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domingo, 19 de diciembre de 2021

La Junta Nacionalista de Socorros

Hace cien años, gracias al surgimiento del sueño soberanista, el pueblo vasco se negaba a participar en las guerras que Madrid libraba en contra de quienes luchaban por librarse del centenario yugo colonial. La Guerra del Rif fue la prueba de fuego para esa generación que no quería ver a los jóvenes vascos ir a morir sin más razón que la obsesión española por retener los remanentes de su otrora poderoso imperio.

De ese particular momento en la historia del incipiente internacionalismo vasco nos habla este artículo publicado en Deia:


Por nuestros hermanos en África

Hace cien años se creó en Bilbao la Junta Nacionalista de Socorros, bajo la advocación de Nuestra Señora de Begoña, una hermosísima iniciativa

Gurutze Ezkurdia Arteaga, Karmele Perez Urraza y Begoña Bilbao Bilbao

Este año en que se recuerda la guerra de África, no queremos obviar –dada su enorme relevancia–, el centenario de la creación en Bilbao de la Junta Nacionalista de Socorros, bajo la advocación de Nuestra Señora de Begoña.

Euzko Gaztedi hizo una llamada a los nacionalistas vascos para que acudieran en ayuda de los soldados abertzales que luchaban en África. Aberri (30-09-1921), calificó la constitución de la Junta como hermosísima iniciativa recordando, a su vez, que desde hace cuarenta y cinco años tenemos que rendir tributo de sangre al Estado español por la ley del 76 que impuso las "quintas" en nuestra Patria. El nacionalismo vasco manifestó su protesta contra la ley de 1876 que fue la que obligó a los jóvenes vascos a tomar parte en una contienda de la cual ni siquiera conocían el objetivo que perseguía. Van a luchar con un pueblo que quiere ser libre como nosotros, escribía Ibargaraondo en Aberri.

En este contexto surgió la iniciativa de organizar la Junta Nacionalista de Socorros alegando que no puede desamparar a los jóvenes obligados a ir a la guerra ni a sus familias que aquí quedan dolorosamente quebrantadas. Por ello ha constituido una Junta de señoras y de patriotas socios de esta Juventud, que ha de ofrecer el alivio moral de nuestro cariño y de nuestra preocupación por la suerte de aquellos y de estas, así como ayudas de todo género.

El momento más dramático de la guerra de África tiene lugar en los meses de julio y agosto de 1921, siendo su punto culminante la derrota sufrida por los españoles el 22 de julio en Annual. Ese suceso, conocido como el "Desastre de Annual", supuso un gran triunfo para los rifeños guiados por Abdelkrim, que lo aprovechó para proclamar la República del Rif. El empeño del general Fernández Silvestre, apoyado por Alfonso XIII, de controlar el Rif hizo que perdieran la vida unos 10.000 soldados.

Paulo Iantzi explica lo ocurrido allí con el siguiente bertso:

Arruit, Zeluan ta Nadorrak,

ango odol-galtze gogorrak,

gorriturik daude lurrak;

ango kontuak aditu eta

bat artutzen du beldurrak;

ez dira noski gezurrak:

egazkiyak ta txakurrak

txupatzen illan ezurrak...

Tras el escándalo que supuso Annual, se generalizaron las protestas contra la guerra y contra el sistema de reclutamiento de cuota, establecido en 1912 y que beneficiaba a las clases más pudientes, ya que podían acortar su tiempo de servicio a cambio de pagar una cantidad considerable de dinero.

La prensa del momento, pide responsabilidades por Annual, no solo a Dámaso Berenguer, alto comisario de España en Marruecos, o Fernández Silvestre, comandante general de Melilla, sino también al rey Alfonso XIII, llamado "el africano" por su implicación en los conflictos del norte de África.

El nacionalismo vasco, siguiendo el pensamiento de Sabino Arana, defiende el derecho de los pueblos a su independencia, y está en contra de la guerra de Marruecos. Aberri realizó una dura campaña contra la guerra y contra la ley que obligaba a los vascos a participar en ella. Junto a la información mencionada, insertaba un recuadro en el cual destacaba el eslogan Guerra a la guerra, defendiendo como justa la causa del pueblo rifeño. Rosa María Madariaga, historiadora experta en el tema, asegura que este colectivo constituido por gente joven, y muy influido por el pensamiento de Elizalde, trató de hacer salir el problema vasco de su marco puramente local. Dio al colonialismo un carácter nuevo, estableciendo un paralelismo entre la cuestión colonial y la cuestión nacional.

Esta actitud y la oportunidad de las mujeres de dar otro paso en el movimiento nacionalista posibilitaron la creación de la segunda organización de mujeres –la primera fue el Ropero Vasco–, compuesta por 22 mujeres, cuyos nombres publicó Aberri el 12 de noviembre de 1921. Teresa Azkue, Sofía Mac Mahon, Victorina Larrinaga, María Aranzadi, Carlota Olano, Juana Chalbaud y Catalina de la Sota se responsabilizaron de la dirección de la Junta, que después de la campaña para la que fue creada, continuó auxiliando a las familias nacionalistas necesitadas. Las mujeres anunciaron su intención en Euzkadi de que la Junta siempre acudirá en socorro del nacionalista necesitado, e iremos a remediar sus quebrantos y aliviar sus dolores. Aunque, como junta mixta al principio, comenzaron su labor en la sede de Euzko Gaztedi, pronto se trasladaron a los locales del Centro Vasco, en la Plaza Nueva. Las mujeres gestionaron el envío de cartas, dinero, paquetes con desinfectantes y jabones o, incluso, mosquiteras confeccionadas por grupos de mujeres. En noviembre publicaron en Aberri un llamamiento solicitando a todas las Juntas Municipales, Juventudes y Batzokis el envío de datos de sus socios y afiliados que se encuentren en cualquiera de los Regimientos en África, para que el socorro pueda alcanzar a todos los patriotas euzkotarras, que son, según nuestras referencias, muchos cientos, tal vez miles.

