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domingo, 22 de noviembre de 2015

Entrevista a Antoni Batista sobre Otegi


Pues bien, hoy les queremos compartir esta interesante entrevista que dan a conocer en la página de Público:

Antoni Batista: “Otegi es el hombre que más ha contribuido a poner fin a la violencia de ETA”

El autor de 'Otegi. La fuerza de la paz' traza un retrato humano que va más allá del político

Marc Font
Corresponsal político en el País Vasco durante 25 años, lo que le ha permitido escribir cientos de artículos y entrevistas y ocho libros, el periodista Antoni Batista (Barcelona, 1952) publica Otegi. La fuerza de la paz (La Campana). La obra permite acercarse a la figura del líder de la izquierda abertzale y constituye un retrato humano, que ahonda más allá del político. Batista, que ha mantenido una estrecha relación con Arnaldo Otegi desde que lo conoció en 1998, lo considera el “Nelson Mandela europeo” y el dirigente más importante de todo el nacionalismo vasco. El secretario general de Sortu saldrá de la cárcel de Logroño en abril del año que viene, tras cumplir una condena de seis y medio por el caso Bateragune.
El libro retrata a un Otegi seguramente desconocido para la inmensa mayoría de la población: una persona cercana y tierna, con inquietudes filosóficas, una gran preocupación para formarse intelectualmente y que se cuestiona la violencia cuando todavía era integrante de ETA.
¿Uno de sus objetivos era desmontar la imagen que han construido de él gran parte de los medios estatales?

No, porque desmontar es ir a la contra y yo hago un libro en positivo de Arnaldo Otegi. Quiero presentarlo a mucha gente que lo desconoce y que quizás tiene una imagen equivocada porque la maquinaria propagandística estatal es muy potente. He hecho el libro para presentar en positivo a un gran personaje político, un político de Estado, formado, ético y revolucionario y que en estos momentos está injustamente encarcelado sólo por defender sus ideas, no por ninguna acción violenta.
¿Cómo lo definiría?

Dedico un capítulo a decir que es una buena persona, por lo tanto empezaría por aquí. Muy formado, excelente político y fascinante comunicador.
¿Cómo lo conoció y qué contacto ha podido mantener con él desde que entró en prisión en 2009?

Lo conocí un día que no olvidaré nunca porque era un día histórico [12 de septiembre de 1998] en el que se firmaba el pacto de Lizarra-Garazi [Estella], y lo conocí donde él acababa de firmar la paz hasta ese momento más importante de la historia de ETA. Era el día en el que además él salía a la palestra como gran político de una nueva generación de la izquierda abertzale. Durante mis años de periodismo político tuvimos un contacto intenso y desde que está en la prisión tengo un contacto limitado con él por motivos obvios, pero conseguí hacerle uno de las pocas entrevistas que le han hecho en este tiempo [publicada en el diario catalán Ara]. Obviamente el contacto lo tengo por vías indirectas porque me han negado la posibilidad de ir a verlo. Además me ha pasado una cosa surrealista. Él es muy aficionado a la filosofía de la ciencia y las religiones y le mandé la traducción al catalán del libro de Lucrecio De rerum natura [Sobre la naturaleza], que es el primer libro naturalista de la historia. Es un libro totalmente inocuo pero me lo devolvieron.
Seguramente a muchos lectores les sorprenderán las medidas de seguridad que tomaban en sus encuentros, hasta el punto de que nunca hacían las entrevistas en las sedes de la izquierda abertzale porque estaban completamente pinchadas. Parece un relato propio de una novela de espías.

De entrada decir que me gustaría mucho que el lector del Estado español lea el libro para hacerse una idea real del Otegi real, porque es el principal sometido a la maquinaria mediática del cuarto poder. Por eso he hecho una edición en castellano. Sobre la novela de espías, David Fernàndez explica en el prólogo que una carta desde la prisión de Arnaldo dirigida a la CUP llega antes a El País que a la CUP. Margarita Robles, actual magistrada del Tribunal Supremo y a la que como secretaria de Estado de Interior se le debe en gran parte que se destaparan los GAL y el caso Intxaurrondo, me dijo que cuando estaba en el Gobierno había escuchado casi en tiempo real conversaciones de Otegi grabadas por la policía. [Los dirigentes de la izquierda abertzale] Estaban muy pinchados y las entrevistas que teníamos para hablar de política o de temas tan delicados como la cuestión de la violencia nunca las teníamos en las sedes de las distintas marcas de la izquierda abertzale, que sólo eran el punto de encuentro. Tenían pinchados hasta los balcones de la sede y las conversaciones las hacíamos como en las películas de espías, paseando por parques, en halls de hoteles y evidentemente en la ruta del poteo y en restaurantes y sociedades gastronómicas.
En algún momento también relata el papel de la CIA en los procesos de paz vascos. ¿Qué rol han tenido los Estados Unidos?

