Los que integran el poder detrás del poder en Washington se regocijan cada vez que Hollywood estrena una película más acerca del Holocausto.
Y es que cada una de esas películas es una pieza de propaganda con la que se matan dos pájaros de un tiro: por un lado se oculta el genocidio palestino a manos de los sionistas mientras que por el otro se corre un espeso telón que esconde la responsabilidad de los estadounidenses en otra hecatombe, la de los pueblos originarios de América del Norte.
Historial de destrucción y despojo que sigue hasta nuestros días y que quedó en evidencia durante la crisis de los ductos de gas y que nos ha regalado un grotesco episodio en el corazón mismo de la capital estadounidense frente al monumento de un ilustre estadounidense que en su momento ordenó una de las matanzas más numerosas en la historia de la humanidad, el ahorcamiento masivo de prisioneros de guerra sioux en Mankato, Minnesota.
Ahora bien, ¿ha qué grado llega la negación de un estadounidense promedio con respecto a su responsabilidad histórica en el exterminio de millones de personas? Tan solo lean la declaración de la tal Deb Haaland, supuestamente integrante de un pueblo originario.
Ahora bien, ¿ha qué grado llega la negación de un estadounidense promedio con respecto a su responsabilidad histórica en el exterminio de millones de personas? Tan solo lean la declaración de la tal Deb Haaland, supuestamente integrante de un pueblo originario.
Aquí la información por conducto de La Jornada:
Imágenes que se volvieron virales en Internet causaron indignación en Estados Unidos al mostrar a jóvenes blancos, católicos y seguidores de Trump, intimidar a participantes en una manifestación a favor de los derechos de los pueblos indígenas. En una ceremonia en que un patriarca indígena, Nathan Phillips, cantaba y tocaba un tambor afuera del monumento al presidente Abraham Lincoln en Washington.El hombre se vio de pronto rodeado por adolescentes blancos de un colegio católico que llevaban las gorras rojas de béisbol con la leyenda “Hacer Grande a América de Nuevo” de los seguidores del presidente Donald Trump.Uno de estos jóvenes se para justo enfrente de Phillips, de 64 años y sonríe burlonamente mientras el líder indígena no deja de tocar y cantar una canción. Otros chicos se pueden ver en la misma actitud intimidatoria.Mientras que los nativos protestaban por las condiciones de vida en la que viven los grupos indígenas, los jóvenes, de un colegio católico, participaban en una marcha contra el aborto.En un comunicado, el Movimiento de los Pueblos indígenas señaló que el incidente es “emblemático del discurso” de Trump.La primera congresista nativa estadunidense, la demócrata Deb Haaland, quien es católica señaló:”Ver a un grupo de estudiantes de un colegio católico practicar tanta intolerancia es muy triste para mí”.Debido a que los jóvenes portaban además chamarras del Colegio Católico Covington, de Kentucky, esta institución afirmó que abrirá una investigación y probablemente expulsará a los jóvenes que intentaron intimidar a los indígenas.
Aquí el video de los hechos en el canal Guardian Science and Tech:
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