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viernes, 20 de diciembre de 2019

Los Circunnavegantes

Dedicamos esto a los españoles y mucho españoles que tanto se han esforzado por negar la identidad histórica del pueblo vasco.

Mira que venir a ser reconocidos como protagonistas de uno de los grandes hitos de la historia europea.

De eso nos habla, aportando nuevos datos, este artículo publicado en el portal de EiTB:


En 'El Armario del Tiempo' del escritor Álvaro Arbina en 'Boulevard Magazine' de Radio Euskadi, hablamos de historia y leyendas sobre las gestas y hazaña de los marinos vasco.

Álvaro Arbina descubre en 'Boulevard Magazine' como era ese gran marino vasco llamado Juan Sebastián Elcano y relata la historia de la nao Victoria, capitaneada por el marino de Getaria y que dio la vuelta al mundo entre los años 1519 y 1522.

Pasar a la historia como el protagonista de aquella hazaña no estaba destinado al vasco Juan Sebastián, sino al portugués Fernando de Magallanes, que quería abrir una ruta comercial directa hasta las Molucas. También llamadas Islas de las Especias, la mercancía más preciada de la cocina europea. Pero el rey de Portugal prefería seguir costeando África como habían hecho hasta ahora, así que don Fernando renegó de sus raíces y le vendió el proyecto al emperador Carlos, que le dio su imperial bendición.

Magallanes fletó en los muelles del Guadalquivir cinco naves tripuladas por 234 hombres, de los que solo volverían 18, sin incluir a Magallanes. Lo mataron en el paradisíaco archipiélago de Filipinas, a manos del caudillo Lapulapu.

Recientemente varios investigadores han descubierto la declaración olvidada de un grumete que desertó del viaje y que aporta nuevos datos sobre el viaje de Magallanes y Elcano. El redescubrimiento en el Archivo Nacional Torre do Tombo, en Lisboa, de la declaración del grumete de la nao Victoria ofrece nuevos y sorprendentes detalles sobre la gesta.

El joven Martín de Ayamonte, que fue apresado e interrogado por los portugueses cuando se escondía en la isla de Timor tras desertar de la nave, desvela en su declaración detalles desconocidos que refuerzan, por ejemplo, lo que ya se sospechaba sobre la fortaleza de carácter de Elcano. Según su confesión, cuando la tripulación de la Victoria deseaba volver a España bordeando los territorios portugueses del Pacífico, Elcano se negó alegando que podían ser apresados por la nación rival y que los monzones no les serían propicios. Impuso su criterio con determinación y se jugó un motín. Frente a la opinión general, se alejó de las costas porque entendió perfectamente el ciclo de los monzones, lo que permitió que diese la vuelta al mundo.

El relato del grumete desvela detalles espeluznantes sobre la batalla donde murió Fernando de Magallanes. Al parecer, los indígenas colocaron unas terribles trampas con estacas camufladas en la selva. Muchos españoles quedaron ensartados en los hoyos.

Cuando alcanzaron la Patagonia debía hacer frío terrible y las provisiones empezaban a escasear. Así que estalló el motín. Cuatro capitanes se rebelaron contra Magallanes, que se había visto obligado a racionar la comida pero se negaba a aceptar su fracaso dando media vuelta y regresando a España. Entre los amotinados se encontraba Juan Sebastián Elcano. Algo valioso debió ver Magallanes en él porque ejecutó rápidamente a todos los capitanes salvo a Elcano, a quien eso sí, degrado a marinero.

La nao San Antonio desertó: llegaría meses después a Sevilla, con barco y sin honra. La Santiago se estrelló contra las rocas al sur de Argentina. Y aún quedaba lo peor: internarse por el laberinto de agua y tierra que forma el hoy conocido como estrecho de Magallanes. Durante tres meses no avistaron un solo punto de tierra firme. El agua provisionada se pudrió. Las galletas se convirtieron en polvo con gusanos. El menú del día consistía en serrín y cuero y las ratas se pagaban a precio de festín: medio ducado. El escorbuto inflaba las mandíbulas de los marinos antes de matarlos. Cada día había que tirar por la borda un nuevo cadáver. Y entonces fue cuando llegaron a Japón y después a Filipinas.

Hablamos de Elcano como el primer hombre en dar la vuelta al mundo. Y el primer vasco. Pero con él también lo lograron otros seis. De los dieciocho que lograron la hazaña.

La presencia de los vascos en la vuelta al mundo no fue casualidad. Entre los expedicionarios de aquella hazaña en el mar hubo 22 vizcaínos, 9 guipuzcoanos y 3 navarros. Además tres de las cinco naos (Victoria, San Antonio y Trinidad) provenían de Bizkaia. Si bien es cierto que solo llegaron 18 hombres a Sanlúcar de Barrameda, los que consiguieron dar la vuelta al mundo en realidad fueron 31, que son los que alcanzaron Cabo Verde, donde por latitudes se contabilizaba la circunnavegación mundial. Varios hombres de la tripulación bajaron a tierra para comprar esclavos negros que les ayuden a realizar el durísimo trabajo y abastecerse de comida y bebida. Pero los doce marineros fueron capturados y retenidos por el gobernador de la colonia, ya que los barcos españoles tenían prohibida la entrada en territorio portugués.

Elcano prosiguió su viaje y una vez en tierra, regresó a Sanlúcar, y desde allí escribió una carta al rey Carlos V para que intercediera por sus hombres presos en Cabo Verde. El emperador negoció con el rey de Portugal y obtuvo la libertad de los marineros, entre los que se encontraba un vasco, Pedro de Tolosa.

Además de Elcano, han quedado grabados para siempre en los anales de la historia los nombres de Pedro de Tolosa, Juan de Acurio, Juan de Arratia, Pedro de Chindurza y Juan de Zubileta.






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