Esto merece una respuesta larga. Los norteamericanos conocen perfectamente la problemática irlandesa. En gran parte, los primeros colonos de los Estados Unidos eran irlandeses. El gran presidente irlandés independentista Eamon de Valera era estadounidense y gracias a esto salvó la vida cuando lo condenaron a muerte. En el proceso de paz de Stormont, que puso fin a la violencia del IRA, los Estados Unidos tuvieron un papel preponderante. Conocen una situación de violencia en Europa finalizada por la vía del diálogo. Pero además están muy interesados en el tema vasco, porque también hubo emigración de vascos a América. Hay un centro de estudios vascos en la Universidad de Reno, mucho flujo de vascos hacía allí y un comercio marítimo muy importante con Inglaterra y los Estados Unidos desde el puerto de Bilbao. A parte, desde un punto de vista geoestratégico, los Estados Unidos no se pueden permitir que en los dos portaaviones europeos, que son la isla de Irlanda y la península ibérica, haya un foco de violencia interna. Y contribuyen de todas las maneras que pueden a que [estos] acaben. Saben que no se hará policialmente porque tienen un apoyo social muy fuerte. Y con este planteamiento actúan desde varios frentes, como la conferencia de Aiete, en la que estuvo Jimmy Carter y hubo un fuerte componente anglosajón. Y en este contexto los servicios de inteligencia son una pata más.
En el preludio dice que Otegi es la persona más importante en la salida de ETA del ciclo armado y en la consolidación de la paz. Pero cuando en abril del año que viene salga de la prisión habrán pasado 14 años de su vida entre rejas. En una entrevista reciente con la Directa, él dijo que la condena por el caso Bateragune obedecía sólo a "consideraciones de naturaleza política". ¿Está de acuerdo?

Totalmente. Arnaldo Otegi es un preso político, no tiene ningún delito de sangre. En la sentencia que le manda a la cárcel no hay nada que tenga que ver con la violencia. Es un preso político en un Estado teóricamente democrático. Y esto es gravísimo. Creo que lo tienen en la cárcel porque si bien al Estado español evidentemente no le interesa una ETA activa, como no le interesa a nadie, sí que le interesa el fantasma de ETA. El fantasma de la violencia para contaminar al independentismo democrático. Lo que está haciendo el PP, y esto lo vemos en Catalunya, es que llevan a los tribunales aquello que no pueden ganar en las urnas. Es una manera tremenda de manipular la democracia. Y hoy que es 20N [el día de la entrevista] podemos decir que Franco ha muerto, pero que el franquismo sigue vivo. Estigmatizar a Otegi como terrorista es una manera de criminalizar el independentismo democrático.
En esta misma entrevista con la Directa, Otegi asegura que el Estado “anhela un retorno a un escenario de confrontación armada de baja intensidad” precisamente para agitar este fantasma.

Arzalluz se inventó la teoría de la úlcera sangrante, según la cuál el Estado español puede suportar una cuota determinada de violencia, pero en cambio no puede suportar un independentismo democrático con posibilidades de éxitos. Y como ETA y la izquierda abertzale lo sabían también, por eso dejaron la violencia. Yo lo digo con una frase: a más violencia, menos independencia. Nunca la violencia llevará a la independencia, sólo llevará a la represión y a la tortura. En cambio, sin violencia la independencia en el País Vasco es posible, incluso en este Estado español. En estos momentos, la izquierda abertzale se está consolidando en las instituciones y lo que quiere es ganar las elecciones para avanzar hacia la independencia. Pero en ningún momento han dicho que tengan prisa. [Sabe que] La secesión de España es un proceso muy largo.
El libro cuenta que cuando todavía es militante de ETA, Otegi ya se cuestiona la validez de la violencia como vía para alcanzar objetivos políticos y empieza la transformación del “soldado” al “político”. Pero pasa más de una década hasta que llega el Pacto de Lizarra, un intento serio para alcanzar la paz. ¿Por qué se tarda tanto?

¿Sabe lo que cuesta que un transatlántico gire? La paz vasca es la suma de diversas paces. La paz actual, que es la consolidada, es la suma de la tregua de Argel del 1989, de la tregua indefinida de Lizarra de 1998 y del alto al fuego permanente del 2004. El cese de la violencia sólo se puede interpretar en clave de proceso y no en clave de un día.
Destaca especialmente el mitin del velódromo de Anoeta de 14 de noviembre de 2004, en el que Otegi proclama que la solución del conflicto vasco sólo puede llegar por la vía política. ¿Hasta ahora es el momento culminante de su trayectoria?

