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domingo, 1 de marzo de 2020

Otegi | Construyendo Alternativas en Euskal Herria

Es domingo y les dejamos con este texto de Arnaldo Otegi publicado en Naiz:


Arnaldo Otegi

Imaginémonos por un momento qué hubiesen pensado nuestros interlocutores, tanto los mediadores internacionales como nuestras bases en los pueblos y barrios de Euskal Herria, si cuando debatíamos el cambio de estrategia de la izquierda abertzale hubiésemos planteado ni tan siquiera como hipótesis que, en caso de tomar el nuevo rumbo que planteábamos y haciendo las cosas razonablemente bien, en menos de una década Gemma Zabaleta, Javier Madrazo, Manuel Díaz de Rábago y Daniel Arranz estarían apelando e interpelando a EH Bildu como referencia para construir «la izquierda vasca del futuro». Es más que probable que nos hubieran tildado de locos.

Porque hacer las cosas razonablemente bien significaba entonces y ahora trabajar con perspectiva emancipadora y transformadora, hablando y escuchando a la gente trabajadora de nuestro país, sumando a cada vez más sectores a nuestro proyecto emancipador. Significa cumplir con nuestros compromisos sin esperar al resto. Ser honestos y escuchar lo que demanda y necesita la sociedad vasca. Construir una alternativa a las políticas conservadoras y hacer frente a las fuerzas reaccionarias. Ser humildes, coherentes, honrados, actuar con altura de miras anteponiendo a nuestros intereses personales o de partido los intereses de nuestra gente, la gente que vive y trabaja en Euskal Herria. Ser, en definitiva, el instrumento para construir y construirnos como la alternativa soberanista y de izquierda del país.

El crecimiento de EH Bildu muestra que esta estrategia suma voluntades. Que tenemos credibilidad. Y que gentes honestas que vienen de otras tradiciones políticas, que han sido militantes de otros partidos pero que han visto cómo esas fuerzas encadenaban unas renuncias a otras hasta desdibujar los principios y los programas políticos, confían en nosotros y nosotras para cambiar el país para bien. Antes de nada, queremos agradecer esa actitud constructiva, porque entendemos y sabemos que no es fácil. También queremos expresar a estas personas y a quienes se han visto reflejadas en su carta pública que hemos recibido el mensaje y que seguiremos trabajando para construir esa alternativa de izquierdas y democrática que haga de Euskal Herria un país soberano e igualitario. Hace una década tampoco imaginábamos que ya habríamos gobernado en Donostia e Iruñea, ni que lograríamos primero el cambio político en Nafarroa, con Uxue Barkos como lehendakari, ni posteriormente que seríamos determinantes en la conformación de un nuevo gobierno, esta vez con María Chivite como lehendakari, que dejaría atrás la hegemonía de la derecha navarra.

Igual que no se podía prever que las políticas represivas del Estado francés contra los independentistas provocarían semejante rechazo entre los electos republicanos de Ipar Euskal Herria. Nadie pensaba que independentistas vascos y catalanes tuviéramos una alianza estratégica como la expresada en el pacto ERC-EH Bildu, o como la que se recoge de manera más amplia en la Declaración de la Llotja de Mar. Nadie hubiera previsto que seríamos determinantes a la hora de abrir una «ventana de oportunidad» a un Gobierno de coalición al que hemos dado el paso para que, desde el escepticismo más razonado, sea capaz de desmentirnos, demostrando con hechos que es capaz de habilitar soluciones integrales en la reversión de los recortes sociales, en la defensa de la plurinacionalidad y el derecho a decidir o en una política penitenciaria definitivamente alejada de las políticas de excepción.

Estos avances y estas nuevas oportunidades no hubieran sido posibles sin la aportación individual y colectiva de quienes apostamos por configurar EH Bildu como un espacio para el reagrupamiento, para el reencuentro y el compromiso con nuestro pueblo. EH Bildu es hoy una realidad cohesionada y determinante gracias a la generosidad y el compromiso de todos los partidos que formamos parte de ella, así como por la aportación cualificada de muchos y muchas militantes de nuestra formación, que a diario aportan a este proyecto emancipador. Porque, conviene no olvidarlo nunca, el primer gran reencuentro ya se produjo con la formación de EH Bildu.

