Siempre agradeceremos, desde la diáspora vasca, el rescate para la historia y para la memoria que lleva a cabo Deia.
Para muestra, esto que dan a conocer acerca de la influencia vasca en el cine del estado español, con este muy completo apunte biográfico:
Nemesio Manuel Sobrevila, toda una vida con el cine a cuestas
El cineasta, arquitecto y decorador vizcaino, nemesio manuel sobrevila, llevó una vida intrépida e intensa
Jon MujikaFue la suya, una vida cargada de emociones con una pasión por bandera: el cine. No en vano, Nemesio Manuel Sobrevila, nacido en Bilbao en 1889, tuvo un alma renacentista y una vida compleja, intrépida e intensa. Realizó los estudios de arquitectura en Barcelona, ampliándolos en la Escuela Nacional de las Artes Decorativas de París. Desarrolló asimismo sus aficiones artísticas como vidriero y pintor, tomando parte en la Comisión de la Primera Exposición Internacional de Pintura y Escultura celebrada en la villa vizcaína en 1919 y se afanó en las artes del cine por lo que llegaron a llamarle –era lo propio de la época...–. el peliculero.
En 1927 dirigió Al Hollywood madrileño, una película desaparecida en la que introducía una crítica de las convenciones genéricas. Pese a la buena acogida de la crítica, provocó una encendida polémica y su retirada de la distribución. Un año más tarde, una nueva controversia con los jesuitas, patrocinadores del proyecto San Ignacio de Loyola (1928), terminó con su abandono. Debía de ser un hombre con carácter si se considera que también en 1929, realizó el cortometraje Las maravillosas curas del doctor Asuero que tampoco llegó a estrenarse y que en 1935 inició el largometraje La hija de Juan Simón para la productora Filmófono, donde a raíz de un enfrentamiento con Luis Buñuel, a la sazón su productor ejecutivo, se vio obligado a abandonar el proyecto, aunque se conservaron sus decorados. La acabaría firmando José Luis Sáenz de Heredia. En 1937, ya en plena Guerra Civil, comenzó el rodaje, también frustrado, de La División perdida. Puro terremoto.
Exiliado en París tras la caída de Bilbao, se hizo cargo del rodaje, en la capital francesa, de Gernika, patrocinada por el Gobierno de Euzkadi. La obra también fue conocida, en su versión francesa, como Aux secours des enfants d'Euzkadi, un documental en el que se rinde un homenaje el carácter pacífico, laborioso y ancestral del País Vasco, víctima de la guerra. En el se incluyen imágenes de Gernika el día del bombardeo. En 1938 dirigió Elai-Alai, un nuevo documental a través del cual se recrea simbólicamente la historia del País Vasco. En él se recogía la actuación del grupo durante la gira europea auspiciada por el Gobierno vasco para dar a conocer la situación de Euskadi. Al comenzar la II Guerra Mundial marchó a Sudamérica, viviendo en Chile, Venezuela y Argentina. Vuelve 20 años más tarde, instalándose en San Sebastián, donde falleció.
Fue la suya una vida con el cine a cuestas, ya les dije. En 1928 había presentado, en el Congreso Español de Cinematografía, la ponencia titulada Las aplicaciones de la Arquitectura en Cinematografía. Perteneciente a la Asociación de Artistas Vascos fue Sobrevila un pionero del cine vasco, dominando la composición, que desarrolló tanto en la arquitectura como en la acuarela y la vidriera, y que aplicó a su producción cinematográfica, donde se adentra, como en caso de Al Hollywood..., película en forma de sketches y donde usó de la animación, en el futurismo y surrealismo, alineándose en la vanguardia artística de su época.
Nemesio había nacido en el seno de una familia de comerciantes dedicados a la pañería. Dejó obra esparcida entre Bilbao, Madrid, San Sebastián, Fuenterrabía, Hendaya, Biarritz y varias ciudades latinoamericanas en las que trabajó como urbanista. Se hizo famoso entre los ciudadanos de la villa con su anteproyecto sobre el Jardín y Palacio de Bellas Artes de Bilbao (1911), punto de partida para una sonada polémica en tomo a la reforma del Parque del Ensanche. En 1913 es parte de la Asociación de Artistas Vascos de Bilbao de la que sería vicepresidente en 1917. Fue, como ven, un hombre siempre en pie de guerra.
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