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jueves, 7 de febrero de 2019

La Mala Educación

¿El régimen español canalizando fondos públicos hacia la iglesia católica?

Nada nuevo de cara al sol.

Miren lo que nos explica Público con este artículo:


Los centros religiosos concentran a dos terceras partes del alumnado de los tramos educativos obligatorios que estudian en colegios sostenidos con fondos públicos.

Eduardo Bayona

La enseñanza concertada no universitaria, una fórmula de emergencia importada por el Gobierno de Felipe González en 1985 ante la insuficiencia de colegios públicos y cuya elección por las familias han sido convertida en un derecho por la legislación y la jurisprudencia, se ha convertido a lo largo de cuatro décadas en un negocio subvencionado que la iglesia sigue acaparando, aunque cada vez con menor rentabilidad.

“Un porcentaje mayoritario de los centros son de la iglesia, alrededor del 75% o el 80%”, señala Jesús Gualíx, responsable de Enseñanza Privada de UGT, que hace hincapié en que “la concertada es una red que forma parte del sistema público. No hacemos distinciones según la titularidad, sino en función de cómo funcionan los centros, y la mayoría lo hacen correctamente”.

La última estadística del Ministerio de Educación con datos desagregados, del curso 2016-2017, indica que en España operaban 5.001 centros concertados, una cifra superior a la de los 4.184 privados que carecen de conciertos con la Administración, mientras la red pública sumaba 19.026.

El alumnado de los concertados superaba con claridad al de los privados (2.087.474 por 558.380, ambos a mucha distancia de los públicos, que sumaban 5.490.022. En una década, desde el curso 2006-2007, los primeros ganaron 228.748 alumnos (12,3%), los segundos 107.208 (23,7%) y los últimos, que son la única opción en gran parte del territorio, 711.258 (15,8%).

La proporción entre religiosos y laicos concertados era un 52%-48% dos años antes, mientras que el reparto de alumnos se disparaba a un 68%-32%.

6.000 millones al año en conciertos

En una década, entre los cursos 2004-2005 y 2014-2015, los últimos con datos en el INE (Instituto Nacional de Estadística), los resultados corrientes o ganancias brutas de la enseñanza concertada no universitaria se mantuvieron claramente por encima de los 200 millones anuales, aunque con una caída de casi el 25% que los redujo de 278,5 millones de euros a 210,6.

En esa década, la iglesia se dejó la mitad de la rentabilidad al caer sus ganancias de 181,8 a 96,7 millones mientras los beneficios brutos de los centros laicos subían de 101,8 a 108,8.

Sin embargo, eso no significa que el negocio vaya mal, sino todo lo contrario: está creciendo, tal y como revela el hecho de que en ese mismo periodo, y según la misma fuente, los ingresos de la concertada pasaran de 5.875,8 millones a 8.518,2, con un avance cercano al 45%. Y ahí se sigue imponiendo la iglesia, que, aunque con una menor rentabilidad, se lleva casi dos tercios del pastel con 5.439,2 millones de euros.

¿De dónde salen esos ingresos? Básicamente, de dos fuentes. Por una parte, las aportaciones que las familias canalizan a través de fundaciones y sobre cuya gestión Hacienda ha comenzado a poner el foco, ya que a menudo se trata de pagos por servicios y no de donativos, aunque se declaran como esto último y eso afecta tanto a la recaudación tanto del IRPF por deducciones indebidas de una media de 544,50 euros por contribuyente, como a la del impuesto de Sociedades, por ingresos comerciales no computados.

La otra vía son las subvenciones de las comunidades autónomas y el Estado, que incluyen el pago directo al profesorado mientras el resto de gastos se fraccionan en otros dos módulos y que en el curso 2014-2015 ascendieron a 5.768,5 millones, lo que supone algo más de dos terceras partes del total. En una década, entre 2006 ( ) Estadística del Gasto Público en Educación y 2016, el valor de los conciertos educativos pasó de 4.717 a 6.055 millones, un 28% más, según los datos del Ministerio de Educación.

Esa extensión de los conciertos ha llevado a que la enseñanza concertada no universitaria, que asume algo más del 25% de los alumnos, se lleve más de la quinta parte de los 27.826 millones de euros que las administraciones públicas dedican a Infantil, Primaria, Secundaria y FP, pese a que apenas asume centros en zonas rurales, más costosos de mantener, o escolariza estudiantes de educación especial.

“Nació como subsidiaria de la pública, pero es un negocio”

“La escuela concertada rural es muy escasa”, explica Pedro Ocaña, secretario de Enseñanza Privada de CCOO. “Una parte importante del sector busca un lucro económico, y eso es muy difícil de obtener en el mundo rural”, añade, donde “el 90% de la concertada es religiosa, de órdenes que tenían centros educativos y que los siguen manteniendo”.

Ocaña recuerda cómo “la escuela concertada nace como subsidiaria de la pública, como apoyo para donde no pudiera llegar la primera, pero eso poco a poco se ha ido tergiversando y se ha convertido en un negocio puro y duro”.

Sin embargo, las instituciones religiosas y las empresas estándar no son las únicas que operan en el sector. De hecho, la economía social está irrumpiendo con fuerza a través de las cooperativas de maestros, que ya gestionan alrededor del 15% de los centros concertados del país, con amplia implantación en zonas como Canarias.

“Las cooperativas de maestros están creciendo a una velocidad de vértigo y ya son el 15% de los centros”, señala Gualix, que anota que “tienen un modelo de economía social y proyectos educativos cada vez más innovadores, además de planteamientos vinculados al mantenimiento del empleo”.

Por último, el planteamiento de Leticia Cardenal, de Ceapa (Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos), sobre las entidades que operan en la enseñanza concertada deja poco espacio para disquisiciones: “Solo debería haber pública y privada”, señala, rotunda.






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