Aquí lo tienen:
CATALINA DE ERAUSO (1592-1650)
Más alférez que monja
Sólo en el último siglo, y con grandes dificultades, ha tenido la mujer las mismas oportunidades que el hombre para acceder a los estudios, la política o el arte. Hasta no hace mucho, la casa o el convento eran los ámbitos reservados a las mujeres de las clases altas o medio altas. No obstante, las otras, las 'de a pie', siempre han trabajado, tanto en las ciudades como en el campo, en los pueblos pesqueros e, incluso, en las minas. Pero si un oficio ha sido vedado a la condición femenina hasta fechas muy recientes, ése ha sido, sin duda alguna, la milicia. En pleno siglo XVII, el llamado 'Siglo de Oro', una donostiarra, Catalina de Erauso, se negó a aceptar el destino previsto para ella y tomó las armas, aunque para ello hubo de disfrazarse de hombre y adoptar maneras varoniles, algo que, al parecer, hizo a la perfección.
Nacida en Donostia-San Sebastián en el seno de una familia acomodada, hija del militar Miguel de Erauso, fue ingresada en un convento de monjas de clausura a los cuatro años de edad. Con apenas quince, sin haber hecho los votos y tras una pelea con otra novicia, decidió que lo suyo no eran ni los rezos ni la obediencia claustral; escaló la tapia del convento y huyó vestida de hombre. Finalmente, tras varios años de pueblo en pueblo, se embarcó en Sanlúcar de Barrameda hacia el Nuevo Mundo donde se enroló como soldado durante las guerras de conquista y obtuvo el grado de alférez.
Aunque como mujer era más bien fea y plana de formas, al parecer resultaba atractiva como hombre y cortejó a varias damas siendo correspondida por ellas. Hizo, incluso, promesas de matrimonio que, como es de suponer, no cumplió y la obligaron a abandonar con prisas más de un lugar. Muy en su papel, hacía gala de un carácter altivo y pendenciero, dispuesto a desenvainar la espada al menor cruce de palabras y a participar en lances de honor. En una ocasión, actuando de padrino en un duelo, se enfrentó al otro padrino hiriéndolo de muerte. El moribundo mencionó su nombre y así supo Catalina que había matado a su hermano Miguel, a quien no había reconocido. Tenía entonces veintitrés años de edad.
Con treinta cumplidos fue condenada a muerte tras participar en una pelea y sólo se libró de la horca al confesar que era mujer y que, además, había huido de un convento de monjas. El obispo la hizo examinar por comadronas que atestiguaron que no sólo era mujer, sino también virgen. Fue enviada a España y recibida con honores por el rey Felipe IV, quien le confirmó su grado militar. Se había hecho famosa en toda Europa y sus aventuras corrían de boca en boca. Fue recibida por el papa Urbano VIII y autorizada a continuar vistiendo de hombre, y escribió sus memorias bajo el título 'Historia de la monja alférez', que fueron publicadas en 1829, en París, y traducidas a varios idiomas.
Sin embargo, la vida cómoda no iba con esta mujer que echaba en falta la acción y las tierras del otro lado de la mar océana. Diez años más tarde regresó a América, se instaló en México y montó un negocio de transporte de mercancías sobre acémilas. Su pista se pierde en aquel país y únicamente se sabe que murió a los cincuenta y ocho años de edad.
El mito, no obstante, persistió después de la muerte de Catalina de Erauso. Algunos afirmaron que había sido asesinada, otros, que se había ahogado en un naufragio y no faltó quien aseguró que se la había llevado el diablo debido a sus muchos pecados. Lo único cierto es que fue una mujer brava que se rebeló contra un destino impuesto y que decidió tomar las riendas de su propia vida hasta el final.
DATOS
Nacimiento: San Sebastián, 1592. Era hija de un militar, Miguel de Erauso, y de María Pérez de Gallárraga y Arce.
En el convento: A los cuatro años fue internada en el convento de San Sebastián el Antiguo, del que una tía suya era la priora.
Cambio de vida: A los quince años colgó los hábitos y, disfrazada de labriego, se fue del convento. Empezó a hacerse pasar por hombre.
Militar: Destacada en el combate, adquirió fama de valiente y diestra en el manejo de las armas.
Secreto desvelado: Para no ser ejecutada por una reyerta en la que se ve envuelta, desvela que es mujer. Entonces, recibe el apoyo del papa Urbano VIII y del rey Felipe IV.
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