Se recordó hoy a Ekai Lersundi en Ondarroa por ser el aniversario de su partida.
Lo anterior debe ser al mismo tiempo recordatorio y acicate con respecto a todo lo que hay que hacer desde la sociedad en favor de las personas trans, en especial, durante la infancia.
Les dejamos pues con este artículo de Noticias de Gipuzkoa:
La transexualidad infantil se enfrenta a abrumadoras barreras legales, sanitarias, sociales y educativasRuth Gabilondo y Álex Larretxi“No es mi hijo el que me está diciendo que es una niña; es mi hija, pero yo todavía no tengo la capacidad de verlo”. Esta es “la realidad” de la transexualidad infantil, la de niños y niñas que tienen clara cuál es su identidad, pero necesitan ser escuchados, entendidos y arropados. El primer muro que tienen que derribar estos peques, teniendo tan solo tres, cuatro o cinco años, es que en sus casas entiendan qué está ocurriendo. A partir de ahí, las dificultades legales, educativas o médicas son abrumadoras, pero su valentía acompañada por la comprensión de sus seres queridos y el apoyo de Naizen, la Asociación de Familias de Menores Transexuales de Euskal Herria, es imbatible. “Cuando a estos niños se les acepta, florecen”, afirma Aingeru Mayor, miembro de este colectivo y padre de una niña que, en su día, creyeron que era un niño.A la mayor parte de las familias que se enfrentan a esta situación “no les cuadra” lo que está ocurriendo. “Muchas veces nuestros oídos no escuchan lo que nos están diciendo nuestros hijos, porque es que no podemos ni pensarlo”, admite Mayor, que asegura que todo esto ha cambiado mucho en los últimos cinco años, ya que “en todos los hogares de Euskal Herria en algún momento alguien ha oído hablar de que hay niñas con pene y niños con vulva”.Hace tan solo diez años cuando se hablaba de transexualidad “se pensaba en personas adultas, en prostitución, marginación y drogas”. “En este tiempo hemos conseguido que algo que era invisible se haga visible, que algo que era impensable se haga pensable y eso es muy potente”, defiende este miembro de Naizen, asociación que comenzó a trabajar con solo ocho familias y que ahora está compuesta por alrededor de un centenar.Escuchar es el verbo clave que resuelve la angustia y la incomprensión que combaten estos menores. “Si tu peque te dice que es una niña y cuando se lo niegas, llora, está mal, triste, deprimida, no quiere salir de casa, ni aparecer en las fotos o no sonríe” hay que hacer un esfuerzo por comprender lo que está intentando transmitir. “Todos estos no son síntomas de su transexualidad, sino de la negación de su identidad”, aclara Mayor.Tras lograr la aceptación de sus familias, llega la hora de enfrentarse a los obstáculos legales. Euskadi cuenta con una ley de 2012 de no discriminación por motivos de identidad de género y de reconocimiento de los derechos de las personas transexuales que, en su momento, fue pionera pero que se ha quedado “desfasada”.El problema principal de la normativa reside en uno de los artículos, que plantea que para considerar a una persona transexual “hay que hacer un examen psicológico-psiquiátrico que descarte patología mental”. Es decir, “se da una presunción de culpabilidad”, porque el menor debe ir a que le diagnostiquen “si es un enfermo mental o no”. Este es el gran escollo que quiere salvar Naizen, que hace un año presentó un borrador de ley al Gobierno Vasco, pero aún sigue esperando respuesta.No obstante, esta ley contempla artículos muy positivos y “adelantados” para los menores transexuales que vivan en la CAV. Por ejemplo, la posibilidad de tener una documentación acreditativa con el nuevo nombre si se ha decidido cambiar y con su verdadero sexo que sirve ante todas las administraciones vascas. No se trata de un DNI, pero sí vale para la tarjeta sanitaria de Osakidetza o en los centros escolares y universitarios.Trabas administrativasEl DNI, que depende del Gobierno estatal, es otro cantar. “Puede seguir constando tu anterior nombre y que eres hombre, cuando eres una mujer”, explica Aingeru Mayor. De esta manera, se puede llegar a dar una situación rocambolesca: que el certificado de la CAV y el DNI digan lo contrario. “O que quieras coger un avión y en el DNI ponga que es un niño y el guardia civil te diga: oye, perdona, pero ¡si es una niña!”, ejemplifica. Esto no solo sucede, sino que además conlleva una merma en relación al derecho a la intimidad, puesto que las familias se ven obligadas a dar explicaciones sobre cuestiones íntimas ante la autoridad y en espacios públicos. Lo mismo ocurriría si un menor acude al médico fuera de la CAV y su tarjeta sanitaria y su DNI son contradictorios o si una estudiante decide cambiar de universidad