Les compartimos este reportaje publicado en Deia:
El euskera no pertenece por tanto a la gran familia de las lenguas indoeuropeas, ni siquiera es una lengua de tipo flexivo, sino que, por el contrario, es una lengua aglutinante que se caracteriza por tener una morfología compleja pero muy regular. Es posible que esta peculiaridad haya contribuido a su pervivencia.
Los vascos crearon una lengua, una cultura y una espiritualidad propia, lo cual produjo una cosmovisión propia, un mundo vasco, y ese mundo vasco ha tenido su continuidad real hasta el día de hoy. Todavía en ese mundo, cualquier actividad humana, por cotidiana que sea, acaba siendo sublimada por los vascos convirtiéndola en folclore o arte. La lengua ha hecho posible que no se haya producido ninguna interrupción en su peculiar manera de ver el mundo. Las creencias mágico-religiosas perviven en el vasco de hoy, aunque aparezcan con distintos disfraces. El culto a la Madre Tierra, Ama Lur, la personificación de la naturaleza, la peculiar organización familiar, la sacralización de la casa como lugar de habitación y culto a los antepasados, son formas culturales que perviven en el pueblo vasco. La casa o etxe, en la concepción de la mitología vasca, está integrada por quienes la habitan y la habitaron en el pasado, estableciéndose una comunidad entre los vivos y los ancestros. La casa se convierte en templo y de su carácter sagrado se deriva su inviolabilidad. Mientras las culturas indoeuropeas consideraban que el mundo se desdoblaba en cielo y tierra y que el cielo era inalcanzable para el ser humano, el vasco considera que el mundo es uno: el firmamento, la superficie de la tierra y lo que está bajo la tierra todo ello forma un único mundo integrado. Si el mundo es uno y la tierra y el cielo forman parte de él, dioses y humanos deben convivir juntos. Este aspecto puramente mitológico ha tenido una traslación a la sociedad vasca, que se ha traducido en una relación más igualitaria entre hombres y mujeres. En la mitología vasca, los dioses pueden relacionarse con los humanos, y esta cosmovisión se traduce en unas relaciones entre los humanos basadas en la libertad: el hombre vasco es libre y no tiene que someterse a nada. El vasco nace, vive y muere en su casa y sabe que tras su muerte seguirá viviendo en comunión con todos sus antepasados. La vida, la muerte y la pervivencia después de la muerte son parte de un ciclo que se desarrolla en un mundo autosuficiente.
El pueblo vasco creó un mundo propio, se dotó de su propia lengua y se forjó una peculiar manera de pensar. Los vascos comenzaron a crear y contar historias que acabaron transformándose en leyendas y durante miles de años siguieron creando, transformando y transmitiendo historias. El nexo que evidencia la identidad de la cultura vasca primitiva y actual es el euskera que, sin interrupción, han hablado los vascos desde la noche de los tiempos. El antropólogo Barandiarán encontró en el idioma de los vascos claras huellas de múltiples elementos culturales correspondientes a diversas fases de su larga andadura como lengua y descubrió que el hombre vasco es artífice de una cultura genuina y propia que se ha mantenido a lo largo del tiempo.
El estudio de la mitología vasca impulsó al antropólogo de Ataun a creer en la continuidad de las creencias mágico-religiosas del hombre prehistórico vasco hasta la actualidad. En las leyendas del pueblo vasco, la Tierra, Ama-Lur, es la divinidad principal. La Tierra se nos muestra como habitáculo de todos los seres vivos, poseedora de fuerza vital propia que ha creado nuestro entorno natural. Es la que hace posible la existencia de animales y plantas y la que nos da a los seres humanos el alimento y el lugar necesario para vivir. La Tierra es un enorme recipiente, un receptáculo ilimitado donde viven las almas de los difuntos y la mayoría de los personajes mitológicos. Para el vasco, el concepto de Euskal Herria solo puede referirse a los hombres, nunca a un espacio geográfico delimitado, porque la Tierra entera es su mundo.
Así como la mitología griega nos aporta conocimiento histórico, filosófico, astrológico y místico, dándonos información de los arquetipos de la personalidad humana, la mitología vasca nos muestra un mundo original que procede de la noche de los tiempos. Las mitologías no son una colección de cuentos y leyendas fantásticas, sino respuestas que el hombre se ha dado en distintas épocas para explicar la realidad. Las mitologías equivalen a las ideologías y hay una ideología específicamente vasca. Existe una cosmovisión construida por los vascos que ha dejado huella en su lengua. Los vascos, cuando hablan de los acontecimientos que ocurren en el cielo, es decir de los fenómenos atmosféricos, utilizan expresiones como “eguzkia atera du”, “haizea atera du”, y no “eguzkia atera da” o “haizea atera da”, dando a entender que quien realiza la acción es alguien, el Señor o Jaun Goikoa.
La lengua que inventaron los vascos refleja una forma peculiar de entender el mundo. El euskera tiene una morfología muy compleja y también muy regular, tanto que la construcción de las frases obedece a parámetros matemáticos. Se ha demostrado que la morfología vasca se comporta como la teoría de conjuntos, esto es como la identificación de unos elementos morfológicos agrupados en un conjunto de elementos que tienen una característica común: su función gramatical.
Los procesos de evolución fonética y de formación de la estructura morfológica verbal tienen naturaleza matemática al ser cadenas de cambios fonéticos y morfológicos que están definidos por una relación binaria de orden total y que pueden expresarse por medio de fórmulas. Que la composición de las palabras obedezca a unos criterios de lógica matemática le da al euskera una peculiaridad sin parangón en otras lenguas europeas. Es una lengua que enriquece y modula sus palabras a base de añadirle ciertas terminaciones que llamamos sufijos. Y aquí estamos ante una lengua antiquísima que se ha ido enriqueciendo durante milenios, pero que, básicamente, es la misma lengua. Su morfología de gran complejidad no queda ensombrecida por el hecho de que casi el 75% del léxico utilizado por un vasco actual es posterior a la primera romanización. También el 65% del vocabulario de la lengua inglesa proviene del latín, llegando a un 85% en el inglés científico o culto.
Existe un mundo vasco al que pertenecemos los que nos sentimos vascos, una forma peculiar de percibir y entender las cosas que hemos heredado de nuestros antepasados. Nuestra lengua, el euskera, modula nuestra cultura, nuestro pensamiento y nuestra espiritualidad, y nos une a la naturaleza hasta hacernos uno con ella. Ama Lur, Madre Tierra, es el planeta entero, nuestro mundo.
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