No entendemos muy bien el título de este artículo, después de leerlo uno se queda con la sensación que lo que condicionó la carrera de Eñaut Zubikarai fue por un lado el rencor ultra-españolista en contra de lxs represaliadxs políticxs vascxs y por el otro lado las garras del neoliberalismo globalizado por el cuál un deportista local ve truncadas sus posibilidades de desarrollo porque las mismas quedan obstaculizadas por la contratación de un deportista extranjero.
Dicho lo anterior, aquí les compartimos este texto publicado en la página Futbol Primera:
Eñaut Zubikarai: Cuando ETA condiciona tu carrera
En plena polémica sobre el acercamiento de presos de ETA, recordamos una historia en la que este tema salpicó al fútbol de pleno
Ernesto González
Pablo Iglesias sacudió ayer la actualidad al hablar dispersión de los presos de ETA por toda la geografía del Estado español, una medida excepcional que afecta a multitud de familias y de la cual el fútbol no está exento, como en este caso que relaciona a la banda terrorista, a la Real Sociedad, al Hércules y a un guardameta que vio su carrera condicionada por este motivo.
Con cinco años la niñez de Eñaut llegó a su fin. Mientras dormía en su habitación soñando con convertirse en jugador de la Real, unos desconocidos entraban en su cuarto para sacarle en brazos de la cama y llevarle a casa de su abuela. Aquella noche escuchó golpes, gritos y disparos y pudo ver mientras le sacaban de su habitación a su padre, su madre y los tres hombres que llevaban un par de días viviendo en su casa siendo detenidos por esa gente tan extraña que acababa de asaltar su casa. Era 16 de abril de 1989 y la Guardia Civil acababa de asestar un duro golpe al Comando Eibar de ETA en Ondarroa.
Ese niño no era otro que Eñaut Zubikarai, actual guardameta de la Real Sociedad, y tardó varios años en volver a ver a sus padres, Kandido e Iñake, en libertad. A los dos se les acusó de colaboración con banda armada por ocultar a Iosu Ziganda Eneko, Juan Carlos Balerdi y Fermín Urdiain 'Txiki' en su casa. Su padre reconoció que era colaborador de ETA desde hacía dos años, pero declaró que Iñake no tenía nada que ver. Aun así ella también pasó varios años en la cárcel sin poder pasar tiempo con su hijo fuera del centro penitenciario, aunque muchos menos que los 22 que pasó Kandido en la prisión de Alicante.
La familia Zubikarai recibía de esta manera un segundo duro golpe en menos de diez años ya que en 1980 Jesús María Zubikarai Badiola Jhisa, el hermano de Kandido, tío de Eñaut y simpatizante de Euzkadiko Ezkerra -escisión política de ETA a finales de 1970 que se integró en el PSOE-, era brutalmente asesinado a tiros por el Batallón Vasco Español, grupo terrorista de extrema derecha, en un atentado del que no hubo condena alguna hacia sus asesinos. Quizás fuera esto lo que empujaría a Kandido a enrolarse a ETA, o quizás no.
Toda esta espiral de violencia no llegó a salpicar al joven Eñaut; una persona educada, tranquila y humilde tal y como aseguran todos los que le conocen. Comenzó su carrera bajo palos en el equipo de su pueblo, el Aurrerá de Ondarroa, antes de ser fichado por la Real Unión de Irún para recalar en la Real Sociedad a los 19 años, donde ha desarrollado toda su carrera salvo un breve paréntesis en 2005, cuando estuvo cedido en el Eibar. Pero viviendo con su abuela y con sus dos padres en la cárcel, la conciencia política del guardameta no podía ser inexistente y hueca como la de la mayoría de futbolistas y nunca ha escondido su militancia abertzale (izquierda nacionalista vasca). De hecho, siempre ha sido de los primeros en ofrecer su nombre y firmar manifiestos sobre la causa, bien fuera para la oficialidad de la selección de fútbol de Euskadi o para pedir la liberación de Arnaldo Otegi, injustamente encarcelado según el manifiesto. También participó en el más polémico de todos en 2006, el Manifiesto de Ibaeta, que apoyaba la marcha que exigía unas mejores condiciones para los presos de ETA y en el que participaron multitud de deportistas vascos. Desde jugadores de la Real como Aranburu, Labaka o López Rekarte, hasta ex futbolistas de la talla de Iribar, Karmona, Sarriegi o Endika Guarrotxena, pasando por otros deportistas relevantes de Euskadi como pelotaris, trontzalaris o aizkolaris.
Pero hubo un momento en el que la historia de Eñaut Zubikarai llegó más allá del Ebro y las fronteras mediáticas vascas. Fue en 2009 durante el Hartotxu Rock, festival de música para concienciar a la sociedad de la política penitenciaria hacia los presos de ETA, donde fue fotografiado sobre el escenario junto a cincuenta familiares de presos mostrando retratos de sus padres, madres, hijos, etc. encarcelados. Allí estaba Eñaut, sujetando una foto de su padre a punto de cumplir su condena de 22 años de prisión en Alicante. Ahí fue cuando se comenzó a conocer su historia fuera de Euskadi y cuando comenzaron los problemas para el guardameta de la Real Sociedad.
Fue dos años más tarde, en 2011, cuando la Real Sociedad recibió una oferta del Hércules para que Zubikarai se marchara cedido a Alicante y convertirse así en el guardameta titular del equipo que acababa de descender meses atrás. La directiva txuri-urdin decidió que era un buen momento para que el guardameta de 27 años pudiera rodarse en otro equipo y dejar de estar a la sombra de un incontestable Claudio Bravo, por lo que aceptó la oferta. Eñaut no se lo pensó mucho y también dio su visto bueno a este préstamo; era una gran oportunidad para poder estar al fin cerca de su padre.
Kandido Zubikarai seguía en prisión 22 años después. Debió haber salido en 2006, pero la famosa Doctrina Parot no se lo permitió hasta septiembre de 2011. Eñaut soñaba con jugar en Alicante sólo por poder vivir el momento de recibir a su padre a la salida del centro penitenciario de Fontcalent, pero entonces todo se torció inesperadamente.
Las redes sociales y correos del Hércules comenzaron a llenarse de mensajes, exigencias e incluso amenazas pidiendo que Eñaut no firmara por su equipo al ser hijo de un colaborador de ETA. Tal fue la presión ejercida por los aficionados que la cesión del futbolista fue imposible. Ambas partes anunciaron que se habían roto las negociaciones por discrepancias económicas, pero el club alicantino emitió en la nota que "cuando interesa un jugador nos fijamos en sus cualidades, no en si es de derechas o de izquierdas o si le gustan los hombres o las mujeres. Pero esto es un tema que puede herir la sensibilidad de mucha gente".
Finalmente, Zubikarai no pudo esperar a su padre a la salida de Fontcalent ni vistió la camiseta del Hércules, quedándose una campaña más en la Real Sociedad como suplente de Bravo. Aquel curso debutó con el conjunto txuri-urdin en Primera División y cuajó varias buenas actuaciones en Copa del Rey, pero para Eñaut su principal triunfo de aquella temporada fue volver a tener a su padre y a su madre juntos en casa por primera vez desde aquella noche de abril de 1989.
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