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viernes, 11 de diciembre de 2020

Vascófoba de la Semana | Raquel González

Ni en las festividades del Solsticio de Invierno descansan los nacionalistas españoles en su obsesión por atacar al euskera, la lengua que define al pueblo vasco.

Desde El País, uno de los medios de comunicación favoritos del régimen del '78, traemos a ustedes pormenores de la agresión emprendida por la pepera Raquel González, la ganadora del vergonzoso galardón por haber inclusive llegado al absurdo de involucrar niños.

Lean:


El ‘Papá Noel’ vasco recrimina a los niños que le manden las cartas en castellano

Olentzero envía una misiva a los 4.000 de Leioa (Bizkaia) con un tirón de orejas por no redactarlas en euskera

Pedro Gorospe

Olentzero, el carbonero mítico que en el País Vasco se encarga de repartir los regalos a los niños, seguramente en coordinación con los Reyes Magos y Papá Noel, no entiende bien el castellano. Al menos el de Leioa, una localidad vizcaína junto a Bilbao. Así se lo ha hecho saber por carta a 4.000 niños de la localidad a los que les ha pedido que redacten las misivas navideñas con sus regalos favoritos en euskera.

Le ha pasado lo mismo a Mari Domingi, otro personaje fantástico de la mitología vasca, en este caso una pastora que representa la feminidad, la llegada del invierno y el nacimiento del nuevo año, y que también suscribe la misiva crítica. Como a Olentzero, el castellano se le atraganta, y en la carta recrimina "con un tirón de orejas" a los pequeños que le han escrito en castellano porque dice que "no sabemos castellano y hemos de hacer un esfuerzo terrible para entender. Algunas veces no lo conseguimos y nos quedamos sin poder leerlas y sin enterarnos de vuestros deseos".

Los niños de Leioa, la localidad en cuyo monte se sitúa precisamente la Universidad del País Vasco, están desolados. No porque Olentzero y Mari Domingi sean posiblemente los dos únicos vecinos de la Comunidad Autónoma Vasca que no entienden el castellano, sino por las consecuencias terribles que esto puede tener para sus propios intereses. A ver si por un problema de traducción, en vez de sus juguetes preferidos van a recibir cualquier otra cosa. En fin, el peor escenario de los posibles para la infancia.

Los adultos han analizado la carta desde otro punto de vista. Para el Partido Popular se trata de una iniciativa desacertada, hasta el punto de que la presidenta del PP de Bizkaia, Raquel González ha denunciado el contenido de la misiva. Cree inconcebible que los nacionalistas (el Ayuntamiento de Leioa está regido por el PNV en coalición con el PSE-EE) sea capaz de jugar con la ilusión de los niños en "su empeño por imponer el euskera". "Es un claro ejemplo del sectarismo del PNV. Si no hablas euskera, el Olentzero te ignora. No tienen alma", ha señalado Gonzalez.

Carlos Iturgaiz, el presidente del PP vasco, se ha sumado a las críticas y por elevación ha unido euskera y pandemia. "El PNV no quiere colas de vacunación sino colas de euskaldunización. Y para remate el sectario nacionalismo utiliza, adoctrina y obliga a los niños a escribir al Olentzero solo en euskera", ha criticado Iturgaiz.

 




El Ayuntamiento ha salido al paso y cuestiona que se esté politizando el tema. El alcalde de la localidad, Iban Rodríguez, explica que quizás la carta de Olentzero y Mari Domingi se podía haber redactado de otra manera, pero explica que, en cualquier caso, no se ha hecho con mala intención. "No hay ninguna maldad", ha salido al paso. Rodríguez lamenta que se haya sacado todo de contexto. "Al no haber cabalgata, ni encuentros personales, buscamos una alternativa para que niños, Olentzero y Mari Domingi se reencuentren. Es un gesto bonito en el que podrán hablar en euskera, castellano o combinando ambas lenguas", ha explicado.

En Leioa, más de un menor va a pasar en vela unas cuantas noches hasta que por fin el próximo día 24 lleguen el carbonero y la pastora, y comprueben, salvo contadas excepciones, que los problemas con las diferentes lenguas nunca han sido un obstáculo para los regalos lleguen puntuales a sus manos.

 

 

Y bueno, no se queda atrás Pedro Gorospe en su odio al euskera, el signante del artículo.

 

 

 

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