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lunes, 4 de febrero de 2019

El Asesino Oceánico

Son las bolsas... indudablemente.

Son los popotes... definitivamente.

Son las agarraderas de los six packs... evidentemente.

¡Es la ropa! 

Obviamente.

Y así, de culpable en culpable puede ser que algún día los ambientalistas por fin lleguen al meollo del asunto: el capitalismo.

Por mientras y de acuerdo con este artículo en The Huff Post, si usted ama a los delfines, a las ballenas, a las tortugas y a las gaviotas, deje de usar nylon y poliéster por favor:


Un nuevo estudio encontró microplásticos de nylon y poliéster en decenas de animales muertos

Óscar Balderas

Aquí hay más evidencia de que los desperdicios plásticos son un desastre para nuestros océanos.

Investigadores que estudian la basura en los mares descubrieron dentro de los cadáveres de decenas de ballenas, delfines y focas una gran cantidad de desperdicios, pero no eran bolsas de plástico o popotes, sino fibras sintéticas usadas para crear ropa.

Un estudio de la Universidad de Exeter, publicado este jueves, examinó los tractos digestivos de 50 mamíferos marinos en diez diferentes especies cuyos cuerpos se han encontrado en las orillas de Reino Unido. Los investigadores hallaron microplásticos, es decir, desechos con menos de 5 milímetros de largo, dentro de la mayoría de los animales.

El 84% de esas partículas eran fibras de ropa y solo el 16% eran fragmentos de objetos de plásticos más grandes, como vasos o popotes. El nylon, que ocupó el 60% de las fibras encontradas, es usado en múltiples creaciones de ropa, como pants, ropa interior y calcetines.

No está claro si la presencia de esos plásticos dentro de los mamíferos pudiera estar relacionado con sus muertes. El coautor del estudio Rob Deaville dijo al HuffPost que otros factores pudieron matar a los animales, como enfermedades infecciosas o hambre. Pero confirmó que se trata de una llamada de atención.

En general, los efectos del plástico en la fauna animal marina no han sido profundamente estudiados y parece que, entre más grande es el animal, menos sabemos. Un estudio de 2016 de la Universidad Lund encontró que los peces que comían zooplancton contaminado con microplásticos experimentaron un cambio en su comportamiento depredador y su apetito disminuyó.

El estudio de la Universidad de Exeter confirmó que más investigaciones son necesarias para entender la consecuencias sanitarias de las partículas plásticas en organismos vivos, una vez que son ingeridas.

Louise Edge, jefa de la campaña contra el plástico en los océanos de Greenpeace Reino Unido, calificó los hallazgos como "vergonzosos" y añadió que el estudio "muestra el nivel de contaminación de nuestros océanos".

Los resultados de este estudio llegan justo cuando el gobierno y grandes negocios enfrentan una importante presión social para reducir la producción y distribución de plásticos.

Aproximadamente 12 millones de toneladas de plástico son arrojadas al mar cada año. La discusión pública se ha enfocado principalmente en plásticos de un solo uso, como botellas de plástico, popotes y bolsas, entre otras cosas, pero no en la contaminación que dejan los materiales sintéticos para hacer ropa, como poliéster, nylon y acrílico.

Cuando la ropa entra a la lavadora puede despedir fibras que son 100 veces más delgadas que el cabello humano, lo suficientemente pequeñas para que se escapen a los sistemas de filtración caseros y en plantas de tratamiento de aguas. Esas fibras llegan a los océanos, donde se integran a la cadena alimenticia del mar.

"Sabemos muy poco sobre los impactos de las microfibras en la salud de animales no humanos y las personas", escribió la periodista Mary Catherine O'Connor, quien recientemente escribió al respecto para varias organizaciones sociales dedicadas a proteger el medio ambiente.

"Pero lo poco que sabemos nos indica que debemos hacer más investigaciones".






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