a una de ámbito estatal y en su expediente consta como mujer, pero no así en su DNI.La posibilidad de cambiar de nombre y la mención de sexo en el DNI no se puede realizar hasta los 18 años, pero eso sí, solo si se cumple una serie de requerimientos como llevar dos años en tratamiento hormonal. “Si no quieres tratarte, no te lo permite. Lo lógico es que aparezca el sexo real y, en algunos casos, no es el que se supuso al nacer mirando los genitales”, explica Mayor.En el ámbito sanitario también son muchas las barreras que se han de romper. Hasta la pubertad no existe ninguna necesidad sanitaria, pero sí con la aparición de los “caracteres sexuales secundarios” como el crecimiento del vello en el rostro, la nuez, la voz grave, los pechos o la menstruación. Desde Naizen están observando que en la mayoría de los casos estos menores “viven muy mal” el desarrollo de estos caracteres: “No los desean y les suele generar mucho malestar”.Hoy en día existe tecnología médica con “un margen de seguridad suficiente” para atender esta realidad endocrinológicamente, si bien estos niños serán los primeros que tengan este tipo de tratamiento de por vida. “Personalmente pensar que mi hija va a estar medicada de por vida no me hace ninguna gracia, pero si tuviese diabetes nadie dudaría en medicarle porque si no se podría morir. En el caso de estos menores es lo mismo, porque si no puede que lo pasen tan mal que decidan que prefieren morirse y se suiciden”, defiende Mayor con crudeza.Para poder empezar a tratarse con bloqueadores hormonales hay que trasladarse al Hospital de Cruces, en Bizkaia, a la unidad de identidad de género antes denominada de trastorno de identidad de género, un nombre que se logró cambiar. Pero estos menores no solo no quieren desarrollar estos caracteres sexuales secundarios, sino que desean tener los que “son mayoritarios de su sexo” y, para ello, existe la hormonación cruzada.Por desgracia, no todos consiguen ser entendidos o escuchados cuando son pequeños por lo que en el caso de alguien de 14 años que por fin logre ser arropado con su verdadera identidad, la urgencia es máxima. “Es un problema muy grande que hemos tenido con los servicios de salud, que seguían sus protocolos de hasta que no pasen dos años que se demuestre que es quien dice ser” no se comenzaba el tratamiento, apunta Mayor. Ekai, un joven de Ondarroa de 16 años, llegó a su límite y se suicidó hoy hace un año tras no haber conseguido un tratamiento hormonal que frenase su pubertad. El verano pasado en el Hospital de Cruces se comprometieron a cambiar estos protocolos.Sin problemas con sus genitalesTras pasar por estos tratamientos, cuando ya son adultos pueden elegir someterse o no a cirugías genitales o mamarias. En el imaginario popular existe la creencia de que la mayoría desea esta intervención, pero no es así. “Lo que estamos viendo y es revolucionario, es que hay niñas y niños a quienes no se les niega su identidad y no tienen ningún problema con sus genitales”, indica Mayor.Es decir, las personas transexuales “per se no rechazan sus genitales”. “Pero si desde pequeña me han dicho que no puedo ser una niña porque tengo pene, voy a pensar que no quiero tenerlo porque no puedo ser quien soy”. “Que haya niños con esa ecuación mental es bestial”, insiste.Por suerte, la sociedad está cambiando y abriendo su mente a estas nuevas realidades y el profesorado con el que se encuentra Naizen quiere “comprender para poder acompañar”. El problema es que no tiene ni idea de cómo atender este tipo de situaciones. Aunque el Gobierno Vasco cuenta con Berdindu, un servicio público de información y atención para los temas relacionados con la diversidad sexual y de género, y se realizan acciones formativas cuando se dan estos casos en un colegio, desde Naizen echan de menos que exista una mayor coordinación, un protocolo que funcione como un “mecanismo automático”.Pese a las dificultades contra las que tienen que luchar estos menores, Aingeru Mayor asegura que “podemos estar contentos como sociedad”, puesto que en Euskal Herria “se da un clima social en el que el machaque no es como en otros sitios”, en el que existe una mayor aceptación a la diversidad, una mayor capacidad de escuchar. Porque esto es lo que quieren estos jóvenes, ser entendidos y arropados para poder vivir felices y en paz con su verdadera identidad.El Dato | 43%Es la tasa de intento de suicidio de la población adulta transexual. El porcentaje es mayor si se tiene en cuenta los que han pensado en alguna ocasión en quitarse la vida. Desde Naizen creen que la prevención y el acompañamiento es vital para evitar estas muertes.
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