Por medio de los buenos oficios de Deia en el tema histórico traemos a ustedes este reportaje acerca de nuevos descubrimientos cartográficos:
La aparición de nuevos documentos durante el siglo XXI en diferentes bibliotecas europeas supone un avance en la cartografía histórica hispana y, obviamente, tiene también su repercusión en la vascaJabier AspuruUn documento de la Biblioteca Real de Estocolmo ha permitido datar en 1544 y atribuir la autoría del Atlas de El Escorial a Alonso de Santa Cruz. Realizado a raíz de un encargo para Carlos V, puede considerarse como el primer mapa en el que aparecen ubicados con cierta aproximación más de 300 lugares de todos los territorios vascos. Solo es comparable al mapa de Gipuzkoa de 1578 aparecido en el Theatrum, de Ortelius, en el que es evidente la implicación de algún cartógrafo vasco en su elaboración por la gran y exacta definición, en especial, de la zona del Alto Deba. Todo apuntaría a la participación de Esteban de Garibay.Del cosmógrafo portugués al servicio de Felipe IV, Pedro de Texeira, en 2001 se editó el documento con mapas iluminados de 1660 Compendium Geographicun, que se hallaba en la Universidad de Uppsala, en Suecia. En 2000, también de Texeira, se encontró en la Biblioteca Nacional de Viena otro atlas iluminado de 1632, Descripción de España y las costas y puertos de sus reynos. Ambos mapas han permitido completar el estudio de la figura de Texeira. Asimismo, en la Biblioteca de la Universidad de Estocolmo, en 2001, se halló otro atlas iluminado con dibujos del italiano Leonardo de Ferrari, el Atlas de Heliche, de 1656. En él pueden contemplarse fortificaciones de varias plazas fuertes de la península y otros territorios, entre ellas, las vascas Hondarribia e Iruñea.En todos estos proyectos, que responden a intereses militares del imperio hispano en su disputa con el francés y que han sido sigilosamente guardados, los territorios vascos han sido muy disputados y han tenido protagonismo debido a su ubicación entre ambos reinos.El estudio de todos estos documentos ha permitido cubrir un vacío en la cartografía hispana, entre los Civitates y los Theatrum flamencos del siglo XVI y los mapas de Tomás López y Vicente Tofiño del siglo XVIII.El documento de Viena lo editó la editorial donostiarra Nerea en 2002 como Atlas del Rey Planeta, con un completo estudio, entre otros, de Felipe Pereda y Fernando Marías.Este atlas surgió en la época de la pérdida de los territorios de Flandes y los intentos de implantar un estatismo económico, fomentado con anterioridad por el Conde Duque de Olivares y que dio como resultado la independencia de Portugal, en 1640, y la desafección catalana manifestada en importantes revueltas, entre ellas la de Els segadors. Una de sus medidas hacendísticas más importantes fue la implantación del tributo de la sal, por cédula real en 1631, lo que dio lugar en Bilbao al conocido como Motín de la Sal, cuyos promotores fueron ejecutados en la Plaza Mayor (Vieja) frente a San Antón, donde hoy día existe una placa en su recuerdo.Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística ha publicado una colección de censos, algunos anteriores al de Floridablanca. En uno de ellos, el Censo de la Sal de 1631, aparecen datos de acopios de sal de todos los pueblos y concejos de Araba, excepto Laudio, que se regía por el fuero de Bizkaia. Los territorios de Bizkaia y Gipuzkoa se negaron a hacer acopios y, por lo tanto, no aparecen. Tampoco hay ninguna mención de Nafarroa ni de los territorios pertenecientes a la corona de Aragón.En este contexto y bajo la premisa de quien se hace dueño del mar también será rey de la tierra es como nace el encargo para Pedro de Texeira del atlas Descripcción de España y las costas y puertos de sus Reynos, conocido como Atlas del Rey Planeta.Corsario, espía e ingenieroPedro de Texeira (1595-1662) fue un corsario, espía, ingeniero militar y cosmógrafo portugués que sustituyó, tras su fallecimiento, a otro gran cartógrafo luso en la corte, Joâo Baptista Lavanha, un autor que se adelantó a su tiempo al realizar el incomparable mapa de Aragón en 1621.Texeira viajó directamente a Donostia en 1622 para iniciar la descripción de las costas. Existen muy pocas dudas sobre la autoría, en primera persona, de los mapas y de los textos referidos a la costa vasca, algo que no se puede asegurar para el resto del litoral peninsular. El encargo requería “noticia y relación de los puntos fuertes y flacos...”. Por ello, Texeira fijó su trabajo en tres niveles: el de la geografía general, el de la descripción continuada de la franja litoral y el de la identificación de puntos de especial interés para la defensa del territorio.Para ello, recorrió la franja litoral observando y perfilando panorámicas desde sus puntos culminantes, es decir, los montes y las puntas o cabos. De la importancia de la costa vasca en el atlas de Texeira dan constancia los nueve mapas de detalle para las once leguas de franja litoral de Gipuzkoa, en el que se incluyen vistas de los estuarios de Hondarribia, Pasaia, Donostia, Getaria, Zumaia, Deba, Orio y Mutriku, además de otro general de la costa de Gipuzkoa y los cinco mapas de Bizkaia para 16 leguas de litoral. Aquí se incluyen vistas de Ondarroa, Lekeitio, Bermeo y Portugalete, además de la general del litoral de Bizkaia. Mucha definición si comparamos con los cuatro mapas para las 77 leguas de litoral del Principado de Catalunya. Además, incluye dos fabulosos dibujos con los escudos de Gipuzkoa y Bizkaia.En sus planos, la línea de costa se representa