También abrieron una suscripción tanto en el mismo Aberri como en todos los batzokis y puso en marcha una oficina permanente para la organización de las ayudas e informar a las familias. Además de repartir bonos para comida en casas necesitadas, la Junta de Socorros ayudó a huérfanos y pagó la escolarización de niñas pobres. En 1922, organizada EAB, las mujeres de la Junta eran militantes de Emakume Abertzale Batza, y en los años 30, la actividad asistencial de EAB se integró en la Junta Central de Asistencia Social creada por el BBB del PNV.

La Junta Nacionalista de Socorros organizó diferentes eventos contra la guerra, que sirvieron, además, para recaudar dinero y poder seguir ayudando a las familias y soldados en África. Uno de esos eventos fue la representación de la obra de Arturo Campión Pedro Mari, adaptada por Alfredo Etxabe, estrenada el 18 de marzo de 1922 en el teatro Campos Elíseos de Bilbao. En palabras de Adolfo de Larrañaga "Pedro Mari", es tan humana, que puede recorrer el mundo para mostrar a la Humanidad que aquí, en un rincón de los Pirineos hay un pueblo que pide justicia. Es una obra llena de patriotismo, que a su vez escenifica el sufrimiento que conlleva la guerra. Algunos autores apuntan que se utilizó para hacer pedagogía nacionalista tanto en su estreno como en su representación en Donostia, Iruñea, Elizondo, Eibar y Gasteiz.

Las mujeres nacionalistas trabajaron activamente en la organización y representación de esta obra. Aberri calificó su participación como insuperable: Las señoritas Aretxabaleta aplaudidísima en su difícil papel de Anita, Ramos en Katalin, Boulandier, Arbeloa, la pequeña Agirre, San Cristóbal, Heredia y Atxitia contribuyeron de manera principal al éxito alcanzado por "Pedro Mari".

Paralelamente al trabajo de la Junta Nacionalista se organizaron otras iniciativas de solidaridad. La Caja de Ahorros Municipal de Bilbao organizó el «Aguinaldo del Soldado Vizcaíno», abriendo una suscripción especial con un donativo de 10.000 pesetas. El aguinaldo lo fue para los soldados de los dos batallones expedicionarios de Garellano y a los vizcaínos incorporados a otros regimientos. Se envió tabaco, comestibles y ropa de abrigo. Además, Ramón de la Sota Llano ofreció el Artiba-Mendi para transportar gratuitamente, en vísperas de Navidad, los paquetes destinados a los soldados.

La revista Garellano comenzó a publicarse el 8 de octubre de 1922, día de la marcha del regimiento Garellano a Melilla, con la idea de establecer un órgano gráfico y literario que fuera una posibilidad de unión entre los ausentes y sus familiares y amigos.

Los soldados heridos y enfermos fueron recibidos para su tratamiento en hospitales organizados para ello, como el palacio Oriol de Santurtzi, Elejabarri o Victoria Eugenia, en Bilbao y el chalet Ondategui, en Las Arenas. La revista Garellano, explica que este hospital de 24 habitaciones, costeado por Ramón de la Sota Llano y atendido por su esposa e hijas, está dirigido por el doctor Areilza, ayudado por Siervas de Jesús.

Homenaje a los bizkainos fallecidos en África

La Diputación de Bizkaia acordó en sesión del 17 de diciembre de 1924, dedicar una lápida en recuerdo de los soldados y oficiales vizcaínos muertos en África. La lápida escultórica de homenaje se encargó al escultor Higinio Basterra que la colocó en el vestíbulo principal del Palacio entre septiembre y noviembre de 1926. El presidente del gobierno Primo de Rivera tuvo especial interés en acudir a la inauguración celebrada el 19 de diciembre de 1926.

El grupo central, en la imagen, representa los tres ejércitos, tierra, mar y aire. A ambos lados se colocaron dos grandes lápidas de mármol blanco con los nombres, trazados en rojo, de los jefes, oficiales y clase e individuos de tropa, ciento treinta y tres en total, que fallecieron en África. Dichos nombres fueros facilitados por ayuntamientos y familias a petición de la Diputación. Basterra estudió en París e Italia becado por la Diputación y el Ayuntamiento, y es autor de innumerables esculturas de carácter funerario instaladas en muchos cementerios vizcaínos. Profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao, fue uno de los creadores del Museo de Reproducciones Artísticas de Bilbao y autor del Cristo yacente, uno de los pasos más importantes de la Semana Santa bilbaína, realizado en 1944. Seguramente la coyuntura política del momento hizo que tanto la escultura como su autor Higinio Basterra Berastegi, encarcelado en 1937 y represaliado por sus ideas nacionalistas, nos sean bastante desconocidos.

La historiografía señala que las consecuencias de la guerra de África no se redujeron a las pérdidas humanas, sino que resultaron decisivas, tanto para el golpe de Estado del general Primo de Rivera de 1923, como para la sublevación de 1936 que dio origen a la Guerra Civil.

 

 

 

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