Igual que todos los esfuerzos colectivos vascos, el sindicalismo ha estado en la mira represiva del estado español desde hace muchos años.
Al aspecto ideológico y político digamos local hay que agregar las tensiones causadas por el ámbito internacional globalizado, con reglas draconianas y deshumanizantes dictadas desde los centros de poder económicos e implementadas a través de sus instituciones supraestatales, mismas que el corrupto régimen borbónico franquista no duda en adoptar.
Los dejamos pues con lo que nos reporta este artículo publicado por Deia:
Casi la mitad de los trabajadores cerraron el año con sus condiciones renovadas, un nivel inédito desde 2014. La cobertura de nuevos convenios firmados en Euskadi se duplica.Adrián LegasaLa negociación colectiva vasca vivió un 2018 más productivo que los años anteriores. No se puede hablar de desbloqueo, pero el escenario está tan embarrado que cualquier movimiento se percibe como un cambio de tendencia. El año pasado terminó con casi la mitad de los asalariados vascos con su convenio actualizado (46,8%), según el Consejo de Relaciones Laborales (CRL), lo que supone un salto importante en relación a la fotografía del cierre de 2017 y el nivel más alto desde 2014. Casi 150.000 trabajadores vascos vieron renovadas sus condiciones el año pasado, una tercera parte bajo un acuerdo de ámbito estatal. El avance de los convenios estatales es mínimo mientras la cobertura de la negociación que se desarrolla en Euskadi casi se duplica.El propio sindicato ELA reconoce en un informe hecho público esta semana que la negociación colectiva de la CAV ha pasado “del bloqueo a la reanimación”. “En 2018 la tendencia se ha modificado y ha aumentado el número de convenios sectoriales actualizados con las condiciones solicitadas por ELA”, señala el sindicato mayoritario, que firmó 12 de los 21 convenios de sector suscritos en Euskadi el año pasado.La situación más compleja, como reconoce la central abertzale, se vive en Gipuzkoa. La negociación en Araba viene siendo en los últimos años mucho más ágil que en los otros dos herrialdes de la CAV por el mayor peso de CC.OO. y UGT, mientras que el salto de 2018 se puede atribuir principalmente a los avances en Bizkaia. Las renovaciones en el territorio vizcaino afectaron a cerca de 50.000 trabajadores, una cifra muy superior a los 20.000 del ejercicio anterior. Contribuyen a este avance los acuerdos en la hostelería, un sector caliente por la concurrencia con el convenio de restauración estatal, en gasolineras, en la limpieza de edificios o en el comercio del metal y del mueble. En cambio está pendiente uno de los pesos pesados de la negociación colectiva vasca como es el metal vizcaino, que sigue sin avanzar.En Gipuzkoa la cifra de trabajadores que han renovado su convenio se duplica para alcanzar los 23.000, mientras en Araba apenas hay variación respecto a 2017. En total fueron 90.000 los asalariados que vieron actualizadas sus condiciones el año pasado a través de acuerdos negociados en la CAV -20.000 de ellos renovaron un convenio de empresa- casi el doble que el año anterior. A esa cifra hay que sumar otros 50.000 trabajadores que entraron en un nuevo convenio de ámbito estatal, una variable que en este caso apenas se mueve. El número total de asalariados vascos que renovaron su convenio en 2018 aumentó un 50% de forma que a cierre del año 270.000 trabajadores, casi la mitad de los ocupados bajo el paraguas de la negociación colectiva, tenían sus condiciones actualizadas -en 2017 eran el 39%-.El porcentaje siempre cae en enero por la finalización de una parte de los convenios para volver a ir recuperándose a medida que se desarrollen las negociaciones en 2019. El resultado de esas mesas abiertas será el que determine si el paso adelante se consolida en un cambio de escenario.El CRL señala que en 2018 mejoró la subida media pactada en convenio, lo que a su vez explica el mayor número de acuerdos. La situación económica de bonanza ayuda, aunque hasta ahora la coyuntura macro apenas había tenido efectos en la negociación colectiva. Las relaciones entre la patronal y el primer sindicato vasco no han mejorado, si bien el avance de los convenios estatales y todas las dudas jurídicas que suscita la concurrencia de ámbitos territoriales también ejerce de estímulo. ELA atribuye asimismo a la presión laboral los avances, y en ese sentido el CRL constata un nuevo avance de las jornadas perdidas por huelgas, en especial en Bizkaia.
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