Naiz trae a nosotros muy malas noticias desde una Altsasu a la que el SARS CoV-2 le ha jugado una muy mala pasada.
Lean:
Jokin Unamuno, Adur Ramirez de Alda y Oihan Arnanz tenían permiso para regresar tres días a Altsasu tres años y medio después de ser detenidos y encarcelados. Sin embargo, los permisos han quedado en suspenso a raíz de la crisis sanitaria. También se ha paralizado el trámite de los solicitados por Julen Goikoetxea y Jon Ander Cob.El coronavirus nos ha confinado en casa durante las últimas semanas. Sin embargo, en otros casos, ha evitado la posibilidad, precisamente, de regresar al hogar. Es el caso de algunos de los presos de Altsasu que se encuentran en Zaballa. Mientras que Iñaki Abad y Aratz Urrizola cuentan con el tercer grado desde diciembre, los otros cinco, Jokin Unamuno, Adur Ramirez de Alda, Julen Goikoetxea, Jon Ander Cob y Oihan Arnanz siguen en la prisión alavesa.Según ha explicado Amaia Amilibia, madre de Cob, en una entrevista en Guaixe, a raíz del virus, Abad y Urrizola no deben regresar a prisión a dormir y se les ha colocado una pulsera de control telemático, por lo que están afrontando el confinamiento en sus hogares. Sin embargo, la situación de quienes continúan en Zaballa ha empeorado, tal y como ha pasado con el resto de presos vascos.Los cinco han cumplido ya más de un cuarto de la condena y contaban con permisos para salir. En el caso de Unamuno, Ramirez de Alda y Arnanz, que llevan más de tres años y medio encarcelados, tenían ya todos los trámites realizados y la aceptación de Madrid para una salida de tres días que ha quedado anulada a causa del coronavirus. Cob y Goikoetxea se encuentran a la espera de que las autoridades estatales ratifiquen el permiso. «La preocupación de los jóvenes, ahora mismo, es muy grande».Dentro de prisión se han producido varios cambios entre los que destaca que han suspendido todo tipo de visitas. «No han puesto en marcha una vía de comunicación telemática, algo que sería interesante. No sé si hay infraestructura para todos». La única vía es la telefónica y pagando, pese a que han ampliado las llamadas de cinco a ocho minutos y a un total de 10 a la semana. El correo postal es otra de las vías para comunicarse con los altsasuarras, pero también ha habido recortes en Correos y es más lenta. Pese a ello, Amilibia ha animado a todo el mundo a escribir a los jóvenes: «Lo agradecerán mucho».Además, también se ha reducido la movilidad dentro de prisión. Si antes podían pasar gran parte de su tiempo en la biblioteca o en las instalaciones deportivas, como medida contra el virus, la prisión ha cerrado todos estos espacios, teniendo que realizar su vida dentro del módulo. «Su vida ha cambiado. Por ejemplo, Jonan y Julen están colaborando en una especie de televisión interna y ponen tres audiovisuales al día para los internos. La dirección quiere que pasen el mayor tiempo posible en sus celdas y ellos dos se encargan de poner tres películas, vídeos de ejercicio y cosas así para toda la cárcel».Las rutinas de apoyo en Altsasu también han cambiado. Antes de esta crisis sanitaria, cada viernes a las 20.00 se reunían delante del Ayuntamiento para mostrar su apoyo a los jóvenes y a los familiares. Ahora, los balcones han sustituido a la plaza.El caso de los jóvenes, condenados finalmente a penas de entre 1 año y 6 meses de prisión y 9 años y 6 meses, se encuentra encaminado al Tribunal Constitucional, donde han presentado recursos. Ahora mismo están a la espera de saber si aceptan y analizan los recursos o si, rechazados, el laberinto judicial salta directamente al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Por otra parte, Amilibia ha explicado que también hay un recurso en el juez de vigilancia penitenciaria, pidiendo el tercer grado para todos ellos, «y que puedan seguir cumpliendo condena desde casa», aunque es consciente de que la crisis sanitaria «paralizará o ralentizará todos los trámites judiciales».
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