Noain, Amaiur y Hondarribia son tres localidades en Euskal Herria que desmienten la versión histórica oficial perpetrada por el revisionismo españolista del asalto final a Nabarra Osoa; el de la "anexión voluntaria".
El año pasado se conmemoraron los 500 años de Noain, en 2022 le corresponden los honores al Chapultepec vasco; Amaiur.
Mientras llega la efemeride, les dejamos con esta entrevista publicada por Deia:
Ixabel Aleman Irungarai: "Espero que nuestro trabajo sirva para que generaciones futuras sepan lo que pasó entre 1512 y 1522"
Ixabel Aleman Irungarai es alcaldesa de Amaiur y miembro de Gaztelu Elkartea que recibirá el Premio Sabino Arana "por su labor y dedicación a la memoria"
Fernando AnbustegiEl premio Sabino Arana llega un año especial para el pueblo, cuando se cumple el 500º aniversario de la batalla y destrucción del castillo de Amaiur.
Por fin ha llegado 2022.
—Sí, se nos antojaba lejano pero el tiempo pasa más rápido de lo que pensamos.
No ha podido comenzar mejor, con el premio Sabino Arana.
—Estrenamos el año con un reconocimiento muy grato para Amaiur. El premio es para Gaztelu Elkartea y es extensible para todo el pueblo de Amaiur. Al fin y al cabo, la asociación ha sido la herramienta que necesitamos para trámites administrativos, pero el trabajo de a pie los hacemos las y los vecinos de Amaiur.
¿Cuándo fue creada la asociación?
—Se registró en la entonces Diputación Foral de Navarra en 1978, las y los jóvenes de entonces se unieron para volver a levantar el monolito construido en 1922 por iniciativa de la comisión de monumentos históricos y artísticos de Navarra, dinamitado en 1931. Yo era niña pero recuerdo la intensidad de la inauguración de 1982, nunca había visto tanta gente en Amaiur. El objetivo principal era levantar el monolito como elemento para mantener la memoria del lugar y recuperar el testigo de nuestros mayores. Pero también quería cubrir otras necesidades: organización de carnavales, campeonato de mus, actividades relacionadas con nuestro folklore y tradiciones en general.
Estos últimos 40 años el entorno del monolito ha cambiado mucho.
—Después de la inauguración y con el paso de los años todo el entorno se cubrió de maleza, mis recuerdos se limitan a la visita anual que hacíamos a las 6 de la mañana en fiestas del pueblo para el zinger-jate. Pero quedó lo importante, esa brasa que no se apagó y se vuelve a encender en 2004 cuando desde Amaiur surge la iniciativa de investigar arqueológicamente alrededor del monolito. Y fíjate, tras 16 años de excavaciones, es un orgullo dejar ese legado con las murallas y restos del castillo musealizados y accesibles para todo el público.
¿Cómo ha vivido el pueblo este cambio?
—Se han juntado varias cosas: la repercusión de las excavaciones desde su inicio en 2006 con el efecto pandemia de los dos últimos años. En 2021 han visitado el castillo 40.000 personas. Amaiur apenas tiene 250 habitantes y una única calle principal. Desde el pueblo con el apoyo del Ayuntamiento de Baztan impulsamos el parking para el centro de visitas en un solar al lado de la iglesia, pero hay mucho por hacer. Ahora el reto es lograr una buena convivencia entre las y los que nos visitan y el vecindario de Amaiur.
El museo de Arqueología también ha sido un paso importante.
—Muy importante y crucial. Lo que encontramos en el castillo se debía quedar aquí, era nuestro sueño. El patrimonio adquiere sentido cuando está en su entorno natural y cuidado por quienes viven junto a él. De manera provisional, tenemos el centro de arqueología inaugurado en 2020. Es pequeño y con el tiempo lo trasladaremos a la casa Agerrea, así podremos dotarlo de más entidad y atractivos.
El esfuerzo humano está siendo grande, supongo que el económico también.
—¡Ufff!, Inmensos los dos. Desde el auzolan hasta el trabajo con diferentes instituciones... es necesaria la combinación de ambos.
¿Han recibido ayudas económicas desde las instituciones?
—El Ayuntamiento de Baztan siempre nos ha apoyado, y el Parlamento y el Gobierno de Navarra desde los últimos seis años. También hemos tenido importantes apoyos de mecenas privados y de donativos a través del Mecna. Gracias a ello hemos podido adquirir en propiedad la parcela junto a la iglesia, derribar el pabellón de hormigón de la antigua vaquería, descontaminar los suelos y reubicar las torres de tendido eléctrico, finalmente hemos adecuado el parking del centro de visitas. En 2020 inauguramos el centro expositivo permanente a modo de pequeño museo del castillo que expone piezas excepcionales. En 2021 gracias a una enmienda del Grupo Vasco en el Congreso el Ministerio de Cultura nos otorgó una subvención nominativa para comprar la casa Agerrea, la que albergará en un futuro el museo y un servicio hostelero. Un pueblo como el nuestro necesita de un lugar donde además de tomar un café pueda convivir el vecindario y donde las y los visitantes puedan reponer fuerzas. Para este año, gracias a una enmienda de EH Bildu y Geroa Bai contamos con una partida en los presupuestos de Navarra para organizar actos conmemorativos del 500º aniversario.
¿Qué han organizado?
—Un acto central similar a los de 1922 y 1982 con un desfile de dantzaris e institucional desde la iglesia hasta el castillo, ofrenda floral y agurra. Si la pandemia lo permite organizaremos una comida para 500 personas. Esto en julio. En agosto queremos hacer un espectáculo de música, danza, cantos y teatro, al estilo del de 2012, al anochecer, con el castillo iluminado.
¿Puede adelantarnos algo más?
—El 16 de abril, presentaremos el cómic Amaiur de Asisko Urmeneta. El 29 de mayo, en colaboración con Baztango Mendigoizaleak, la Baztango mendi ibilaldia será en Amaiur y recorrerá las antiguas mugas con Baztan. Además a lo largo del año estamos programando numerosos actos, presentaciones de libros, conferencias, campeonato de sokatira, recitales, etc., con una filosofía de apoyar al sector cultural de nuestro entorno que tan mal lo ha pasado con la pandemia, y que a su vez nos enriquezcan con sus aportaciones.
Será un año inolvidable.
—Para los y las de ahora y aquí seguro que sí. Sólo espero que de aquí a 100 años digan que nosotras también supimos recoger los testigos de 1922 y 1982, y que sirva para que las generaciones futuras sigan teniendo en su memoria la independencia que perdió el Reino de Navarra entre 1512 y 1522.
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