hijo cambió de canal y sintonizó ETB3. La niña pequeña se tragó un capítulo de ‘Peppa Pig’ en euskara, dio un salto del sofá y corrió a la calle a quemar un contenedor. Gritó algo que no llegué a entender. No sé si fue «Jo ta ke!» o «Gora esne erdigaingabetua!». Sucedió en cuestión de minutos. No me lo contaron, lo vi con mis propias orejas y lo escuché con mis propios ojos.
ETB3 es la jeringuilla a través de la cual EH Bildu quiere inocular el veneno nacionalista en los niños navarros. En un capítulo de esta semana, Pippi Kaltzaluze aparece levantando su caballo de lunares con una fuerza antinatural, en una clara alusión a una mujer harrijasotzaile. Lo veo meridiano: quieren convertir a la pelirroja de las coletas en un icono abertzale y feminazi.
Luego tenemos a Maya Erlea, la abejita. Lo han oído bien, «Maya». Se las trae el nombrecito. Hay que estar muy perdido para no inferir de ahí una crítica a la gloriosa conquista de América. Los mayas son los buenos y los españoles, los malos.
No puedo pasar por alto tampoco lo de Patri postaria, que tras su aspecto tierno de figurita de plastilina, se dedica a repartir cartas bomba como Corcuera. El otro día le entregó un paquete al panadero del pueblo y nunca más apareció ese personaje en todo el capítulo. Aten cabos.
Existen más ejemplos de dibujos claramente antiespañoles. En ‘La leyenda de Aang’ los malos son de la Nación del Fuego. Y, por lo general, todos tienen el pelo oscuro y bigotes, que son los típicos rasgos que, de común, se atribuyen a los españoles.
A mayor abundamiento, ninguno de los protagonistas tiene nombre español, salvo Olivia, palabra que deriva de oliva. Nada hay más español que el aceite de oliva. ¿Y quién es Olivia? Pues eso, una cerda.
Y eso sin entrar en lo puramente idiomático. ¡Qué sonoridad tan horrenda! Dicen que los discos heavies, si se reproducen al revés, sirven para invocar al demonio. Creo que es porque, si les das las vuelta, hablan en euskara. Yo he hecho la prueba con uno de Manowar y me ha parecido escuchar discursos de Telesforo Monzón.
Postdata. A este nivel hemos llegado. Dedicar un esfuerzo profundo y sereno a rebatir los argumentos contrarios a que un canal de dibujos animados en un idioma que se enseña en los colegios se vea en toda Nafarroa solo sirve para hacer pasar como razonables cosas que no lo son siquiera mínimamente. Y que están en el mismo plano argumentativo que las afirmaciones que se realizan en este texto.
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