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lunes, 18 de febrero de 2019

La CAV al Natural

Y bueno, ya que Greta Thunberg nos ha hecho el favor de reavivar la flama del ambientalismo aprovechamos para compartir con ustedes este texto en los blogs alojados en Deia:


Julen Rekondo

En 2013, durante su sexagésimo octavo período de sesiones, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió proclamar el 3 de marzo, día de la aprobación de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), Día Mundial de la Naturaleza, para celebrar la fauna y flora y para sensibilizar al público sobre su importancia.

En el caso de Euskadi, y a pesar de ser un territorio pequeño, densamente poblado y con un alto grado de intervención, acoge a más de 700 especies de animales vertebrados, 1.780 invertebrados y unas 7.600 especies de plantas. De ellas, 46 especies faunísticas vertebradas se encuentran amenazadas y 21 especies en peligro de extinción. Se trata de aquellas cuya supervivencia es poco probable si los factores que causan su situación actual siguen actuando. Entre ellas, se encuentran el quebrantahuesos, el visón europeo, nutria común, águila perdicera, buscarla unicolor, cangrejo autóctono, desmán ibérico, avetoro común, milano real, cinco especies de murciélagos, anguila, pez espinoso, entre otros.

Por otra parte, Gorbeia, Urkiola, Valderejo, Aitzkorri, Urdaibai, Haiko Harria, Aralar, humedal de Salburua y un largo etcétera, son algunos de esos 55 espacios que forman parte de la Red Natura 2000 en Euskadi. Ello supone formar parte de las referencias principales de la biodiversidad de la Unión Europea. Es una distinción a la cual Euskadi responde por encima de la media europea, ya que el 23% de nuestro territorio forma parte de dicha red. Pero también es una apuesta a futuro y un claro compromiso de la sociedad vasca con la biodiversidad y con el reto europeo.

La ciudadanía vasca disfruta de una relación ancestral con la Naturaleza. Durante siglos han perdurado costumbres y usos que, integrados en la cultura vasca, han dado sentido a muchas de nuestras tradiciones. Numerosas leyendas y mitos asociados con la Naturaleza y sus elementos como Mari, Basajaun o las lamiak son parte de las llamadas Zonas Especiales de Conservación en nuestros barrancos, ríos y fuentes. Veneramos árboles e incluso algunos animales del mundo rural como los murciélagos o las abejas cuentan con un espiritual significado. Todavía perduran costumbres asociadas a los elementos, como las relacionadas con las cosechas o los solsticios y ahí están los levantamientos del mayo para contarlo. Hasta hace poco más de un siglo nuestro pueblo ha sido rural y marinero.

Los paisajes que ahora asociamos como nuestros son fruto de siglos de convivencia de la naturaleza con esos usos y tradiciones. Somos herederos del legado que nos dejaron nuestros ancestros y es nuestra responsabilidad mantenerlo para las generaciones futuras. Tal vez, con la llegada del progreso insostenible, en las últimas décadas hemos relegado a un segundo plano ese patrimonio dando la espalda al mundo rural y a la biodiversidad, y se han producido no pocos desastres medioambientales. Hay quien ha confrontando progreso con conservación del medio y ello ha podido desligar la conexión secular del pueblo vasco con la naturaleza y su entorno.

Un dicho popular dice que “para amar algo hay que conocerlo”. Por eso animo a la ciudadanía a que vuelva a la naturaleza y contacte con su entorno y con las tradiciones asociadas al mismo, conociendo los espacios de la Red europea Natura 2000 de Euskadi. Son territorios vivos, en los que el ser humano cohabita sin romper los equilibrios. Ahora es un buen momento, muy cerca de la primavera.







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