Igual que hace una década, de las decisiones que tomemos ahora dependerán las oportunidades que seamos capaces de abrir para este nuevo ciclo. EH Bildu está llamada a convertirse en un sujeto político que haga frente a los grandes retos que se nos avecinan: digitalización, transición energética, desigualdad de genero, cuidados o el reparto equitativo de la riqueza. Para ello tiene que primar la óptica del reencuentro y la no renuncia a sus principios y objetivos políticos.

Porque desde nuestro punto de vista la coyuntura viene determinada por esa «anomalia democrática» de la que hablan los firmantes y que nosotros resumimos en las tres grandes renuncias. En primer lugar, el PNV ha renunciado a un proyecto nacional ambicioso, al negarse a llegar a acuerdos de país con EH Bildu y al limitar su proyecto, 45 años después de la muerte de Franco, a una reforma estatutaria dentro de la legalidad constitucional. El PSE abandona su teórico perfil de izquierda, se limita ejercer de «moderador» del nacionalismo vasco y a ser un «socio barato y fiel» del PNV –así dicen verlos algunos dirigentes jeltzales–, renunciando a defender posiciones políticas de contenido social avanzado.

Finalmente nos encontramos con un Elkarrekin Podemos que, lastrado por batallas internas incomprensibles, está dando continuos tumbos. No entendemos su renuncia a un modelo territorial confederal, a diferencia de lo que defiende por ejemplo En Comú Podem. No entendemos, en este sentido, el alineamiento con las tesis del PSE en el debate del nuevo estatus. Como no entendemos su oposición frontal a la Huelga General del 30 de enero, que buscaba empoderar a los sectores de la sociedad –trabajadores, pensionistas, mujeres– que luchan por reivindicaciones urgentes para mejorar la vida de la gente.

Pero este modelo de renuncias no da para más y necesita de alternativa y nuevos liderazgos. EH Bildu es un proyecto que quiere ser cauce para un espacio más amplio de pensamiento, con voluntad de luchar por un proyecto nacional, por un modelo social y un modelo de gobernanza democrática que sea hegemónico en el país. Queremos ser, en este sentido, una herramienta para cambiar las cosas.

La reflexión de Gemma, Javier, Manuel y Daniel da proyección a esa voluntad de que EH Bildu se convierta en un espacio donde el independentismo, soberanismo, confederalismo y/o posiciones federalistas tengan un suelo común propositivo, sustentado sobre el impulso de la escala nacional vasca como marco para construir una democracia de alta calidad e igualdad social, sobre el reconocimiento nacional y el derecho a decidir entendido como base democrática para encauzar la voluntad de cualquier opción estratégica de la sociedad vasca. Desde ahí se podrían articular transformaciones sociales con un perfil claramente progresista en materia económica, sociolaboral, educativa, sanidad, modelo de cuidados publico, feminismo…Porque la soberanía no deja de ser un debate que se resume de manera gráfica en quién decide, qué decide y dónde decide. Y nosotras planteamos decidirlo todo aquí, entre quienes vivimos y trabajamos en la vieja nación vasca.

Me seduce la idea de entender EH Bildu y la política como un marco para el reencuentro, el debate, el contraste de ideas y la construcción de alternativas. Me satisface volver a comprobar que, más allá de demasiadas izquierdas que solo aprendieron la tabla de dividir y restar, también estamos los que fuimos capaces de entender que lo fundamental es multiplicar y sumar. Quienes han suscrito ese articulo están tratando de hacer un ejercicio de suma y nosotros tenemos la obligación de darles respuesta desde la responsabilidad y la altura de miras.

En un momento en el que algunos quieren devolvernos al pasado o otros mantenernos hipotecados en un presente gris y de bicicleta estática, la izquierda independentista y soberanista vasca, desde su pluralidad, tiene la obligación de construir un presente diferente y un futuro alternativo. Seguimos pensando, trabajando y sumando por una República Vasca de iguales.






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