como una sucesión de arcos, exagerando las secuencias y diferenciando las costas altas y las bajas. El río en el punto de encuentro con el mar centraba el interés descriptivo, en ocasiones remontando para dejar constancia de las cantidades de hierro mineral labrado en la ferrerías que por ellos llegaba al mar para la exportación. En Urdaibai la curiosidad viaja con la pleamar hasta Gernika para encontrarse con el Árbol y la Casa de Juntas. Bilbao aparece con su resguardado puerto frente al único puente de San Antón, en contraste con la posición aduanera de Portugalete.Los dibujos de Texeira sobre la costa vasca constituyen los más antiguos y exhaustivos de los lugares representados, exceptuando Bilbao y Donostia que ya habían sido dibujadas en el Civitates en 1572 y 1575, respectivamente.En cuanto al texto se refiere, hace una descripción de las provincias. De Gipuzkoa cita el trabajo con el hierro y las ferrerías, la construcción de navíos, la madera, las manzanas y la sidra ... muy poblada de buenas villas y muchas casas antiguas que llaman solariegas... la gente es belicosa y dada a las armas, donde an salido balientes soldados y sabios marineros. Conservan oy la abla y trage antiguo de España. A partir de ahí una descripción de cada uno de los puertos. De Bizkaia también cita la abundancia de robles y castaños con los que fabrican navíos. Produze muncho hierro que cargan en sus puertos, en / minerales para lavrar en Guepuscoa, Asturias y otras partes, cargando tanbien en gran cantidad lavrado como en clavazón, cañones, guarniziones de espadas, erraduras, rexas… que atrueque dellas, se aze rico y abundante de todo... la gente es robusta y belicosa y lo han bien mostrado munchos balientes soldados y expertos marineros… También cita que conservan la lenguaque llaman vascuence, es la más oscura y menos entendida de España. A continuación hace una descripción de los puertos, en especial del de Bermeo del que dice ser el más grande y más antiguo.Para la fortificaciónAdemás de la importancia de estos estudios citados y documentos referidos a Texeira encontrados en bibliotecas europeas, debemos citar otro extraordinario manuscrito que existe en la Biblioteca Foral de Bizkaia firmado por el propio Texeira en 1636, Relación de algunos discursos tocantes a la defensa de Spaña. Incluye cinco extraordinarios mapas con vistas corográficas muy vistosas y con propuestas para la mejora de la fortificación de las plazas. Este inédito documento es, sin duda, uno de las representaciones cartográficas más valiosas que existen en los archivos o bibliotecas vascos. Los mapas incluyen una vista panorámica de la costa de Gipuzkoa y planos de detalle de las plazas de Hondarribia, Pasaia, Donostia y Getaria. Tienen una mayor precisión y detalle que los aparecidos en el Atlas del Rey Planeta de Viena. Estos mapas ya los conoció y los utilizó por su vistosidad Martín de Retana para ilustrar ejemplares de La Gran Enciclopedia Vasca, pero al margen de cualquier catalogación o referencia al autor, del que desconocía su relevancia. Con posterioridad, han sido publicados por otros autores como Joseba Agirreazkuenaga.Recientemente, la historiadora Clotilde Olaran Múgica, que dirige la Sección de Asesoramiento Bibliotecario de la Diputación Foral de Bizkaia y es profesora en la Universidad de Deusto, ha catalogado el documento en una excelente publicación del Instituto Bibliográfico Manuel de Larramendi, El cartógrafo Texeira y la costa de Gipuzkoa, que además incluye una transcripción completa del texto manuscrito. Clotilde Olaran ya publicó en el ámbito de la cartografía el exclusivo e imprescindible trabajo de Índice de las relaciones geográficas enviadas a Tomás López.Aparte de estos trabajos sobre la costa vasca, Texeira también viajó al País Vasco en 1636 para planificar las defensas en la zona de los pasos de montaña de los Aldudes, en un encargo del Reino de Navarra ante el temor de una acción de las tropas francesas. Se trata de dos vistosos mapas que se conservan en el Archivo de Simancas: en uno aparece la propuesta de fortificación para la villa de Burgete y el valle de Valcarlos y, en el otro, el valle del Baztan, Errazu y el castillo de Maia (Amaiur). Incluso en 1638, una vez levantado el asedio de Hondarribia, también hizo labores de espionaje en Sokoa, Donibane Lohizune y Ziburu.Intereses de los imperiosTodos estos proyectos en general obedecían a los intereses militares de los grandes imperios representados por las monarquías europeas donde los vascos éramos observados y mapeados en función de intereses ajenos a nuestro país, dejando una huella cartográfica en ocasiones interesada.Tendríamos que esperar hasta el siglo XVIII y a los requerimientos del cuestionario del cartógrafo Tomás López, que tienen una amplia respuesta autóctona, aunque en la mayoría de los casos más voluntariosa que experta en los pintorescos croquis enviados. Aun así, puede afirmarse que es del gabinete de Tomás López de donde nacen los primeros mapas con detalle de los territorios vascos.Será ya en el siglo XIX cuando surjan los primeros cartógrafos vascos: José Joaquín Olazabal, en Gipuzkoa;Timoteo Loizaga y Víctor Munibe, en Bizkaia, y Martín Saracibar, en Araba, cuyos trabajos son incorporados a los mapas de Francisco Coello, junto a los textos de Pascual Mádoz. En el caso de Nafarroa, se sirvió de la abundante cartografía francesa ya existente. Mapas que constituyen los primeros de nuestros territorios con métodos topográficos modernos.
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