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lunes, 21 de diciembre de 2020

Entrevista a Iñaki García

Ha llegado el Solsticio de Invierno de un año muy complicado, un 2020 que ha puesto a prueba el tejido social como hacía mucho tiempo no sucedía.

Es por eso que hay que intentar todo lo posible por las tradiciones que los pueblos han ido creando a lo largo de siglos precisamente con el objetivo de fortalecer los vínculos sociales.

Tal es el caso de Olentzero, esa tradición de la cual nos habla esta entrevista dada a conocer en Deia:


"Olentzero procede de de una muy antigua tradición de Lesaka"

Iñaki García Uribe | Investigador y miembro de Aranzadi | Desde Lesaka se extendió a todos los puntos de Euskal Herria. Según los estudios, ese parece ser el origen del mito y la figura del querido y popular Olentzero

Susana Martín / fotografía: Jabier Aspuru

Olentzero, el popular y querido carbonero que cada Navidad baja de su morada en las montañas para recorrer los pueblos de Euskal Herria y repartir ilusión y alegría, no podrá realizar este año las habituales y concurridas kalejiras de la tarde del 24 de diciembre. Muy a su pesar, la actual situación sanitaria lo impide y lo prioritario es, en estos momentos, la salud y la seguridad. Eso sí, volverá a visitar todas y cada una de las casas de los txikis para dejar sus merecidos y anhelados regalos. Pero, ¿de dónde procede esta figura? ¿Cuál es su origen y el de la tradición que ha llegado hasta nuestros días? Tras años consultando fuentes y documentos, el investigador ugaotarra Iñaki García Uribe tiene respuestas para estas y otras preguntas.

¿Cuánto tiempo lleva indagando en el origen de este personaje navideño tan popular hoy en día?

—A través de mi interés por la antropología, fue hace ya 25 años cuando empezó mi curiosidad por esta figura y comencé a recabar información contactando con diferentes fuentes. Y desde ese 1995, he hecho decenas de programas de radio en diferentes emisoras y también, más cercanos en el tiempo, algunos programas de televisión hablando de este tema.

En ese intenso proceso de consulta, investigación y contraste de datos, ¿quiénes han sido sus principales referentes?

—He bebido de estudiosos importantes y de renombre. Entre todos ellos, se encuentran Antxon Aguirre Sorondo, reputado antropólogo guipuzcoano ya fallecido y que dedicó gran parte de su vida a leer y a escribir llegando a publicar 283 libros, el euskaltzale Bittor Kapanaga, Manu Etxebarria, doctor en Filología Vasca y miembro del grupo Etniker-Bizkaia de Etnografía, y, por supuesto, de los propios textos y trabajos del sacerdote, antropólogo, etnólogo y arqueólogo José Miguel de Barandiaran.

Pero seguro que hubo un desencadenante que le impulsó a empezar a tirar del hilo, ¿cuál fue?

—Como digo, fue en 1995. Yo trabajaba en una importante imprenta y publiqué el libro Olentzaro Sua Hilda, de la editorial Olentzaro S.L. Para mí, es el primer cuento con fundamento y el proceso de preparación de ese trabajo me hizo conocer en primera persona a Bittor Kapanaga, fallecido en julio de 2011 en su Otxandio natal. Fue quien interpretó a esta figura y mito en los años 80 del siglo pasado y el que me guió en los primeros pasos a dar.

Y según sus investigaciones, ¿dónde nace el mito y la leyenda de Olentzero?

—La fuente documental que yo considero más relevante es el libro La tradición de Olentzero en la Navidad en Lesaka y en Euskal Herria, coordinado por Emilio Xabier Dueñas y publicado en 2006. Pertenece a la colección Lankidetzan de Eusko Ikaskuntza y recoge las conclusiones extraídas en un simposio de dos días. Y en concreto, sabemos que la tradición de sacar el muñeco nace en una vereda entre Bera y Lesaka, y, desde ahí, se exporta a toda Euskal Herria.

En uno de los capítulos de esa publicación participa uno de sus referentes, Antxon Aguirre Sorondo.

—Así es. Ya en 2004 hizo un exhaustivo estudio de ámbito universal sobre personajes de Navidad. Y de la figura de nuestro Olentzero, u Olentzaro como más me gusta a mí denominarle, dice que se trata de un personaje simbólico que anuncia el solsticio de invierno, es decir, el fin de un ciclo y el inicio de otro. En la caracterización de ritual, Antxon me cuenta que detecta tres elementos importantes: la postulación por las calles para después injerir los alimentos recogidos; el fuego (del tronco o la leña) que se consume; y la ceremonia de protección.

Parece que esa teoría es compartida también por José Miguel de Barandiaran.

—En su tesis de comienzos del siglo XX, Barandiaran explica que la zona geográfica de origen del mito de Olentzero es Elduaien, Oiartzun, Lesaka, Pasaia, Andoain... Y una cita interesante del primer antropólogo y etnógrafo vasco dice así: Las prácticas relativas a Olentzaro (época, personaje, tronco de nochebuena y fogata) reproducen las formas, un tanto cristianizadas, de varios ritos y ceremonias simbólicas o mágicas muy usuales en las religiones indoeuropeas.

Hay, por tanto, estudios e hipótesis sobre cuál puede ser el escenario de origen del mito, pero ¿se puede precisar una fecha?

—La verdad es que no. Sabemos que desde el siglo XVI el día de Nochebuena, niños y adolescentes salían en postulación por calles y caseríos. Era también la única jornada del año que dejaban postular a los pobres de solemnidad. Lo que se entregaba no era dinero, era género, es decir, productos alimenticios.

Y, sobre el nombre del personaje, Olentzero, ¿qué nos puede decir?

—La primera cita de esa denominación aparece hace 400 años. Fue de Lope Martínez de Isasti, un presbítero, estudioso y escritor de Lezo, Gipuzkoa, y etimológicamente procedería de onen-zaro, es decir, época de lo bueno. Esta hipótesis la defendió también, ya en el siglo XX, el sacerdote, músico y escritor Resurrección María de Azkue en el libro Euskalerriaren Yakintza. El reputado antropólogo, historiador y lingüista navarro, Julio Caro Baroja lo asocia con el término francés oleries, que se refiere a un conjunto de canciones navideñas que empiezan por la letra O. José Miguel de Barandiarán, sin embargo, dice que viene de aro (época)y es quien adopta como correcto el término Olentzaro. Y Bittor Kapanaga, por su parte, defiende que el término etimológico más probable es oles-aro, que significa época de llamada a fiestas de trovar.

En este aspecto, parece que no hay mucho consenso.

—La verdad es que hay muchas variantes de denominación: Olentzaro, Orantzaro, Oruntzago, Onentzaro, Orontzaro... Todo depende del pueblo o la zona de Euskal Herria donde se le cita y su forma de hablar. Así que, es comprensible que, en este aspecto, no haya una versión unánime entre lingüistas y estudiosos.





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