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jueves, 3 de enero de 2019

De Esclavos a Consumidores

Noam Chomsky continúa denunciando los excesos del neoliberalismo y de ello nos habla este artículo en Avispa Midia:


María Hidalgo

Una de las últimas reflexiones sobre un tema que nos afecta a todos, del libro de Noam Chomsky, la industria de la publicidad.

“Mientras la población general sea pasiva, apática y desviada hacia el consumismo o el odio de los vulnerables, los poderosos podrán hacer lo que quieran, y los que sobrevivan se quedarán a contemplar el resultado”.

Noam Chomsky es filósofo, escritor, controvertido activista y uno de los lingüistas más brillantes y reconocidos de la actualidad. Su trabajo es estudiado en las universidades de todo el mundo, desde facultades de psicología hasta titulaciones lingüísticas, pasando por muchas otras disciplinas. En este post os explicaremos brevemente lo que él considera la estrategia más común en la manipulación mediática.

“La industria de las relaciones públicas, la industria de la publicidad es la que se dedica a la creación de consumidores. Este es un fenómeno que se desarrolló en los países más libres, en Gran Bretaña y los Estados Unidos. Y la razón está muy clara. Se volvió clara hace aproximadamente un siglo, cuando esta industria se dió cuenta de que no iba a ser fácil controlar a una población con el uso de la fuerza. Habían ganado demasiada libertad: sindicatos, parlamentos con partidos para los trabajadores en muchos países, el derecho al voto de la mujer… Por lo tanto, tenían que encontrar otros medios para controlar a la gente.

De esto se dieron cuentan y comprendieron que tenían que controlarlos a través de las creencias y las actitudes. Cuando hablamos del término actitud, una de las mejores formas de controlar a las personas es lo que el gran economista Thorstein Veblen llamó fabricar consumidores.

Si puedes fabricar deseos, haz que obtener cosas que están a tu alcance sea la esencia de la vida. De esta forma, ellos van a quedar atrapados convirtiéndose en consumidores. Y se hace con gran sofisticación, como este eslógan de Marlboro:

‘Ya no se ven muchos sementales salvajes. Es uno de los últimos de una raza salvaje y muy singular. Venga al país de Marlboro’.

Lo ideal es lo que se ve hoy en día: si los adolescentes tienen un sábado por la tarde libre van a ir a un centro comercial, no a la biblioteca u otro lugar. La idea es tratar de controlar a todos para instalar a la sociedad dentro de un sistema perfecto.

El sistema perfecto sería una sociedad basada en una díada, en un par. Ese par eres tú y tu televisión, o tal vez ahora, tú e internet. Lugar en el que se presenta cómo debería ser la vida apropiada, el tipo de aparatos que deberías tener. Recordándote que debes gastar tu tiempo y esfuerzo para conseguir esas cosas que no necesitas y que no quieres y que, probablemente, terminarás tirando. Pero eso es lo necesario para una vida digna.

Lo que vemos en la publicidad de la televisión podemos entenderlo a través de esto: si alguna vez has tenido alguna formación sobre economía sabes que los mercados se supone que se basan en ‘consumidores informados tomando decisiones racionales’. Pues bien, si tuviéramos un sistema de mercado así, un anuncio de televisión, como por ejemplo de General Motors, consistiría en poner información diciendo: ‘esto es lo que tenemos para vender’. Pero en realidad eso no es lo que un anuncio de automóviles es. Un coche se vende como si de un ídolo del fútbol se tratara: el coche haciendo alguna locura, como subir una montaña o algo así.

El punto está en crear consumidores desinformados que van a tomar decisiones irracionales. De eso es lo que trata a día de hoy la publicidad.

Y cuando la misma institución, el sistema de representación democrático, lleva a cabo las elecciones lo hace de la misma manera. Quieren crear un electorado desinformado que va a tomar decisiones irracionales a menudo en contra de sus propios intereses. Esto lo vemos cada vez que uno de esos grandes espectáculos se lleva a cabo”.







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