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lunes, 15 de junio de 2015

Pies en Polvorosa

una opinión al respecto de la poco digna huida protagonizada por el terrorista de estado Felipe González de tierras venezolanas.

Ha sido publicada en la página de Aporrea, aquí la tienen:

 

La «espantá» de Felipillo

Roberto Hernández Montoya

Cagancho fue un gran torero que, sin embargo, pegaba unas carreras divertidísimas que aún recuerdan quienes las vieron y heme aquí hablando de ellas. Son, pues, famosas las «espantás de Cagancho», o sea, Joaquín Rodríguez Ortega. Era sevillano como Felipillo. Coincidencias que hay. Dicen que junto con grandes faenas puso unas cuantas cómicas, por las que consagró la expresión proverbial «quedar como Cagancho», sinónimo de quedar como Felipillo. Tanto nadar para venir a ahogarse en la orilla, decimos en Venezuela cuando la montaña pare un ratoncito. Tanto ruido, alharaca, batahola, aspaviento para pegar la espantá del martes en el avión de la oligarquía colombiana que lo «rescató». Huyó heroicamente.

¿Cómo se llega en la vida a ser como Felipillo? Lo triste de quienes se lanzan a la derecha desde la izquierda no es que cambien de visión del mundo, de opiniones, de doctrina, que es derecho humano legítimo. Lo triste está en quienes se envilecen y más nunca hacen nada de lo valioso que a veces, quizás, hicieron en la izquierda.

No sé si Felipe hizo algo digno antes de ganarse el cariñoso remoquete de Felipillo, pero ya arrellanado en su zona de confort en la derecha no ha hecho sino pasar pena. En su pícaro gobiernillo multiplicó escándalos de corrupción de los cuales se conserva nítida memoria en España. Y fuera de España, como los que protagonizó con Pablo Escobar Gaviria, Carlos Andrés Pérez y otras amistades de similar índole, como la venta de Viasa.

Es que cuando recorren su Camino de Damasco, su salto de talanquera, su conversión hacia la derecha se sienten en el deber de degradarse moral y profesionalmente. Repito: cambiar de opinión es legítimo, pero quienes causan mala impresión son quienes se empatucan feo y terminan en indignidades tan desaseadas como las de Felipillo, quien se desenfrenó en corrupción, pero también en el asesinato de 27 militantes por parte del Grupo Antiterrorista de Liberación, que él comandaba bajo el astuto alias de «Señor X».

¿Qué pasó? ¿Por qué la espantá? ¿Es que su partido PSOE está pactando con el «chavista» Podemos? Hay un silencio que nos instiga a la especulación. No parece que su cinismo se intimidara por la calidad moral de la MUD, pero sí por su manía de fracasar.




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