Noticias de Gipuzkoa trae a nosotros esta interesante reseña literaria acerca de un libro que conjunta el arte vasco y América Latina con el mítico 1968:
Elixabete Ansa publica el ensayo ‘Mayo del 68 vasco. Oteiza y la cultura política de los sesenta’, en el que establece un “diálogo” entre el resurgimiento cultural de la época en Euskal Herria con movimientos latinoamericanos.Harri FernándezLa historia es “un presente continuo”, no una relación de acontecimientos vinculados por la causalidad. Así, a través de un diálogo “magmático”, de un “collage” que aborda “la cartografía incompleta” de lo que supuso la revolución del Mayo del 68 en Euskal Herria, partiendo de creadores de la época, la investigadora donostiarra Elixabete Ansa ha escrito el ensayo Mayo del 68 vasco. Oteiza y la cultura política de los sesenta. La autora presentó su obra ayer en Donostia en una concurrida rueda de prensa a la que asistieron los “verdaderos protagonistas” del diálogo crítico que Ansa ha puesto sobre la mesa, una obra que casi sin haberse puesto a la venta se ha convertido ya “en referencial” para quien quiera consultar sobre aquella época en el País Vasco, a juicio de José Ángel Irigaray, editor de Pamiela y miembro de Ez Dok Amairu.Se acercaron hasta la cripta de la biblioteca Central el arquitecto donostiarra Mikel Garay; el cineasta experimental y autor de Axut, José Mari Zabala; la viuda de Mikel Laboa, Marisol Bastida; y la crítica de arte contemporáneo Pilar Muñoa, quien se lanzó a agradecer a la autora su trabajo, que le ha permitido traer recuerdos de una época en los que, por ejemplo, leía obras de Oteiza como Quousque tandem...!,de la que el viernes se presentará su séptima edición en el museo dedicado al escultor oriotarra en Alzuza.Ansa, doctora en Literatura y Estudios Culturales por la universidad de Indiana (EEUU) y profesora en el Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile, apuntó que comenzó esta investigación al ser consciente de su propio desconocimiento sobre la profundidad de parte de la producción cultural de la época. La autora se hizo en el año 2007 con una edición facsímil de Isturitzetik Tolosan barru de Joxan Artze, un texto en el que el poeta fallecido en 2018, “deconstruye la cultura vasca” y la relaciona con múltiples hechos que acontecían a lo largo y ancho del globo, como el propio Mayo el 68, los movimientos de liberación nacional y, en un punto de vista más local, el auge del nacionalismo vasco. “Cuando en 2007 descubrí la edición de Pamiela, me di cuenta de que no tenía ni idea de que en aquella época se producía algo tan rico en materialidades, en sugerencias conceptuales, políticas”, relató la investigadora.Este texto “raro”, tal y como lo describe la autora en su obra, no fue la única obra “fundamental” que insistía “en un aspecto que ha sido poco analizado hasta el momento”. Se refiere, a la producción “tan heterogénea” que componen obras como la citada Quousque tandem...!, Harri eta Herri, de Gabriel Aresti, las del grupo Gaur y las de Ez Dok Amairu, y otras como Ama Lur-“una gran película que da una especie de posibilidad al cine vasco”-,de Nestor Basterretxea y Fernando Larruquert.Precisamente, sobre la cuestión cinematográfica, la investigadora comentó que algo semejante a la revelación que tuvo con Isturitzetik Tolosan barru, sintió con Axut, película de 1976 dirigida por José Mari Zabala. “Me pregunté: ¿Cómo se ha hecho? ¿Por qué no se sabe esto?”.A la investigadora le resultó interesante este periodo en concreto, “ese momento” de creatividad, al estar enmarcado dentro del final del franquismo y en los años siguientes, en el que florecieron todas las citadas obras, pese al peso de la censura.En el ensayo se abordan todos estos trabajos que, en principio, “no dialogan entre sí”, pero sí que cuentan con una “intensidad artística” similar. Esa “intensidad” la conceptualiza en el libro mediante la idea de collage, para sacar los trabajos de su contexto y ponerlos a dialogar con experiencias de América Latina -que influenciaron mucho a estos movimientos- para generar nuevas interpretaciones de su obra.En busca de ese “diálogo”, se ha huido de la constante mirada del Estado hacia Europa y se ha apostado por una visión transatlántica “Necesitamos la legitimidad de constituirnos como sujeto moderno mirando a Europa”, afirmó. Frente a esto, Ansa crea “un puente” recreando el periplo de Jorge Oteiza por Latinoamérica, que culminó a finales de la década de los 40 y que influyó en su obra posterior: “Los pueblos de América Latina, muchas veces, pueden jugar un diálogo afín por estar siempre intentando constituirse más allá de una imposición. A América Latina le pasó con España y al País Vasco le ocurrió con la dictadura”.Aun y todo, quiso aclarar que no es esta una relación e influencia que solo se produjo sobre Oteiza, sino también sobre otros autores. Es el caso de Atahualpa Yupanqui, cantante argentino que influyó notablemente en la figura de Mikel Laboa: “Toda la renovación de la canción vasca, primero se mira a sí misma, a la tradición popular, y también establece relaciones imprescindibles con América Latina”.“Sorprendente”Para el experto en arte Fernando Golvano, el trabajo de Ansa ha sido “minucioso”, “apasionado” y “sorprendente”. El también profesor de la UPV/EHU, que estuvo presente en la presentación de Mayo del 68 vasco. Oteiza y la cultura política de los sesenta, se sintió fascinado por el carácter de “collage” del libro, que se centra sobre todo en acontecimientos de la década de los 60, pero que también aborda cuestiones previas y otras que han tenido una prolongación posterior en el tiempo. “El libro permite iluminar bajo otras luces críticas un contexto social e histórico desde una dimensión magmática”, expuso el experto como metáfora de la complejidad de la época y “hetereogéneidad”. La mirada hacia atrás, como la que ha hecho Elixabete Ansa, permite, “reconfigura el sentido de los hechos” de una manera que admite, incluso, la “polémica” en alguna de las tesis o hipótesis que plantea.
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