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viernes, 1 de noviembre de 2019

Bolivia en la Mira de Washington

Venezuela, Ecuador, Chile...

En todos estos países, a últimas fechas, se vive la convulsión creada por el neolibaralismo y el imperialismo estadounidense.

Washington  ha decidido extender e incrementar la virulencia de sus ataques en contra de los gobiernos progresistas de América Latina. 

Ahora es el turno de Bolivia según nos informa la página Primera Línea por medio de este reportaje:


La escalada de violencia por la que atraviesa el país en los últimos días, está enmarca en una arremetida golpista contra el gobierno de Evo Morales y tiene varios operadores dentro del país, tal es el caso de Carlos de Mesa y Luis Fernando Camacho; pero desde fuera de Bolivia, este movimiento es financiado desde Estados Unidos.

El objetivo no es otro que el de quebrar el proceso de transformación liderado por un indígena que ha llevado a Bolivia a una estabilidad social y a un crecimiento económico inéditos, basados en un modelo propio de redistribución de la riqueza.

Otro de los objetivos de la arremetida golpista es el de evitar la caída de los gobiernos neoliberales de la región aliados de Estados Unidos, como el de Chile y Ecuador, y en los cuales el descontento social se ha desbordado.

Este movimiento golpista tuvo sus inicios con las plataformas ciudadanas del 21F, las que promovieron acciones políticas desestabilizadoras y que encontraron apoyo en los medios de comunicación de propiedad de la oligarquía que quiere volver al poder, como Página Siete y El Deber, acompañados por decenas de “analistas”, que no son otra cosa que viejos políticos neoliberales.

Asimismo, varias ONGs, en su mayoría “ambientalistas” y con financiamiento externo, buscan menoscabar al gobierno de Morales, entre ellas están Ríos de Pie, la Fundación Solón, Jubileo, Milenio, Fundación Tierra y varias otras que manejan discursos similares.

Desde EEUU, personajes desacreditados como el prófugo Carlos Sánchez Berzaín y Eva Sara Landau, promueven la desestabilización del gobierno, buscando que en Bolivia se instaure un gobierno neoliberal favorable a sus intereses políticos.

Quienes están detrás de todo esto forman parte de un plan para derrocar al presidente Evo Morales a través de actos violentos y criminales, aprovechando la coyuntura de las elecciones del 20 de octubre.

Acá presentamos los principales actores que planificaron todas estas acciones fuera de nuestras fronteras.

Carlos Sánchez Berzaín

“Solamente hay dos clases de bolivianos: los que están con la dictadura y los que están con la democracia y aquí estamos lo que estamos con la democracia. Para derrotar a la dictadura necesitamos unidad de verdad”, dijo hace unos días Sánchez Berzaín, también desde Estados Unidos, rodeado de carteles que decían “justice for Bolivia”.

Las palabras del exministro Gonzalo Sánchez de Lozada y uno de los principales sindicados por la “Masacre de Octubre” de 2003, cayeron mal hasta en los propios sectores movilizados, sin embargo, marca el mismo lineamiento de buscar la renuncia de Morales y no así una salida democrática.

Y aunque no lo mencionaron directamente, tanto Carlos de Mesa, como Luis Fernando Camacho, siguieron al pie de la letra el pedido de Sánchez Berzaín. El primero al aceptar y luego rechazar la auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el segundo al rechazar un cuarto intermedio y pedir directamente la renuncia de Morales.

Eva Sara Landau

“Desde el domingo, en la reunión de Gabinete, se acordó que todas las secretarias de máxima confianza del dictador Evo Morales, de García Linera y de ministros empiecen a falsificar papeletas para la auditoría que el mismo Linera pide a la OEA (…). Mesa debe dejar de pedir segunda vuelta y unirse al pueblo para pedir que Evo Morales se vaya de inmediato”, dijo Landau desde Estados Unidos pocas horas antes que se registren los primeros fallecidos en Montero y sin presentar ni una sola prueba de sus afirmaciones.

Anteriormente, Landau fue el nexo para que algunos parlamentarios bolivianos pidan, a través de una carta, la intervención de Estados Unidos en Bolivia; pero luego de haber fracasado, manda las directrices que deberían seguir las protestas en Bolivia.

Un día después de las declaraciones de Landau en su cómodo departamento de Washington, el presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, replica las mismas palabras desde la capital cruceña.

Landau se autodefine como como “exiliada en USA, capitalista, judía, provida y anticomunista”. Asimismo, junto a su esposo tienen la consultora “Darkhorse Political”, misma que trabajó junto a Donald Trump.

“Ríos de Pie”

Esta supuesta Organización No Gubernamental (ONG) cobró más visibilidad aprovechándose de los incendios en la Chiquitanía, disfrazándose de ambientalistas y dirigidos, por Jhanisse Vaca Daza.

Pero en las últimas semanas, antes y después de las elecciones cambiaron su “lucha ambientalista” por una “lucha por la democracia”, misma que se traduce en una serie de acciones golpistas que buscan desestabilizar el Estado.

Por ejemplo, en días pasados iniciaron protestas “pacíficas” con “tomas simbólicas” de instituciones estatales como Bolivia TV o el Banco Unión, lo cual no hace más que preparar el terreno para dar lugar a acciones violentas.

Vaca Daza asistió a la Universidad Estatal de Kent, en Ohio, donde su tesis se centró en Regímenes Autoritarios en Sudamérica. También estudió en la Harvard Kennedy School, participando en su programa “Liderando Movimientos no Violentos para el Progreso Social”. Ahora ella “lidera” una red de organizaciones occidentales que entrenaron y asesoraron a los líderes de las operaciones de Cambio de Régimen desde Venezuela hasta Europa del Este. La información fue revelada por el periodista Wyatt Reed en el sitio The Grayzone, donde señaló que Vaca Daza es una agente de Estados Unidos en Bolivia.

Calla Hummel

También llegada desde Estados Unidos, donde es docente de Ciencias Políticas de la Universidad de Miami, Hummel participó activamente en las manifestaciones contra Dilma Rousseff en Sao Paulo, organizando cacerolazos e investigando cómo grupos de choque tumban gobiernos legítimos. Ahora se encuentra en Bolivia organizando movimientos como el del “cacerolazo”.

En su Facebook, Hummel celebra poder haber organizado el primer cacerolazo. Escribe en inglés lo siguiente: “¡Mi primer cacerolazo! Este es el final de Sopocachi. Pasó por unos 45 minutos (esto está pasando por mi calle, lejos de las principales protestas, hay varios cientos de personas en la otra dirección y más en otras partes del barrio)”.

De esta forma, esta “activista” norteamericana pretende organizar este tipo de protestas que tienen cierto eco en la clase media desinformada y que ha asumido el cacerolazo como una medida de lucha contra el gobierno elegido por el 47% de los bolivianos.






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