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lunes, 15 de junio de 2020

Anticuerpos Democráticos

Desde Noticias de Navarra traemos a ustedes este texto con el que damos seguimiento a la nueva iniciativa de la plataforma ciudadana Gure Esku:


Amalur Alvarez | Gure Esku Dago

Vivimos tiempos de pandemias, y aunque el covid-19 ha adquirido la centralidad en todas las agendas, muchos otros de los virus que conocemos desde hace tiempo se están propagando con fuerza: el racismo, el fascismo, el autoritarismo, el neoliberalismo... Estamos viendo que éstas también son pandemias globales, y que están aprovechando la vulnerabilidad e inseguridad que nos ha causado el covid-19 para difundir su discurso entre la población. Los estados y las organizaciones del mundo están dirigiendo numerosos recursos tanto públicos como privados a la investigación de la vacuna contra el virus, pero, ¿qué hay de las demás pandemias que también nos quitan el aliento día a día a la mayoría de la población?

Es evidente que deberá de ser la ciudadanía la que tendrá que luchar para generar los cambios que necesitamos; es lo que nos ha mostrado la perspectiva histórica, que los cambios que hemos necesitado para dignificar nuestras vidas se han producido gracias al impulso de la ciudadanía. De lo contrario, nos encontraremos con una realidad no deseada, que en lugar de situar nuestras vidas en el centro, las siga poniendo al servicio de una minoría. El empoderamiento y el compromiso de la ciudadanía deberá ser el eje central durante los próximos meses y años.

Nos hemos visto obligados a parar ante la crisis, y los miembros de Gure Esku, a través de los debates digitales Gelditu, hausnartu, erabaki, hemos querido aprovechar el confinamiento como oportunidad para reflexionar. Así, personas de diferentes sectores han compartido sus reflexiones y aprendizajes:

Que el nuestro es un sistema sanitario basado en la asistencia sanitaria, con las limitaciones que ello conlleva, y que construir un sistema que priorice la prevención y el cuidado es la alternativa más completa. Que dañar la naturaleza nos ha traído al punto en que nos encontramos, y que el cuidado de la ecodiversidad es la mejor vacuna frente a las plagas. Que las brechas que vivimos en el mundo físico no desaparecen en el mundo digital, sino que, por el contrario, pueden acrecentarse y por eso el empoderamiento y la soberanía tecnológica es el camino. Que debemos observar con atención cómo, dónde y quién toma las decisiones, y que las decisiones locales, transparentes y horizontales son las más adecuadas y eficaces. Que para hacer frente a la vulnerabilidad del euskera y de la cultura, y para protegerlos y fortalecerlos, es imprescindible el cuidado mutuo y la colaboración. Que el espacio público –las plazas y las calles– es imprescindible para la acción colectiva. También hemos compartido que, más allá de lo que viene de fuera, poner en valor nuestras propias ideas y experiencias es el primer paso para el cambio que queremos construir desde abajo.

Además de las múltiples y diversas vivencias de lecciones que hemos intercambiado, a la hora de reflexionar desde dónde y cómo queremos producir los cambios que necesitamos es evidente que tenemos muchos puntos en común: ampliando y reforzando el espacio público, garantizando y ampliando los derechos y libertades, tomando decisiones locales, reforzando la colectividad, construyendo un nuevo modelo de gobernanza más democrático y dando pasos hacia un autogobierno más sólido. Asimismo, no tenemos ninguna duda de que todo ello nos exigirá actuar como pueblo.

Tomar conciencia de todo esto y comprometernos a construir entre todas los cambios que necesitamos está en nuestras manos. Pero durante meses hemos aprendido que los tiempos de crisis traen las oportunidades que necesitamos siempre que tengamos la capacidad de decidir tanto como pueblo como individualmente. Desde la ciudadanía tendremos que construir las estructuras, los instrumentos y las posibilidades de cambios que necesitamos. Cuando decimos que hay que poner nuestras vidas en el centro, hablamos de ser dueñas de nuestras propias vidas, de la capacidad de decisión que necesitamos para tomar nuestras propias decisiones.

Son tiempos de luchar por las soberanías; la soberanía alimentaria, la soberanía identitaria, la soberanía económica, la soberanía colectiva, la soberanía de consumo, la soberanía popular, la soberanía sexual, la soberanía tecnológica€ todas ellas, además de teóricas deben de ser prácticas, y para ello tendremos que construir las vías para convertirlas en realidad. Además de reflexionar, debatir y acordar cómo queremos tomar nuestras propias decisiones, deberemos adquirir herramientas para poder decidir.

Antes de entrar en esta crisis sanitaria, Gure Esku y otros agentes sociales de Euskal Herria presentamos la dinámica Hamaika Gara con el objetivo de plantear un nuevo reto de país. Los y las ciudadanas vascas tenemos muchas razones para decidir y ser soberanas, y por ello nos planteamos el reto compartido de dotarnos de las herramientas y de los medios necesarios para llevarlo a cabo. Una vez inmersos en la crisis podemos decir claramente que cada vez son más las razones que tenemos para decidir aquí y para que sea la ciudadanía quien decidida. Es lo que hemos querido plasmar a través de las movilizaciones llevadas a cabo el pasado fin de semana en medio centenar de localidades, que sigue vigente la necesidad de continuar y profundizar en el camino emprendido. En definitiva, tenemos más claro que nunca que la mejor vacuna es la propia democracia, frente a la pandemia covid-19, sí, pero especialmente frente al resto de pandemias que están recobrando fuerza.








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