La memoria vasca, esa que hoy ha sido forzada a registrar una nueva agresión en contra de un pueblo indómito que por el solo hecho de ser y existir pone en jaque a uno de los nacionalismos más letales en la historia de Europa: el nacionalismo español, ese que se forjó a contrapelo del Renacimiento y de la Ilustración.
La memoria vasca, misma que tiene un edificio al cual llamar tabernáculo, ubicado en Bilbo.
Aquí les compartimos este artículo publicado por Deia:
Archivo Histórico de Euskadi, la casa cuna de la memoria vasca
Tiene una fachada con piel de cristal con la historia tatuada y un jardín secreto. El Archivo Histórico de Euskadi guarda otros secretos tales como seis siglos de la historia de un marqués, memoria de la Guerra Civil o un testamento de 1279.
Jon MujikaEra el moderno Bilbao de los años treinta, el de los cafés y las tabernas; el de un Athletic sobresaliente que ganaba títulos por costumbre y el de Unamuno y su sentido trágico de la vida; el Bilbao floreciente que crecía a velocidades supersónicas en las fábricas, en los astilleros, en los bancos floridos donde dicen que pastaba el dinero. Fue en aquel Bilbao de los años treinta del pasado siglo, digo, cuando se construyó el edificio Vesga, en la calle María Díaz de Haro. Se levantó en un estilo clasicista con toques art decó en la fachada y en sus dos primeras plantas. El edificio tuvo su vida y antes de entrar en su interior de hoy puede decirse, en la radiofrecuencia de la Memoria Corta, que albergó las dependencias de tráfico de la Ertzaintza en Bilbao, además de diversos usos industriales. El paso vertiginoso del tiempo ha borrado, como un viento de tempestad, otras utilidades.
Bastará con que levanten unos centímetros la vista para comprobar que ese mismo huracán se llevó el diseño clásico con el que se levantó el viejo edificio. Ha vivido una profunda remodelación, tras la cual se amplió la superficie existente anteriormente, 4.550m2, llegando hasta los actuales 7.000m2, a través de la construcción de dos nuevas plantas y la división en dos de la entreplanta, todo ello elaborado por el estudio de arquitectura ACXT para darle cuerpo a lo que hoy es el Archivo Histórico de Euskadi.
En él se albergan trazos de la memoria histórica de Euskadi, tesoros de papel, digitalizados, archivados y a buen recaudo en una sola sede. Un cofre de los tesoros y de los recuerdos de mayúsculas magnitudes. No en vano, el edificio guarda 20 kilómetros lineales de cajas con documentos: correspondencia epistolar entre miembros del primer Gobierno vasco en el exilio, documentos públicos de la Guerra Civil que configuran una crónica de un corresponsal de guerra del pasado; informes de todo tipo mediante cuyo rastreo se puede evocar la historia del país y también documentos de particulares, muestrarios de los modos de vida de la sociedad vasca a través de los tiempos. Una máquina del tiempo, si se quiere echar a volar la imaginación.
Cuentan las crónicas contemporáneas que a día de hoy el documento original más antiguo guardado en la sede de Bilbao es una herencia de una familia guipuzcoana fechada de 1279. La familia que lo guardaba en un desván decidió ponerlo al alcance de todos. Con este largo relato del devenir de la sociedad vasca, podrán consultar el pasado para comprender el presente y escribir el futuro.
Está registrado de manera oficial que el 23 de enero de 2014 se inauguró el Archivo Histórico de Euskadi – Euskadiko Artxibo Historikoa (AHE-EAH), dicho sea su nombre con todas las letras. Este archivo se ha convertido en la cabecera del Sistema Nacional de Archivos de Euskadi. Por usar ahora el lenguaje técnico se puede añadir que el AHE-EAH cuenta con una biblioteca especializada en archivística y ciencias auxiliares de la misma (paleografía, diplomática, historia de las instituciones), abierta a cualquier ciudadano. Además esta biblioteca ofrece el servicio de préstamo interbibliotecario a los archivos incluidos en el Sistema Nacional de Archivos de Euskadi y a las bibliotecas incluidas en la Red de Bibliotecas de Euskadi. Es el eje de un trabajo ingente de investigación y el espejo al que puede la curiosidad.
El edificio destaca entre otros del Ensanche por su fachada, de vidrio, a modo papiroflexia que recrea una lámina de papel doblado y que rompe la linealidad de las fachadas de la calle. La transparencia de la fachada nos permite conocer el funcionamiento interior y la estructura del edificio. El cristal de la fachada está serigrafiado con textos del propio Archivo, con el objetivo de mostrar el edificio como un lugar abierto a la ciudadanía. En el interior del Archivo el visitante encontrará juegos de dobles alturas y diagonales visuales que enriquecen los espacios interiores. El edificio se construye en una parcela de 20 metros de ancho por 70 de largo. En plantas sótano, ocupa toda la parcela; en superficie, solamente los primeros 25 metros, respetando la normativa urbanística. El edificio ordena el programa por plantas teniendo en mente el grado de control que necesitan los distintos usos del Archivo. Planta baja, primera y sótano son parcialmente accesibles al público. Desde el vestíbulo podemos acceder al patio interior de manzana, un espacio multifuncional verde. Todo un jardín secreto al que se accede desde el vestíbulo de planta baja, un espacio concebido para acoger distintos usos como exposiciones al aire libre, zona de lectura o proyecciones..
Sigamos con el paseo por ver si se despierta su curiosidad. En la planta segunda encontramos la sala de lectura y consulta de documentación, y a ella se accede mediante una acreditación. El resto de plantas, totalmente privadas, albergan las zonas administrativas, laboratorios y en los sótanos los depósitos de documentos y aparcamiento. El AHE es un centro cultural abierto al servicio de la ciudadanía. Surge como el depósito de documentación de valor histórico del sector público vasco, pero está diseñado para convertir el uso de la misma en una actividad estimulante, creativa y de interés social. Su objetivo es sensibilizar a la ciudadanía en el aprecio por el patrimonio documental del País Vasco y promover, por todos los medios, su uso para fines de ocio, investigación y desarrollo cultural.
El Archivo Histórico de Euskadi es uno de los custodios de las huellas de la Historia de los vascos. Guarda el Archivo del Gobierno de Euskadi (1936 en adelante). Hay en su corazón fondos de archivo de Eusko Ikaskuntza o de Gesto por la paz, una colección de Fondos de la diáspora; el archivo del Marqués de Valde-Espina, con casi seis siglos de historia a sus espaldas, archivos de empresas como Sigma y Valca y archivos personales del Lehendakari Leizaola, Santiago Aznar, Iñaki Anasagasti, Manu Leguineche o José Miguel Barandiarán, así como una colección fotográfica de la familia real española de 1900 a 1950; 156 fotografías de la Guerra Civil cedidas por César Estornes e ingentes archivos fotográficos de Isidoro Gallo, Germán Elorza, Javier Fernández o Juantxu Rodríguez, entre otros. Conserva, además, fondos de archivo de organizaciones y agentes sociales, de empresas y familias.
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