Un blog desde la diáspora y para la diáspora

miércoles, 25 de diciembre de 2019

Recordando a Marino Ayerra

Acantonada en su castillo de la pureza ubicado en la colonia Polanco, la diáspora vasca continúa maniatada y amordazada tanto por quienes en México la han dotado de ese anacrónico cariz etnicista como por los mandamases de la CAV que insisten en apostar por mantener a los vascos migrados y sus descendientes ajenos al devenir actual de Euskal Herria.

Es por ello que no nos cae por sorpresa que haya periodistas mexicanos que desconozcan datos fundamentales del "diferencial vasco", como el que se relata en este artículo dado a conocer por el periódico Zócalo.

Y es que realmente resulta alarmante que en un país como México, con abundantes manifestaciones de esa presencia vasca tanto en apellidos como en toponímicos, la ignorancia con respecto a esa raíz vasca sea tan desconocida.

Técnicamente, este blog es el único ventanal de la identidad vasco-mexicana, el único vínculo activo entre los vascos y sus descendientes con la sociedad de la que hemos formado parte durante siglos.

Adelante con la lectura:


¿Un sacerdote antifranquista?

Guillermo Fárber

Yo tenía entendido que todos los sacerdotes habían sido partidarios de Franco y del bando nacional sublevado contra los republicanos. Pero leo en Wikipedia que Marino Ayerra Redín (Navarra 1903, Argentina 1988) muere atropellado (presuntamente a propósito) a los 85 años por un miembro de las fuerzas armadas argentinas. Ayerra fue un traductor y sacerdote secularizado español, que se exilió a Hispanoamérica tras el fin de la Guerra Civil. Fue ordenado sacerdote en 1928. Prosiguió los estudios de Teología, obteniendo el grado de Doctor y obteniendo el Premio Ansoleaga de la ciudad de Pamplona al mejor estudiante. Como sacerdote fue coadjutor (nunca he entendido la nomenclatura de la jerarquía eclesiástica) en San Adrián y Cáseda, profesor en el seminario conciliar de Pamplona, coadjutor en la parroquia de San Nicolás de Pamplona y finalmente cura ecónomo en Alsasua entre 1936 y 1939, donde fue testigo de la represión que se abatió sobre Navarra durante la Guerra Civil.
 
El exilio

“Al terminar la guerra, y en profundo desacuerdo con la situación política española, Ayerra solicitó continuar su ministerio en Uruguay. Allí, en la ciudad de Salto, permaneció unos meses hasta que en 1940 solicitó la secularización y se trasladó a Argentina. En Argentina se ganó la vida como traductor y escribió un único libro, No me avergüenzo del Evangelio (desde mi parroquia) publicado en Buenos Aires por la editorial Periplo en 1958. El libro, en el que describía la represión en Navarra durante la Guerra Civil, fue un gran éxito de ventas y tuvo al menos tres ediciones: ‘Nos hallábamos por toda Navarra [...] en el régimen planificado y sistematizado del pánico; en la ruda labor de previa e indispensable roturación del terreno para las grandes siembras del resurgimiento de España; en la obra, en fin, de concienzudo y completo exterminio de la oposición en los de arriba, y de fría adaptación obligada por el terror en la tierra roturada y desmenuzada de la pobre gente de abajo' (pg. 51). 

Su testimonio

“El libro también se mostraba muy crítico con la Iglesia Católica, a la que acusa de legitimadora de la guerra y posterior dictadura, y de falta de coherencia: ‘[La Iglesia] debe abandonar de una vez y para siempre la frivolidad de sus coqueteos mundanos con los grandes y poderosos, y restituirse y reducirse, al fin, a su función sobrenatural y única de representante y continuadora humilde y desinteresada de Cristo. El libro constituye una de las fuentes primarias más importantes para la descripción del papel interpretado por la Iglesia Católica en Navarra durante la Guerra Civil y sobre la represión en dichos años, siendo una fuente profusamente utilizada por autores como José María Jimeno Jurío, en su libro La Guerra Civil en Navarra (1936-39), que recopila los artículos del autor sobre el tema escritos y publicados en prensa durante la Transición; o Julián Casanova, que lo utiliza en su libro La Iglesia de Franco. En 2002, la editorial navarra Mintzoa publicó de nuevo el libro de Ayerra con el título ¡Malditos seáis! No me avergoncé del evangelio (poniendo en su pluma una expresión que él no había usado).
 
Testimonios familiares

“Su sobrina y cineasta Helena Taberna ha llevado al cine su experiencia durante la Guerra Civil en su tercera película titulada La Buena Nueva, que se estrenó en 2008.” ¿Teología de la Liberación, anyone?  El testimonio de su hija Teresa evoca a algunos sacerdotes cristeros mexicanos (‘A mi padre se le rompió el corazón con los jerarcas de la iglesia. Colgó la sotana del todo. Un día le pregunté si Dios existía y respondió que no sabía. Fue el paquete entero. En el libro hay momentos en que parece que se le rompe el corazón. Mi padre reafirmó sus valores de una manera laica. Decía que no le gustaban las medias tintas. De la iglesia se sale o no se sale’) y puede verse en  https://www.noticiasdenavarra.com/2016/11/02/vecinos/sakana-leizaldea/mi-padre-era-un-hombre-de-profundo-sentido-etico-amante-de-la-paz-y-la-justicia-social





°

No hay comentarios.:

Publicar un comentario