El mitín de Anoeta es un punto estratégico de este proceso en el cual Arnaldo Otegi como persona arriesga todo su capital político, en tanto que no habla como izquierda abertzale sino como él mismo y asume la responsabilidad. Es una inflexión importante. Arriesga porque sus posiciones en aquel momento van más lejos de las que tiene una parte de la izquierda abertzale. Al presentarlo en público hace de locomotora y arrastra a varios vagones. Es un momento muy importante, pero hay una suma de momentos en la vida de Arnaldo que configuran el personaje y que intento contar. La paz de Lizarra es muy importante, también cuando ganan las elecciones en Guipúzcua, cuando es diputado y hace sus intervenciones parlamentarias. Y también el proceso Bateragune, que lo lleva a la cárcel. Otegi es en estos momentos el Nelson Mandela europeo, un hombre que en plena democracia tiene que estar en la cárcel por luchar por sus ideas.
¿Sin su pasado de lucha armada, como antiguo militante de ETA, no hubiera tenido la legitimidad para arrastrar hacia el fin del conflicto a los sectores más duros, tanto de la izquierda abertzale como de la propia banda, que veían con recelo la apuesta por la vía política?

El que ha estado en la clandestinidad y la lucha armada, cuando el argumento de un político no le gusta, le reprocha la diferencia de dificultad de vida del político y del militar. En este caso, a Otegi esto no se lo podían reprochar. Había vivido en la clandestinidad, había sido militante de ETA y había ido a la cárcel condenado por un secuestro. Nunca por un delito de sangre. Ante el sector militar, que haya pasado por esto le da una cierta autoridad moral. Pero, a la vez, por parte de la gente que ve el debate desde la distancia o desde la maquinaria mediática española, esto es negativo porque le dicen que éste es de ETA y, por lo tanto, un terrorista. Mi libro presenta un Arnaldo Otegi muy distinto a los que lo ven así. No es un terrorista, sino todo lo contrario. Es el hombre que ha contribuido de una manera más importante a poner fin a la violencia.
En cualquier proceso de paz hay conversaciones previas entre personas de distintos bandos y en el libro se narran los vínculos que él tiene con dirigentes del PNV o del PSE. ¿Es una persona con facilidad para establecer puentes?

Sí. Es un buen comunicador, una persona que sabe expresar lo que piensa y que sabe escuchar lo que piensan los otros. Es un hombre de diálogo y por esto fue importante, por ejemplo, que en una de sus estancias en Barcelona hablara con otra persona de diálogo como fue Ernest Lluch [exministro de Sanidad asesinado por ETA hace 15 años]. Es alguien con energía suficiente no para ser un arquitecto, sino un ingeniero de puentes de diálogo. Su personalidad, como político, filósofo, comunicador, supera su propio ámbito. No es sólo el líder del independentismo vasco de izquierdas, sino que, precisamente por su capacidad de diálogo y de establecer puentes, es el gran líder de todo el nacionalismo vasco. Y cuando salga de la cárcel lo podrá manifestar abiertamente, aunque este inhabilitado hasta el año 2022.
¿Ve factible que se pueda presentar como candidato a las próximas elecciones vascas?

Es muy complicado porque está inhabilitado y además el PP ha insistido jurídicamente para que se mantenga. El problema que tiene España es que si Otegi se presenta puede ser lehendakari, e intentaran que no se presente. Como he dicho antes, lo que no pueden ganar en las urnas, lo llevan a los tribunales. Pero yo confío en que si el PP no gana las elecciones difícilmente un Gobierno liderado por el PSOE no podrá o no le interesará aguantar mucho tiempo la inhabilitación de Otegi. Porque la izquierda abertzale y los socialistas vascos han tenido muchos lazos en común y la idea de hacer un pacto de izquierdas la han acariciado en distintas ocasiones.
Un personaje clave en estos vínculos con otras fuerzas fue el antiguo presidente del PSE Jesús Egiguren, uno de los máximos exponentes del sector vasquista del partido. ¿Qué le sugiere que haya quedado relegado en la formación?

Todos los partidos actúan de una manera cuando están en el poder y de otra en la oposición. Ahora al PSOE lo que interesa es coger votos del PP para ser la primera fuerza. Y no conseguirá la Presidencia por la izquierda, porque está Podemos, sino que lo hará si consigue votos del centroderecha. Por lo tanto, cuando está en la oposición se manifiesta más de derechas de lo que es para captar este electorado. Una vez en el poder cambiará porque tendrá el flanco izquierda presionando o quizás apoyando un pacto de legislatura.
¿Otegi hace una reflexión sobre los propios errores y el daño causado por ETA?

Esto es muy importante. La izquierda abertzale no condenaba los actos de ETA, pero no porque no pensara que algunos de ellos eran actos condenables, sino porque consideraba que para llegar a la paz condenar a ETA no eran tan positivo como esperar a que acabara la violencia para que no hubiera necesidad de condenarla. Una vez llega la paz consolidada, Otegi piensa mucho en el daño causado. Son muy conscientes que la violencia de ETA ha hecho mucho daño, ha segado vidas, ha obligado a vivir con escolta a mucha gente, ha hecho vivir con miedo o ha extorsionado a empresarios. Es consciente de que se tiene que reconocer el daño causado y en los últimos años se ha avanzado y estamos asistiendo cada vez a más encuentros entre víctimas de ETA y víctimas de la violencia de los aparatos del Estado.




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