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martes, 17 de febrero de 2015

Tesoro del Euskera Labortano

Les compartimos esta excelente noticia cortesía del diario Deia:



Hallado el primer libro escrito en euskera labortano clásico

Es una doctrina publicada en 1617, escrita por Esteve Materra, que aprendió euskera en un año

Iñaki Mendizabal Elordi

Un golpe de suerte ha llevado a un grupo de jóvenes lingüistas y filólogos vascos hasta un raro tesoro que hasta el momento se mantenía oculto: el primer libro en euskera labortano clásico, Doctrina Christiana, escrito por el franciscano gascón Esteve Materra, en 1617. Los jóvenes de Aziti Bihia, asociación creada hace dos años por investigadores que preparan su tesis doctoral en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), dieron con el ejemplar esquivo en la Biblioteca Real de Dinamarca, situada en Copenhague.

“Nuestra intención primera era ofrecer una edición crítica del ejemplar que se conserva en Oxford, el de 1623, y mientras estábamos trabajando con él apareció en Internet una referencia indirecta en la Biblioteca de Dinamarca, Materra 1617. Tirando de ese hilo descubrimos un libro que estaba catalogado pero que no estaba en uso. Cuando lo pedimos, nos mandaron un facsímil y era el ejemplar de 1617 que llevaba siglos desaparecido. Fue una sorpresa bonita”, relata Ekaitz Santazilla, miembro de Aziti Bihia. El nombre de la asociación hace honor a un refrán utilizado por Oihenart, historiador y crítico literario suletino, y que viene a ser algo así como “de tal palo tal astilla”.

Santazilla insiste en el valor del descubrimiento, porque “es un libro que nadie ha visto en los últimos siglos, nadie lo ha mencionado siquiera. Todos los que habían hablado del libro se habían basado en la segunda edición. Sabíamos que existió porque se mencionaba en algún catálogo, pero nadie lo había visto”.

Sin duda, la pieza encontrada es importante. Doctrina Christiana dio comienzo al euskera llamado labortano clásico, el dialecto literario usado en las obras clásicas más importantes en lengua vasca -como Gero, de Pedro Axular- y que en el siglo pasado sirvió como modelo para la configuración del euskera unificado o batua.

Además, se trata de una de las primeras obras impresas en euskera, precedida solo por Linguae Vasconum Primitiae, de Etxepare (1545); Testamentu Berria, Kalendrera y ABC, de Leizarraga (1571); la colección Refranes y Sentencias (1596), la doctrina bilingüe del alavés Betolaza (1596) y la doctrina de Sancho de Elso, ya perdida.

Comparar ediciones 

Doctrina Christiana tuvo una gran acogida y fue reeditada en cinco ocasiones en décadas posteriores, con profundas modificaciones.

Aunque se sabía por referencias indirectas que la primera edición databa de 1617, en Burdeos, su forma y contenido eran completamente desconocidos hasta ahora. “Tenemos que comparar todas las ediciones, las cinco, para saber cómo ha cambiado nuestro idioma. Materra solo escribió las primeras dos ediciones -aclara el filólogo-, el resto son adaptaciones ampliadas y modificadas. Hay cambios notables, incluso, de la primera a la segunda edición. La primera doctrina, la de 1617, está escrita para niños y estructurada en preguntas y respuestas, de forma muy simple. Sin embargo, en la segunda edición se añade un tercer capítulo, dedicado a los marineros. Además, esta segunda edición es mucho más amplia. Y, como es normal, Materra cambia de tono”.

El equipo de Aziti Bihia se encuentra ahora inmerso en la fase comparativa, y analizan con cuidado cada palabra, cada frase y cada estructura, comparándolas con las usadas por autores de la misma época. Buscan patrones para poder establecer algunas certezas.

Materra 

El libro lo escribió el franciscano Esteve Materra, que fue enviado desde Gascuña a Lapurdi “para poner orden en los temas católicos, en plena Contrarreforma y al calor de la Inquisición”, apunta Santazilla, a quien le intriga el poco tiempo que necesitó el clérigo para aprender el idioma: “Pasó pocos años en Euskal Herria y aún así aprendió euskera en doce meses, algo inaudito. Además, el libro está escrito en un euskera labortano perfecto, y eso nos hace sospechar: puede que recibiera la ayuda de alguien, pero de momento no es más que una hipótesis”, añade el filólogo.

Una hipótesis que tiene ciertos fundamentos, porque en el prólogo del libro, donde se recogen los permisos recibidos para la publicación de la doctrina, aparece, entre otros, el nombre de Axular, autor de Gero. “Él dice que le ayudó la inspiración divina, pero no es descabellado pensar que pudo ayudarle alguien más. Pero eso hay que probarlo, de momento no hay nada” avanza el investigador.





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