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lunes, 16 de marzo de 2020

Soto | Nosotras a lo Nuestro

Les traemos el comentario editorial que Iñaki Soto dedica a Pedro Sánchez y su 155 con camuflaje sanitario así como la histérica y poco racional respuesta por parte de los Gunga Din jeltzales.

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Iñaki Soto

Lo que toca a la sociedad vasca y a sus dirigentes ahora es concentrarse en frenar la velocidad de propagación del Covid19. Es nuestra prioridad política y social. Que diga Pedro Sánchez misa. Aquí, desde las enfermeras hasta la última familia que está en su casa en tierras vascas no tenemos ni tiempo ni energías que perder con sus delirios de policía proselitista.

Si hubiese otras opciones, podríamos discutir, pero es que no las hay. Eso no quita que convenga ver en qué punto de nuestra historia sociopolítica estamos, con coronavirus incluido.

Anoche, en el PNV, desde el Gobierno hasta su último vocero, se tomaron muy mal los desprecios de Pedro Sánchez en su comparecencia para enumerar las medidas contra el Covid19. Resultó evidente que el Gobierno de Lakua le había pedido algo, lo que sea –como mínimo que no les mezclase con Catalunya–, y que Sánchez había decidido seguir con su plan de autoritarismo centralista. El mensaje en Twitter de Iñigo Urkullu comentando que no va a comentar la comparecencia del presidente español es impresionante. Me llama mucho la atención que la ristra sea de enfado contenido y que guarde para el último mensaje, en euskara, la dignidad: «Koordinazioa ez da menpekotasuna» (coordinación no es subordinación).

Las redes se activaron para criticar las decisiones del Gobierno español, definiéndolas como un «155 sanitario o encubierto». Sin embargo, ese enfado de los cargos jeltzales pronto se convirtió en rabia hacia EH Bildu. Ha habido quien ha afirmado que Otegi estará de acuerdo con el mensaje de Santiago Abascal apoyando a Sánchez. Hay que recordar que Ortuzar y Esteban habían encaminado hacia ahí su ira los días anteriores. Hasta el paroxismo. Ya durante el día, ediles del PNV se habían dedicado a menospreciar de manera concertada las cadenas de solidaridad que se están organizando en pueblos y barrios a través del movimiento juvenil para dar asistencia a las personas mayores y necesitadas. En fin.

El caso es que, si el desplante de Moncloa fuese semejante ultraje y fuese un 155 encubierto, el PNV lo tenía fácil. Romper con el PSE y buscar un acuerdo nacional con EH Bildu. Hay que recordar que los números dan en Gasteiz y en cientos de pueblos. Lo tienen fácil.

No hay peligro. O, mejor dicho, el único peligro real en este momento es el maldito virus. Incluso, puestos a las peores en clave especulativa, que no se le ocurra al Gobierno español utilizar esta crisis para imponer marcialidad española en nuestras calles. Sus agentes no están preparados para conocer nuestra inventiva sociocultural. Nos íbamos a reír, lo cual tampoco estaría mal en esta situación de confinamiento casi general. Es decir, siempre que no estuviésemos trabajando, sacando dinero o haciéndonos unas mechas californianas, excepciones de las medidas decretadas por Moncloa.

Vascos y vascas, que diría Ibarretxe, ánimo con lo nuestro, que es de todos. El Covid19 no entiende de fronteras, pero en nuestras manos está ser recordados como un pueblo ejemplar. A cuidarse y a mejorar ese humor, que solo llevamos un día y medio.






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